Por Octaviano Lozano Tinoco

En estos tiempos confusos donde el fascismo llegó a la Casa Blanca y parece que se quedará un buen tiempo en Estados Unidos, es momento que México le quede claro que ha sido el país de las barras y las estrellas en la historia nacional.

Si bien geografía es destino, por lo cual nunca podremos alejarnos de Estados Unidos, en este momento histórico es preciso reconocer que poco o casi nada nos ha beneficiado ser vecino de la gran potencia del siglo XX.

Pero en el fondo el problema es nuestro, porque México ha actuado como un pordiosero ante la Casa Blanca, esperando sus migajas que tira de su mesa y buscando no molestarlo, por lo cual siempre salimos sin hacer ruido. No se vaya a enojar el imperio con nosotros y nos vaya peor.

Esa actitud se ejemplifica con el proceder del presidente Enrique Peña Nieto de no decirle en su cara a su colega, Donald Trump, y de frente ante los medios que México no pagará el muro que planea construir en la frontera común.

“No se vaya a enojar” parece pensar el mandatario, para evitar decir claramente que su gobierno y México rechazan pagar esa construcción.

Esa es una actitud que México ha adoptado como estrategia para lograr acomodarse y tener beneficios del imperio.

Pero hoy el momento histórico demanda que México se ponga de pie y presente una actitud más firme ante Estados

Unidos, que no busque la confrontación pero sin que defiende los intereses del país.

México debe hacer sentir en Estados Unidos los más de 30 millones de personas que viven en el otro lado y algo tiene que ver con nuestro país, porque son mexicanos o tiene raíces por padres o abuelos. Organizarlos e impulsarlos a que voten y defiendan sus intereses en Estados Unidos.

Otro punto es hacer que el mercado mexicano tenga un peso en Estados Unidos y dejar en claro que los 100 millones de mexicanos podrían cambiar su adquisición de productos

estadounidenses, si continúa ese país con sus agresiones.

Frente a un gobierno hostil, México podría también incumplir convenios como los de cooperación en materia de seguridad, flujos migratorios de centroamericanos o tratados de provisión de aguas.

El país tiene herramientas para enfrentar el fascismo de Estados Unidos, pero antes debe quitarse el miedo de negociar con Washington. Necesitamos ponernos de pie.

Cada hombre es una humanidad, una historia universal.
Jules Michelet

Por Octaviano Lozano Tinoco

Ya no debe quedar duda, el imperio de Estados Unidos, representado en la presidencia de Donald Trump, va desnudo y camina tal como es: fascista, militarista y racista. Aunque hay un sector social más

sano en ese país, que busca quitar al monstruo que puede acabar con la democracia y la libertad.

El fascismo es un movimiento político y social que nació en Italia de la mano de Benito Mussolini tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Se trata de un movimiento totalitario y nacionalista, cuya doctrina (y las similares que se desarrollaron en otros países) recibe el nombre de fascista.

Se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del pueblo. Ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la propaganda.

Sin embargo, retirar a Trump de la Casa Blanca y su fragmento de fascistas que lo respalda, será descabezar al imperio y hacer de Estados Unidos una nación más en el

entorno mundial, sin la influencia, peso económico ni militar a nivel planetario.

¿Ese costo quiere pagar el sector social “sano” de Estados Unidos para sacar a Trump de la Casa Blanca y ante el peligro que se desate un conflicto interno? No lo sabemos, porque los anteriores presidentes de Estados Unidos fueron militaristas y causaron grandes destrozos en todo el mundo, pero usaban la política y la diplomacia para hacer creer que todo lo realizaban en beneficio de la democracia y la libertad.

Los últimos mandatarios de EU: John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George H. W Bush, Bill Clinton, George W.

Bush y Barack Obama buscaron perpetuar el imperio estadounidense.

Y para ello organizaron guerras, desestabilizaron países, impusieron su poder económico para ser los mandones del mundo. Sin embargo, la única gran diferencia de ellos con Trump es que edulcoraban sus accionar con política y diplomacia, cosa que el magnate no lo hace, porque el residente de la Casa Blanca dice lo que piensa y el imperio racista y militarista de su país se le sale por la boca.

El magante que llegó a la Casa Blanca representa el sentir de los estadounidenses conservadores blancos, religiosos y empobrecidos, que lo ven como el político que devolverá a su nación el poder mundial,

perdido, en lo económico ante China y militar ante Rusia.

Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en las Torres Gemelas de Nueva York, ese país entró en una espiral de racismo, xenofobia antiárabe, antimusulmana y antioriental de efectos contundentes: desconfianza generalizada, crecimiento de la inseguridad global; estancamiento económico; radicalización ideológica y agudización de los desequilibrios internacionales.

Y así vamos a un choque de trenes provocado por Trump con el mundo, donde no hay posibilidades de nada, porque el imperio de Estados Unidos va de frente con todo el odio almacenado de los fascistas y racistas estadounidenses.

«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»
quiebran agudas puntas de inútiles saetas
en tu silencio liso sin derrota ni gloria.
Pedro Salinas

Por Octaviano Lozano Tinoco

En México un problema tapa otro y así sucesivamente para que la impunidad sea al fin el olvido y pasar a otro cosa, que el asunto que hoy golpeó a la sociedad ya se nos olvidó.

El socavón en el Paso Exprés en Morelos que materialmente se tragó a un vehículo y causó la muerte de dos personas acaparó los titulares de todos los diarios y se pedía la renuncia de funcionarios, por una obra que al mes de ser inaugurada por el presidente Peña Nieto presentó ese desperfecto.

Pero al poco tiempo salió la noticia de que Rafael Márquez, famoso estrella del futbol, y un cantante de banda, Julión Álvarez, eran implicados por el Departamento del Tesoro en una banda de narcotraficantes dedicada al lavar dinero del narcotráfico.

Esa suceso acaparó todos los noticieros y el asunto del socavó pasó a segundo término, por lo que a nadie le interesó y ahora todo mundo

estaba dilucidando si Márquez y Julión Álvarez eran o no parte de la banda.

Así pasaron varios días, hasta que desde Brasil llegó la noticia de que el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, recibió diez millones de dólares de la firma brasileña Odebrecht para lograr contratos.

Según el diario O Globo Luis Alberto Meneses Weyll exdirector de Odebrecht-México en prisión por cargos de corrupción, aseguró ante un juez que Lozoya le recomendó asociarse con la compañía Construcciones Industriales Tapia, que en 2013 obtuvo junto con Odebrecht el contrato de remodelación de la refinería Tula siendo Lozoya director de Pemex.

Pero este asunto pronto quedará en el olvido, porque iniciaron en Washington las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá.

Será una negociación donde no se logrará nada, porque es claro que Estados Unidos y su presidente fascista Donald Trump lo que busca es imponer su visión y México y Canadá deben obedecer a sus dictados.

Entonces esa pláticas y su probable ruptura acaparan toda la atención de la prensa, por lo que el socavó, el caso de Márquez-Julión y Odebrecht-Lozoya pasará al archivo de ya no me importa. Y bueno la impunidad seguirá reinando en México.

“Somos soldados del PRI y del presidente”,
Emilio Azcárraga Milmo, fundador de Televisa.

Por Octaviano Lozano Tinoco

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ha sabido leer la mente de los mexicanos y adecuarse a los tiempos políticos, ha sido de todo menos un partido político, y lo dejó más que claro en su  reciente  XXII Asamblea Nacional Ordinaria, en el Palacio de los Deportes, realizada el fin de semana pasado.

En un vuelco histórico y adaptándose a los nuevos tiempos, el tricolor quitó el requisito de 10 años de militancia en el PRI para aspirar a candidaturas, entre ellas la presidencial, y un “simpatizante” pueda contender con las siglas del partido.

De esta manera, el tricolor se pone la capucha de un tapado y se presenta como una “franquicia política” que se vende al mejor postor de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

Sin embargo, será negociado por el dedo mágico del presidente, quién sigue siendo la última instancia que elegirá al candidato, militante del tricolor o “simpatizante”, que busca con las marca PRI llegar a Los Pinos.

Aunque los priístas afirman que no tiene una dedicatoria su reforma, los dos principales beneficiados son los secretarios de Hacienda,  José Antonio Meade Kuribreña, y de Educación  Aurelio Nuño Mayer, pero el abanico puede ampliarse si surge un personaje que tenga el dinero y le asegure al presidente Peña la inmunidad una vez que saga de Los Pinos.

En el cierre de la Asamblea del PRI, Pena Nieto dijo que el tricolor no se intimida ante los retos porque es un partido audaz, valiente y resuelto a mantener las convicciones como fortalezas.

