Personajes y Entrevista
Invitadas

 

DE CANTANTE A SASTRE
29/09/07

Galeria

*  Era “La Voz de Trueno”

Por IRVING CABRERA TORRES
--- texto y fotos ---  

Es la avenida Juan Escutia, allá en la Condesa.  Enormes edificios grises. Los claxons contaminan el ambiente, la gente camina de prisa para llegar al mismo sitio de donde salió: su hogar; las calles albergan  personajes. Cada uno con su  historia. Cae la tarde,  las loncherías y restaurantes se llenan de olor a comida, que es transportado en el aire, y  en el primer nivel de un edificio de 5 pisos,  pacientemente Anastasio Acosta Manzanero espera a su siguiente cliente.

Rodeado de telas, trajes y fotografías, Don Anastasio recuerda sus años de infancia en Ciudad Guadalupe Victoria, Durango su tierra natal, donde fue testigo de violentas muertes debido a que el legado que el General revolucionario Pancho Villa dejó por el norte del país ”era normal ver que dos personas se mataban simplemente para ver quien era mas hombre” fue por tal razón que su padre los llevo a vivir a la ciudad de Durango.

Acosta Manzanero con su débil voz comenta que fue abandonado por su madre antes de cumplir los 5 años de edad, nació en el año de 1929 tuvo el oficio de bolero el mismo que su hermano “con eso manteníamos nuestra casa.” Ya que su padre murió cuando el pequeño Anastasio tenia solo 9 años; su niñez  rodeada de violencia, muerte y abandono hizo que tomara la decisión de emigrar hacia esta enorme ciudad, llega a los 16 años y de inmediato entró a trabajar en una sastrería ese oficio no lo desconocía ya que lo aprendió desde que tenia 8 años.

Fue una noche de copas cuando Anastasio en un bar  tomó el micrófono e interpreto una canción de Jorge Negrete, arrancó los aplausos de los asistentes reconociendo su gran voz,  a partir de ahí la vida de Alfredo Acosta (su nombre artístico) tomó nuevo rumbo.

Fue a mediados de los 60`s cuando Acosta comenzó a cantar en los palenques, junto a la orquesta del “Rey del mambo” Pérez Prado interpreto decenas de canciones así como también con la orquesta de la Fuerza Aérea Mexicana. El interprete de Júrame recorrió gran parte de los Estados Unidos y la República Mexicana, bautizado como “La nueva voz de México” Alfredo Acosta se recarga en su mesa respira profundo y comenta “lo que me hacia sentir satisfecho era cuando hacia llorar a la gente cuando cantaba Lejos de ti

Con emoción un tono de nostalgia en su voz el también amigo del Indio Fernández combinaba el oficio de sastre y su carrera de cantante “diseñaba ropa para algunos artistas de la época como Merle Uribe, Mora Escudero, Emilio “el indio” Fernández, etc”

Ya pasan de las 2 de la tarde, una señora entra a la sastrería de la Colonia Condesa Alfredo de 78 años, le hace un presupuesto por un vestido que la mujer pide se le hagan sus composturas, mientras toma algunas medidas y su voz se pierde entre el ruido de los autos que a toda velocidad transitan sobre la avenida Juan Escutia, dice que el trabajo ha bajado mucho “es que ya hay mucha ropa barata, yo cobro $1600 por la hechura de un traje y con eso en la lagunilla te compras 2 o 3”  

Tras  25 años como cantante, en los que recorrió asilos, reclusorios, hospitales e incluso las Islas Marías interpretando canciones de Jorge Negrete su retiró llegó en los 70`s “fue en un lienzo charro allá por La villa se llamaba Rancho Grande”  lugar donde lo sacaron en hombros después de su excelente actuación.

El motivo de su retiro fue por que varios de sus maestros murieron, como fue el caso del maestro Ortigoza que se suicidó también corrió con la misma suerte Rolando Ferreon quien después de caer enfermo de herpes murió eso lo desmoralizó por no tener con quien practicar “para el canto debes estar ensayando y practicando constantemente con la voz”

Para entonces “la voz de trueno” como algún día también lo llamaron decidió regresar de tiempo completo a sus sastrerías que ya estaban muy abandonadas a tal punto que de tres que tenía solamente se quedo con una, su vida en los palenques duró mas de lo que el imaginaba ahora solamente le quedan los recuerdos y las fotos donde aparece cantando en distintos palenques en México y en algunas ciudades de Estados unidos y Canadá.

