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06/03/07

Del Archivo de Merlín


El Exceso de Responsabilidad Enferma

Por MARIO LUIS ALTUZAR SUAREZ
Al iniciar los trabajos esta tarde, Merlín se siente inquieto por la ausencia de Willi. En los días recientes se ha comportado un poco distante. Taciturno. Pide autorización al maestro Hebert para ir en busca del condiscípulo por considerar que esta clase es especial, ante los preparativos para recibir el Equinoccio de Primavera.
Una vez en los aposentos de descanso, observa a su cofrade acostado. Al acercarse mira que tiene sudoraciones y su rostro demacrado por el dolor mientras que sus manos aprietan la parte baja de la espalda y su voz es quebrantada por una fuerte tos. Dice: “no se lo que pasó. Me encontraba bien. Creo que mejor me quedo a descansar”.


Merlín asiente pensativo y comenta: “Seria bueno. Pero creo que mejor sería el ver la causa del desequilibrio que genera la desarmonía corporal de mi querido hermano”. La respuesta es negativa porque Willi considera que es un problema de salud menor y escucha: “Recuerde mi hermano, que los desajustes psicosomáticos son el origen de la enfermedad”.
Explica el joven Merlín que dormir, descansar y tomar agua con cítricos, alivia temporalmente los malestares. Pero extirpar de raíz la enfermedad exige la disciplina iniciática de buscar y encontrar su causa mientras que al dormir evade uno la realidad y eso produce que se equilibren los elementales en su trabajo y queda latente el mal.
Le invita a sentarse. Lo que hace con cierta dificultad. Y los dos quedan de frente. Con invocaciones y mantras, abren el Templo. Respiran tres veces profundamente. Cantan tres veces Om seguido de Adonai en cada uno de los puntos cardinales. Unifican el cuerpo, alma y espíritu con el Manto Sagrado del Padre Creador.
Al pedir Merlín que se Manifieste el Poder de Iluminación, Willi ataja con la pregunta: ¿No sería mejor que se Manifieste el Poder Divino de la Sanación? A lo que el mago responde: Cuando intercedemos por una persona que solicita nuestros servicios, es la costumbre. Pero en este caso, necesitamos ver el origen de su problema.
Prosiguen el trabajo. Recuperada la concentración Willi es orientado a visualizar el dolor en la baja espalda y aparece la imagen de su hermano. Merlín le inquiere: ¿Cuál es la razón de que vea a su hermano? Nervioso, el adepto dice que son cuestiones personales que preferiría no mencionar y su rostro se endurece como muestra de un espasmo de dolor.
El mago recuerda que días atrás llegó de visita el hermano de Willi. A partir de ese día cambio su carácter. De ser una persona jovial y alegre pasó a ser taciturno. Incluso, su andar se volvió algo lento y encorvado, como si le hubiesen puesto una carga adicional que terminó por fatigarle y enfermó.
Le dijo: ¿No será, acaso, que mi querido hermano se excede en su responsabilidad? ¿Y que este exceso le lleve a un conflicto de intereses personales en donde tiene miedo al desamor? Cierto es que la Enseñanza nos conduce a la Responsabilidad de nuestros actos. Pero al asumir la responsabilidad de los demás, incurrimos en excesos por demás, innecesarios.
Niega el adepto y comenta: “La familia es una responsabilidad ineludible. Y la misma Enseñanza indica que debemos ser leales. Ese es el problema. Mi lealtad está con mi madre a quien debo la misma vida. Y mi hermano me informó que ella se distanció de mi tío por la disputa de un terreno y me dijo que debería romper mi relaciones con mi tío y sus hijos”.
Explicó que siente mucho aprecio por sus familiares, por lo que le causa un profundo dolor el cumplir con la petición de su madre.
Merlín le indica que respire tres veces profundamente para orar: “Padre Eterno, permite que se manifieste en mí tu Poder de Iluminación para darle el justo valor a las cosas, y así, poder encontrar en donde termina mi Responsabilidad y empieza la de otros, para actuar con Lealtad a tus Augustos Principios”.
Observa una secuencia de imágenes. Cuando era pequeño y jugaba el tío al tiempo de conducirle en sus primeros pasos. Los momentos de alegría en la convivencia con sus primos. El placer de degustar la comida de su tía que con esmero le atendía. Un poco mayor, le recibían en vacaciones y descuidaban sus obligaciones para acompañarle en la visita al pueblo o lugares de diversión.
“No entiendo, mi querido hermano Merlín”, dice Willi, “¿por qué veo estas imágenes?” Le respondió el Mago: “Esta es su Responsabilidad. Cuidar de quien le ama sin esperar nada a cambio”. Turbado, pregunta: “¿Y mi madre? ¡Debo estar con ella!” La respuesta es afirmativa: “Siempre estará con ella. Pero en este caso del terreno, usted desconoce las causas de la disputa. Por lo tanto, es responsabilidad de ella y no suya y al asumirla, es innecesario porque nada puede hacer par resolverlo”.
Agrega: “Si usted rompe con la familia que le ha brindado atención, logrará primero, el desamor de ellos, pero lo más importante, que contribuirá a profundizar el problema. Ellos, su mamá y su tío, saben las causas del conflicto y de alguna manera llegarán a un acuerdo. Si usted asume una posición contraria, cuando ellos solucionen el problema, cargará con una carga de desagradecimiento”.
Willi siente alivio. Y Merlín le dice: “Pidamos al Padre Creador que este vació que queda al desprender la responsabilidad que no era suya, se llene con la Fuerza del Amor Divino, pidiendo perdón por haber permitido que la duda penetrara en su Templo”. Al concluir, salen de los aposentos para reunirse con los demás adeptos y el Maestro Hebert.
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