Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
CIUDAD DE MEXICO, Estados Unidos Mexicanos, 26 de julio de 2021.- La tercera ola de Covid-19 azota México, llegando hoy a los 238,424 decesos, a los que se sumó este lunes el coordinador de la bancada del PRI, René Juárez Cisneros, ex gobernador del convulso Guerrero, uno de los estados más violentos del país, donde también se informó que el excéntrico diputado Gerardo Fernández Noroña, fundador y ex miembro del Partido de la Revolución Democrática, el cual abandonó para unirse al Partido del Trabajo, se contagió del virus, lo que provocó algunas burlas en redes sociales.
La muerte de Juárez Cisneros, de 65 años, llegó justo en la semana más críticas para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que al igual que el Partido Acción Nacional (PAN), estarán sometidos a una consulta popular con la pretensión de llevar a juicio político a los últimos cinco ex presidentes de México: Carlos Salinas de Gortari (PRI), Ernesto Zedillo (PRI), Vicente Fox Quezada (PAN), Felipe Calderón (PAN) Y Enrique Peña Nieto (PRI).
Además, también ocurre cuando las estructuras del PRI claman un cambio interno, para que se fortalezca y vuelva a ser la primera fuerza política del país, algo que para el polémico diputado Fernández Noroña “podría ocurrir si retoman sus ideales y dejan de ser tan corruptos”.
Juárez Cisneros fue líder del PRI interino en 2018 y en su corto liderazgo de dos meses propuso un cambio al interior del partido, que en manos de Enrique Ochoa Reza, su antecesor, sufrió el golpe del izquierdismo, cuando MORENA arrasó en las elecciones presidenciales colocando a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia, con un efecto “domino” en la mayoría de los estados y municipios que participaron en esa contienda electoral.
El acapulqueño, quien nació en el puerto turístico más famoso de México el 8 de unio de 1956, apoyaba la tesis de que era imprescindible que el PRI retomara sus ideales, defendiendo que es el mejor partido político del país.
Sin embargo, reconocía que fue motín de personajes corruptos que le habían hecho mucho daño al partido que gobernó México ininterrumpidamente por 75 años.
Ochoa Reza y otros líderes priistas coincidían con Juárez Cisneros en que había que extirpar de verdad la corrupción al interior del Revolucionario Institucional.
EN 1994 EMPIEZA LA DEBACLE DEL PRI
El 16 de julio de 2018 renunció a la dirigencia nacional del PRI, siendo sustituido por Claudia Ruiz Massieu, hija de José Francisco Ruiz Massieu, otro acapulqueño, quien fue asesinado la mañana del 28 de septiembre de 1994, al salir del hotel Casa Blanca tras una reunión con diputados priìstas, por Daniel Aguilar Treviño, un tamaulipeco de 28 años de edad, que le disparó al cuello cuando el cuñado del expresidente Carlos Salinas de Gortari se disponía a abordar su automóvil.
Ruiz Massieu estaba casado con Adriana Salinas de Gortari, hermana del entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari.
Su asesinato abrió la cloaca del PRI, al involucrar como autor intelectual del homicidio a Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari, pues en el año de 1994, corrieron numerosos rumores de enfrentamientos entre Raúl Salinas de Gortari y José Francisco Ruiz Massieu.
Su hermano, Mario Ruiz Massieu, quien se desempeñaba en ese momento como subprocurador general de la República, quedó a cargo de las investigaciones del asesinato.
El crimen de Ruiz Massieu ocurrió seis meses después de la ejecución del candidato priista Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido en Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994, durante un mitin político de su campaña presidencial que le truncaron al arrebatarle la vida en un acto publicó.
Tras ambos crímenes, el PRI se vino de picada.
Empezó a perder rumbo y se enfrasco en una serie de actos de corrupción y sangre que lo orillaron a la primera derrota electoral en el año 2000 frente al panista Vicente Fox Quezada, que pese a hacer un trabajo deficiente como presidente de México, logró que su partido ganara las elecciones de 2006 con Felipe Calderón, que al minuto de iniciar su Mandato empezó con la guerra contra el narcotráfico, ese monstruo de mil cabezas al que había prometido combatir el priista Luis Donaldo Colosio, que anunció sus aspiraciones presidenciales con un discurso que hasta hoy es vigente. Aún ajusta a los tiempos de López Obrador, el falso mesías:
“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirlas. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.”
