Columnas:
Elvia Andrade Barajas
Mónica Martin
Ramiro Gómez-Luengo
Minerva López Mendez
Alberto Estevez Arreola
Colaboradores:
Esteban Mayo
María Calcagno
Rafael Peregrina
María Rita Palomares A.
Sergio Gil
Paloma Elfride  

Espacio Disponible
OCTUBRE
Nuevo Poder

31/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* Fox a salvo, Oaxaca quien sabe; la
   interrogante central ¿y ahora qué?
* Ulises debe irse; la intervención federal
   no soluciona el problema político

La toma del centro histórico de Oaxaca fue un éxito. ¿Para quién? Fox quedó a salvo. Oaxaca, quien sabe. Fox compró el tiempo necesario para salir en un mes sin que nadie pueda reprocharle no haber hecho nada por solucionar la crisis y ya.
El operativo, aunque necesario y urgente, abre más interrogantes que proporciona respuestas. ¿Por qué se esperó tantísimo tiempo, casi seis meses, para ejecutarlo? El costo fue elevadísimo en primer lugar en términos de vidas humanas. También en términos económicos, casi cinco mil millones de pesos que jamás serán recuperados por los empresarios de la ciudad.

Pero, bueno, ellos son los que menos compasión pueden despertar en el asunto. Un millón 300,000 mil niños sin escuela y ahora a meterles conocimientos con tirabuzón. También el trauma de un pueblo entero que se vio secuestrado por un grupo de radicales dispuesto a tirar a todo precio al gobernador del estado, Ulises Ruiz Ortiz, también él dispuesto a permanecer en el poder a cualquier precio.
La pregunta central hoy es ¿y ahora, qué? La entrada de las fuerzas federales ni de cerca pone fin a la problemática política de Oaxaca. El gobernador Ulises Ruiz está feliz con la entrada de la PFP a rescatarlo sin duda a él mismo, pero la verdad es que el problema de fondo continúa latente y no podrá resolverse mientras Ulises se aferre a gobernar -¿a gobernar?-, en las condiciones actuales. Las fuerzas federales, entre las cuales se encuentran más de 2,500 efectivos de infantería del Ejército Mexicano y paracaidistas de la Fuerza Aérea Mexicana, todos vestidos de gris, por supuesto, no se mantendrán en Oaxaca de manera indefinida, para garantizar que Ulises concluya su mandato. No es su papel y muchísimo menos su obligación.
La entrada de la PFP es una medida temporal y de emergencia extrema, una medida que debió haber sido ejecutada hace ya mucho y que, aplicada a tiempo, le hubiera ahorrado a Oaxaca y al país otro período traumático después del conflicto postelectoral, sin mencionar las vidas humanas trágicamente perdidas por la indecisión y miedo del gobierno. Pero, en fin, el hubiera realmente no existe. Si los elefantes hubieran nacido con alas, volarían, pero no, no tienen y no pueden volar.
Ulises Ruiz Ortiz debe de abandonar la gubernatura de Oaxaca. Debe pedir licencia o, de plano, renunciar. Ya no solo por su dignidad humana, sino por el bien de su estado al que dice amar. No cabe duda al observador menos avezado que Ulises cometió en muy corto tiempo una serie de errores e incurrió en actitudes autoritarias que lo convirtieron en un gobernante extremadamente impopular. Para empezar, con el pretexto de una huelga hechiza, desalojó violentamente las instalaciones del Diario Noticias por su posición crítica contra su gobierno, le retiró publicidad gubernamental y en tan solo siete meses, otro diario, este propiedad de la familia de su ex vocero, el diputado federal Héctor Pablo Ramírez Puga, emergió de la quiebra y no solo eso, estrenó edificio y rotativa nueva, todo a cargo del erario oaxaquense vía jugosos contratos de publicidad. Ahí empezó la creación de una serie de enemigos políticos y una cascada de errores que derivó en lo que ya todos vimos.
Pero Ulises dice que no, que no se va y que le hagan como quieran. Afirma que no son más de 3,000 los haraganes que quieren su salida y que definitivamente él seguirá desahogando sus responsabilidades como gobernador constitucional. ¿Son realmente tres mil revoltosos los que pusieron a Oaxaca al borde de la guerra civil, o más bien en guerra civil? El problema es mucho más grave que ese y si Ulises realmente quiere a Oaxaca, debe de irse.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


26/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* Dominará migración como nunca
   las relaciones con Estados Unidos
* Calderón tiene la oportunidad de
   tratar la enfermedad, no el síntoma

Aunque en teoría no llegara a edificarse, la decisión misma de levantar un muro en la frontera con México demuestra la barbarie del régimen instalado en el poder en Estados Unidos. Esa barbarie ha quedado bien documentada ya. Efectivamente, en Estados Unidos domina un gobierno de bárbaros que todo lo quiere resolver por la fuerza bruta, por la imposición a rajatabla de su voluntad.
Sin embargo, la barbarie del gobierno de George W. Bush no debe de ser consuelo o pretexto para evadir nuestra responsabilidad en la inhabilidad e incluso irresponsabilidad para confrontar con seriedad el problema de la migración de mexicanos hacia el norte de la frontera. Que sean unos bárbaros en Washington, es su problema. Más temprano que tarde, con un gobierno civilizado, reconocerán su error y tal vez, solo tal vez, ese muro de vergüenza no será levantado.
Lo que es urgente de este lado de la frontera es no solo reconocer nuestro error sino hacer algo efectivo para solucionarlo. Tratar la enfermedad, no sus síntomas. Desde tiempos inmemoriales se ha hablado de la necesidad de generar en México los empleos necesarios para retener aquí a su gente; sin embargo, las décadas pasan y nada se ha logrado hacer al respecto. No solo no se ha logrado nada, sino que la situación empeora en la medida en que más mexicanos arriesgan todo, incluso la vida, por cruzar la frontera en busca de un trabajo aún discriminados.

Una nación no puede sufrir tragedia más grande, más lacerante, que la pérdida de su gente. México ha sufrido esa tragedia durante decenios sin que ningún gobierno, incluido este que tanto se ha preocupado por la suerte de los mexicanos en el exterior, haya hecho algo real para garantizar el bienestar de los mexicanos menos afortunados dentro, no fuera, de México. No se le puede reprochar al Presidente Fox que se preocupe por que los migrantes mexicanos en Estados Unidos sean tratados dignamente y sus derechos humanos sean respetados. Pero sí se le puede reprochar, y con toda razón, que haya hecho tan poco, si es que hizo algo, por promover aquí las condiciones necesarias para que esos mexicanos no abandonen su tierra cada vez en mayores números. Sí se le puede reprochar al “gobierno del cambio” que haya hecho todo para que todo siguiera igual. O peor.
Tenemos ante nosotros un inminente cambio de gobierno y con él, la oportunidad de lanzar proyectos de verdadero desarrollo regional, particularmente en los estados de mayor expulsión de mexicanos hacia Estados Unidos. Felipe Calderón ya recibió muy clara la señal de Estados Unidos sobre la obvia decadencia de la relación bilateral y esa decadencia se debe no en poca medida al agravamiento de la problemática migratoria. El énfasis de la política mexicana con Estados Unidos en este renglón claramente debe de ser trasladado de la insistencia de un acuerdo de legalización de inmigrantes indocumentados a la instrumentación de acuerdos que permitan en México arraigar a la gente.
No está de más repetirlo. La solución al problema migratorio no está ni en la Casa Blanca ni en el Congreso en Washington. La solución está aquí y de nada servirá un acuerdo de legalización –de por sí política y económicamente imposible como lo hemos constatado-, si en México se perpetúan las condiciones que alientan la expulsión de su propia gente. Al ritmo de 350,000 inmigrantes indocumentados por año, el tamaño de una ciudad media tanto aquí como allá, en unos cuantos años volveríamos a encontrarnos en la misma situación. Calderón tiene la oportunidad de retomar este asunto que sin duda dominará las relaciones con nuestro vecino. Ojalá lo aborde desde la perspectiva correcta.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

25/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* Error político histórico, la cancelación
   del desfile deportivo del 20 de noviembre
* Miedo, miedo y miedo atormentan a este
   gobierno; pero ¿miedo a qué?

