METEPEC Y EL ARBOL DE LA VIDA

  • Ahora personalizan “El Arbol de tú vida”
  • Municipio artesanal, rico y tradicional
  • Garañona y La Tlanchana entre sus atractivos

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

METEPEC, Estado de México, 23 de octubre de 2017.- Todo empieza como termina: con un grano de arena, que se transforma en “el Arbol de la Vida”, hasta personalizarse en “el Arbol de tú Vida”, piezas artesanales que han dado fama mundial a este prospero municipio de calles empedradas, flanqueadas de casas antiguas de grandes bardas pintadas de colores mexicanos, con adornos de barro en las fachadas, entre ellas el sol simulando soplar o ángeles custodiando la morada.

Sus antiguas casonas y sus modernos y exclusivos desarrollos habitacionales, son testigos de cómo Metepec ha pasado de ser una población pesquera, que temía a la Tlanchana,  a un pueblo mágico, donde la principal actividad de sus nativos es la artesanía en barro, cuyo olor impregna algunas calles con casas de adobe,  en tiempos de lluvias.

 “Tres familias se disputan la creación del árbol de la vida, pero fue un conjunto de artesanos que empezaron a trabajar la misma pieza y cada uno le dio su estilo.  Antes no era tan elaborado como ahora.

“Originalmente era un tubito con unas ramas, un adán y una serpiente”, relata María Teresa de Nonato, una de las 90 concesionaria de locales en el Mercado de Artesanías de Metepec, en los que venden piezas únicas de colores muy fuertes, muy mexicanos: rosa, fucsia, morado, rojo, naranja, azul colonial, amarillo y otros en tonos oscuros y mate.

El Mercado de Artesanías de Metepec se distingue por su uniformidad.

Todos los locales son iguales, en forma octagonal, con techo de teja roja y en medio, hasta arriba, un ángel o una veleta de barro.

“Mis hijos son la tercera generación de artesanos de Metepec. Ellos han participado en algunos concursos y han ganado varios premios. Hacen nacimientos, ángeles, calaveras, catrinas, todo por pedido. Todo es por temporada.  Lo que hay todo el año son árboles de la vida”, explica.

Juan Carlos Nonato Díaz, esposo de María Teresa, artesano de alfarería especialista en el árbol de la vida, muestra el proceso de la elaboración del Arbol de la Vida.

Su taller, ubicado en Mariano Abasolo Sur S/N, en el barrio de San Miguel Totocuitlapilco, es uno de los 20 talleres familiares de alfarería, que cumplen con todos los  requisitos para funcionar como tal: tener un área de fabricación, de secado, del horno y de decoración, ya que sin estas características no es un taller profesional.

“A través de la alfarería Dios me dio el amor por preservar la tradición de mi pueblo y el sentimiento de ser útil a mi México”, se lee en la pequeña tarjeta de presentación de Juan Carlos Nonato, bajo cuyo pensamiento está inscrita una cruz, en memoria a Armando Nonato Cajero, su padre, quien le enseño el oficio de alfarero.

El talles de Juan Carlos Nonato se ubica en una población rural dentro de Metepec en un área de mil metros cuadrados, 500 metros son de pasto y área verde, que precede el camino hacia un gran portón negro con “copete” de ladrillo rojo, desde el que resaltan cuatro ángeles:  San Miguel, San Gabriel, San Rafael y San Uriel, viendo hacia los cuatro puntos cardinales.

“Son nuestros guardianes”, afirma Juan Carlos tras abrir la puerta de su taller, para mostrar cómo fabrican sus artesanías, en las que además de Arboles de la Vida, elaboran calaveras para el Día de los Santos Difuntos, cruces con flores y nacimientos para Navidad; girasoles, soles soplando, lunas con flores, ángeles de la abundancia, del amor, del trabajo, de la salud, vírgenes, placas de números para casas, mariposas monarca y muchas otras figuras.

“Todo empieza con un grano de barro, cuyo polvo se mezcla con agua, se mezcla hasta formar una masa, que se muele, se amasa como si se fueran a hacer tortillas. Se trabaja pieza por pieza.  Se toma un poco de la masa de barro para rellenar un molde de una hoja, ala, botón, el pico de un ave, su cuerpo, cabeza, el tallo, etcétera.  Una por una se hacen a mano hasta formar un árbol de la Vida en miniatura o en una pieza monumental.

“Cuando todas las piezas están listas se decide qué se va crear y se forma un tuvo, una cruz, el árbol de la vida.  Se le van clavando las piezas insertadas en alambres, una por una.  Pueden ser mariposas, hojas, botones que semejan la manzana prohibida, el Adán, la Eva, la Serpiente, y hasta arriba la figura de la Santísima Trinidad, más abajo San Miguel Arcángel y la Virgen María, en caso se fabrique un tema religioso como lo es el famoso Árbol de la Vida.

“También se le ponen girasoles, cempasúchil, alcatraces, palomas, mariposas monarca, en caso de que el tema sea otro, por ejemplo, de las mariposas Monarca o uno personalizado.

