GENTRIFICACION

México no se invade... se vende.



 

* Cuando la soberanía se mide en metros cuadrados

✍️ Por Elvia Josefina Andrade Barajas

Mientras el gobierno mexicano proclama soberanía territorial ante el mundo, en sus ciudades ocurre lo contrario: el país se vende por partes, barrio por barrio, propiedad por propiedad. No hace falta una invasión militar: la apropiación se realiza vía contratos, fideicomisos y complacencia legislativa.


En medio de protestas sociales y desplazamientos silenciosos, el fenómeno de la gentrificación se ha convertido en un conflicto binacional, económico y cultural, visible ya no solo en la Ciudad de México, sino a lo largo del país, que ya sufre la gentrificación de 17 ciudades en 13 estados.


Las recientes manifestaciones en la colonia Roma, son sólo la punta del iceberg del problema y revelan el hartazgo de vecinos ante el aumento descontrolado de rentas, el desplazamiento de residentes históricos y la pérdida del carácter barrial. Pero el fenómeno no es exclusivo de la capital.


ANÁLISIS DE GENTRIFICACIÓN URBANA EN MÉXICO


Reflexión teórica y aportaciones científicas de Jocelyn Elizabeth Liévanos Díaz Universidad Autónoma del Estado de México, refiere que la gentrificación en México inició en 1990, disparándose en 2020 durante la pandemia del coronavirus, al ponerse de moda los alquileres en Ciudad de México con los nómadas digitales que trabajan vía remota.


El término gentrificación surge en 1964 por Ruth Glass en Londres.

 


En 2022 empezó a citarse el término en México con la publicación “Gentrificación en ciudades mexicanas”, coordinada por Adrián Hernández, citando que este fenómeno inicia en San Miguel de Allende, Guanajuato, Morelia, Mérida, Zacatecas, Puebla, Querétaro, Malinalco, Monterrey, Baja California, Huatulco, Oaxaca, Tlaxcala, Valle de Bravo y Guadalajara, que empezaron a ser vendidas a extranjeros desde 1999.

 


La mayoría de estas ciudades son patrimonio de la humanidad declaradas por la UNESCO en México y pueblos mágicos que han atraído a extranjeros, no sólo americanos, sino franceses, alemanes, chinos y canadienses, entre otras nacionalidades.


En el Centro Histórico de la Ciudad de México la gentrificación es escandalosa, ya que los mexicanos han sido desplazados en sus trabajos por indocumentados colombianos, venezolanos y cubanos, principalmente.


En tanto, en grandes centros comerciales del Centro Histórico Tepito, La Lagunilla y La Merced muchos comercios, viviendas y bodegas han sido adquiridas por chinos, que controlan el comercio y la venta de casi todo en las mejores zonas comerciales de Ciudad de México, capital del país.

 


Mientras, en San Miguel Allende hay decenas de residencias y grandes fincas propiedad de extranjeros que tienen como domésticas, jardineros, veladores y cuidadores a los mexicanos, que en su propio país están bajo el yugo laboral de un americano, chino, francés, italiano, alemán o de otra nacional europea.


Lo mismo ocurre en el pueblo mágico de Malinalco y en San Cristóbal de la Casas donde los nativos del lugar son sirvientes de los extranjeros que compraron las tierras a precios muy bajos y con la complacencia de las autoridades.


En Baja California y Baja California Sur son innumerables las propiedades que han comprado los americanos, especialmente en Rosarito y Mexicali.

En estos lugares, los precios de la vivienda han subido entre un 60% y 300% en menos de cinco años, acorralando a las comunidades locales y atrayendo inversiones extranjeras desreguladas.

 

 

¿Quiénes están comprando México?

 

 

Según datos de INEGI, WeBook Realty y estudios internacionales:

 

  • Más de 1.6 millones de estadounidenses viven en México; estimaciones independientes hablan de hasta 2 millones.

  • En 2023, 35,000 propiedades fueron vendidas a extranjeros, 60% a ciudadanos de EE. UU.

  • Además, diariamente se registran 95 compras inmobiliarias por extranjeros, la mayoría en CDMX, Jalisco, Yucatán y Baja California.

