Durante las 13 horas de vuelo no hubo turbulencias, y pese a ser unos de los viajes más largos del mundo, se comprueba que se mueve más cualquier transporte público de la ciudad de México, que este vuelo, aún en el aterrizaje.
“Bienvenidos a Beijing”, dice en inglés, francés y chino el sobrecargo, que, a través del micrófono, hace las recomendaciones antes de descender: no olvide sus pertenencias.
El calor es intenso.
Ya no se siente el aire frio de la calefacción que funciono todo el vuelo, en el que “Pocho”, un maestro de matemáticas, de 42 años, que parece de 20, describe que “Beijing es Hot, muy hot, comunista y comerciante para el mundo”.
Rong Changhai, director para América Latina y el Caribe de la Asociación Nacional de Periodistas Chinos (ANPCH), recibe a la delegación de periodistas mexicanos, encabezada por José Luis Ortega Uribe, presidente del Club Primera Plana, Miguel Angel Rocha Valencia, Judith Alamo López, Aurea Zamarripa, Mónica Ventosa y la que escribe, Elvia Andrade Barajas, así como la doctora María Eugenia Tejeda. Gustavo Lomelin Cornejo llegaría dos días después, por asuntos de trabajo.
Delgado, de estatura media, austero en su forma de vestir, reír y hablar, Rong llamó con un ademán al conductor de una camioneta Van, que hizo el traslado al Hotel Novotel Peace Beijing, ubicado en el centro comercial, político y económico de Beijing.
En el trayecto, sorprendió la belleza, modernidad y armonía de calles y avenidas de Pekín, Pequín o Beijing, capital de la República Popular China y una de las ciudades más pobladas del mundo con 21 150 000 personas en 2013.
Situada en la periferia de la antigua civilización china, Pekín se convirtió en el baluarte de las potencias extranjeras que ocuparon China del Norte entre los siglos X y XII.
La dinastía Liao estableció aquí su capital meridional, la más acreditada de las cinco del reino. La dinastía Jin, la siguiente dinastía "bárbara" emprendió un amplio proyecto urbanístico a imagen de la capital de los Song septentrionales, Kaifeng.
En 1215 los mongoles arrasaron la ciudad, pero 50 años después Kublai Kan decidió edificar en ella la nueva capital.
Actualmente, Beijing sigue en crecimiento urbanístico.
Por doquier se construyen enormes y altos edificios de más de 30 pisos, pero en ninguna de las construcciones se ven albañiles. Son estructuras altas, metálicas, sostenidas por enormes tubos, envueltos en mayas verdes, de una sola pieza. Cerca se ven grandes máquinas, que suben y bajan, pero no se alcanza a ver cemento, varillas ni desorden.
La armonía urbanística es impresionante.
Son kilómetros de árboles verdes, frondosos y de la misma especie, hasta llegar a algún puente, río o lago, en los que el panorama cambia por palmeras, otra planta o arbusto.
También sorprende ver tantos automóviles de modelos recientes y de marcas de prestigio, como Audi, BMW y Toyota, que contrastan con decenas de motocicletas y cientos de bicicletas.
Inevitablemente se concluye que no es estricto el comunismo como se cree en el mundo. Aquí también hay desigualdad social. Unos tienen más, otros menos.
Un ejemplo claro es el Hotel Novotel Peace.
Las exclamaciones de ¡wow! de los periodistas mexicanos no se hicieron esperar al ver la belleza del inmueble, cuyos pisos, escaleras y algunas paredes son de mármol, tan brillante como un espejo, tanto que reflejan las columnas adornadas en sus relieves con polvo de hoja de oro.
La voz firme y con Don de mando de Rong, frenó la admiración colectiva.
Tras reunir al grupo, dice, en inglés: “en China, 30 minutos son 30, no 29, no 31. Aquí, la puntualidad es lo primero. Tienen 20 minutos para tomar habitación y regresar al lobboy, shopping 2 horas”.
Treinta minutos ¡, insuficientes para admirar el lujo de la habitación y cada detalle. Empezando por el gran ventanal que ofrecía una vista espectacular de Beijing, en el que se conviven en perfecta armonía construcciones modernas y futuristas con las pagodas y adornos tradicionales de la antigua China.
Otros detalles llaman la atención, como el plato con tres frutas y un hermoso cuchillo con filos dorados al lado, el sobre con el nombre personal dando la bienvenida, la lámpara en forma de sol, la variedad de tes cerca de la cafetera con un par de tasas de porcelana…
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