Merlín asiente pensativo y comenta: “Seria bueno.
Pero creo que mejor sería el ver la causa del desequilibrio
que genera la desarmonía corporal de mi querido hermano”.
La respuesta es negativa porque Willi considera que es un
problema de salud menor y escucha: “Recuerde mi hermano,
que los desajustes psicosomáticos son el origen de
la enfermedad”.
Explica el joven Merlín que dormir, descansar y tomar
agua con cítricos, alivia temporalmente los malestares.
Pero extirpar de raíz la enfermedad exige la disciplina
iniciática de buscar y encontrar su causa mientras
que al dormir evade uno la realidad y eso produce que se equilibren
los elementales en su trabajo y queda latente el mal.
Le invita a sentarse. Lo que hace con cierta dificultad. Y
los dos quedan de frente. Con invocaciones y mantras, abren
el Templo. Respiran tres veces profundamente. Cantan tres
veces Om seguido de Adonai en cada uno de los puntos cardinales.
Unifican el cuerpo, alma y espíritu con el Manto Sagrado
del Padre Creador.
Al pedir Merlín que se Manifieste el Poder de Iluminación,
Willi ataja con la pregunta: ¿No sería mejor
que se Manifieste el Poder Divino de la Sanación? A
lo que el mago responde: Cuando intercedemos por una persona
que solicita nuestros servicios, es la costumbre. Pero en
este caso, necesitamos ver el origen de su problema.
Prosiguen el trabajo. Recuperada la concentración Willi
es orientado a visualizar el dolor en la baja espalda y aparece
la imagen de su hermano. Merlín le inquiere: ¿Cuál
es la razón de que vea a su hermano? Nervioso, el adepto
dice que son cuestiones personales que preferiría no
mencionar y su rostro se endurece como muestra de un espasmo
de dolor.
El mago recuerda que días atrás llegó
de visita el hermano de Willi. A partir de ese día
cambio su carácter. De ser una persona jovial y alegre
pasó a ser taciturno. Incluso, su andar se volvió
algo lento y encorvado, como si le hubiesen puesto una carga
adicional que terminó por fatigarle y enfermó.
Le dijo: ¿No será, acaso, que mi querido hermano
se excede en su responsabilidad? ¿Y que este exceso
le lleve a un conflicto de intereses personales en donde tiene
miedo al desamor? Cierto es que la Enseñanza nos conduce
a la Responsabilidad de nuestros actos. Pero al asumir la
responsabilidad de los demás, incurrimos en excesos
por demás, innecesarios.
Niega el adepto y comenta: “La familia es una responsabilidad
ineludible. Y la misma Enseñanza indica que debemos
ser leales. Ese es el problema. Mi lealtad está con
mi madre a quien debo la misma vida. Y mi hermano me informó
que ella se distanció de mi tío por la disputa
de un terreno y me dijo que debería romper mi relaciones
con mi tío y sus hijos”.
Explicó que siente mucho aprecio por sus familiares,
por lo que le causa un profundo dolor el cumplir con la petición
de su madre.
Merlín le indica que respire tres veces profundamente
para orar: “Padre Eterno, permite que se manifieste
en mí tu Poder de Iluminación para darle el
justo valor a las cosas, y así, poder encontrar en
donde termina mi Responsabilidad y empieza la de otros, para
actuar con Lealtad a tus Augustos Principios”.
Observa una secuencia de imágenes. Cuando era pequeño
y jugaba el tío al tiempo de conducirle en sus primeros
pasos. Los momentos de alegría en la convivencia con
sus primos. El placer de degustar la comida de su tía
que con esmero le atendía. Un poco mayor, le recibían
en vacaciones y descuidaban sus obligaciones para acompañarle
en la visita al pueblo o lugares de diversión.
“No entiendo, mi querido hermano Merlín”,
dice Willi, “¿por qué veo estas imágenes?”
Le respondió el Mago: “Esta es su Responsabilidad.
Cuidar de quien le ama sin esperar nada a cambio”. Turbado,
pregunta: “¿Y mi madre? ¡Debo estar con
ella!” La respuesta es afirmativa: “Siempre estará
con ella. Pero en este caso del terreno, usted desconoce las
causas de la disputa. Por lo tanto, es responsabilidad de
ella y no suya y al asumirla, es innecesario porque nada puede
hacer par resolverlo”.
Agrega: “Si usted rompe con la familia que le ha brindado
atención, logrará primero, el desamor de ellos,
pero lo más importante, que contribuirá a profundizar
el problema. Ellos, su mamá y su tío, saben
las causas del conflicto y de alguna manera llegarán
a un acuerdo. Si usted asume una posición contraria,
cuando ellos solucionen el problema, cargará con una
carga de desagradecimiento”.
Willi siente alivio. Y Merlín le dice: “Pidamos
al Padre Creador que este vació que queda al desprender
la responsabilidad que no era suya, se llene con la Fuerza
del Amor Divino, pidiendo perdón por haber permitido
que la duda penetrara en su Templo”. Al concluir, salen
de los aposentos para reunirse con los demás adeptos
y el Maestro Hebert.
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