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Diplomado de Albures Finos

Mario Andrés Campa Landeros

CIUDAD DE MEXICO, 22 de septiembre de 2013.- Concluyó el III Diplomado de Albures Finos,  auspiciado por el Consejo Nacional para la Cultura y la Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes a través de la Galería “José María Velasco” y el Centro de Estudios Tepiteños, impartido por la instructora Lourdes Ruíz Baltazar y el director del CETEPIS, Alfonso Hernández Hernández.

Más de 50 participantes, asistieron a la ceremonia de entrega de diplomas, después de leer, cada uno, sus ensayos correspondientes sobre el tema principal tratado: los albures finos.

Al inicio de la ceremonia final, se informó que el actor Rafael Inclán no asistiría, a pesar de que se había comprometido a hacer la entrega oficial de los documentos que acreditaban a los asistentes al III Diplomado. “Tengo compromisos que cumplir”, fue la disculpa”.

El diplomado cumplió con uno de sus objetivos: hacer reflexionar a los asistentes sobre la picardía mexicana, además de comprobar que Tepito es vitalidad, donde se desarrollan con plenitud y trabajo, las “guapiteñas” y los “tepichulos”.

Dentro de los comentarios expresados por los asistentes al diplomado, destaca uno: “La pobreza no tiene clases sociales. No hay que registrarla en una zona específica. No, la pobreza no está allá afuera (refiriéndose a Tepito). No, la pobreza está en cada uno de nosotros. Está aquí dentro, en nuestro pecho, en nuestra mente, en todo nuestro cuerpo. La pobreza está en Las Lomas, Polanco, La del Valle, en todas partes. La pobreza somos nosotros. Así que no se trata de señalar una zona específica. Aquí nos hemos dado cuenta que la gente es trabajadora…”

Otra de las enseñanzas que ha dejado en la mente de los asistentes al diplomado es que el albur abre puertas y hace amigos. Cuántas personas siempre andan con máscaras y cuando escucha un albur, inmediatamente se la quita y ya no lo para nadie… Los trajeados, las amas de casa, los estudiantes y maestros hacen amigos a través de los albures, lo difícil es empezar…

“En esta época les llaman los ninis… en mi época les llamábamos güevones. Aquí hemos aprendido a llamar las cosas por su nombre”.

Antes de concluir el diplomado, Alfonso Hernández Hernández, Hojalatero Social y Cronista, recordó lo que es el calambur:

“El más famosos de la historia de la Lengua Castellana se atribuye a Quevedo que llamó “coja”, a la coja Reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV e hija de Fernando III de Alemania, sin que se ofendiera. Lo consiguió presentándose ante la reina con una flor en cada mano y el siguiente calambur:

Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.
(Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja).
También se recordó la rima clásica del epigrama en el albur.
Un epigrama de Luis Vega y Monroy, dedicado al secretario de Hacienda, Ramón Beteta…
“Fue a conocido lugar/un fiscal de mucha monta/ a fin de calificar/ lo que se había de pagar/ de impuesto sobre la renta.
Y le dijo una beldad:/ allí en sus datos concentre/ que al fisco, por equidad,/ le daremos la mitad/ de todo lo que nos entre…/”

Un epitafio.

“La hermosa doña Ventura/ descansa aquí boca arriba./ Porque cuando estaba viva/le gustaba esa postura.”
Luis G. Ledezmá dejó escrito:

“Un conocido yesero/ dos cupidillos vació/ ya dos chicas los vendió/ para adornar un ropero./ El papá  negó el dinero/ porque en el recibo dice:/ Pagan las niñas Eunice/ y Guadalupe Mata/ un par de pesos de plata/ por dos niños que les hice…”
Y aquel verso popular :

“Hizo el hacedor divino/ para el andante camino. / El trono para los reyes. /Las hembras para los machos,/ el agua para los bueyes,/ y el néctar de los magueyes/ pa`nosotros los borrachos.”

Y se leyó aquello de…

“A mi como a muchos seres/ de otras regiones remotas./ Me gustan más las mujeres/ que juegan con dos pelotas”.

Cuentan que un médico manejaba la técnica de “auscultar de la periferia al centro, por lo cual, el epigramista Licuiri escribió:
“En el jarocho parlar/ una parábola encuentro;/ las nalgas acariciar/ y luego empujar pa´dentro:/ eso se llama auscultar/ de la periferia al centro”.

Se recordaron también dos de los versos más famosos que desafortunadamente circulan sin ningún título…
Y va el primero.