Vicente Fox, el bufón de Los Pinos, cerrará con broche de oro su sexenio. La cancelación del desfile del 20 de noviembre, conmemorativo del inicio de la gesta revolucionaria, es el último de una cadena de errores, de traspiés, de burradas, para hablar en su lenguaje, que es extremadamente difícil de comprender, de no ser por el miedo recurrente, ya patológico, a hacer frente a la realidad del país que deja tras seis años de desgobierno.

Para evadir la “toma de posesión” del patético “presidente legítimo”, Fox se refugiará en la residencia oficial de Los Pinos, en la explanada de Francisco I. Madero. Ahí, protegido por el anonimato, encabezará una ceremonia y pronunciará un discurso “que se apegue a una cultura propia de los ciudadanos, en sintonía con la pluralidad que se vive en una democracia”, según dijo el cómico portavoz de Los Pinos, Rubén Aguilar Valenzuela. Un pensamiento demasiado elevado, lo reconozco, para este pequeño cerebro. Me esforzaré por comprenderlo. Invocaré a la iluminación divina para ver si se me hace el milagro.

Aquí, en la realidad del pensamiento terrícola, el problema es que Fox se consolida, a tan solo unas cuantas semanas de que deje el poder que nunca ejerció, como el personaje más patético de la historia moderna de México. No es fácil decirlo y menos reconocer que México tiene a un cobarde como Presidente de la República.

La decisión del Presidente Fox es indignante por múltiples motivos. En primerísimo lugar porque rompe con una tradición tan importante como el propio desfile militar del 16 de septiembre. Pero más allá de eso, pretender que la cancelación del desfile nada tiene que ver con la pretendida “toma de posesión” de López Obrador es un insulto a la inteligencia de los mexicanos.

Aún más, esa decisión no podrá sino ensoberbecer aún más a un autoproclamado emperador de México, emperador de pacotilla. Fox no puede ser más torpe y si como lo dijo Rubén Aguilar Valenzuela, es presidente electo estuvo de acuerdo con esta decisión, tampoco puede ser más torpe el propio Felipe Calderón al apoyar una decisión de esta naturaleza. La decisión de Fox debilita inevitablemente al gobierno entrante, que de por sí tomará posesión en condiciones de vulnerabilidad extrema. ¿En donde tienen la cabeza estas personas? O más sencillamente, ¿tienen cabeza?

A lo que todo esto huele es a miedo, miedo, miedo, terror. Pero ¿miedo a qué? Sus acciones no pueden apuntar hacia otra dirección que no sea al miedo a que se les caiga el tinglado en el último momento, ¿Cómo es posible que el presidente de la República, se arredre ante un payaso usurpador? Que Valenzuela nos diga que la decisión nada tiene que ver con la toma de posesión del autoproclamado emperador es un verdadero insulto a la inteligencia de los mexicanos. Ese personaje nos trató de convencer: “hemos recogido (el desgaste de la tradición del desfile)… y lo estamos constituyendo en nuevo tipo de celebración, mucho más cívica con una reflexión política de ese hecho histórico fundamental”. ¡Ufff! De nuevo, muy profundo para esta pobre cabecita.

Si algo nos puede confortar es que esta decisión nada tiene que ver, en realidad, con un desaire a la Revolución Mexicana. Esos personajes que habitan y laboran el Los Pinos son demasiado ignorantes como para saber lo que fue la Revolución y lo que es para el México de hoy. Lo prueba el hecho de que habrán mochado a nuestra Águila, pero nunca se dieron cuenta de que todos sus documentos de gobierno llevaban al calce un lema de gobierno, no una frase consagrada por ley, sino el lema del régimen contra el que combatieron. “Sufragio Efectivo, no Reelección”.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


23/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* En septiembre de 2001 Fox visitó Washington
   ya como presidente en funciones
* Entonces surge el primer traspié que llevaría
   al derrumbe de la relación bilateral

Por un error cronológico, ayer en este espacio ubiqué la visita de Vicente Fox a Washington en septiembre de 2001 en el contexto de Presidente Electo. Ficción. Disculpas a nuestros lectores y a la Organización Editorial Mexicana. En realidad, esa visita fue enmarcada con la primera Cena de Estado que ofrecía el Presidente Bush ya instalado en la Casa Blanca. Honor reservado para el Presidente de México y la señora Sahagún de Fox como símbolo de esa nueva era que supuestamente emergía en las relaciones México-Estados Unidos.

Este error me da pié, sin embargo, para repasar un incidente enterrado en la historia de los múltiples errores que llevaron en última instancia a predisponer a la administración estadunidense en contra del gobierno del presidente Fox y a descubrir la falta de talento, de pericia diplomática que habría tan hábilmente de utilizar Bush para usar a México como peón de sus designios de política global.
Había pasado ya la gran celebración en la Casa Blanca y fue precisamente el siete de septiembre de 2001 cuando el presidente Fox fue recibido en sesión solemne por el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos. Fox entró a la bella casona que alberga a la OEA en la calle 17.
A insistencia de su entonces canciller, el cretino y nefasto Jorge Castañeda, Fox llevaba bajo el brazo un anuncio que dejaría estupefactos a los representantes permanentes del continente. En lo que fue su primer anuncio mayor de política exterior y, muy poco después, su primer gran fiasco, México, anunció Fox, se retiraba del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR. Un documento firmado en plena Guerra Fría, el también llamado Tratado de Río había caído en la obsolescencia. México ya no tenía nada que hacer en ese pacto que solo había sido invocado en una ocasión, sin efecto alguno, a favor de Argentina durante la Guerra de las Malvinas a principios de la década de los 80.
El anuncio de Fox dejó desconcertados hasta a los propios estadunidenses que aseguraban haber sido consultados con anterioridad por los mexicanos sobre este tema, cuando en realidad no lo fueron. Pero las circunstancias dieron un giro dramático a tan solo cinco días de ese anuncio, en la OEA. El 11 de septiembre los atentados en Nueva York y Washington cambiaron todo y en la Organización de Estados Americanos se citó a reunión de emergencia en la que se invocó precisamente el TIAR. La solidaridad continental fue expresada sin reservas hacia los Estados Unidos de América. No podía ser de otra manera.
Los planes de Castañeda de retirar a México del Tratado de Río –inexplicables hasta el momento-, fueron archivados, como lo demandaban las circunstancias. Pero a la percibida frialdad, incluso indiferencia de México a los atentados del 11-S, que no sirvió para despertarnos simpatías en Washington y entre el pueblo estadunidense, se produjo meses después un evento tan profundamente estúpido, tan inconcebiblemente insensible que es prácticamente imposible que se le ocurriera a un hombre medianamente inteligente.
Precisamente el siete de septiembre de 2003, exactamente un año después del anuncio de Fox en Washington y a escasos cuatro días del primer aniversario luctuoso de los atentados del 11 de septiembre, el brillante canciller Jorge Castañeda revive, gratuitamente, sin motivo alguno más que el de la estupidez, el tema del retiro de México del TIAR. En Washington el anuncio mexicano es tomado como un insulto, como una bofetada a una nación amiga en pleno duelo nacional. Ahí, gracias a Castañeda, se derrumbaron las relaciones y de ahí no se han podido levantar.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

19/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* Ayer se recordó no solo la muerte de Calles
   y Cárdenas, sino la agonía del PRI
* El partido “está partido”; por dignidad, Palacios
   A. debe renunciar: Everardo

A nivel individual o institucional, olvidar los orígenes, las raíces propias es una grave omisión, pero hacerse el olvidadizo por motivos políticos o para evadir la crítica de pares es imperdonable, particularmente cuando se “olvida” recordar la memoria de quien le dio a uno vida biológica o institucional. Eso fue precisamente lo que sucedió ayer en el PRI, cuando el presidente nacional del partido, Mariano Palacios Alcocer y el resto de la dirigencia partidista, desairaron la conmemoración del LXI aniversario luctuoso de Plutarco Elías Calles y el XXXVI de Lázaro Cárdenas. Dos hombres que siendo enemigos acérrimos en vida permanecerán eternamente unidos en la muerte al haber fallecido el mismo día aunque décadas aparte.

