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¡Cosas Veredes, Chonito!

07/06/07

Anecdotario

Persisten los eternos continuadores
 de una agotada escuela mexicanista

Por MARIO A. CAMPA *

¿Y dicen que México no cuenta en el mundo del arte?

   En cierta ocasión Picasso al hacer una especie de juicio sobre el estado del arte contemporáneo se refirió al  mexicano José Luis Cuevas. Es sabido que Picasso a lo largo de toda su vida no había dado nunca opiniones acerca de otros pintores. Aquella ocasión lo hizo y dijo del pintor mexicano que era una de las verdaderas esperanzas del arte contemporáneo.

Según anecdotario, José Luis Cuevas, en los comienzos de su carrera, exponía por primera vez en París, en la Galería Edouard Loeb. Resulta que Picasso en esa misma época estaba exponiendo una serie de dibujos en una galería relativamente vecina a la de Loeb, de manera que Picasso llegó a la exposición de José Luis Cuevas y le gustó la obra del joven pintor mexicano. Se acercó a Edouard Loeb y Phillip A. Bruno, que eran sus representantes en Nueva York en ese tiempo, y les dijo que le interesaba adquirir dos de las obras del pintor mexicano.

Cuevas no había podido ir en esa ocasión a París, porque no tenía dinero para el pasaje y lo ocurrido se lo contó con alegría su representante Bruno en una carta que terminaba diciendo:

“…Como debes comprender, los dibujos no pudimos vendérselos a Picasso, sino que se los obsequiamos; y tú, imagino, estarás de acuerdo con este gesto”.

José Luis Cuevas le contestó a Bruno de inmediato:

“No veo por qué han hecho ustedes eso de obsequiar dos dibujos míos a Picasso; en todo caso, se los hubieran cambiado por dos de sus obras”…

¡Cosas veredes, Chonito!

Comentarios y sugerencias en:

SABIDURIA DE CONFUCIO

Confucio dijo: no puedo encontrar imperfección alguna en Yu [anciano y sabio rey] comía frugualmente y oficia su respeto a las almas y a los espíritus.
Vestía harapos, pero adornaba su indumentaria ceremonial. Vivía en una morada humilde, pero empleaba su fuerza en los canales de irrigación. No puedo encontrar imperfección alguna en Yu.

 
GUTENBERG XXI

15/04/06

Por J. Antonio Aspiros V.

