En el 2003, hace cinco años, cuando se decía que México estaba colombianizado, las autoridades se escandalizaban y lo negaban. Directores y editores de los diarios capitalinos manejaban con mucha reserva el asunto, y mucho más si algún reportero se atrevía a declarar que el narcotráfico controlaba gobiernos, elecciones y sus resultados.
Hoy, es un hecho, e incluso México rebasó a Colombia, al grado que gobernadores como el priìsta Enrique Peña Nieto y el perredista Marcelo Ebrard, del Estado de México y Distrito Federal, respectivamente, piden asesorìa a los colombianos, para meter en cintura al crimen organizado que esta fuera de control, porque el reacomodo “no les cae”, y añoran los viejos tiempos del PRI, en los que cada Cártel tenía “su territorio”.
Eran organizados y controlados desde Los Pinos.
Ahora, los tiempos son otros. Las reglas cambiaron. Aparentemente hay una lucha encarnizada contra el narcotráfico y sus tentáculos. Supuestamente ya no se les permitirá infiltrarse en las campañas políticas.
Pero, muchos ya están dentro y sin problemas.
México vive un reacomodo de Cárteles, para favorecer a un color más claro que el rojo, cuyos seguidores recobran fuerza, ante el hostigamiento fiscal del gobierno federal, que pese a quedarse con todo el dinero decomisado al narco, grava al pueblo con altos impuestos, manteniéndolo empobrecido, no construye obras importantes, ha fracasado en la creación de empleos y en frenar el índice creciente de pobreza extrema.
Por ello, la crisis económica mundial viene como anillo al dedo a los gobiernos que tendrán elecciones intermedias en julio de 2009, entre ellos el capitalino y del Estado de México, ya que se apoyan en ella para anunciar políticas de austeridad, que van desde cancelar obras públicas, realizar despidos masivos, así como pedir más dinero para concretar “sus proyectos” y desviar, como siempre, en agravio de la gente, los presupuestos gubernamentales para ganar los comicios electorales, cuya efervescencia política sube a diario con la selección interna de los candidatos a los cargos de elección popular.
La Reforma Electoral, recién desempacada, junto con la supuesta democracia en México serán sometidas a una dura prueba de honestidad, que difícilmente pasarán, porque en el país azteca, la corrupción y el narcotráfico tienen raíces muy profundas. Trastocan a todos los partidos políticos, a los que el presidente de la República, Felipe Calderón, exhorta a no infiltrarse con el narcotráfico ni con el crimen organizado, que bien sabe, controla gobiernos, elecciones y sus resultados.
Los comicios intermedios en el Estado de México y el Distrito Federal, donde se renovarán las diputaciones locales, presidencias municipales y jefes delegaciones, respectivamente, serán los más observados, porque pulsarán hacia dónde van las elecciones presidenciales del 2012, que si fueran el próximo domingo serían ganadas por el PRI, llevando como candidato a Peña Nieto, quien no tardarían en casarse con la actriz Angélica Rivera, con quien se exhibe públicamente y permite que cuide de sus hijos, especialmente de Paulina y sea muy amiga de su hermana que recién se casó.
El divisionismo interno del PRD, el carisma de Peña Nieto y la nefasta política económica de Calderón, con su Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), que entró en vigor el 1 de enero de 2008, con una tasa del 16.5%, y que para el 2009 será del 17% y para el 2010 y ejercicios subsecuentes será del 17.5%, son el cóctel explosivo que sacará al PAN de Los Pinos, ya que la gente visualiza a este partido como elitista y egoísta, toda vez que sólo busca su beneficio, sin importarle el pueblo.
La gente no deja de preguntarse dónde esta el dinero decomisado al narcotráfico y señala al gobierno de Calderón como el principal “lavadero” del narco.
Ahora recuerda que en tiempos del PRI, el verbo robar se conjugaba así: yo robo, tu robas, él roba, nosotros robamos, vosotros robáis, mientras que el gobierno calderonista sólo lo conjuga en primera persona: Yo Robo.
Por ello, la gente le cobra en las urnas mantener al pueblo en la pobreza, ya que al gravar con altas tasa de interés a los empresarios, estos no tienen capacidad para producir empleos.
El gobierno los asfixia. Les quita una buena tajada de sus ganancias, y nada de eso se refleja en un México prospero, como debiera ser, toda vez que con tanto dinero decomisado al narcotráfico, este país podría posicionarse como una potencia económica mundial, y no ser sólo la nación de donde surgió el hombre más rico del mundo.
Frente a este panorama, los aspirantes a los cargos de elección popular que se renovarán en 2009, saben perfectamente que el enemigo a vencer será el PRI, y que su zona de influencia más fuerte es el Estado de México, gobernado por el priìsta Peña Nieto, que retomó la antigua estructura de los dinosaurios para recuperar el poder en las zonas donde se perdió en las pasadas elecciones, especialmente Ecatepec, porque es el municipio más poblado de la entidad y de Latinoamérica, con el padrón electoral más importante por su número de empadronados que rebasa el millón de votantes.
El asesinato del alcalde de Ixtapan de la Sal, el priìsta Salvador Vergara Cruz, cuando viajaba con el secretario del Ayuntamiento, Alfredo Rodríguez, y el regidor Edmundo Fuentes, que resultaron heridos, así como el del jefe de Guardaespaldas del secretario de Gobierno, el pasado 15 de septiembre, son amenazas cumplidas al gobierno de Enrique Peña Nieto, en cuya entidad es creciente la efervescencia política por las elecciones intermedias del 2009, en que se renovarán las alcaldías y el Congreso local.