“Tuve un amigo canijo/ que leyó en un libro viejo/ aquel antiguo consejo/ y lo siguió muy prolijo./ En su propósito fijo/ pensó, como buen pendejo: Seré feliz porque dejo/ un libro, un árbol y un hijo”./ Pero le salió todo mal/ pues por irónico modo/ logró al final de su jornada/ un libro my aburrido/ un árbol seco y torcido/ y un hijo… de la chingada.”

Y el último:

“Aurora tiene un gorrión/ y de él se preocupa tanto, que casi derrama el llanto/ si lo sacan al balcón./ Si lo meten, su aflicción/ es más desconsoladora/ Ycon su pájaro Aurora/ diariamente nos irrita,/ pues si se lo meten gritaq,/ y si se lo sacan llora.”

Finalmente, y haciendo un recuento, el III Diplomado de albures finos se concluye que “albureando se aprende a pensar con picardía y por nosotros mismos, con una fina insolencia cuya libertad mental si no deja leeer el pensamiento de los otros, si permite describir lo que el otro oculta de sí mismo: sus más viles inclinaciones con sus más altos vuelos y vicios por encima de los demás”.

Un albur fino hace reír a todos, incluso a los mismos a los que concierne la burla, y que prefieren no darse por aludidos, compartiendo la risa de todos, no así el furor que carcome la vanidad.

Alburenado, la mujer a la que se cree pecadora, resulta purificada. Y la mujer que se creía virtuosa, se arrepiente de los exabruptos impertinentes, que por la regla de su mojigatería, nunca dejó quitarse los calzones, ni la máscara.

Al final, se tomo la foto del recuerdo de la generación del III Diplomado del Albur Fino 2013.

DIPLOMADO DE ALBURES FINOS

*El albur no tiene sexo; es de personas cultas
* No se enseña, se aprende de oírlo. Sentirlo
*Tenemos a Tepito en el centro...

Por MARIO ANDRES CAMPA LANDEROS

CIUDAD DE MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 11 de septiembre de 2013.- Somos peregrinos en nuestra patria. Seres con máscara como Lourdes Ruiz Baltazar, “La verdolaga enmascarada” y maestra del Diplomado de Albures Finos y una de las siete cabronas del barrio... “Aquí donde un buen artesano de un anillo te hace medallas”.

“Verdolaga”, porque como la hierba me meto donde quiera y “enmascarada, porque soy de una sola cara y me la tapo para evitar contagios... “Los tepiteños somos a toda madre y nunca falta un chico temido que se convierte en delincuente”.

El mexicano es un ser que se encierra y se preserva. Dice Octavio Paz “máscara el rostro y máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación...”

Lourdes Ruiz nos enseña que el albur es un juego de palabras en doble sentido; un ajedréz mental, que si todos lo aplicaran, “no habría tantos pendejos para las matemáticas y las ciencias”. Y sentencia. “Los que objetan el albur, son objetes”.

Durante el Seminario de Albures Finos aprendemos que el albur no se enseña, se aprende de oirlo, sentirlo y padecerlo. No se explica, fluye como el río y el propio entorno amplía la picardía.

El albur es personal y tiene su propia cultura, su ritmo, su velocidad. Entre más ràpido es el retrueque es más efectivo. Es un juego en donde se gana o se pierde con gusto y se reconoce. “Me la metiste pero te la cagué”. Es ingenio que surge en forma natural sin escrip.

El albur no tiene sexo definido; es femenino, masculino y hasta neutro. Cada uno es su dueño. Además es creatividad, cultura. Es manejo efectivo de palabras y dominio limitado de los verbos: meter, sacar, mamar y chingar.

El albur es vivir tu propio tiempo, tu entorno y tu aventura. Es jugar con la vida y reir sin morir en ese juego de palabras en esa muerte ficticia, donde nadie es sepultado. “Oye chico, dame la hora”.

Lourdes estudia mucho para enseñar... “De esa forma refresco mi memoria y puedo refrescárselas a todos”.

El albur es el sismógrafo de la experiencia sexual, es una forma de demostrar que eres una persona inocente, bruto o muy pendejo. El alburero o es admirado o es calificado de corriente, grosero o un lépero de barriada. Pero el albur tiene su clase social. La más creíble es el de los barrios, sea el que sea. Por su parte, el albureado es el tonto, el lento, el bruto... El buen albur es la gloria, el símbolo real de la victoria. Es el trofeo de la palabra.

Y retomamos las palabras de Octavio Paz: “el mexicano tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rosar con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad”.

Cuando oye cola, rápidamente grita: “a travieso no me ganan”.