Para el puñado de militantes priístas que asistieron a la desolada explanada de su partido en la Avenida Insurgentes, ayer fue doblemente triste. No solo se recordó la muerte de dos de los más grandes políticos de la historia de México, sino también la clara agonía del que fuera el partido dominante de este país.
Más deprimidos que desconcertados, se preguntaban qué sucedía. Por qué no había templete, por qué no había una sola silla, por qué no había sistema de sonido. A juzgar por el aspecto del complejo de edificios que hasta no hace mucho era el símbolo del poder absoluto, ahí no pasaba nada, no se conmemoraba nada. La sede nacional del PRI tenía el inquietante aspecto de un camposanto, dominado solo por las estatuas de Calles, de Juárez y de Cárdenas.
Entre los cuantos priístas que asistieron destacaba Everardo Moreno Cruz, aquel que osó desafiar la decisión absolutista de Roberto Madrazo Pintado de ser él, a costa de lo que fuera y nadie más que él, el candidato presidencial del Revolucionario Institucional. Everardo Moreno fue acusado de traidor y de todo lo que puede ser acusado un político que se rebela cuando considera que los principios fundamentales de su partido han sido vulnerados. Los desastrosos y previsibles resultados de la campaña de Madrazo, que solo pudo conquistar para su partido siete de los 300 distritos electorales del país, dan a Everardo Moreno la razón histórica. ¿Fue –o es- Everardo Moreno un traidor o el rebelde que desesperadamente necesita el PRI para cimbrarlo y sacarlo del estado de coma en que se encuentra?
Everardo Moreno estaba que trinaba ayer por lo que consideró un grosero desaire del liderazgo del partido a su fundador y al general Cárdenas. “Mi partido está partido”, se lamentaba el ex aspirante a la candidatura presidencial. Pero el desaire tenía otro agravante.
La conspicua ausencia de Palacios Alcocer y del resto de la cúpula fue decidida para evadir la crítica que era obvio esperar de parte de Everardo Moreno y porque se esperaba que este último lo confrontara y le exigiera en público renunciar a la dirigencia del partido. Moreno o cualquier priísta que se precie de serlo no le puede exigir menos al presidente de su partido luego del bodrio de julio y de los tan profundas fracturas que ha sufrido el tricolor con la imposición a sangre y fuego de Madrazo como candidato y luego con la llegada de Palacios Alcocer como relevo, escogido por el propio Madrazo en la más pura tradición dedista del PRI.
“¡Esta dirigencia no dirige nada!”, explotó Moreno ante los reporteros que asistieron a cubrir el evento que no fue. “Pasamos por la peor época de nuestro partido desde 1929”, expresó al pié del fundador del Revolucionario. “No es posible permitir que el partido sea manejado como el patrimonio de unos cuantos… por dignidad, el mejor homenaje para Calles y para Cárdenas es que renuncie Mariano Palacios”.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


18/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* En Oaxaca, los poderes desaparecieron
   de facto hace ya buen tiempo
* No debe confundirse la eficiencia política
   con el autoritarismo dictatorial

Si algo ha quedado claro en la crisis oaxaqueña es que nadie sabe o quiere hacer algo al respecto. En el Senado, se rechazó el dictamen del presidente de la Comisión de Gobernación, el priísta Jesús Murillo Karam, que no encontraba razones para desaparecer los poderes en esa entidad.

Cabe preguntarse ¿cuáles poderes? En Oaxaca hace tiempo que estos ya no existen de facto. El gobierno federal continúa con su altamente irresponsable actitud de solo dejar correr el tiempo y simplemente desafanarse del problema para que sea Felipe Calderón el que tenga que preocuparse. Por lo que toca al gobierno estatal, Ulises Ruiz Ortiz, punto neurálgico él mismo del problema, se hace el desentendido.
Pero ¿qué hay detrás de toda esta extraña inacción, indiferencia de los poderes federales ante un problema tan grave como el de Oaxaca? ¿Por qué se le deja simplemente ir a la deriva? La presidencia de la República, a través de su humorístico vocero Rubén Aguilar Valenzuela, llegó ayer a extremos insospechados de cinismo al declarar que el presidente de la República, notorio por su incapacidad para resolver y solo acumular crisis y problemas, está “orgulloso” por haber resuelto todos los conflictos de manera pacífica y con las reglas propias de la democracia.
Habría que preguntarle al doctor Valenzuela qué problemas ha resuelto esta administración o si es la pasividad y la abdicación de la principal responsabilidad gubernamental, la de garantizar la seguridad y la tranquilidad de la nación, una forma responsable de actuar escondiéndose detrás del parapeto de la “democracia”. Para el vocero presidencial, México ha dejado atrás el “autoritarismo de antaño” que solucionaba conflictos “seguramente con mayor rapidez y violando precisamente el carácter democrático de una sociedad que no era democrática”. Para empezar, habría que corregir al doctor Valenzuela en cuanto a que no se trataba de una “sociedad que no era democrática”, sino de gobiernos que no lo eran.
Esos gobiernos que no eran democráticos sí eran muy eficientes para resolver crisis políticas como la que vive Oaxaca. ¿Por qué tenemos los mexicanos que sacrificar eficiencia por democracia? Lo que requerimos, lo que exigimos los mexicanos es un gobierno democrático y eficiente. No debe de confundirse la eficiencia y el talento con el autoritarismo. Nada tiene que ver una cosa con la otra a menos de que, como en el caso de la actual administración, se trate de justificar su irresponsable y muy costosa ineficiencia política.
El Estado democrático está investido de poderes y de autoridad que deben de ser usados de manera responsable cuando las circunstancias lo demandan. A lo largo de su administración, el Presidente Fox ha sido omiso en el ejercicio de la autoridad y de los poderes que constitucionalmente le corresponden para solucionar crisis que solo ha barrido bajo el tapete para que a otro le exploten. Su conclusión obvia es para qué ejercerlos a estas alturas cuando le quedan escasamente seis semanas de vida a la administración.
Si bien para algunos pueda resultar comprensible que esta administración no quiera mancharse posiblemente con sangre en el conflicto oaxaqueño, la realidad es que su actitud es gravemente inepta, como también lo es sin duda la del presidente electo, Felipe Calderón, al no exigir, públicamente si fuese necesario, que se le entregue un país razonablemente gobernable, si es que en la condiciones en las que estamos pueda aspirarse a tal cosa. Por ahora, todos los actores políticos parecen estar solo interesados en una cosa: ganar tiempo aunque a final de cuentas quien pierda sea la nación.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

17/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* En Tabasco, como en adelante para el PRD
   López Obrador será el “beso de la muerte”
* Cometió AMLO fatal error: asumir que sus
   tácticas redituarían nuevas ganancias

Como dice la canción, “que cosas tiene la vida, Mariana…” En Tabasco vemos el derrumbe del autoproclamado emperador de México. Emperador de pacotilla. Paradójicamente, por los mismos diez puntos con los que aseguraba conquistaría la Presidencia de la República. Esa estadística es, hoy, su derrota. López puso en la línea todo su capital político para llevar a la gubernatura a César Raúl Ojeda, ínfimo capital político con que cuenta hoy el ex candidato presidencial.
No cabe duda de que AMLO fue para Ojeda y para el PRD de ese estado el “beso de la muerte” y lo seguirá siendo en cualquier parte del país mientras desenmascarado ante la sociedad mexicana como un agitador profesional, no un político, lo placéen como el adalid de la democracia. Hay que tomar un fuerte antiácido para resistir una broma tan difícil de digerir. Para el bien de todos, López Obrador nació, y murió, en Tabasco.

