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Por ELVIA ANDRADE BARAJAS CIUDAD DE MEXICO, Estados Unidos Mexicanos, 07 de septiembre de 2021.- Justo a cuatro años del terremoto de 8.2 grados en Pijijiapan, Chiapas, hoy un nuevo sismo con magnitud de 7.1 se sintió a las 20:47 horas en Ciudad de México y Estado de México, azotado por las lluvias, que hoy continuaron casi ininterrumpidamente con tormentas eléctricas, truenos, rayos y luces espectaculares en el cielo. Parecían escenas de una película del fin del mundo: la Apocalipsis, al desplegarse la impactante fuerza de la naturaleza, que además provocó lluvias en Tula, Hidalgo e inundó un hospital matando a 17 pacientes internados para ser atendidos de Covid-19, que avanza implacable en el país afectando, incluso a niños, que recién volvieron a clases presenciales, en medio de una tercera ola de la pandemia multiplicada por un coctel de variantes que refuerzan el virus, entre ellas la Delta y la Lambada. La inundación en Tula, Hidalgo, ocurrió pocas horas antes del temblor, presidido por una fuerte tromba que ayer inundó el municipio mexiquense de Ecatepec, mismo que hoy amaneció con tramos de la Vía Morelos inundados, provocando un caos vial inusual, que se agravó con una nueva tormenta hoy, misma que estuvo acompañada del temblor de 7.1 grados, que causó pánico en la población, que llegó a pensar que era el fin del mundo. Los mexicanos se consternaron más cuando el gobernador de Hidalgo, Omar Fallad, confirmó la muerte de 17 pacientes de Covid-19 en el Hospital del IMSS de Tula, a consecuencia del desbordamiento del río del mismo nombre, cuyas aguas negras anegaron el nosocomio provocando que los aparatos respiradores dejaran de funcionar con la consecuente muerte de los contagiados por el virus. Parecía que el martes negro concluiría con la anécdota que publicó en Twitter el gobernador Omar Fayad, de una foto en la que se hundió la lancha en la que viajaba por la aguas putrefactas junto con el General de la décimo octava Zona Militar, el presidente municipal de Tula y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del estado. Pero, cuando los familiares de las dos personas que murieron al ser arrastrados ayer por las aguas broncas que bajaron de los cerros, y mientras en Tula les confirmaban la desgracia de que sus pacientes de Coid-19 en vez de sanar, murieron repentinamente por la falla eléctrica que provoco el agua del desbordamiento del rio Tula, tembló en la capital y su Zona Metropolitana. El epicentro del temblor, del que inicialmente se dijo era de una magnitud de 6.9 grados, se registró a 11 Kilómetros del sureste de Acapulco, Guerrero, donde el gobernador Héctor Astudillo, confirmó que, en el municipio de Coyuca de Benítez, murió una persona al caerle un poste encima a causa del sismo de magnitud 7.1 con epicentro en la entidad. El mandatario estatal informó también que se tienen varios reportes de caída de piedras desde los cerros en diferentes lugares del estado, derrumbes en avenidas y bulevares en el puerto de Acapulco, y en la Autopista del Sol. En Chilpancingo cayeron bardas y edificios de unidades habitacionales resultaron con daños, al igual que locales de una plaza comercial y un hotel, donde se vino abajo un plafón sobre dos vehículos y aunque “fue aparatoso”, no hay lesionados, salvo los daños materiales, explicó el gobernador de Guerrero. El aeropuerto de Acapulco funciona normal y a través del sistema de seguridad C5 también se monitorea la seguridad de esa ciudad. Inicialmente el Sismológico Nacional informó una magnitud de 6.9 pero lo rectificó en 7.1, con una réplica de 5.2 se sintió luego del fuerte sismo. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, publicó un video en Twitter desde el C5 e informó que en la capital no hay daños. La capital del país fue sobrevolada tres veces para confirmar que todo está en calma, por lo que pidió tranquilidad a la población. Omar García Harfuch, secretario de Seguridad en la capital informó a través de redes sociales que no se reportan daños relevantes; aunque hay algunas colonias de CDMX sin energía eléctrica.
HACE CUATRO AÑOS TEMBLO EL MISMO DIA El sismo del 7 de septiembre de 2017 se percibió en el centro y sureste de México, así como en Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice. La noche del jueves 7 de septiembre de 2017, se registró un sismo de 8.2 grados en las costas de Chiapas. El movimiento pudo sentirse de manera importante en el sureste del país y en la Ciudad de México. Hoy se cumplen 3 años del sismo ocurrido el 7 de septiembre de 2017, calificado como el más intenso que se haya sentido en México en casi 100 años. El sismo que sacudió a México el jueves 7 de septiembre de 2017 se produjo a las 23:49 h, tiempo del centro de México. El epicentro del movimiento telúrico que en septiembre de 2017 asustó a los mexicanos ocurrió a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas y a 69.7 km de profundidad y una duración aproximada de 3 minutos. En medio de la incertidumbre, ya de madrugada, el entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto confirmaba la magnitud del sismo. Según informes de la revista Nature Geoscience, el sismo se originó en una zona que está por debajo de la corteza oceánica, en el manto litosférico. “Cuando se rompe, no solo toca la litosfera, sino también una región que no era considerada tan frágil”, explicó en su momento, Xyoli Pérez Campos, directora del Servicio Sismológico Nacional y participante del estudio.
