Personajes y Entrevista
Inicio / Las Ultimas / Internacionales | Economìa | Policìa | Ciencia y Tecnología | Personajes y Entrevista | Invitadas/ Denuncia Ciudadana | Misión y Visión

Inmarcesible
Casa Presidencial
Columna por un Momento
ParadigMas





OUTSOURCING,  KAMIKAZE  FISCAL


Se perdió la visión de lo
bueno, lo bello y lo ético


DE RIO HONDO
QUIERE IR AL SENADO


Murió el ex presidente
Miguel de la Madrid



Calderón sólo obedece a lineamientos de EU: Octavio Colmenares

FACUNDO CABRAL


Murió el ex presidente
Miguel de la Madrid



Calderón sólo obedece a lineamientos de EU: Octavio Colmenares

LA TIA OLI Y SUS 100 AÑOS

*Nació y creció “en la merita Revolución Mexicana”
*Fue testigo de la Guerra Cristera
*Del rancho emigro a Ayutla, y de ahí muchos a EEUU
*No estudio, porque los soldados mataban a los maestros
*Durante su Centenario toma protesta el nuevo alcalde

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

AYUTLA, JALISCO, 04 de octubre de 2015.- Dicen que hay que vivir 100 años y unos más para contar la propia historia, como lo hace la tía Oli, a quien sus familiares festejaron por su centenario de vida en las fiestas de San Miguel Arcángel, Santo patrono de Ayutla, pueblo al que emigro a los 8 años del rancho San Antonio del Moran, por la persecución a Los Cristeros, dejando el lugar donde nació igual que sus seis hermanos, menos Valentina, quien es de aquí y que como cientos de ayutlenses se fue a Estados Unidos en busca de una mejor vida. Sólo regresan a las fiestas de Toros, las patronales, visitar a sus parientes, supervisar sus propiedades o asistir a un sepelio.

Fueron menos los que se establecieron en Guadalajara y mucho menos los que lo hicieron en la Ciudad de México y su Zona Metropolitana.

Pero casi todos los Andrade vinieron de diferentes ciudades de Estados Unidos, Guadalajara y México a celebrar a la querida tía Oli, que durante sus 100 años de vida se ha caracterizado por su carácter afable, alegre, dinámico y muy juvenil, pese a que nació y creció en medio de la Revolución Mexicana y es testigo de la Guerra Cristera, que dejó unos 250.000 muertos y 250.000 refugiados hacia EEUU (en su mayoría no combatientes).

La Guerra Cristera, también llamada Guerra de los Cristeros o Cristiada, fue un conflicto armado de México que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como en procedimientos civiles.

La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos.

Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil, entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.

Olimpia Andrade Espinoza, nació el 17 de diciembre de 1915, pero Los Andrade festejaron sus 100 años de vida el 26 de septiembre pasado, “porque en diciembre nieva mucho en Estados Unidos y mi hermana Valentina no podría venir. Además, agrega,  dice Chelis que septiembre es un mes muy bonito y también se festeja al Santo Patrono del pueblo, San Miguel Arcángel”, aclara la tía al ser entrevistada en exclusiva por REPORTAJES METROPOLITANOS.

Las fiestas a San Miguel Arcangel concluyeron el 30 de septiembre, y entre otros festejos estuvo la toma de protesta del nuevo presidente municipal Lorenzo Munguía López, en sustitución del ex alcalde Manuel Gómez Torres, ejecutado el 4 de agosto de 2014 junto a uno de sus colaboradores.

El asesinato de Manuel Gómez ha sido muy sentido por la gente y aun ondea el moño de luto en la Presidencia Municipal, en su casa y en el Hotel Principal, que era de su propiedad entre otros bienes.

La casa de la tía Oli se ubica en la Avenida Hidalgo, la principal del pueblo, desde la que a lo lejos se ven las palmeras de la plaza principal de Ayutla, pueblo y municipio de la Región Sierra Occidental del estado de Jalisco, siendo uno de los más grandes de la entidad con 884,62 km² y una población de más de 12 mil habitantes.

Uno de esos 12 mil habitantes es la tía Oli y mientras habla de su vida, afuera se escucha la algarabía de la fiesta patronal.

