PATRULLA MOTEL
Igual de corruptos
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
Por mis Plumas
En días recientes, un video viral mostró a dos policías capitalinos teniendo relaciones sexuales dentro de una patrulla oficial, uniformados, en horario laboral y a plena luz del día. Se esperaba su despido inmediato, pero, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) decidió protegerlos y en su lugar castigar a quien grabó la indignante escena.
El hecho, por sí solo, representa una violación flagrante a los protocolos de actuación, al uso de recursos públicos y al respeto que merece la ciudadanía.
Ante la evidencia infraganti se esperaba que la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) anunciara su despido inmediato y la disolución de parejas policías hombre-mujer, que sólo andan juntos para romancear.
Siempre se les ve coquetenado entre ellos, mientras la población es sometida por el crimen organizado.
Pero lo más alarmante es busca castigar a quien grabó y difundió el video, invocando la Ley Olimpia, que contempla hasta seis años de prisión.
Esto es absurdo.
O sea, la Ley Olimpia sí le sirve a una mujer policía que rebaja su dignidad y de paso la de todas las mujeres al aceptar tener escandalosas relaciones sexuales en plena vía pública dentro de una patrulla, en horarios laborales y por si fuera poco con unos gritos que no hablan de pasión, sino de necesidad de un ascenso.
Se suponía que el ingreso de las mujeres a la Policía era para dignificarla, pero esta emulando al hombre en corrupción. Que vergüenza.
La ciudadanía enfrenta diariamente balaceras, extorsiones, desapariciones y abandono institucional.
Mientras tanto, quienes deberían protegerla se entregan a actos personales dentro de vehículos oficiales.
No hay nada que investigar: el video es claro, los hechos son públicos, y la sanción debería ser inmediata.
La Ley Olimpia fue creada para proteger a víctimas de violencia digital, no para blindar actos impúdicos cometidos por servidores públicos en espacios públicos.
Usarla en este contexto es una distorsión peligrosa que convierte al denunciante en criminal y al infractor en víctima.
¿Desde cuándo grabar una falta pública se convirtió en delito?
¿Por qué se protege la privacidad de quienes traicionan el uniforme, mientras se criminaliza a quien exhibe la corrupción?
La patrulla no es un refugio para el deseo. No es un motel.
La destitución inmediata de los policías involucrados es lo menos que se espera.
También debe prohibirse que parejas sentimentales compartan patrullas, para evitar distracciones y actos impropios.
O de plano que no “trabajen” juntos, ya nadie los ve con respeto. Son igualmente corruptos.
La Ley Olimpia debe revisarse y no utilizarse para evitar que se convierta en herramienta de censura institucional y protección de servidores públicos irresponsables.
La ciudadanía merece respeto, no simulación.
El uniforme no es escudo para el abuso, y la patrulla no es un motel.
La ética institucional no debe ser negociable, y la denuncia ciudadana debe ser protegida, no perseguida.
MORENA protegió un cambio, pero no dijo iba a ser en reversa.
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