Ojala impugnen el triunfo del priísta Andrés Garnier, ojala se planten en el centro de Villahermosa, ojala llamen a la violencia eufemísticamente llamada “resistencia civil”. Eso no hará más que degradad aún más a López y a su partido ante los mexicanos.
Con un poco de inteligencia, López Obrador habría podido capitalizar para sus aspiraciones personales, hoy hecha pedazos, y a favor de su partido el fabuloso capital político que acumuló siendo lo que es, no político, sino agitador profesional rodeado de agitadores profesionales. López reconoció desde hace muchos años que la manipulación y explotación de lo pobres; que la manipulación y explotación de los pueblos indígenas y de sus necesidades ancestrales eran como peldaños de oro que le ayudarían a escalar, a él en lo personal, hacia las grandes alturas de la política nacional. Y durante mucho, esa estrategia le funcionó, pero le ganó la soberbia y el autoritarismo que siempre lo ha caracterizado.
La verdad es que la derrota en Tabasco no puede sino anunciar su muerte como agitador y, consecuentemente, lo que fue su crecimiento como una figura determinante en el PRD y en la política nacional. Es inimaginable que un político medianamente inteligente haya sido tan astronómicamente torpe como para derrochar sin ton ni son sus enormes riquezas políticas hasta quedarse en la ruina.
López cometió un fatal error de cálculo. Partió de la premisa de que si las agitaciones que le valieron salir de Tabasco tras cometer delitos como la toma de pozos petroleros, si le permitieron obtener la candidatura del GDF sin cumplir los requisitos de residencia; si le permitieron salir impune por haber violado la ley en el predio El Encino y hacer incluso replegarse al Presidente de la República en el juicio de desafuero, esta vez no tendría por qué ser diferente.
Y recurrió a su vieja táctica, pero en esta ocasión a una escala sin precedentes que todos conocemos, pero que nunca olvidaremos: la violación del corazón político de la capital nacional, y por lo tanto del corazón del país; la violación de las leyes pretendiendo defenderlas y agravios a todas nuestras instituciones, incluyendo al Ejército Mexicano comparándolo como “los soldados de los otros” como si el Ejército fuera de un partido o de un gobierno. Y por si fuera poco cometió el galimatías propio del más ignorante de los ignorantes de “mandar al diablo” a todas las instituciones, pero apoyándose en la Constitución, la base misma de todas nuestras instituciones, para justificar su absurdo y violento movimiento de “resistencia civil”.
Tabasco le dio a México una brillante lección de lucidez política, rechazando a faltos redentores. La nación entera debe de aprender de ella.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


16/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* Invaluable, la pérdida de credibilidad
   y confianza del gobierno
* Cada vez más osados y frecuentes,
   los desafíos a la autoridad

Algo se descompone y muy rápido en México. La capacidad de concertación de las diferentes fuerzas políticas es cada vez menor y tienden a intentar resolver sus diferencias con violencia. ¿Qué sucede en México? Oaxaca está sitiada por grupos radicales que han mantenido semiparalizada a la capital de ese estado por casi 150 días y a más de un millón de niños sin escuela. En Tabasco turbas de perredistas, priístas y panistas se comportan como hooligans embrutecidos destruyendo automóviles y abriendo fuego contra rivales políticos tan solo unas horas antes de que los habitantes de este estado fueran a las urnas para renovar al Ejecutivo y a los presidentes municipales.
Aunque no puede ser la única causa, ese algo que se descompone en nuestro país tiene que ver con la existencia de un gobierno que ha perdido lo que tal vez sea el activo más valioso de una administración federal en cualquier país de este mundo: su credibilidad y su confianza para resolver los grande problemas que aquejan al país.
Los conflictos en Oaxaca y en Tabasco son, por supuesto, de naturaleza muy distinta, pero ambos han producido violencia y han dejado tristemente al descubierto a un gobierno apanicado, paralizado ante desafíos cada vez más frecuentes y más osados a la autoridad federal.
La descomposición de los esquemas de concertación empezó cuando a este gobierno le tomaron precisamente la medida primero los macheteros de Atenco, luego con el vergonzoso repliegue del Presidente Vicente Fox en el desafuero de Andrés Manuel López Obrador para seguir con el secuestro del corredor Reforma-Centro Histórico en la capital del país, con acciones de “resistencia civil” que no son otra cosa que incitaciones a la violencia, el secuestro del Centro Histórico de la capital oaxaqueña y para colmo las confrontaciones a balazos entre huestes de los tres principales partidos nacionales en varias poblaciones de Tabasco.
Como una democracia tierna, la mexicana tiene que pasar aún por muchos dolores del crecimiento, por los traumas que van inevitablemente asociados con el proceso de maduración, pero el país parece ir en sentido contrario, para atrás en su ruta hacia la mayoría de edad política. Lejos de tenderse puentes de comunicación y batalla civilizada, las diferentes fuerzas políticas se aíslan cada vez más notoriamente en el encono y el enfrentamiento hasta violento y a balazo limpio. Esto difícilmente puede considerarse progreso. Se trata de un preocupante y claro retroceso. Lo más preocupante de todo lo que estamos viendo no solo en Oaxaca y en Tabasco, sino prácticamente en todas las entidades del país, es que los partidos políticos no están a la altura de las circunstancias. Lejos de eso. Como lo vimos en Tabasco en el fin de semana, fueron los militantes de los partidos políticos los principales instigadores de la violencia. Que vergüenza que México haya retrocedido tanto en tan poco tiempo.
Ideológicamente endeble como lo es el Presidente Vicente Fox no deben de extrañarnos demasiado los nulos resultados que observamos en sus seis años de gestión para promover el diálogo y la concordia política en un país que se ha polarizado al máximo. Para Fox ya es demasiado tarde. No podrá desandar seis años de desaciertos políticos. Contrariamente, Felipe Calderón no es un político ideológicamente endeble. Se creó en las filas más conservadoras de Acción Nacional y ya sabemos a que nos atenemos. A pesar de su conservadurismo, es de esperarse que su solidez ideológica lo lleve a formar un gobierno que no se asuste ante los desafíos y no le tiemble la mano para aplicar la ley con rigor cuanto esté de por medio su credibilidad.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

12/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* Indiscutible fracaso federal y local
   en garantizar la seguridad pública
* La capital del país requiere de pequeñas
   magnas obras, no de relumbrón

Como nunca antes, México se ha convertido en los últimos años en tierra fértil para el crimen organizado y también desorganizado. Por doquier pululan bandas de narcotraficantes, de roba coches, de todo tipo de delincuentes sin que se de una respuesta dura y decidida de autoridad alguna. La Ciudad de México, por ejemplo, se ha convertido en tierra de nadie, en una enorme urbe sin gobierno. La capital, más que la llamada “Ciudad de la Esperanza”, es una verdadera colección de actos de pillaje y sus habitantes estamos inermes ante la falta de protección de nuestras autoridades. Vivir en la Ciudad de México es un acto de fe, porque no se sabe si logrará uno sobrevivir a la barbarie del crimen.

Cualquier habitante de una gran ciudad puede sentirse legítimamente orgulloso de la realización en su urbe de magnas obras públicas. A no dudarlo. Es motivo de gran satisfacción contar con infraestructura urbana digna del primer mundo. Desafortunadamente, los gobiernos que últimamente ha padecido esta ciudad han confundido las prioridades, particularmente el del autoproclamado emperador de México, Andrés Manuel López Obrador. La capital del país requiere de pequeñas magnas obras, no de trabajos públicos de relumbrón que sirvieron más para cultivar ambiciones políticas personales, que para servir a la gran ciudad. Urge, para empezar la seguridad en las calles. Es urgente que las autoridades de la ciudad demuestren que tienen ellas el control y no las bandas de criminales que operan impunemente día tras día.

Garantizar la seguridad pública es la obligación primordial de cualquier gobierno, ya sea federal, estatal o local y en este punto, el básico, los gobiernos federal y local han fracasado de manera indiscutible. Por cosechar votos, el GDF ha sacrificado aspectos fundamentales de la seguridad pública y ha incentivado el desarrollo de enormes mafias. El transporte público es un buen ejemplo de las plagas criminales que asedian al Distrito Federal. Ese problema ha crecido de manera tal en los últimos años que se ha convertido ya en una seria amenaza de seguridad nacional porque sus tentáculos rebasan los límites capitalinos. Basta cruzar solo al Estado de México para darse cuenta de las dimensiones transestatales que adquiere este fenómeno.

A nivel federal, las cosas no están mejores. En realidad, una de las fallas principales del gobierno del Presidente Vicente Fox ha sido precisamente su incapacidad para velar por la seguridad pública en el terreno federal y ahora resulta que hasta Guatemala tomará medidas extraordinarias en su frontera con México para contener a las bandas criminales que operan de este lado de la línea divisoria. Que vergüenza.
El sexenio del cambio será recordado por muchas cosas. Una de ellas será por el crecimiento desfasado del crimen organizado, de las bandas de narcotraficantes que ya no se reducen a la frontera norte. Hoy todo el territorio nacional es marco operativo de esas bandas de delincuentes.