Pero no son los únicos. También se han instalado:

 

 

 

Venezolanos

100,000+

Colombianos

36,000+

Cubanos

26,000+

Chinos

10,500+ (con residencia legal)

 

 

 

Muchos se asientan en zonas de alto valor simbólico y patrimonial, donde los nuevos contratos se firman en dólares y los comercios aceptan pagos en apps extranjeras.

 

 

 

En algunas zonas como La Roma, Condesa, Polanco y San Migueol Chapultepec el idioma español va cediendo terreno al inglés... y al desarraigo.

 

 

¿Qué dice la ley? ¿Por qué se permite?

 

 

La Constitución Mexicana, en su Artículo 27, impide la propiedad directa de tierras en costas y fronteras por parte de extranjeros.


Pero esa restricción se elude legalmente mediante fideicomisos bancarios, donde un banco mexicano actúa como propietario legal y el extranjero como beneficiario.

 

Además, fuera de esas zonas, los extranjeros pueden adquirir inmuebles directamente tras firmar un convenio con la SRE, comprometiéndose a no invocar la protección de su país y a considerarse como nacionales respecto a esos bienes.

 

 

Es decir, la ley no prohíbe la venta de tierra a extranjeros. La regula... para facilitarla.

 

 

Mexicanos: empleados en su propia tierra

 

 

Mientras miles de extranjeros disfrutan de contratos turísticos extendidos, los mexicanos trabajan como meseros, personal de limpieza o guías culturales en barrios que antes les pertenecían.

 

Las cifras hablan del desplazamiento, pero las historias gritan el desarraigo.

 

Una habitante de la colonia Juárez lo resumió así:

 

“Mi casero la vendió a unos canadienses. Ahora la renta cuesta 25 mil pesos. Me tuve que mudar a Chalco. Trabajo sirviéndoles café en donde yo antes vivía.”

 

Ni el Congreso de la Unión ni la mayoría de los gobiernos estatales han impulsado una regulación integral sobre el mercado inmobiliario extranjero.

Propuestas como el impuesto del 80% en Oaxaca se han quedado en la mesa.

 

Mientras tanto, el gobierno promueve la inversión foránea como símbolo de desarrollo, sin considerar sus costos sociales, culturales y habitacionales.

 

 

La gentrificación no es solo un fenómeno urbano. Es un síntoma profundo de cómo la tierra, la identidad y el derecho a la ciudad se están mercantilizando.

 

Y mientras el gobierno celebra la inversión extranjera, los mexicanos se convierten en inquilinos, empleados o exiliados dentro de su propio país.


Por ello, los gritos de indignación y la violencia contra los gringos que viven en la capital, a quienes los manifestantes les gritaron que se fueran del país y que aprendan a hablar español y dejen de dolarizar la colonias capitalinas que habitan.

 

Sin embargo, la presidenta de México Claudia Sheinbaum considero xenofóbicas sus expresiones y  no ofreció una solución a la gentrificación.

 

Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicó ironicamente en sus redes sociales:


“Si estás ilegalmente en Estados Unidos y quieres unirte a la próxima protesta en Ciudad de México, usa la aplicación para tu salida y vuelve a tu país”...


México alberga una quinta parte de los 5 millones de expatriados estadounidenses en el mundo, muchos se concentran en zonas de alto valor cultural y comercial, lo que ha generado tensiones con las comunidades locales.

 


La marcha “antigringo” se dio justo cuando en Estados Unidos ha aumentado el discurso antiinmigrante, impulsado por el presidente Donald Trump, quien ha endurecido políticas contra migrantes, especialmente contra los latinos.

Ante la importancia que ha alcanzado este fenómeno poblacional, en el congreso de la Ciudad de México se preparan para analizar y proponer medidas al respecto.

 

 

El diputado Pablo Emilio García informó que recorrerán las 16 alcaldías para analizar el problema de la gentrificación y llegar a una solución.

 

México no se está rindiendo ante una potencia extranjera, se está vendiendo pedazo a pedazo, con sello notarial y aval del Estado.

 

"No nos están invadiendo... nos estamos vendiendo solos”, lamentaron algunos jóvenes que el viernes pasado participaron en la primera marcha en Ciudad de México para exigir que salgan de México los gringos, a quienes siempre se ha tratado con amabilidad en México.

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