Campanadas de la Iglesia anuncian la aproximación de danzas mexicanas, carros alegóricos con representaciones religiosas, destacando las de San José, María y Jesús y por supuesto las de San Miguel Arcángel, que recorren las calles otrora empedradas, flanqueadas por singulares casas, unas de estilo jalisciense y otras totalmente americanizadas.

Aquí la influencia gringa es muy fuerte, tanto que se vende más ropa, nueva, americana que nacional, pero eso sí, el delicioso pozole, las tostadas, la panela, la birria, las tortillas hechas a mano, el tequila y el mariachi siguen en el gusto de todos, especialmente de los que emigraron.

Ellos son los que más disfrutan la antigua tradición de salir a las calles y sentarse en sillas o al filo de las banquetas a ver pasar los carros alegóricos, seguidos de diferentes representaciones bíblicas, ambientadas por cohetes, mariachi o banda, que es muy apreciada en todo Jalisco.


Y mientras en la calle la fiesta a San Miguel sigue, la tía Oli habla de su infancia:

“Éramos ocho hermanos. Luis, el mayor, le seguían Manuel, Reynaldo, Juan, Leoncio y tres hermanas: Martina, cuyo verdadero nombre era Martiniana, Valentina y yo”.

La voz de la tía Oli es clara y muy alegre.  Es sorprendente su lucidez, pero para confirmar si aún retenía los recuerdos más lejanos, se le pregunto:

¿Quiénes son sus padres?

-“Domingo Andrade Castellón y Diomedes Espinoza Duengues. Mi padre se dedicaba al campo.

¿Cómo fue su infancia?

-“Muy bonita, exclama con alegría.”, mientras se acomoda en su silla de ruedas, en la que esta “¡porque me duelen las rodillas!”.

Voltea de un lado a otro, como capturando los recuerdos y mientras recapitula, el cálido viento mece las hojas de las hermosas palmeras que rodean el patio de la casa de la tía Valentina, que aunque tiene influencia americana aún conserva los equipales de piel y madera tejida, tradicionales de Jalisco. Los de mejor calidad son de Tonalá.

Con su voz clara y alegre, la tía Oli habla de su niñez:

“Vivíamos en un hermoso rancho, La Mesa.  Manuel y yo éramos inseparables. Nuestra infancia fue en la mera revolución.  No tuvimos estudios, porque no había escuelas, no había maestros que fueran a los ranchos, porque si llegaba uno, lo colgaban.  No querían que hubiera maestros. Así que toda la gente de mi tiempo fue sin preparación de nada, pero yo aquí ando, mira…
“El rancho La Mesa estaba ubicado en la población San Antonio del Morán, donde nacimos todos, menos Valentina.”

¿Cómo era de niña?

-“Traviesa, juguetona, muy trabajadora. Ayudaba a cortar el frijol, pero hasta la edad de 8 años, cuando era la persecución de los Cristeros.

“En ese entonces llegaban los soldados del Ejército Mexicano al rancho de mi padre y se metían como si fuera su casa.  Nos robaban todo lo que habíamos cosechado y obligaban a mis padres a alimentarlos.

“Llegaban haciendo destrozos.  Nos ponían a cocinar nuestras propias gallinas para que ellos comieran. Mi madre siempre les hacía tortillas.  Bendito Dios nunca nos hicieron nada.

“Mi padre era como el palo de Camino Real, llegaba uno y lo “testereaba” , llegaba otro y lo “testereaba” les daba de comer tanto a Cristeros como a soldados y a ambos les decía que no había visto al otro.  Ellos todo se comían.

“Los soldados le robaban hasta las gallinas a mi madre y de pilón le ordenaban: cocínalas y danos de comer”.

¿Quiénes eran los generales de ese entonces?

-“No sé. Sólo tratamos con la tropa”.

-“Todos llegaban a la casa a puro pedir de comer.  Mi papá siempre tenía un caso de calabaza cociendo.  Y, cuando llegaban le preguntaban: “¿ya ordeñaste?, ¿ya tienes la leche?... sí, les decía mi padre, y ellos siempre le decían: “¡échalas pues!”
-“Pero mira, si hallaban un buen caballo en el rancho de mi padre, se lo llevaban”.

¿Los Cristeros?