Una de las características del gobierno de Fox ha sido precisamente la debilidad, el miedo a tomar acciones decididas en contra del crimen organizado en todas sus manifestaciones. El peligro de que un gobierno sea percibido, y no solamente percibido, sino que en realidad sea débil y miedoso radica en los abiertos desafíos de las mafias que estamos viviendo en el ocaso del gobierno actual.

En este terreno, como en otros, llegamos al final de la presente administración con un saldo bastante triste. No es que los resultados negativos se deban a mala fe en el gobierno federal. Simplemente le faltó valor y decisión para enfrentar este fenómeno.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


11/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* Escándalo sexual impacta a EU
   más que la guerra en Irak
* Aún así, Bush sería llamado a
   rendir cuentas por atrocidades

Por inverosímil que parezca, un escándalo sexual, el del ex congresista republicano Mark Foley, ha logrado estremecer a la opinión pública estadunidense más que la salvaje guerra de ocupación en Irak. No quiere esto decir que el acoso sexual no sea un asunto grave. Lo es, particularmente cuando las víctimas son menores de edad, como en el caso del interno que acusó a Foley de propuestas indecorosas. Se antoja inconcebible que un político profesional no solo cometa la imprudencia de insinuarse sexualmente a un menor de edad, sino que lo haya hecho incluso por escrito, a través de correos electrónicos enviados ¡desde dentro del Congreso en Washington! Pobre Foley. Debió haber estado enloquecido de amor para actuar tan atolondradamente.

El escándalo de Foley, a diferencia de la guerra en Irak, ha cimbrado las bases mismas del “establishment” republicano hasta el punto de poner en peligro la cabeza del líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, quien conocía la reprobable conducta de su colega, pero poco o nada hizo para ponerle fin. Ahora, nuevas revelaciones indican que otro representante abiertamente gay, Jim Kolbe, republicano de Arizona, confrontó a Foley cuando se enteró de que estaba utilizando el servidor del Capitolio para enviar mensajes sexualmente explícitos al objeto de su pasión. Kolbe, según un asistente de este, reprobó la conducta de Foley desde el año 2000. En otras palabras, en este caso estamos viendo solo la punta del iceberg de lo que puede ser un verdadero cochinero en el establecimiento del partido conservador de Estados Unidos. No nos imaginamos siquiera qué es lo que pasa dentro del Partido Demócrata, mucho más liberal que el Republicano.
Con todo, no deja de ser sorprendente que, de acuerdo con los últimos estudios de opinión allá en nuestro vecino norteño, este asunto haya impactado a la opinión pública de manera mucho más profunda que las bárbaras matanzas de civiles en Irak y los amagos contra Irán y Corea del Norte. Si los demócratas conquistan la mayoría en las cámaras del Congreso el próximo martes siete de noviembre, no será porque su presidente, George W. Bush, le ha mentido descaradamente al pueblo en cuanto a que se está ganando la guerra contra el “terrorismo”, ni tampoco porque cada vez más jóvenes estadunidenses regresan a su casa en bolsas de plástico víctimas mortales de la desbocada ambición de Bush por apoderarse de las segundas reservas petroleras más grandes del mundo. No, si los demócratas ganan la mayoría legislativa será en gran parte gracias a las aventuras sexuales del congresista republicano.
Un sondeo de Gallup muestra que el 70 por ciento de los afiliados al GOP “reconsidera seriamente” votar por su partido como consecuencia del llamado Foleygate, mientras que tan solo 10 por ciento de los encuestados considera que la guerra en Irak y otras belicosidades son motivo suficiente como para votar por la oposición demócrata. A nivel nacional, los números no varían sustancialmente. Un 65 por ciento de la población en edad de votar considera que el escándalo sexual tiene mayor repercusión en sus tendencias de voto que la guerra. Ver para creer.
Aparte de que su partido se vea afectado por un escándalo tan vergonzoso como el de Foley, las malas noticias para el Presidente Bush son que si los demócratas ganan, como parece, la mayoría en el Capitolio, será llamado por fin a cuentas sobre lo que ha hecho en Irak y sobre sus amagos bélicos contra Irán y Corea del Norte. El nuevo libro de Bob Woodward, Estado de Negación, documenta ampliamente lo que es para todo el mundo una verdad irrefutable: George Bush es un criminal de guerra.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

10/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* No hay de otra: Ulises Ruiz debe salir si se
   quiere solución real y de fondo en Oaxaca

* Error fatal retirar tropas del estado; su presencia,
   estabilizadora y poderosísimo disuasor

Las fuerzas armadas no deben salir de Oaxaca. Hacerlo equivaldría a dejar la puerta abierta a la violencia que ha vivido esa entidad durante más de 140 días y dejar a la población civil inerme ante asesinos, agitadores y saqueadores. Así, quietecitas hasta donde se pueda, su mera presencia es un poderosísimo disuasor en una situación altamente explosiva. Nada tiene de provocadora salvo para quienes quieren continuar con la violencia incontrolable. La presencia del Ejército y de la Armada es vital ante la renovada intransigencia de los maestros de la Sección XXII del SNTE y de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Oaxaca, APPO.

Que poco duraron los sentimientos alentadores con que cerramos la semana pasada y que, a pesar de la escalada de tensiones podría haber un viso de solución. Pero ahora, se echan para atrás y la “respuesta definitiva” de la APPO y de la Sección XXII del SNTE fue adelantada para el sábado. Un poco serio adelantado “no” a las propuestas del gobierno y más exigencias que se antojan inaceptables.

Era obvio, Segob lo debió prever, que cuando menos en un punto tanto appistas como maestros serían inflexibles: la salida inmediata del gobernador Ulises Ruiz Ortiz. Que no se hagan bolas en Bucareli. Esa es condición indispensable para destrabar las cosas y entrar de lleno en una negociación real para poner fin al conflicto político y permitir el regreso a clases de más de un millón de niños tomado como rehén por estas fuerzas extremistas. El gobierno de Fox ya no tiene tiempo como para ponerse a pichicatear elementos de negociación. Salvo que su intención sea heredar la crisis, es tiempo de realmente echar toda la carne en el asador. Eso presupone promover activamente que Ulises Ruiz pida, pero ya, licencia para separarse del cargo.

El gobierno puso sobre la mesa un elemento que parecería demasiado generoso como para rechazar: a pesar de que el Presidente Fox prometió que “se aplicaría la ley” en contra de quienes la violaron en Oaxaca, es decir, dejaría ir a appistas y maestros disidentes sin ningún cargo penal federal a pesar de haber puesto a Oaxaca en virtual estado de guerra civil. Pero eso ya no es suficiente. Ahora, los disidentes quieren más. Aparte de la salida de Ulises Ruiz. Y quieren nada menos que el retiro de tropas del Ejército y de la Armada como nueva condición para entablar negociaciones con el gobierno federal.

Pero, ¿qué es lo que hizo Ulises Ruiz para provocar semejante conflicto en el estado que gobierna? La respuesta corta es que no lo gobierna, lo desgobierna, empezando por haber sido el heredero, o cuando menos haberlo aparentado tan claramente, de otro personaje siniestro en la historia reciente de esa sufrida entidad: José Murat.

Murat fue un personaje oscuro, tan complejo como infantil, como nos lo recuerda su divertido auto atentado el 18 de marzo de 2004. Pero tuvo algo que Ruiz no: el férreo control de los hilos del poder a través de una complicada red de corrupción que mantenía tranquilos a sus principales detractores. Ulises no supo manejar ni sostener esa red. Más tardó en llegar a la gubernatura que en cazar un pleito a muerte con el Diario Noticias para favorecer a otra propiedad de la familia de su entonces vocero de prensa, el ex diputado federal Héctor Pablo Ramírez Puga. En realidad, ahí empezó la debacle de Ulises Ruiz.