“De ahí se meten al horno las piezas terminadas y se dejan a cocción en el horno por más de tres horas ”.

Nonato Diaz explica que desde hace tiempo realizan “el Árbol de tu vida”, que escenifica la vida de una persona, desde el día y lugar de nacimiento, estudios, carrera profesional, aficiones, casa, familia, mascotas.  El límite es la imaginación, dice.

El costo de un Arbol de la Vida o del Arbol de tú Vida varía desde 50 pesos hasta 3, 000 pesos o mucho más.

“Cada pieza es única y exclusiva, porque cada una se hace a mano, incluso los pedidos que se trabajan en serie.  Ninguna pieza es igual a otra”, relata el artesano.

Martha Leticia Velázquez Flores, profesora jubilada y habitante de Metepec, aseguró que en su pedido del Arbol de tú Vida, pedirá: “en primer plano Dios, mi esposo, mis hijos, mis difuntos padres, mi época de estudiante en la Normal Superior, a la Santísima Virgen, sin ello no podría seguir adelante en mi vida.

¿Cabría todo eso?, se le pregunta a Juan Carlos Nonato, a lo que responde:

“Por supuesto, eso y mucho más”

¿Cómo interpretaría a una maestra?

“Con un escritorio, un libro, un pizarrón y la persona lo mejor caracterizada posiblemente a manera de cuando ven se árbol de la vida, cualquier persona sepa que quién se trata”

¿Cómo sería el Arbol de tú Vida de un artesano como usted?

“Mi árbol de la vida. Será mi obra cumbre y quizá mi último trabajo, en el que relataría mis vivencias, mi familia, mi trabajo, mis premios nacionales e internacionales”.

 “Aquí todos hemos ganado premios locales, nacionales e internacionales. Aquí hay recibido reconocimiento de Perú, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Japón, con cuyo país ha expuesto diferentes piezas árbol de la Vida, con apoyo de las autoridades municipales, estatales y nacionales, que pagan el viaje y estancia de los artesanos.

“A Japón he ido tres veces. Fui a exhibir mis piezas, en un intercambio cultural entre los gobiernos japonés y el nuestro.   Nuestro viaje lo paga el gobierno municipal, y hemos estado en otros países hasta un mes, como ha ocurrido en Japón, donde aprendimos la técnica de hornear, aprovechar recursos naturales, el gas, el  barro y la decoración. 

“Ellos han aprendido de nosotros a manejar diferente tipo de pasta que aplican con las técnicas mexicanas.

“En combinación de colores, estamos muy por encima de Japón, donde admiran de Metepec  por la no elaboración en serie, porque cada una de sus artesanías son únicas”. Afirma.  

Metepec, del náhuatl Metepētl, que significa "En el cerro de los magueyes"; se ubica a 15 minutos de la ciudad de Toluca y forma parte de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca (ZMVT), cuya población estimada en 2010 es de 214,162 habitantes.

Aquí se ubican los desarrollos inmobiliarios más exclusivos de la ZMVT. Tiene un PIB de casi 2000 millones de euros para una población de un poco más de 300,000 habitantes, lo que lo convierte en uno de los municipios más ricos del país con un alto grado de desarrollo.

El 14 de septiembre de 2012 se le otorga el reconocimiento de Pueblo Mágico.

Es reconocido por su zona típica y las variadas artesanías que se fabrican en barro y cerámica principalmente, en especial el reconocido árbol de la vida.

El conjunto arquitectónico conformado por la iglesia y el ex convento franciscano de San Juan Bautista de Metepec y la capilla del Calvario son visitas casi obligadas en este municipio, así como  una caminata por el cerro de los Magueyes hasta la ermita (en cuyos alrededores se han hallado enterramientos prehispánicos).

La Casa del Artesano y sus corredores, es uno de los paseos recomendados a los visitantes.
En ese lugar se exponen las piezas ganadoras de premios nacionales hechas por artesanos de Metepec.

En los barrios de Santiaguito, la Santa Cruz, San Mateo y Espíritu Santo, los talleres se encuentran abiertos a todo el público para dar a conocer el proceso de fabricación.

Las capillas coloniales, beber el licor Garañona en el bar 2 de Abril, la Casa de Cultura, el tianguis de los lunes, comer un taco de plaza o disfrutar de la música en los bares y peñas de los alrededores son algunos de los atractivos de este este pueblo mágico.

En la Plaza Principal las fuentes danzarinas que se encuentran, enfrente de palacio municipal, en el centro de Metepec, son un espectáculo de luces y música, amenizada por la Banda Municipal, conformada por hombres y mujeres que todas las tardes tocan alegres melodías, para acompañar a los de la tercera edad a bailar “para sacudir la polilla y conservarse vivos”.

El  14 de septiembre de 2012, Metepec  recibió la denominación "Pueblo Mágico" por parte del gobierno federal, por ser un sitio en donde conviven la tradición y el ambiente provinciano con la modernidad y el progreso, donde la historia y los mitos se entremezclan y conviven a diario.  