--¡No, los soldados!.  Los del dizque gobierno, rateros.  Se robaban todo.  Ellos ponían el mal ejemplo, y si alguien los veía mal, lo mataban de un tiro o lo colgaban.  Por ese lado, vivimos una época muy mala, pero por el otro fuimos muy felices, porque estábamos chicos y juntos, pero cuando nos trajeron a Ayutla todo cambio.

“Cuando llegamos aquí, yo tenía 8 años, y le decían a mis padres, ponla a estudiar, pero decían ¡qué escuela ni que nada, que se ponga a trabajar ya está grande!... así que nunca tuve escuela.

Pero sabe leer y escribir ¿quién le enseño?

--“Mi hermano el mayor, Manuel.  El estuvo una temporada aquí con mi abuela y fue a la escuela, así que un día me dijo: te voy a enseñar a poner tu nombre.  Me ponía la O en el campo, en la tierra, en una tortilla.  Hasta que me enseñe a poner mi nombre.
“El me dijo con una palabra, puedes escribir otras.  Así que un día le dije a una prima, vamos a aprender a leer, pero no quiso y se quedó sin leer ni escribir. Yo sí aprendí.

“Cuando se agudizó la persecución de los Cristeros en los ranchos de los alrededores, la gente empezó a abandonar sus propiedades y venirse al pueblo, donde mi padre compro una casa”, agrega.

¿El cambio del rancho al pueblo, cómo fue?

-“Muy difícil, ya no podíamos andar todos juntos en el campo con mi papá, como crecimos.  Ahora todos los hombres se iban a trabajar y las mujeres nos quedábamos en la casa a ayudarle a mi mamá. 

“Yo era muy trabajadora, rápido aprendí a lavar, planchar y echar tortillas a mano y como era morena, mi hermana Martina le decía a mi mamá que ella no podía ir a lavar al río, “porque soy blanca y el sol me quema, decía, pero Olimpia es morena y no le pasa nada”, así que me mandaban a mí, dice entre risas, por prieta me traían en friega”.

“Valentina y Martina eran muy blancas”, dice al referirse al hecho de que ahora sus ojos se le ven color azul, a causa de las cataratas de las que fue operada recientemente, y entre risas y bromeando comenta:

“Mira lo que son las cosas, ahora a mis 100 años soy de ojos azules y ya me veo güerita”…

eab_elya@yahoo.com.mx

ELVIA ANDRADE BARAJAS estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García. Fue corresponsal del Estado de México, reportera de Asuntos Especiales y editora de la Sección Metropolitana en el Periódico Excelsior.

V ER MAS..






LA TIA OLI Y SUS 100 AÑOS




NO ES FÁCIL
SER GOBERNADOR DE VERACRUZ



PRINCIPE AZUL, ¿EXISTE?....


HIJO DE TIGRE PINTITO



LA GRAN CONCIENCIA
MUNDIAL APOYA A PALESTINA: MUNJED SALEH


SI GANO, SERE UNA PRESIDENTA DE CARNE Y HUESO. RUHT OLVERA



El Distrito Federal busca autonomía y capitalidad

FUI CÁNDIDA CUANDO FUI CANDIDATA: ISABEL MIRANDA DE WALLACE

“SOY COMO LA CAPERUCITA ANTE DOS LOBOS DE MAR”: ALEJANDRA BARRIOS



SOY POLITICO, ACADEMICO
Y MAGISTRADO: MEDINA PEÑALOZA

II Parte



EL JUEZ DE EDOMEX
I Parte

LEGALIZAR LAMARIHUANA AUMENTARIA VIOLENCIA Y
ADICCION: SANTILLAN



MÉXICO ES UN GRAN CASINO; SE APUESTA A GANAR IMPUNIDAD


Entrevista exclusiva para RM
- Segunda parte -




CLARO OSCUROS DE LOS PRESIDENCIALES 2012


Se perdió la visión de lo
bueno, lo bello y lo ético


DE RIO HONDO
QUIERE IR AL SENADO


 
El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores. Todos los derechos están reservados.
Queda prohibida la reproducción parcial o total del material publicado.
 Reportajes Metropolitanos - Derechos Reservados © 2006  www.reportajesmetroplitanos.com.mx