* Libros y arqueología
* El robo de obras de arte
* Los mayas, un tema inacabado



Concédasele esta vez, al redactor, la aquiescencia de mencionar dos libros de su autoría, ya que se cumplen 20 años de su publicación, y además los temas se mantienen presentes a juzgar por las informaciones que reportan desde el extranjero las agencias de noticias, y en México el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las dos obras, modestas en el contexto de la producción global, abordaron temas relacionados con la arqueología y tuvieron un éxito relativo si tomamos en cuenta que, en la actualidad, los tirajes de libros son de 500 o mil ejemplares, los deben financiar sus propios autores (y hasta vender de mano en mano) cuando son nada o medianamente conocidos, y sólo los monstruos sagrados tienen las puertas abiertas incondicionalmente en la industria editorial.
Antes no era así, aunque tampoco resultaba fácil encontrar un editor que aceptara, sin la mediación de un agente literario, publicar a nuevas plumas. Las empresas siempre han tenido gente encargada de leer originales y de aceptarlos o rechazarlos, y muchas veces cometieron errores graves al haberle cerrado la puerta a escritores que en otra editorial llegaron a ser famosos y muy vendidos.
Pero la suerte estuvo de este lado hace dos décadas cuando, gracias a las gestiones del representante don Justo Molachino, vieron la luz Los dioses secuestrados (edición privada de la Sedena, julio de 1987) y El gran reportaje de los mayas (Editorial Posada, 1ª edición, septiembre de 1987; 2ª, agosto de 1988 y 3ª, 1990). En total, seis mil ejemplares -agotados- de cada título, el pago de las regalías correspondientes, y en el segundo caso una dotación generosa de ejemplares para los compromisos del autor. La Sedena negó este derecho, y también la opción de comprarle algunos tomos.
Los dioses secuestrados fue una historia del latrocinio arqueológico en México, desde que fue sacado del país el llamado penacho de Moctezuma, hasta el robo al Museo Nacional de Antropología en la navidad de 1985.
El robo de tesoros prehispánicos forma parte de un fenómeno mundial provocado principalmente por el tráfico ilícito de obras de arte, ya sean pinturas, esculturas, objetos religiosos y hasta frisos y artículos de valor histórico. Los primeros bandidos deben haber sido los egipcios que comenzaron a pillar las tumbas de sus faraones, luego los conquistadores de pueblos y territorios por la vía militar, y ahora mucho tienen que ver en el sucio negocio algunas galerías de gran fama que hasta elaboran catálogos con ese tipo de objetos. Importantes museos guardan bienes robados a otros pueblos y generalmente rechazan devolveros. Mucho escribimos sobre ello en el último cuarto del siglo pasado.
Recientemente se celebró en México el foro internacional ‘Estudio de Casos en la Protección del Patrimonio Cultural’, auspiciado por la Organización de Estados Americanos (OEA), donde Mario Pérez Campa, representante del director general del INAH, Alfonso de Maria y Campos, manifestó que el problema del trafico ilícito de bienes culturales “no es más que el eslabón final de una cadena terrible que nos priva de grandes fragmentos de historia”.
En un boletín sin fecha, el propio INAH informó sobre las conclusiones de este foro, imposibles de resumir en este espacio pero que, siendo todas ellas importantes, se limitan a hacer recomendaciones a los gobiernos y a pedir a la OEA que les de seguimiento.
El tema es tan vasto y de una importancia tan diversificada, que ameritaría retomarlo en nuevas publicaciones -como lo ha hecho la Revista Mexicana de Arqueología- para actualizar los esfuerzos de autores como Ramón Valdiosera (Contrabando arqueológico, Universo, 1985), Karl E. Meyer (El saqueo del pasado, FCE, 1973) y, por qué no, el de Los dioses secuestrados.
Por su parte, El gran reportaje de los mayas fue inspirado por la idea de recopilar en un solo volumen la información más reciente entonces sobre esa importante civilización prehispánica. En los años 80 del siglo pasado fue descubierta mediante fotografía aérea una red de canales mayas en América Central, y la información sirvió como detonador de la posterior investigación de otros aspectos de interés periodístico sobre aquella cultura.
Pero en los 20 años subsecuentes los hallazgos y nuevos conocimientos sobre la época maya han sido tan abundantes e importantes, y su divulgación tan dispersa, que también se antoja necesaria una nueva recopilación.
Existen libros clásicos de autores célebres acerca de las primeras investigaciones (y hurtos) en los siglos XIX y XX, y sin embargo subsiste la necesidad de nuevos títulos que actualicen los conocimientos, porque con la arqueología sucede como con la astronomía: que Plutón ya no es un planeta del Sistema Solar, pero quisiéramos saber qué dicen los libros de más reciente edición.
Y si el INAH ha publicado obras como las aquí sugeridas, haría falta darles difusión, sacarlas de las bodegas o de las librerías especializadas, y llevarlas a la plaza, acercarlas al lector, porque es innegable que el pueblo no sólo está pendiente de las narcoejecuciones, los debates sobre el aborto, el resultado deportivo o el desenlace de las telenovelas, sino que también le interesa la cultura, y que digan si no, las considerables ventas que, de estas obras, tienen las librerías y registran también las diversas ferias del libro que se organizan en el país.
Aviso: Las columnas Gutenberg XXI y Textos en libertad -que son una extensión de los muchos y fértiles años de colaboraciones para la agencia Notimex y la revista En Todamérica- se reproducen en sitios como latribuna.com.mx, hop-kin.com, taxcobrilla.com, periodistasenlinea.com (MUCEI), periodistasenlinea.org (PNP), alianzatex.com, yancuic.com, arcanorevista.com, texcocohoy.com, teotihuacanhoy.com, reportajesmetropolitanos.com.mx, clubprimeraplana.com y fapermex.com, y en las publicaciones La Tribuna y El Popular (Estado de México), Lázaro al Día (Michoacán), Hop’ Ki’n -Quinto Día- (Campeche) y Tierra Libre (Tabasco). Sin embargo la rentabilidad no ha correspondido a las expectativas fincadas en este esfuerzo, y la actual es una etapa de reflexión sobre la pertinencia de mantener dichas columnas. Seremos los primeros, tal vez los únicos, en lamentar una decisión adversa.


SABIDURIA DE CONFUCIO

Confucio dijo:

Cuando alguien tiene màs sustancia que cultura, es una persona rùstica; quien tiene màs cultura que sustancia es un literato. Sòlo cuando uno posee una sustancia como cultura es una persona ejemplar.

 

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