--- Ia. Parte ---
Exclusivo de RM
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“Para hablar de mi vida he de hacerlo de mis muertos.
Son muchos: María Félix, Pedro Armendáriz,
Emilio “El Indio” Fernández, Ismael Rodríguez,
Salvador Novo, Javier Villaurrutia, entre otros”, afirma
quien en la Epoca de Oro representó a “Macario”,
“Gallo de Oro”, “El Papelero”, “Pito
Pérez”, así como al que inmortalizó
los corridos mexicanos y fue homenajeado
en Bellas Artes por su brillante carrera artística.
Lòpez Tarso se distingue por su sencillez, amabilidad,
talento y una memoria impresionante, que lo han colocado como
el primer actor de México.
Sus padres fueron primos hermanos. Ella era de Puruandido,
Michoacán, y él de Moroleón, un pequeño
pueblo, casi un rancho de esa entidad.
De su relación,
que fue un escándalo de aquellos tiempos, nació
Ignacio López López, el 15 de enero de 1925,
quien este año cumplió 82 años, en los que luce activo, triunfador, lúcido. Pleno.
Todas sus actuaciones son brillantes, como lo demostrò en la obra de teatro El Ingenioso Hidalgo Don Quijote
de la Mancha, que cerró su temporada en el Teatro Poliyforum
Sequeiros, el 3 de octubre de 2005, con lo que se celebraron
los 400 años del aniversario en el que Cervantes escribió
este magistral libro en 1605, que a cuatro siglos de existencia
aún es la primer y mejor novela escrita en español.
Actualmente actua en la serie de televisiòn La Pantera.
Premiado como el primer actor de los años 1952, 1953,
1957, 1962 y otros, fue entrevistado en su casa de Mártires
84, colonia La Fama, Tlalpàn, donde los recuerdos de
su vida artísticas están por doquier: principalmente
en cuadros colgados en las paredes de su oficina, repleta
de libros, entre los que encuentran varios de Shakespeare,
“XXV Siglos de Teatro”, “La Guerra y la
Paz”, “Obras Completas de Teatro Latino”,
“Teatro Mexicano”, “En el Nombre de Dios
Hablo de Teatro”, “La Guerra y la Paz”,
entre otros.
En las paredes hay varios diplomas de reconocimiento y son
tanto que muchos no alcanzaron lugar y están en el
piso.
Al hacer referencia a que es un triunfador, suelta la carcajada
y dice “creo que no soy un triunfador, porque no soy
rico. A mi me falta eso”, y vuelve a reír a carcajadas.
A los 24 años, relata, decidió dedicarse a estudiar
teatro, en 1949. “Tengo 57 como actor”.
¿Pertenece a la Epoca de Oro del cine mexicano?
“Sí, soy sobreviviente de ella. Conocí
a los mejores, pero curiosamente nunca a Jorge Negrete, pese
a que fue líder de la ANDA y que me parecía
un gran actor, de una figura y voz excepcional”.
“Me inicié en la Escuela de Teatro de Bellas
Artes, entonces era la única que existía en
México, está en Bellas Artes, en el tercer piso.
Ahí estaban los mejores maestros.
“Javier Villaurrutia fue mi primer maestro. El era más
gente de poesía que de de teatro, era dramaturgo. Era
poeta, muy afrancesado, como eran los intelectuales de esa
época:
Novo, Clementina Otero, una estupenda mujer. Magnifica actriz
de su època, que quedó ciega y se dedicó
a enseñar.
“Era una maestra insuperable. Salvador Novo era de una
gran cultura; Gorostiza, que me dio las primeras grandes en
mi carrera: Macbeth de Shakespeare, traducido al español
por León Felipe, un gran poeta español, que
vivió varios años en México”.
eab_elya@yahoo.com.mx
SOBREVIVIENTE
DE LA EPOCA DE ORO
22/12//07
“Clara y yo nos Casamos.
Ella y yo..
nos Juntamos a Vivir. A Tener Hijos”
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
--- II Parte ---
El actor de Pito Pérez
insiste en que “para hablar de mi vida he de hablar
de mis muertos. Son muchos. De la película Macario,
todos se han ido, desde el director, la primera actriz, el
que hacia de Dios, el diablo, la muerte. ¡Todos muertos!.
“Los de la Cucaracha, también, empezando por
Pedro Armendáriz, quien era bronco, blanco de ojos
muy claros, ese era su gran éxito de Pedro. Era muy
apuesto, tenía una gran facha. Era un hombre físicamente
muy bien hecho, pero de muy mal genio, afirma mientras se
para y se dirige al costado derecho de su escritorio para
mostrar un par de fotografías, en una está en
la película Macario, que en septiembre de 2006 llevò la escena teatral.