Recordó el triunfo de hace seis años y pidió a los priistas actuar como “soldados de la patria” para ganar “una batalla decisiva”.

En la contienda del próximo año, indicó, los priistas están llamados a defender las instituciones y a consolidar la unidad y estabilidad del País.

"Pero esto es, precisamente, lo que nos da autoridad moral para salir nuevamente a reafirmar la confianza ciudadana.

En el 2018, agregó, estarán en juego distintos futuros para México: uno de progreso que ofrece el PRI y otro de franco retroceso.

"Los priistas estamos llamados a proteger, a cuidar, y defender lo que entre todos los mexicanos hemos construido, tenemos que dar la batalla por el futuro de México porque es responsabilidad de todos, y esa responsabilidad, compañeros de partido, inicia por preservar la unidad al interior del PRI.

"Unidad para servir y unidad para ganar", dijo. Demandó cerrar filas al interior del tricolor en las decisiones rumbo al 2018.

"Vamos a una batalla decisiva para México. Vamos a la batalla con la seguridad de que México gana cuando gana el PRI, México gana cuando gana el PRI.

De esta manera el PRI es una franquicia y cualquier militante con dinero, puede ganar la candidatura a la presidencia, pero para ello tiene que negociar con EPN.

-Es que soy la costumbre.
He tomado veneno todos los días, y me hace falta.
¿Qué droga tremenda es el amor?
Jaime Sabines

Por Octaviano Lozano Tinoco

Un nuevo escándalo sacude a México y como viene desde Estados Unidos puso a bailar en un sólo pie a todo el mundo, tras el reporte del Departamento del Tesoro que vinculó al futbolista mexicano Rafael Márquez Álvarez y al cantante Julión Álvarez con un grupo criminal del narcotráfico, encabezado por Raúl Flores Hernández, donde presuntamente ambos realizaron labor de prestanombres y lavado de dinero.

En el grupo de 21 personas, “Márquez y Álvarez tenían una relación con Flores Hernández y habrían fungido como prestanombres para él y su organización criminal”, señala el comunicado de las autoridades estadounidenses.

“El Departamento del Tesoro también señala a Mauricio Heredia Horner y Marco Antonio Fregoso González por actuar por o en nombre de Rafa Márquez”, agregó.

En México ni enterados del caso, porque ni la PGR ni la autoridades en Jalisco, donde fue detenido Flores Hernández, conocido como

“El Tío”, quien fue trasladado al penal de máxima seguridad de El Altiplano, había un proceso contra los presuntos implicados.

Les fueron congelados sus bienes o activos, las autoridades de Estados Unidos procederán a cancelar las visas de Márquez y de Álvarez, así como las de las demás personas señaladas por el Departamento del Tesoro.

¿Pero cómo un mexicano puede quedar fuera de las garras del narcotráfico, si ese problema aparece en todas partes?

De acuerdo con Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia y presidente del Instituto de Acción Ciudadana, el 78 por ciento de los sectores económicos del país han sido infiltrados por los cárteles del narcotráfico, principalmente el minero, agropecuario, farmacéutico, químico y el área de fideicomisos, que ni siquiera están regulados

El especialista en crimen organizado señaló – en el portal de Aristegui Noticias- que los cárteles han establecido un patrimonio a partir de 23 ilícitos, los cuales se vinculan al 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, de acuerdo con información del diario El Universal.

Asimismo, Buscaglia apuntó que esta base patrimonial, “con enorme protección política en México”, se ha expandido a otras regiones y los cárteles se han involucrado en delitos que van desde la piratería hasta el tráfico de personas.

El propósito es “esconder” el dinero proveniente de actividades ilícitas y diversificar su colocación en muchos sectores de la economía, a través de empresas ‘fantasma’ o fideicomisos. “Eso lo vienen haciendo los grupos criminales mexicanos de gran envergadura”, sostuvo.

Refirió que los grupos criminales mexicanos se dedican a delitos patrimoniales en 47 países. Sin embargo, hasta ahora no existe en México un solo caso de desmantelamiento patrimonial de ninguno de los sectores económicos afectados, ni por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ni de la Función Pública. Tampoco hay un solo funcionario de alto nivel sentenciado por corrupción ligada al narcotráfico.