Es comprensible que el PRI no quiera que uno de sus gobernadores caiga en desgracia, pero es torpe que el partido se desgaste defendiendo lo indefendible, particularmente cuando ya hasta el PRD se manifestó conforme con que el PRI sea el que proponga a un gobernador sustituto.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


06/10/2006

Nuevo Poder

Por José Manuel Nava*

* El uno-dos-tres de Washington demanda
   acción, no lamentos, de México
* Abre Estados Unidos hostilidades contra
   la integración y la globalización

Era totalmente previsible. El presidente Bush promulgó su presupuesto federal que incluye financiamiento para la construcción del masivo muro fronterizo. Esa infame pared que separará y alejará a los dos vecinos irremediablemente y como nunca. Fue un uno-dos-tres en contra de México: la aprobación de la construcción del muro en el Senado, el olímpico desdén de Bush al pedido mexicano de no autorizar ese aspecto del presupuesto 2007 y, finalmente, su promulgación el miércoles.

Bush habría podido muy fácilmente acceder al pedido de México invocando la defensa de intereses estratégicos con su vecino inmediato. Pero eligió no hacerlo poniendo nuevamente al desnudo su mezquina supeditación a los enormes intereses que lo impusieron en la presidencia, para desdicha del mundo Bush habría podido muy fácilmente acceder al pedido de México invocando la defensa de intereses estratégicos con su vecino inmediato. Pero eligió no hacerlo poniendo nuevamente al desnudo su mezquina supeditación a los enormes intereses que lo impusieron en la presidencia, para desdicha del mundo.
Este es un muy triste desenlace no solo para México, sino también para Estados Unidos y, por supuesto, para Norteamérica como región. No puede sentirse menos vigente que nunca la declaración conjunta de los presidentes de México y Estados Unidos y el primer ministro de Canadá en marzo de 2005 en la Universidad Baylor de Waco, Texas, cuando se comprometieron a formar la “Sociedad de Prosperidad y Seguridad de América del Norte”, supuestamente dirigida a producir el marco idóneo tendiente a crear un mercado libre para el movimiento de personas, capital y comercio en una región con fronteras cada vez más difusas. No puede sentirse más lejana, también, la esencia del Tratado de Libre Comercio.
Como era también de esperarse, el gobierno mexicano intentó minimizar el asunto y señaló que existe “confusión” en la prensa mexicana porque el presupuesto “solo” incluye la edificación de 400 kilómetros de barreras físicas. Los 1,200 millones de dólares contenidos en el presupuesto de EU para seguridad fronteriza son “para otra cosa”, dijo el vocero presidencial, Rubén Aguilar. ¿Cuál es la diferencia? Cuatrocientos o 1,200 kilómetros, el significado es el mismo. Y esto lo demuestra el reiterado rechazo a la construcción de los eufemísticamente llamados “obstáculos físicos” por parte de la Presidencia de la República.
En los hechos, sean dos, 400, o 1,200 kilómetros de bardas, la acción de EU va mucho más allá de las fronteras regionales. Es el primer disparo en contra no solo de la integración regional, sino de la globalización. Paradójicamente, ese disparo proviene del principal promotor de esa globalización que tanto ha beneficiado a Estados Unidos. ¿Cómo puede cualquier país del mundo tomar a Estados Unidos en serio cuando es el primero en levantar una muralla en la frontera de su principal socio comercial? El mensaje que envía la decisión de Estados Unidos es devastador desde todos los puntos de vista y tal vez el principal perjudicado termine siendo ese país.
Sin embargo, no deja de ser una gravísima ofensa contra para nuestro país. ¿Cual debe de ser la reacción mexicana ante semejante afrenta? La acción de Estados Unidos debe de tener consecuencias reales, tangibles, en sus relaciones con México. La magnitud de la ofensa no puede quedarse en palabras ni en notas diplomáticas que ya sabemos para qué las usan los diplomáticos de Washington. No puede quedarse en lamentaciones por parte de Fox. Antes de que concluya su administración, Fox debe de enviar una clara señal a Washington en el sentido de que su decisión no será gratuita, aunque evidentemente la implementación de la respuesta mexicana quedará a cargo del gobierno de Felipe Calderón. Como nunca antes, hoy se requiere de una respuesta inteligente, pero decidida. De una respuesta conmensurable con la magnitud del agravio.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

05/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* Y sigue el gobierno con el juego
   de a la una, a las dos y a las….
* No debe Calderón permitir que se
   le entregue un país en llamas

Las señales son ominosas por donde se les vea en Oaxaca. Intransigencia de los líderes de la APPO, clara indisposición del gobierno a solucionar el conflicto y arribo de fuerzas de la Armada tierra adentro en Salina Cruz. Un cóctel explosivo que no puede contribuir a distender las cosas. La situación se torna más y más confusa en la medida en que se agrava.

El gobernador Ulises Ruiz, figura central en el drama de su estado y cuya renuncia sería suficiente para desenmarañar el asunto, culpó directamente al gobierno federal de no haber atendido oportunamente el problema cuando aún no hacía crisis, hace casi 140 días. Simplemente se lavó las manos de lo que pasa por allá y en una clara alusión a que el gobierno de Vicente Fox debe de intervenir presumiblemente con las fuerzas armadas, declaró que “la ley se aplica, no se anuncia”. En esencia, Ruiz tiene razón. No es posible, a riesgo de detonar una situación como la que tenemos hoy en aquella entidad, solo hablar durante meses, anunciar que “se aplicará la ley” y no hacer nada. El gobierno continúa en el juego de “¡te doy tres!”.
La intransigencia de la APPO no es menos preocupante que la ligereza del gobierno. El principal actor popular de la crisis oaxaqueña tuvo el desplante de garantizar el fracaso de las “negociaciones” en Bucareli al no hacer acto de presencia en ellas, aún cuando su dirigente, Flavio Sosa, se encontraba en la Ciudad de México como avanzada de la marcha que, se espera, llegará el lunes al D.F. Después de todo, negociar la paz en Oaxaca sin la APPO, sería tanto como tratar de negociar la paz en el Medio Oriente sin Israel, guardadas, por supuesto, todas las proporciones.
A pesar del desaire, el secretario de Gobernación fue diligente en hacer saber a la APPO que, bueno, que no importaba, que la esperaba mañana jueves para ver si ahora sí se digna enviar a sus representantes al antiguo Palacio de Cobián. ¡Te doy tres!
Muy intrigante resulta el mutis prácticamente total de Felipe Calderón en lo que respecta al problema oaxaqueño. A pesar de que él sufrirá las consecuencias de la inacción del gobierno saliente en el asunto, el presidente electo no ha sido lo suficientemente enérgico en la tribuna pública para que este asunto se solucione de la mejor manera posible, léase pacíficamente, antes del primero de diciembre. Resulta inconcebible que Calderón simplemente se dirija, a la deriva, hacia el primero de diciembre. De por sí ese día recibirá un enjambre de problemas políticos irresueltos como para que tolere que Fox y su gobierno le endilguen la crisis oaxaqueña. Como lo hemos comentado en este mismo espacio, pareciera que Calderón no se da cuenta de lo portentoso de la problemática que caerá directamente bajo sus hombros cuando Vicente Fox le transfiera la estafeta presidencial.
Es posible que Calderón y su “equipo de transición” estén más preocupados por ver como le hacen para que sus enemigos políticos, con el autoproclamado emperador de México a la cabeza, lo dejen, en efecto, tomar posesión que en analizar la bomba de tiempo que el aún presidente electo recibirá de su para entonces predecesor.
No está de más insistir en que Calderón debe, a toda costa, evitar una repetición, ahora en el plano político, del “error de diciembre” de hace 12 años. No tiene mucho tiempo, pero no debe de permitir, no debe de aceptar que Fox le entregue un país en llamas. Exigir soluciones de fondo a Fox en el poco tiempo que le queda para que saque del closet a los bomberos no solo servirá al interés político de la propia presidencia de Calderón, sino al más grande interés de la nación, al librarla, en la medida de lo posible, de los claros y anunciados peligros que la acechan.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


04/10/2006

Nuevo Poder

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

*¿Qué será para Fox “aplicar la ley” en
el enredado conflicto de Oaxaca?
* Las negociaciones hoy con la APPO,
salvavidas de oro para el gobierno

¡Te doy tres! ¡¡A la unaaaa!! ¡¡¡A las doooos!!! A las dos y cinco… a las dos y diez… a las dos y cuarto…
Ese es el juego que parece jugar la administración del Presidente Vicente Fox en el gravísimo conflicto en Oaxaca. Un juego de palabras, de supuestas negociaciones que hasta ahora no han llevado sino al empeoramiento del problema y últimamente de amenazas de que “la transgresión de la ley debe de ser impedida y castigada”. El problema es que las admoniciones presidenciales de “aplicar la ley” llegan solo 135 días tarde. Y eso sin ninguna garantía de que se cumplan si las negociaciones con los radicales de la APPO no son exitosas hoy en Bucareli. Si algo hemos aprendido de los últimos seis años es que las palabras presidenciales simplemente no son de confiar. El Presidente consistentemente ha dicho una cosa y hecho precisamente lo opuesto.
Para empezar, ¿qué es, desde la óptica del presidente, aplicar la ley en Oaxaca? Tal vez sea enviar a una división del Ejército a poner fin al estado de virtual guerra civil que se vive en esa entidad. O ¿será tal vez, someter a juicio político al gobernador Ulises Ruiz y llamar a cuentas a su patrocinador, el controvertido, por decirlo en términos blandos, es gobernador José Murat Casab? Quien sabe.