Peña Nieto pretendía mantener la calma y minimizar los hechos, pero los ataques constantes a su gobierno, lo han obligado a aceptar que la entidad que gobierna esta en guerra y tras dar el pésame por la muerte del edil priìsta, convocó a conferencia de prensa, para anunciar que “blindará a los funcionarios de su gobierno”, redoblando la vigilancia y la seguridad, así como los recursos destinados a seguridad pública, lo que es preocupante para la población civil, que se pregunta:
¿Y, a nosotros quién nos cuidará?; ¿se gastarán el presupuesto en blindarse?, ¿por qué ‘venadearon’ al alcalde de Ixtapan de la Sal?, ¿tenía nexos con el narco?
El mensaje es claro.
El Estado de México es el laboratorio político del país. Desde hace meses los aspirantes a los diferentes cargos ‘trabajan’ para lograr las nominaciones a las candidaturas. Los nombres ya se escuchan por doquier. En noviembre próximo empezarán los ‘destapes’ de los suspirantes.
El Estado de México, integrado por 126 municipios, será uno de los que tendrá elecciones intermedias al 2012, en el que se renovará la Presidencia de la Republica, de quien se asegura uno de los aspirantes es Peña Nieto, quien contrario a su más fuerte oponente, Marcelo Ebrard Casaubòn, jefe del Gobierno del Distrito Federal, se reserva su derecho de declarar: “sí quiero”, como lo ha hecho “El Delfìn” de Andrés Manuel López Obrador, quien a su vez parece le ha cedido la estafeta, “porque me siento cansado y no se sí si para entonces será ese mí deseo”.
Los cercanos a López Obrador dicen que su “desinfle emocional” tiene varios orígenes, entre ellos su distanciamiento con su segunda esposa, la periodista Beatriz Gutiérrez Muller, así como los constantes pleitos y fracturas al interior del PRD, ya que no todos lo quieren y prueba de ello es el revés que le dieron a Alejandro Encinas, su mano derecha a quien heredo el gobierno del DF, para participar en las elecciones del 2006, en las que se dijo robado y advirtió que iría por la revancha en el 2012, y para ello contaba con que Encinas sería el presidente del PRD y le dispondría la mesa.
Sin embargo, el escenario es adverso, aunque podría mejorarse o empeorarse. Pero, esos momentos de indecisión política son graves, porque han sido aprovechados por el narcotráfico, para infiltrarse en las campañas políticas, con el poder del dinero, para unir a los indecisos.
Por ello, el presidente Felipe Calderón, los diputados federales, los estatales, así como gobernadores y alcaldes claman que el narcotráfico no se meta en las campañas políticas ni en política, y claro que no lo harán.
No se meterán. Están adentro. Ellos lo saben. Conocen sus nombres. Sus historias. Todo. Lo saben todo.
Por eso, los crímenes a jefes policíacos, a uniformados, a altos funcionarios, periodistas, alcaldes y la amenaza abierta al gobierno, que quiere cambiar lo establecido durante décadas, en las que en las campañas electorales los nombres de “los buenos” eran palomeados por el gobernador en turno en respuesta a muchos intereses.
Con la supuesta democratización del país, aparentemente esa práctica quedo en el olvido, pero hay voces que dicen que en el Estado de México, regresará el palomeo y que “el bueno” lo ungirá Peña Nieto, a quien los priìstas mexiquenses tienen mucha fe, para que recupere Los Pinos en 2012.
La cargada priìsta seguirá una sola línea, como antaño, la de Peña Nieto. El es el líder. Quizá por eso lo quieren someter.
Las amenazas al gobierno estatal fueron aceptadas a principios de septiembre, pero desde hace más de un año se sabe que estan bajo amenaza el gobernador y todo su gabinete, así como varios alcaldes de la Zona Metropolitana, entre ellos el de Ecatepec, José Luis Gutiérrez Cureño; Ramón Montalvo Hernández, de Valle de Chalco; Juan Manuel Guerrero Gutiérrez, de Amecameca; Mario Moreno Conrado, de Ixtapaluca; Víctor Manuel Bautista López, de Nezahualcóyotl; David Sánchez Isidoro, de Coacalco; Elena García Martínez, de Tultitlán; Vicente Alberto Onofre Vázquez, de Chalco; Adrián Fuentes de Huixquilucan y Manuel Ángel Becerril López, de Cuautitlán México, y Francisco Arce Ugarte, de Luvianos, entre otros.
Las amenazas a Gutiérrez Cureño fueron desde principios de su administración: Sin embargo, el edil no tiene guardaespaldas. Sólo un chofer. La única precaución que ha tomado es no dar a conocer su agenda de trabajo, aunque hay muchos eventos a los que asiste, anunciados previamente.
Ecatepec es el municipio más importante del Estado de México, por su número de población, que rebasa los tres millones de habitantes, que lo ubican como el màs poblado de Latinoamérica.
Por ello, al PRI le interesa recuperar Ecatepec, donde se dice que “el ungido” esta entre el ex alcalde Eruviel Avila Villegas, presidente de la bancada priìsta en el Congreso local; Vicente Coss Jr., presidente de la Federación de Transportistas del Estado de México e hijo del ex alcalde Vicente Coss Ramírez; Martín Soto, subsecretario de Gobierno regional; y el ex diputado Marco Antonio Gutiérrez.
La lista de aspirantes es extensa en Ecatepec y el resto de los municipios, especialmente los metropolitanos, entre ellos Tlalnepantla, donde el ex alcalde Rubén Mendoza Ayala tras pelearse con su amigo el senador Ulises Ramírez, fue expulsado del PAN, a petición del segundo, con quien vivió una historia intima muy intensa, que involucra un asesinato.
Ahora, son enemigos, pero Mendoza Ayala insiste en que no lo han expulsado del PAN y que buscará nuevamente la presidencia de Tlalnepantla, sin importarle lo que la gente diga, pero esa es otra historia.