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¡Cosas Veredes, Chonito!

Diferencia

Por MARIO A. CAMPA LANDEROS

“Siguió avanzando convencido de que
detenerse allí era la muerte segura…”

     A tientas llegó a la puerta de su choza.
     -Osip, ¿Eres tú?- preguntaron los moradores temblando de terror y apretujados en un rincón.
     -¡Claro que soy yo! Quién creíais que era, ¿un duende?
     -Te vimos afuera, pero creíamos que eras el duende de las aguas –contestaron.-Nos asustamos y echamos a correr.
     En ese momento, la costra de hielo que cubría el rostro de José Stalin, cuando entró en la choza, se cayó al suelo. Entonces se le ocurrió que con los carámbanos colgando de su cabeza y cuerpo debió parecer, efectivamente, el duende de las aguas a los aterrados nativos. Y una vez más estalló en una carcajada.
     En otra ocasión, durante las inundaciones de primavera ocasionadas por el deshielo, unos treinta hombres bajaron al río para retirar los troncos que arrastraba la corriente. Regresaron al anochecer, pero sin uno de los hombres. Cuando les preguntaron por el que faltaba, los otros contestaron que se “había quedado allí”.
     -¿Qué quiere decir esto?-Preguntó Stalin.
     -Eso ni se pregunta –aclaró el otro-.-Se ahogó, naturalmente.
     Acto seguido, uno de los hombres se fue corriendo y dijo: “tengo que ir a dar agua a la yegua”. Cuando Stalin, según él, reprochóle al otro que se ocupase más de los animales que de los hombres. Alguien exclamó, coreando por todos los demás: “¿Y por qué íbamos a preocuparnos de los hombres? Podemos hacer hombres, pero ¿y yeguas? A ver, a ver, prueba a hacer una yegua…”
     Un día Stalin castigó a Nikita Kruschev y a Bulgarin.
     Durante su arbitrario gobierno, Stalin ordenó que el ingeniero aeroespacial soviético, Andrei N. Tupolev fuese arrestado y encarcelado. Le hizo instalar una oficina especial de diseño en la prisión. Stalin deseaba un modelo estratégico que pudiera atacar a Estados Unidos y regresara a la Unión Soviética. Stalin le ordenó a Tupolev que construyera dicho avión. Tupolev se negó, explicando que los límites de la tecnología contemporánea hacían que dicha tarea fuese imposible de cumplir.
     Después de eso,  Stalin empezó a confiar en Myasischev en lugar de Tupolev. Aceptó la tarea de construir un bombardero de largo alcance. Sólo que terminó su proyecto después de la muerte de Stalin. Fue el denominado “Mya-4”.
Recuerda Kruschev.
     “Este avión no consiguió satisfacer nuestras exigencias. Podía llegar a Estados Unidos, pero no podía regresar.
     “Myasischev dijo que el “Mya-4” podía bombardear Estados Unidos y después aterrizar en Méjico.
     “Replicamos la idea con chiste”, dijo Niñita:
     “¿Qué cree usted que es México: nuestra suegra? ¿Cree usted que podemos llegar allí de visita cada vez que se nos ocurra? ¡Jamás nos permitirían los mejicanos recuperar ese avión”.
     Con el tiempo, Tupolev salió de la cárcel y pidió que desaparecieran todos sus antecedentes penales. Así se hizo…
Cosas verdes, Chonito!

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Confucio dijo: Las buenas personas son parcas con el poder y evitan los conflictos; no son susceptibles a los incentivos materiales.


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