El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos defendemos del exterior. El ideal de la hombría consiste en no rajarse nunca.

“Todo lo que entra sale... y si no sale, se empuja”. Porque a “mayores complejos menos reflejos”.

Lourdes Ruiz es campeona de albures. Ni Brozo ni Rafel Inclán aceptaron el reto de un enfrentamiento verbal. “Yo estudié en la Universidad de la Chingada que es la vida”. Tenemos que retomar al albur, retenerlo y aplicarlo. El albur fino es de personas cultas. El albur provoca risa, con él jamás hay tristeza. Con el albur se vive sano y cura el cáncer, porque el cáncer es de personas tristes, amargadas y rencorosas. Y ademas, persona que no ríe, muere. El albur es un acto de libertad y rebeldía.

Y surge la pregunta: ¿La mujer realmente que quiere realmente, aprender, entender o responder?

La verdad, dice Lourdes, quiere un poco de todo. La mujer ahora es muy perspicaz... Cuando va en la combi ya entiende: Por favor me pasa de dos, por ahí”.

O aquello de que te pareces a las gatas de angora... que cuando se la meten chilla; y si se la sacan llora”.

Aprendimos en el diplomado que el albur es un toma y daca, “entre la verga y la nalga”... “Viven en la calle de paraguay, pero ahora es Manuel Doblado”.

Es tan bello el albur que debía existir el “Día del albur”. Sería un homenaje al “Homotepitecus”.

El albur es un megalenguaje...

-Oiga, ¿pendejo se acentúa?

-Sí, con el tiempo.

El albur no es exclusivo de nadie. Es general Se da en todas partes; en el cine, el teatro, la televisión, la radio, los periódicos, las revistas, en la calle y en los hogares. Hemos aprendido a convivir con él.

Lourdes cuando está en su puesto vendiendo y ve pasar a un joven guapo y de buen cuerpo le grita: ¡Qué talla, joven! ¡Qué talla!.

Y con su buen humos nos manda a la verde, porque en la roja ya no hay camas.

Tepito existe porque resiste. No hay chinos sino una comunidad coreana con el apoyo de su gobierno y del nuestro. Repito es una fábrica social en la lucha contra el crimen. En Tepito se pueden comer “los tacos de la suerte”, que son los de tripa y te garantizan que llegas bien a tu casa. Encuentras las famosas “migas” en tiempos de hambre; y venta de cosas “que hacen feliz a tu nariz...” Y si estás enfermo, “chupa melox”.

El Diplomado de albures finos sirvió para dialogar y convivir y aprender que todo mundo siempre tiene algo que enseñarnos...

“Tener hijos no es nada más coger. Hay que bajarse a nivel de los chamacos. Bajarnos para que él pueda escalar. No le des la escalera, enseñale para que valore lo que tiene. Ensénalos a escalar. Todos somos iguales, la diferencia son los genitales... Lo que no entienden los hombres es que nosotras tenemos y somos dueñas de lo que ellos quieren”.

Al iniciar el Diplomado, Lourdes pide que no seamos “tan cuadrados”, sean ustedes, diviértanse con lo que hacen y con lo que dicen...

“Yo no era grosera. Cada vez que se me salía una, mi madre me lavaba la boca con jabón... Yo no viví en vecindad sino en un edificio “de alto pedorraje”. Los neveros me enseñaron. Lo malo lo aprendí rápido, y cuando es malo, pues más rapido.

Y recuerda el cuento de la Princesa y el Sapo: “... Ahora ve sapitos por todos lados”.

Lourdes es como una gaviota, no se le da la tristeza... Impacta cuando cuenta: “Una vez me pelié con Dios y fui a buscarlo hasta su casa. Le dije muchas cosas, pero no se me ocurrió quitarle los clavos para que se rompiera el ocico”.

El Diplomado ha sido una experiencia inolvidable. Una combinación de vidas y palabras... Cuando trabaja, le grita a su chalán: “Ponte abusado. No se te vaya a ir ese pelón sin pagar”. Y ríe a carcajadas... Ya las mujeres cuando le pregunta por el precio de un pantalón les dice: “¿Te gusta a ti eso”.

En Tepito se ve de todo y se conoce de todo, “desde el chico te mido”, hasta la puta, “que no es la mujer que coge de noche y de día, sino la que tiene el alma emputecida y no ha cogido todavía.

Doña Lourdes Ruiz, durante todo el Diplomado estuvo acompañada de Alfonso Hernández H., cronista de Tepito, quien dio también una muestra de lo que es el albur fino y de los orígenes del barrio
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