El narco es un negocio ilícito con un valor de 40 mil millones de dólares por año para las organizaciones criminales mexicanas y sus afiliadas, que dominan el abastecimiento y distribución de la mayoría de las drogas ilícitas en Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la página especializada en la valuación de mercados ilícitos havocscope.com.

Y así las garras de una económica que sale a flote por un negocio ilícito a todos da, a veces sin querer queriendo.

Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Los pasos en el polvo, el fuego de la sangre,
el sudor de la frente, la mano sobre el hombro,
el llanto en la memoria

Vicente Gerbas

Por Octaviano Lozano Tinoco

Es necesario que América Latina desde la democracia y el respeto a los derechos humanos ayude al gobierno y pueblo de Venezuela a encuentre en el diálogo y la política los caminos del entendimiento y la paz.

Dejar los llamados incendiarios que desde la OEA lanza su secretario general, Luis Almagro, contra lo que llama dictadura de Venezuela y que está causando crímenes de lesa humanidad, cuando deja pasar otros casos como en Colombia y México donde las masacres son el pan del día con día.

Es vital que todos los países saquen las manos de Venezuela para que sean los propios venezolanos quienes puedan encontrar las vías de solución a su crisis. No es incendiando la pradera como se logrará la paz y sobre todo cuando países como Colombia, México, Brasil o Argentina llaman al respeto a los derechos humanos y a la democracia en Venezuela, cuando de esos hechos políticos esas naciones saben poco.

El interés por Venezuela está en su riqueza petrolera que tiene una reserva de 298.000 millones de barriles, según la Energy Information Administration. Eso es más que las reservas de Arabia Saudita, Rusia o Irán y ocho veces más que las de Estados Unidos.

Los llamados al golpe de Estado es una posición aberrante, que no resolverá nada. Es preciso que las partes sin odio y con disposición de dar más de lo que está permitido en la política se sienten en una mesa, para encontrar la solución. Que ninguna parte de los frentes en disputa desaparezca, sino que encuentre su lugar en el mapa político del país.

Desde el 1 de abril se registra en Venezuela una serie de manifestaciones a favor y en contra del gobierno de Maduro, que dejan 121 muertos.

A esa crisis se sumó el domingo pasado la sublevación de unos veinte hombres vestidos de militares y portando armas largas que dejó dos muertos y ocho detenidos.

En Venezuela vemos los mismos signos de la “guerra económica” que padeció el gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende, en Chile, en 1973, lo que a la postre ocasionó el golpe de Estado que sacó del poder y provocó su muerte en el Palacio de la Moneda,

Por medio de los documentos desclasificados en Estados Unidos, hoy se sabe que el entonces presidente estadounidense, Richard Nixon, pidió “hacer gritar a la economía chilena”. Los republicanos no le perdonaban la nacionalización de la industria

cuprífera, anteriormente en manos de los grandes consorcios estadounidenses.

En Venezuela hay cientos, miles, de fotografías de largas filas de personas para comprar productos básicos. Evidentemente irritados, muchos, culpan al Gobierno de Caracas.

Otra característica de esta guerra de baja intensidad, es que, el desabasto es muchas veces “anunciado” por los industriales, quienes culpan al Estado por la falta de asignación de divisas.

A mediados de 1973, la mina de cobre “El Teniente”, a 80 kilómetros al sur de Santiago, se declaraba en huelga “por motivos económicos”. Este yacimiento proporcionaba el 20 por ciento de la

producción del mineral, el principal producto de exportación de Chile.

Desde el año anterior el cobre había sido nacionalizado por Allende, así como otros recursos naturales como el cemento, hierro, nitrato y carbón. También habían estatizado más de 6 millones de kilómetros cuadrados de tierras cultivables, antes en manos de los latifundistas.

En Venezuela, el gobierno de expresidente Hugo Chávez Frías, sufrió una de las peores desestabilizaciones de su historia: la paralización de su industria petrolera, de la cual dependen más de 80 por ciento de sus ingresos.

La cúpula de la industria petrolera impulsó durante 62 días la paralización y Venezuela perdió más de 14 mil 400 millones de dólares por ventas no hechas. Este fue la primera

guerra económica que vivió la Revolución Bolivariana, desencadenada por 40 decretos con fuerza de ley, que entre otras cosas, ordenaban la justa repartición de la tierra, lo que afectó enormemente al capital privado que controlaba el país.

Paremos la violencia y busquemos la paz, por el bien de Venezuela y de América Latina en general.