Ya pasan de las tres de la tarde en su taller de la Condesa  se escucha en la radio una canción de Julio Iglesias, se acerca una silla toma asiento mira hacia la calle y espera, o quizás este recordando aquellos años cuando después de una borrachera en esa misma calle aventaba unos balazos al viento o tal vez simplemente observa como pasa la gente sin mirarse los unos  a los otros.  

A los cuatro años empezó a dibujar al Pato Donald y a sus parientes. Con el personaje de Walt Disney aprendió a leer y con los segundos se dio cuenta de que a mucha gente no le gusta que lo caricaturicen. Por eso “para salvar la situación” hacia chistes sobre las deformaciones que sufrían sus personajes y cuando alguien le reclamaba que un dedo le había quedado más gordo que otro, les contestaba: “es que se lo machucó”. Sus repuestas de niño provocaban risa.

José Luis Diego Hernández “Trizas”, es uno de los mejores cartonistas del país. Actualmente es presidente de la Asociación Nacional de Carituristas de México. Nació el 26 de marzo de 1962 en una clínica de la ciudad de México, en Santa Maria la Rivera, frente al kiosco Morisco.

Entrevistado en su oficina del Museo de la Caricatura, “Trizas”, quien colabora en varios medios periodísticos, entre ellos Reportajes Metropolitanos, platica que de siempre ha sido una persona introvertida. Tímida, por lo que hizo de la caricatura su mejor lenguaje, pero desde entonces aprendió que a mucha gente no le gusta que lo caricaturicen.

En 1968 dejo la caricatura de monitos, para pasar al género de política. Relata que “tenía un tío que estaba en la UNAM y cuando iba en la prepa me hablaba mucho de política, y llevaba como lectura la revista POR QUE, de Meléndez, en la que se publica una entrevista a Heberto Castillo, sobre el caso 68, antes del 2 de octubre y de la entrada del Ejército a la Universidad”.

En ese entonces hizo sus primeras caricaturas: Soldados contra estudiantes que hacen trampa y ganan.

Del Kinder lo corrieron porque hacia “monitos”. Recuerda que “cuando hacía las vocales les ponía pies, manos, caras. Los niños se acercaban a ver. Todos reían. Se divertían, pero se distraían, por lo que me sacaron de clases”.

Sin embargo, él aprendió a leer dibujando al Pato Donald, por lo que se le facilitó que lo inscribieran en la primaria.

La caricatura, dice, es como la virtud. Es una síntesis.

“El caricaturista debe sintetizar una historia en un cuadro, por lo que siempre debe estar muy informado y aprovechar la oportunidad, que no es como la noticia. Puede no ser inmediata. Lleva su tiempo de maduración. A veces se hacen cartones creyendo que es el momento y no es así, e incluso resultan chocantes, de mal gusto, principalmente cuando son temas relevantes que se quieren abordar inmediatamente, pero hacen falta elementos, por lo que en muchas ocasiones da la impresión de ser grosera y faltarle el respeto al lector.

“Por eso es indispensable esperar un poco, que pase el tiempo, porque a veces no se tienen todos los elementos.

“La caricatura no ilustra. Tiene su contenido propio. Su naturaleza. Es un editorial dibujado, en el que el caricaturista da su punto de vista”, añade el presidente de la Asociación Nacional de Carituristas de México.

“Se tiene que entender que la caricatura no es burlarse, lo que hace es mostrar las cosas como son. Se ha dicho mucho que la caricatura deforma la realidad y es al revés: dice la verdad, pero cuando la gente ve diferente dice ¡no puede ser! Y provoca risa. Es una forma de catarsis al ver la realidad con la crudeza que es.

“La caricatura debe llevar humor, no sólo es una crítica dura. Tiene sus cualidades”.

elviaandrade1@hotmail.com

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