En otra foto está
con Pedro Armendáriz, Emilio el Indio Fernández,
el guitarrista Roberto Rojas, excelente músico quien
lo acompañó en sus famosas coplas de corridos
mexicanos.
Ignacio Lòpez Tarso asegura que una de las películas
que más disfruto fue Los Albañiles, una historia
de Vicente Leñero, que escribió para teatro,
presentándola en el Antonio Caso. Compre los derechos
para cine y la hice con Katy Jurado y Resortes.
. A sus 81 López Tarso hace gala de su buena memoria,
por lo que le se pregunta ¿qué hace para recordar
tanto y conservarse tan lúcido, tan sano?, a lo que
responde:
“Ciertamente tengo muy buena memoria, pero no para
todo?, dice con picara risa y añade “¡sólo
para lo que me conviene!, pero en realidad si tengo ese
Don, ya que en la actualidad todos los actores usan apuntadores
y yo no.
“Ese es uno de los factores de mi éxito. Es
una ventaja para teatro, que requiere de muy buena memoria,
pero a estas alturas de la vida tengo que reforzarla y tomo
unas pastillas que se llaman Encefabol.
¿Y, para mantenerse como esta, que hace?
-- “Algo de ejercicio. Poco”.
En la entrevista se muestra sencillo, carismático
y muy dispuesto a hablar de su vida.
Tengo tres hijos de un matrimonio que duró casi toda
mi carrera. Me case en 1949 con Clara, mi mujer. Es decir
nos casamos, los dos, por mutuo acuerdo, pero no lo hicimos
por la Iglesia y las leyes. Nos casamos, porque quisimos.
Nos juntamos a vivir y a tener hijos.
Con ella tuve a Susana, la mayor, Gabriela, la menor; y Juan Ignacio, quien es mi hijo menor.
De Susana tengo un nieto que es un famoso baterista, conocido en todo el mundo, menos en México. El se hizo en una escuela de música de Boston, donde estudio ocho años. Ahí empezó a ser contratado por sus propios maestros y se quedó a vivir allá.
Actualmente es el baterista de Pat Mettini, que es un guitarrista sensacional. Viaja por todo el mundo llenando teatros y estadios, pero en México no lo conoce nadie. Mi nieto se llama Antonio Sánchez. Ese es mi primer nieto, exclama con orgullo.
Gabriela tiene una guardería, se dedica a cuidar niños desde hace 30 años. Ella tiene una hija que es mi segunda nieta, tiene una maestría en psicología.
Juan Ignacio es el menor de mis hijos y es actos, porque èl ha querido. Es muy bueno, tuvo muy buena escuela desde que era niño. Estudio en Londres, en la Universidad de San Diego, California; en México con Héctor Azar, su primer maestro de Teatro en el Centro Universitario de Yesatro, con José Luís Ibáñez, Margules.
El tiene dos niñas chiquitas que están en la primaria, Jimena, de 13 años, y Sofía de de 9 años; le gusta mucho pintar y siempre me regala cuadros.
¿Cuántas películas ha hecho?
-- Cincuenta, responde rápidamente y cambia de posición. Se acomoda en su sillón y dice con alegría: “Las que más me han gustado son “Macario” y “El Hombre de Papel”, que hice con Ismael Rodríguez, la cual fue premiada. “El Gallo de Oro” era vida de galleros, con Lucha Villa, Narciso Busquet. Ella estaba bellísima, cantaba estupendo. Era la caponera del palenque. Fue una película muy divertida. Muy bonita.
¿Con María Félix, cuáles hizo?
-- “Varias, pero la que màs me gusto fue LaEstrella Vacia. Fue por invitación de Gabriel Figueroa, que le gustaba ver teatro. A él no le gusta la gente de cine, porque no sabe nada de teatro.
¿Hay diferencia entre ambos?
--“Para los que hacen cine, les es muy difícil hacer teatro y un actor de teatro puede hacer cualquier cosa. Un artista necesita mucho sentimiento. Nos adueñamos de los personajes, los vivimos. Hay algunos con los que nos llevamos muy bien.
"Le pasa igual que con los seres humanos. Se les trata y caen bien o mal y para conocerlos hay que llegar a su interior. Desnudar el alma, es lo importante. Lo esencial. Entrar en ellos.
“Por eso hay que leer, releer, investigarlos, conocer su vida. Ir tras su vida como un policía. Ese es el interés del actor de teatro, que no hacen los de cine ni televisión, porque no hay tiempo”.