La principal leyenda que se escucha aquí es la de La Tlanchana, señora del agua y madre de los peces, ranas y todo lo que la laguna crea.

Se cuenta que La Tlanchana era dueña y señora de Metepec.  Era una sirena que con su canto atraía al agua a todo aquel hombre que fuera de su agrado.

Dicen que muchos fueron los hombres que murieron por sus encantos, la mayoría eran pescadores, toda vez que hace décadas Metepec era un pueblo pesquero que temía y veneraba a Tlanchana, preservada en el tiempo y las leyendas del pueblo, que aún la recuerda con una gran estatua de barro en el Centro de Metepec, justo en la fuente de agua y luces danzantes.

La escenifican como una sirena, pero con cola de serpiente.

La fiesta más importante de Metepec es el 15 de mayo, en honor de San Isidro Labrador, la máxima celebración en el municipio, a pesar de no ser ya una comunidad eminentemente agrícola, ni que este santo sea el patrono de la comunidad.

El día de San Isidro es el 15 de mayo. Las imágenes del santo son llevadas en procesión por los barrios de la cabecera y se finaliza con una misa y la bendición de los “santitos”; sin embargo, la fiesta cumbre se lleva a cabo el martes siguiente al domingo de Pentecostés. En esa fecha, el pueblo entero se desborda en el desfile de las cuadrillas, cada una con su mojiganga y carro alegórico, denominado “Paseo de los Locos”. Destacan por su belleza y laboriosidad los retablos de semilla que representan pasajes de la vida del santo.

Empero en la festividad que “echan la casa por la ventana” es en el "Paseo de los Locos", ya que los mayordomos regalan panes, tamales, fruta, pequeñas artesanías o las clásicas gortitas de Maíz a los espectadores, las mogigangas más tradicionales son las Yuntas de bueyes arreadas por una pareja de campesinos, ambos hombres pero uno de ellos vestido de mujer, según cuentan por que anteriormente las mujeres que llevaban alimento al marido que trabajaba la tierra eran víctimas de abusos por maleantes, entonces el marido se disfrazaba de mujer para sorprender a los abusadores.

 

Hace 11.000 años Metepec era una zona lacustre y pantanosa, originada por los ríos Verdiguel y Lerma, hacia el oriente se extendía una serie de lagunas cuyo impacto natural determinó la vida futura de la región. Es esa época la región estuvo habitada por fauna pleistocénica, como el mamut; así lo han determinado los hallazgos paleontológicos realizados a partir de 1992.

Pero en 1960 se inició la urbanización en la zona norte del municipio y en 1993,  Metepec es elevado a categoría de pueblo urbano, debido al crecimiento de su población.

A partir del año 2000 el IDH de Metepec fue de los 10 más altos de todo el país logrando un PIB per capita de 9.000 USD (dólares EE.UU.) para ese mismo año superando incluso a la Ciudad de Toluca lo que logró atraer aún más a las clases acomodadas construyendo residenciales de lujo. Para el año 2009 el IDH era el más alto del estado y el número nueve a nivel nacional con un PIB per cápita de 16.000 USD mostrándose desigual con la Ciudad de Toluca y sus 10.500 USD de PIB per cápita.

En Metepec se encuentra la zona residencial más exclusiva del Estado y una de las más grandes zonas financieras del Valle de Toluca.

Sin embargo, la repartición de la riqueza del municipio es tan desigual que conviven personas con el más alto poder adquisitivo y las clases menos desarrolladas.

Lo anterior es de esperarse ya que el municipio junto con Huixquilucan son los únicos del estado en tocar la puerta de entrada al primer mundo en un Estado con un IDH de bajo a medio que provoca la desigualdad.

Aun así, el municipio es de los más seguros del estado y uno de los más prósperos a nivel nacional.

Sin embargo, no está exento de actos delictivos, aunque aquí se dan en menor índice que en otras poblaciones de la entidad.

Garañona es la bebida típica de Metepec, inicialmente tenía fines medicinales, pero poco a poco se incluyó como el vino tradicional del municipio.

Desde 1932 en el Bar 2 de Abril se puede degustar esta exquisita bebida elaborada con 14 hierbas que le aportan ese color verde tan peculiar.

Su receta ha sido resguardada celosamente por más de 80 años.  Se le atribuyen propiedades medicinales, digestivas y afrodisiacas.

El pintoresco Bar 2 de abril es uno de los centros de reunión más concurridos toda la semana. 

Ahí destacan murales del colectivo Siqueiros, y es referente de los bohemios del lugar, que participan en representaciones teatrales, recitales, musicales, lecturas de poesía y charlas de historias, como la de la Tlanchana, la sirena que con su canto embrujada a los hombres y se los llevaba al fondo de la laguna.

De ellos nunca se supo nada.  Desaparecían, según cuenta la leyenda y repiten los historiadores y artesanos del pueblo, entre ellos Carlos Nonato, en cuya tarjeta de presentación en la parte de atrás tiene el logo:

Hecho en México y abajo se lee: Metepec, pueblo mágico.

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