Si la política de la administración es la de aplicar la ley contra quienes la han violado, ¿por qué, entonces, nunca la aplicó en el caso entonces más sonado de su gobierno, el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y, luego, durante el secuestro del corredor Reforma-Centro Histórico, el mismísimo corazón político no solo de la Ciudad de México sino del país? Ahí, el autoproclamado emperador de México cometió delitos flagrantes. Sin contar la toma de calles, daños a estas y la violación del derecho constitucional a la libre circulación, López incitó al motín y a la violencia; intimidó a autoridades federales durante un proceso judicial, delitos graves tipificados en el Código Federal de Procedimientos Penales. Y Fox, miedoso siempre ante la movilización de masas, no hizo nada. Nada, pues, nos garantiza que hará algo efectivo, más allá de las palabras en las que nadie ya cree, en el difícil caso oaxaqueño.
Más de 500 municipios, siete diferentes regiones, una infinidad de dialectos y desgarradoras diferencias sociales hacen de Oaxaca el estado más diverso y complejo del país. Su patrocinador Murat solía ufanarse en decir que precisamente por la complejidad de la entidad “quien gobierna Oaxaca puede gobernar México”. De ser eso cierto, lo contrario también sería verdad y Ulises Ruiz lo sabe hoy mejor que nadie por más que, siguiendo la escuela foxiana, aparente que allá no pasa nada, todo está hoy mejor que nunca.
Lo verdaderamente cierto es que hoy el gobierno tiene una oportunidad de oro para evitar pasar a la historia como un régimen asustadizo; que siempre prefirió, como ha sido el caso hasta el momento, dar la espalda a los conflictos políticos en lugar de enfrentarlos con inteligencia y decisión. Las negociaciones que se inician hoy en la sede de la Secretaría de Gobernación son, en otras palabras, el salvavidas de esta administración.
Del éxito o fracaso de estas negociaciones depende el futuro mediato de Oaxaca y de su sufrido pueblo. También depende no solo el arranque del gobierno de Felipe Calderón, sino su viabilidad misma. Asediado, como lo estará, por sus enemigos, Calderón tendrá poco, muy poco espacio de maniobra para manejar una crisis del tamaño de la oaxaqueña.
La solución debe de ser imaginativa y, sobre todo, pacífica. Nada menos podemos esperar los mexicanos y nada menos puede rendir Fox ante la historia.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

03/10/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA *

*¿Esconde Oaxaca un conflicto mayor?...
¿La escisión entre militares y gobierno civil?
* El futuro no depara mejores noticias: sobrevivir
prioridad número uno de Calderón

Oaxaca ha descendido a un estado de virtual guerra civil. Fuego graneado entre frentes opuestos, barricadas de arena, piedras y palos. Muertos, allanamientos a propiedad privada y a sedes de medios de comunicación, agresiones contra periodistas. El panorama es desolador.
Más desoladora es la ausencia de una efectiva respuesta del gobierno federal para solucionar política e inmediatamente el conflicto. Su parálisis es, una vez más, angustiosamente evidente. En la más pura tradición foxista, ha escondido la cabeza esperando solo el fin de la administración y que sea la próxima la que se entienda con la APPO, la que vea como le hace para que esa entidad vuelva a la normalidad.

Es obvio que el gobierno del Presidente Vicente Fox no tiene interés real en resolver el problema. Su único aparente interés es darle largas. El tiempo se agota felizmente para su administración, pero inquietantemente para la que lo sucederá y que se quedará con un verdadero polvorín en las manos. Con el nuevo “error de diciembre” a que nos referíamos la semana pasada.
Pero ¿es que acaso el conflicto en Oaxaca esconde uno aún mayor? ¿Será posible que las fuerzas armadas, o algunos sectores de ellas, se hayan cansado ya de la torpeza, inacción, inexperiencia, negligencia, o como se llame, de este gobierno al mal manejar y simplemente coleccionar conflictos políticos?
El supuesto desconcierto de altos funcionarios del gobierno federal, incluyendo al propio secretario de Gobernación, Carlos Abascal, ante los sobrevuelos y aterrizaje de helicópteros de combate en el centro y alrededores de la capital oaxaqueña no puede sino prender focos rojos sobre lo que está pasando en las relaciones entre militares y gobierno civil.
La reacción inicial de las autoridades civiles indicó que desconocían tanto la existencia de los sobrevuelos, como las intenciones de estos. En otras palabras, el secretario de Marina habría tomado la decisión de enviar a una fuerza limitada de combate a intervenir aunque fuera sicológicamente –intervención no menor, por cierto-, en el conflicto en Oaxaca. Una ruptura inconcebible de la cadena de comando de las fuerzas armadas, que deben de responder exclusivamente a órdenes de su comandante en jefe, el Presidente de la República.
Después se nos dio la inverosímil explicación de que se trataban de “vuelos de abastecimiento” o al menos “eso nos dijo Marina”, declaró Abascal en otra preocupante indicación de que no tenían información previa de los movimientos de la Armada y, mucho menos, que había sido el presidente quien los había ordenado. ¿Abastecimientos de qué? ¿Para qué? No vimos a un solo militar, ni sobrevuelo alguno “de abastecimiento” durante más 40 días de secuestro del corazón político del país. Si hay necesidad de abastecer a Oaxaca de alimentos y de otros artículos de primera necesidad, se podría hacer sin necesidad de recurrir a la provocación de la presencia militar, particularmente en movimientos que hacen cuando menos sospechar que el gobierno no está en control de sus fuerzas armadas. Ya en un caso de necesidad extrema, esos abastecimientos podrían ser realizados por el Ejército, desarmado, bajo el Plan DN-III para emergencias civiles.
El futuro inmediato no nos depara noticias mejores. La prioridad número uno de Felipe Calderón será la de sobrevivir al embate de sus enemigos declarados. Pero Calderón aceptará el primero de diciembre una responsabilidad portentosa: rescatar a México del caos político que le dejará su torpe, inexperto, ingenuo, o como se diga, predecesor. Y de esa responsabilidad no podrá escapar.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


02/10/2006

Nuevo Poder

Por JOSÉ MANUEL NAVA*

* México no merece el agravio de los EEUU
* Nunca reconoció Fox perversidad de Bush

Aún cuando México no ha hecho ni remotamente lo suficiente para solucionar el creciente problema migratorio con Estados Unidos, la votación del viernes pasado en el Senado en Washington aprobatoria de una barda de 1,200 kilómetros a lo largo de la frontera con México es un agravio que nuestro país no se merece. Es cierto que lejos de trabajar para solucionar ese fenómeno o, cuando menos, aliviarlo, la ineficacia mexicana en ese terreno hizo que no solo se agudizara en cuanto a números, sino que su impacto en la relación bilateral haya crecido importantemente en la medida en que se incrementa el número de personas que pierden la vida en este éxodo.