Juárez Cisneros insistía que el PRI debía cambiar y entregar a los corruptos.
Pero la corrupción en el PRI, al igual que en todos los partidos políticos, incluso el creado por el presidente López Obrador, MORENA, están rebosantes de corrupción por sus nexos con el narcotráfico.
Cada partido es respaldado por un Cartel y el más poderoso, el de Sinaloa, es el que maneja los hilos del presidente López Obrador, a quien ya han acusado directamente varios políticos, entre ellos Silvano Aureoles, gobernador del violento Michoacán, quien hoy llegó a Estados Unidos para denunciar la narco elección en su estado, donde a punta de bala ganó MORENA.
“En Michoacán hubo una narco elección y que, en mi país, las elecciones estuvieron inducidas y manejadas por los grupos del crimen organizado. Eso no se puede quedar así, porque de concretarse esos resultados, en Michoacán regresa un narco gobierno y México se encamina a ser un narcoestado. Por eso no me voy a detener hasta que esto se limpie”, dijo en Los Ángeles, California.
Para la DEA y el FBI las declaraciones del valiente gobernador perredista no son nuevas.
Ratifican lo que ya saben.
Desde 1970, cuando surgió el primer cartel de drogas en México, en Sinaloa, y de ahí se trasladó a Guadalajara con Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero, Estados Unidos ha seguido de cerca el negocio de las drogas en México, hasta este momento en que el presidente López Obrador pregona a los cuatro vientos que todos son corruptos, menos él, pese a que hay pruebas contundentes de que es igual que todos o peor.
Lòpez Obrador es omiso en aplicaciòn de la seguridad, la justicia y el biesnestar de los mexicanos.
Pero creyéndose la historia que se inventa, el presidente mexicano llevara a consulta popular a los últimos cinco ex presidentes de México, dos de ellos del PAN y tres del PRI, al que quiere “pulverizar” para evitar que levente la cabeza en las elecciones presidenciales de 2024.
Juárez Cisneros clamaba por un nuevo PRI, pero fue Ulises Ruiz Ortiz, ex gobernador de Oaxaca, quien sacudió al CEN del Revolucionario con la toma del edificio central exigiendo la renuncia del líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, a quien desde hace tiempo acusa de ser “palero” de López Obrador, quien, por alguna razón, pidió al PRI que se le uniera para consolidar juntos las leyes que ya no podrá lograr tras perder la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Ciertamente el PRI es el mejor partido político del país, por su ideología, que “piratean” los otros partidos, y que, de aplicarse al pie de la letra, ya habría convertido a México en un líder indiscutible de América, porque lo tiene todo para lograrlo.
Empero, la ambición y codicia de sus militantes lo han colocado como la tercera fuerza política de México, luego de gobernar el país por más de 70 décadas.
El cambio urge.
Debe darse, no solo en el PRI, sino en todos los organismos políticos, para el bien de México, que requiere un partido honesto, “sin amarres”, que luche por el bienestar de la población sin falsas caretas ni llevándolo al despeñadero de un gobierno izquierdista que busca alinearse a la pobreza y desolación que viven los países de América Central y del sur, donde el socialismo sólo los ha hundido.
En esos países los únicos que viven bien son los presidentes, sus familias y el Ejercito, listo para reprimir al pueblo.
El que también fuera senador, alertó en varias ocasiones sobre los riesgos del socialismo en México y la ambición de los que querían gobernar y que sólo buscaban una posición política para enriquecerse, aunque después terminaran en la cárcel, sin dinero y desprestigiados, llevándose entre las patas al partido que los llevó al poder.
Cisneros se contagio de Covid-19 en abril pasado y desde entonces ya no pudo hacer nada, ni siquiera en las elecciones pasadas, en la que el PRI en alianza con el PAN le asestó duros golpes electorales a MORENA al ganarle varias alcaldías en la Ciudad de México y el Estado de México, con lo que debilitò la fuerza de MORENA.
Todo lo que debía hacer y decir lo había hecho ya.
Para todo hay un tiempo. Hasta para morir.
Descanse en paz.