SEPTIEMBRE, MES DE TERREMOTOS
Sin embargo, 12 días después, el 19 de septiembre de 2017, otro sismo de magnitud 7.1, similar al ocurrido hoy, azotó la Ciudad de México, dejando daños graves en las alcaldías Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Benito Juárez, Coyoacán, Iztapalapa, Xochimilco y Álvaro Obregón.y sus alrededores, reportándose la muerte de 369 personas, se derrumbaron 57 edificios y un número mucho mayor resultó gravemente dañado. Ese día, el 19 de septiembre de 2017, el terremoto también sacudió Puebla a las 13:14:40 horas, hora local (UTC −5) con una magnitud de 7.1 Su epicentro se localizó a 12 km al sureste de Axochiapan, Morelos, según el Servicio Sismológico Nacional de México. El Servicio Geológico de los Estados Unidos ubicó el epicentro a un kilómetro de San Felipe Ayutla, Puebla.1 El sismo ocurrió apenas doce días después del terremoto de Chiapas Septiembre se ha llamado el mes de los terremotos, porque en 1985 ocurrieron otros más graves que dejaron muerte y desolación, principalmente en la Ciudad de México, transformándola para siempre. El jueves 19 de septiembre de 1985 a las 07:17:49, hora local, despertó a la capital y su zona Metropolitana con un terremoto de una magnitud de 8.1 MW. El epicentro se localizó en el océano Pacífico mexicano, cerca de la desembocadura del río Balsas, en la costa del estado de Michoacán, y el hipocentro, a 15 kilómetros de profundidad bajo de la corteza terrestre. Ha sido el más significativo y dañino en la historia escrita de los movimientos telúricos de México y de su capital, superando en intensidad y en daños al registrado en 1957, que hasta entonces había sido el más notable en la ciudad. La réplica fue un día después, la noche del 20 de septiembre, con gran repercusión para la capital al colapsar estructuras reblandecidas un día antes.
FONDEN NACE POR SISMO DE 1985 En ese entonces no había cultura de protección civil, protocolos de acción y de recursos de toda índole para las grandes catástrofes. El Sistema Nacional de Protección Civil se creó el año siguiente, 1986, y el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), diez años después, en 1996. El FONDEN era un instrumento financiero mediante el cual dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, a través de las Reglas de Operación del propio Fondo y de los procedimientos derivados de las mismas, apoyaba económicamente en tragedias naturales, pero el 28 de julio de 2021 fue desaparecido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, so pretexto de que los funcionarios abusaban de él. En 1985, el Fonden fue de gran ayuda para reconstruir la capital del país, llamado entonces Distrito Federal, sacudido por los sismos de septiembre de ese año, provocando la muerte oficial de 3,192 personas. Organizaciones civiles debaten que fueron más de 20 mil los muertos. Las pérdidas económicas fueron de unos 8 mil millones de dólares; 250 000 personas quedaron sin casa y aproximadamente 900 000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Las tareas de rescate de víctimas se prolongaron hasta el mes de octubre, y la de remoción de escombros, incluso hasta diez años después (1995) En 2017 aún existían campamentos derivados de estos dos sismos, que se sumaron a los del 7 y 19 de ese año, de los cuales aún existen algunos grupos de damnificados que exigen solución a su falta de vivienda. El temblor de este martes fue un sismo con magnitud de 7.1 pero con efectos benévolos para la población que lo sintió a las 20:47 horas con un epicentro a 11 Kilómetros del sureste de Acapulco, Guerrero, de acuerdo con Sismológico Nacional. Lo que más llamó la atención fue el hecho de que en el cielo se vieron luces espectaculares, similares, en algunas partes, al fenómeno boreal y en otros fue captado como destellos amenazantes por el choque de los cables de luz que amenazaban con un incendio, mismo que no se reportó. En los domicilios que hay pacientes de Covid-19 en atención contra el virus, los infectados se vieron en la obligación de romper el cerco familiar para sanar de la epidemia, pero ante el miedo a morir aplastados salieron a la calle o patios de sus domicilios y estuvieron junto a sus familiares, que por la amenaza e incertidumbre de un derrumbe salieron sin cubre bocas e incluso sin chamarra, y soportaron el temblor bajo la lluvia. Los niños y jóvenes que no habían vivido un fenómeno así se asustaron mucho y pensaban que era el fin del mundo, debido a la serie de películas que han visto al respecto, mientras que los adultos que ya conocen la trayectoria de estas lluvias confirmaron que el cambio climático ha empezado. eab_elya@yahoo.com.mx reportajesmetropolitanos@gmail.com |