No podemos negar que el gobierno de México carece de autoridad moral para reclamarle al de Estados Unidos extender a nuestros migrantes un trato que no encontraron en su propio país. Resulta muy difícil para el estadunidense medio comprender las constantes demandas del Presidente Fox para que se trate a los mexicanos que trabajan ilegalmente en el país vecino con el decoro que evidentemente se merecen cuando ese trato no lo recibieron en su propio suelo patrio. Es, sin duda alguna, muy importante que el gobierno mexicano se preocupe por la situación de sus ciudadanos en el exterior, pero su activismo de tan alto perfil terminó perjudicando, no ayudando, a los migrantes. Y es que el resentimiento popular ante las constantes demandas del gobierno mexicano se traduce en el surgimiento de movimientos antiinmigrantes y en gran presión política sobre los legisladores en Washington para que hagan algo, aunque sea equivocado, ante el arribo anual de unos 350,000 indocumentados mexicanos.

El gobierno del presidente Fox trabajó incansablemente a lo largo de sus seis años pensando que lo hacía a favor de los migrantes. Desafortunadamente lo hizo en el foro equivocado y buscando la solución también en el lugar equivocado. Fox quería que los estadunidenses nos solucionaran un problema que es eminentemente mexicano a través de un ingenuo acuerdo migratorio. El pacto que buscó Fox era y seguirá siendo una imposibilidad política, como lo confirma la decisión de ir adelante con el muro, y un disparate económico.

La mano de obra indocumentada mexicana representa para Estados Unidos un enorme subsidio que le permite al país mantener un nivel de vida que sin ella le sería imposible sostener. Por lo tanto, es absurdo pretender que sean los propios estadunidenses los que la legalicen privándola de sus principales atractivos: que es ilegal y por ende muy barata.

Sin duda actuando de buena fe, Fox fue demasiado ingenuo, en sus tratos con el gobierno de Washington y nunca supo reconocer la malicia y la perversidad inherente al régimen de Bush.

La solución solo la encontraremos en México. Está aquí y en ningún otro lado. Allá solo encontraremos complicaciones y acciones reactivas que enmarañan todavía más un fenómeno de esta complejidad. Esas acciones reactivas –como el muro mismo-, terminarán convirtiendo este asunto en un irritante tan peligroso como lo fue la narcotización de las relaciones por 15 años a partir de 1985. Fueron tres lustros en los que el tema de las drogas envenenó nuestras relaciones bilaterales hasta el punto de llegar al cierre de la frontera. La migración indocumentada, por ser un tema eminentemente humanitario, se anuncia ya como un irritante tal vez más grave entre los dos vecinos.

Tras reconocer la responsabilidad central de nuestro gobierno en acelerar el crecimiento y la generación de empleos, no se puede pasar por alto la decisión del Senado estadunidense. Aún cuando el Presidente Bush tome la improbable vía de no promulgar la ley, el palo está dado. El agravio, consumado.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)

 


Nuevo Poder

28/09/2006

Por JOSÉ MANUEL NAVA *

* En el Umbral de Otro Fatídico “Error de Diciembre”
* Herencia de Fox: Narcoviolencia y Polvorín Político

Doce años después y tras una terrible experiencia de la cual no podemos aún recuperarnos, está por repetirse el error de diciembre que postró al país en 1994. Entonces, Carlos Salinas de Gortari entregó a Ernesto Zedillo Ponce de León un país económicamente prendido de alfileres, un país con una economía ficticia que, todos pensábamos inocentemente, era ya del Primer Mundo. Las funestas consecuencias las sufrimos todos.
Hoy, Vicente Fox Quesada está por entregar a Felipe Calderón Hinojosa un país con una paz ficticia, ya ni siquiera prendido de alfileres. Un verdadero polvorín no económico, sino político y un país en manos del crimen organizado. Un polvorín político que puede resultar peor que la economía ficticia del 94. Por donde lo veamos, Fox heredará a su sucesor panista una madeja nacional que no puede sino anunciar seis años de pesadilla para el propio hoy presidente electo y, peor aún, para todos los mexicanos. En 1994 no lo sabíamos, pero el de 2006 es, a no dudarlo, un error anunciado.
No abundaremos en esta ocasión en la obviedad de que el ex candidato de la Coalición por el Bien de Unos Cuantos, errrrr, por el Bien de Todos, no dejará gobernar al presidente que legítimamente tomará posesión el primero de diciembre. No. Ese hombre autoproclamado emperador de México es solo una broma de mal gusto. Da pena ajena. Es un caso que debe de pasar de la política a la siquiatría.
Desafortunadamente, el país presenta otros focos, esos sí al rojo vivo que el actual gobierno ha desatendido de manera alarmante y que Felipe Calderón no parece reconocer en su verdadera y enorme dimensión o peor aún, como Ernesto Zedillo, el presidente electo está por lanzarse al ruedo como el borras.
Oaxaca es un caso extremadamente grave que, como todo nos indica hasta el momento, Vicente Fox no tiene la menor intención de resolver en los escasos casi 60 días que le quedan a su administración. Fox, es obvio, no es el mejor amigo de Calderón y Oaxaca será ya no un legado, sino una venganza contra el michoacano por haberse indisciplinado y desafiado la voluntad sucesoria del Jefe del Ejecutivo.
El llamado gobierno del cambio también heredará lo que tal vez haya sido su falla principal. Su incapacidad para garantizar la seguridad de los mexicanos. Este sexenio será también recordado como el sexenio del narco, como el sexenio del crimen organizado, como el sexenio de las muertas de Juárez, una verdadera afrenta nacional. En fin, será recordado, y Felipe Calderón lo recordará muy bien, como el sexenio de la debilidad en la lucha contra la violencia y el crimen que azotan a nuestro país y que cada día se muestran más envalentonados, más crueles y despiadados en sus venganzas y en su desafío a la sociedad entera y a las autoridades de todos los niveles.
Y es que una de las características de este gobierno que llega a su ocaso ha sido precisamente la debilidad en todos los frentes, el miedo a tomar acciones decididas ya sea en la lucha contra el narco y el crimen organizado en todas sus manifestaciones, como también lo ha sido en el terreno político. Precisamente de esa debilidad endémica que afectó al gobierno de Vicente Fox nació, se nutrió y fortaleció el error de diciembre que heredará Felipe Calderón.
El peligro de que un gobierno sea percibido y no solo percibido, sino que en realidad sea débil y miedoso radica en que invita a los desafíos que estamos viendo y sufriendo en las postrimerías del gobierno de Fox. Además de la urgente reconciliación nacional a nivel político, una tarea titánica de por sí, Calderón tendrá otra de no menores dimensiones: la de ganar credibilidad y eficacia en la lucha contra el crimen organizado que en los últimos años ha literalmente conquistado todo el territorio nacional.
Ya no se trata únicamente de los estados del norte, en donde desde hace muchos años se libra la guerra por controlar el acceso al mercado de drogas más grande y redituable del mundo, Estados Unidos. En los últimos años los tentáculos de la narcoviolencia se han extendido incontrolables por todos lados, ha desafiado impunemente a un gobierno sin capacidad de respuesta o sin voluntad para combatirla. Norte, sur, este y oeste están en manos del crimen organizado. Los esquemas tradicionales de lucha en su contra, como la intervención limitada del ejército, han sido clara y ampliamente rebasados.
Problemas como el narcotráfico y las otras múltiples manifestaciones del crimen organizado son de competencia eminentemente federal. Ahora tocará a Felipe Calderón desarrollar esquemas de combate que vayan más allá de las palabras, que realmente lo someta y ataque antes de que domine por completo a nuestra sociedad… si es que no estamos ya bajo su dominio.
Bienvenidas las críticas, comentarios y sugerencias.

* Ultimo director general de la cooperativa EXCELSIOR. Actualmente es editorialista del periódico EL SOL DE MEXICO y autoriza la reproducción de sus opiniones en este portal, que integran periodistas del viejo EXCELSIOR, quienes estuvimos bajo su dirección.

* Editorialista de la Organización Editorial Mexicana. (Este editorial se publica en todos los diarios de la OEM en la República Mexicana)


 Reportajes Metropolitanos - Derechos Reservados © 2006  www.reportajesmetroplitanos.com.mx

Reportajes| Por mis plumas| Sexo en la metropoli| Pata de perro| Esotéricos| Poesía| Culturales|Cortesías| Contáctanos

Dideñado por www.soluciones-electronicas.com