SE DROGAN Y ALCOHOLIZAN POR EL DOLOR HISTORICO
Reconoció que “El dolor de los indígenas de los Pueblos Originarios es tanto e histórico; hay tanta enajenación que sólo sobreviven y al drogarse o alcoholizarse se olvidan un poco de la falta de oportunidades para ir a la escuela, de no tener trabajo y de tener los territorios de buena manera, pero aun así seguimos siendo los pueblos originarios, somos quienes amamos más a la naturaleza.
“No estamos exentos de la corrupción de los vicios, principalmente los que emigran a la ciudad, pero no es una situación que pasa solo en los pueblos originarios, sino en cualquier estrato social sin oportunidades.
“Falta tener una democracia participativa para que nuestros intereses estén representados, que podamos emitir un voto razonado para que los representantes que estén ahí hablen por nosotros”, cito.
Recordó:
“En algún momento, en los 90, intenté ser representante político de los Pueblos Originarios, fui cofundador del Partido Verde Ecologista, pero ahora me avergüenzo por la corrupción que le llegó hasta los tétanos.
“En 1992 fui miembro del CEN del PVEM con el fundador Jorge González Torres, quien junto con su hijo ha hecho un papel vergonzosísimo; cuando empezamos se llamaba Partido Ecologista de México, después fue lo hoy conocemos como Partido Verde Ecologista de México.
“Me salí porque en 1994 yo no estaba de acuerdo con las decisiones de entregar el PVEM al partido en el poder (PRI) y permitir que se votara por cosas que iban en contra de los pueblos originarios, en contra de México.
“Entonces dije, yo me retiro de esta porquería, y luego llegaron gentes de alto poder económico, se apoderaron del partido y son los que siguen. No son gente del pueblo, toman el partido como un slogan para llegar al poder. Que lamentable”, asegura el líder indígena otomí, quien vive en Nueva York por razones de trabajo en la Universidad de Colombia, donde da clases que alterna con su cargo en la ONU de director del Programa Naciones Originales.
Naciones Originales es un programa para recuperar los territorios para los pueblos.
Consiste en comprar las tierras y entregarlas en comodato a los nativos originales, para que no se sigan vendiendo esos territorios, a fin de proteger la naturaleza, la cultura y puedan vivir en una relación armoniosa.
“Esas tierras, son los lugares más ricos de diversidad biológica cultural del mundo y eso es lo que tenemos que recuperar”, afirmó entusiasmado Mindahi Bastida.
“Estamos recuperando las montañas negras, parte de la provincia de Blue Ridge de los Apalaches del Sur. Las Montañas Negras son las montañas más altas del este de Estados Unidos”, explica.
En Madagascar, están comprando en el pueblo de Malagasy.
“Lo que hacemos es que lo inversionistas que tienen mucho dinero puedan aportar para comprar estas tierras”.
También compraran tres hectáreas en la Sierra Nevada de Santa Marta.
De esta forma al adquirir estas tierras, las entregan a sus nativos, los legítimos dueños, según la tradición, pero al no tener un respaldo jurídico son despojados de ellas o las venden a muy bajos precios por hambre y desesperación.
Pero, con el Programa Naciones Originales, se inscribe un contrato colectivo que firman y se comprometen a no vender, sólo pueden heredar a los nativos la tierra de generación en generación.
En Madagascar han comprado unas 80 hectáreas, en Colombia llevan tres hectáreas; en Blake son muchas hectáreas.
En México aún no han comprado nada.
En el mundo hay muchos grupos como estos, que se dedican a reunir capitales de millonarios para comprar las tierras de gran biodiversidad y ponerlas legalmente en cuidado de los indígenas naturales del lugar, para evitar que se fraccionen o se le se de un mal uso que afecte al planeta.
Los inversionistas apoyan el Programa Naciones Originales, pero no tienen ningún poder de quedarse con esas tierras. Dan donaciones para salvar al mundo y esta es una forma de hacerlo.
“Este es un trabajo muy noble, de mucho compromiso y honestidad”, resalta Mindahi al insistir que los pueblos originales tienen graves problemas y deben tener un representante en cada uno de los tres poderes de cada nación, empezando por México, que es el segundo país en el mundo con más biodiversidad, pero no tiene auténticos líderes naturales que los representen y luchen por ellos ante el gobierno, lo cual es necesario y urgente", remarca Mindahi.
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