CIUDAD DE MEXICO, Estados Unidos Mexicanos, 18 de noviembre de 2020.- El exsecretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, llegó esta tarde al aeropuerto de Toluca, tras un mes de su arresto en Estados Unidos, que le acusó de conspiración para fabricar, importar y distribuir narcóticos, así como lavado de dinero, cargos que le fueron desestimados para repatriarlo a México, para que se le siga un juicio aquí en base a las pruebas entregadas por la DEA, que fue presionada de entregarlo o expulsar a sus agentes del país.
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller de Relaciones Internacionales, Marcelo Ebrard, el ex general Cienfuegos no tiene cargos imputados en el país y según ellos es inocente de todos los cargos de que lo acusan los americanos.
Por supuesto, ante los ojos del mundo, la DEA tiene razón: México es un país corrupto, con graves nexos con el narcotráfico, que ha sembrado narcoviolencia en el país, misma que se ha incrementado durante el gobierno de López Obrador, que no deja de culpar a sus antecesores del desorden que hay en el país.
Pero él tiene ya dos años en el poder y no ha logrado apaciguar México. Cada día hay más crímenes, secuestros, violaciones, feminicidios, narcobloqueos y ejecuciones escandalosas en las poblaciones más apartadas y pobres.
Ademàs se han incrementado los asesinatos de periodistas, activistas, alcaldes y funcionarios pùblicos, mientras Derechos Humanos ya es inexistente el el paìs, y el presidente nunca se pronuncia por detener estas masacres.
Tal parece que cobija a los que estan fuera de ley.
La repatriación del general retirado Cienfuegos se dio justo el día que las comisiones del Senado avalaron el dictamen para regular el cannabis, sobre todo para autoconsumo, que todavía será penalizado con multas de 5 a 10 mil pesos por posesión simple.
En el archivo de la DEA se citan varias conversaciones de Cienfuegos con jefes del narcotráfico, con quienes supuestamente hacia “negocios”.
Conociendo el grado de corrupción que impera en el gobierno mexicano, la DEA decidió no informar a sus pares mexicanos de que arrestarìa al general Cienfuegos, y espero hasta a que el fuera a Estados Unidos, deteniéndolo en el aeropuerto de Los Angeles, a donde llegó con su familia.
Fue el embajador de Estados Unidos en Mèxico, quien informó al canciller Marcelo Ebrard sobre el arresto del general, lo que molesto a Lòpez Obrador, alegando que se había vulnerado la soberanía nacional.
La furia de Lòpez Obrador, su buena relación con el presidente Donald Trump y el fracaso de este en la reelección presidencial de EEUU, hicieron un coctel afortunado para el presidente mexicano, que hasta el momento no ha felicitado a Joseph Biden por su virtual triunfo electoral.
El tiempo da la respuesta a muchas preguntas sin respuesta, y ahora parece muy lógico que Lòpez Obrador no felicitara a Biden.
Estaba en acuerdo con el furioso Trump, al que inocentemente amenazò con revisar la cooperación de la DEA en Mèxico, y expulsar a sus agentes, como lo hizo su amigo boliviano, Evo Morales, cuando fue presidente de ese país.
Ciertamente a Trump no le habría importado que le expulsaran a la DEA de Mèxico, porque él ya había amenazado antes con declarar terroristas a los narcotraficantes y atacar a los mexicanos, como lo ha hecho Estados Unidos en el Medio Oriente.
Sin embargo, la noticia de la acusación desestimada fue aclamada como un triunfo por parte del gobierno de México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador agradeció a Estados Unidos por “escuchar nuestra posición y rectificar”.
En su conferencia mañanera, López Obrador dijo que por este caso está en juego más que una persona:
“Está de por medio el prestigio de una institución fundamental para el Estado mexicano: la secretaria de la Defensa, las fuerzas armadas, y no es cualquier cosa. No podemos permitir, sin elementos, se socaven nuestras instituciones fundamentales”.
El procurador William Barr y el fiscal Alejandro Gertz Manero anunciaron ayer el retiro de los cargos, con el propósito de que sea investigado en México por la Fiscalía General de la República.
Al legar hoy a México, vestido con traje y corbata, un agente del Ministerio Público de la Federación notificó al general en retiro “la existencia de una investigación en la que él se encuentra involucrado”, refiriéndose a la carpeta que fue iniciada por la Fiscalía con la información que se recibió del Departamento de Justicia de los Estados Unidos el pasado 11 de noviembre.
El pasado 15 de octubre fue detenido en el aeropuerto de los Ángeles, California y posteriormente trasladado a Nueva York, para ser juzgado.
Le negaron la fianza por 750 mil dólares que ofreció y en su audiencia preliminar se declaró no culpable.
“El General Cienfuegos se dio por notificado y proporcionó toda su información personal y de contacto, incluyendo domicilio y teléfono celular, donde puede ser localizado y citado para las diligencias a que haya lugar y ordene el Ministerio Público de la Federación, manifestando su total disposición de atender los requerimientos propios de la investigación”, expuso la Fiscalía en un comunicado.
A las 19:12 horas, el Cienfuegos Zepeda se retiró de las oficinas de la Fiscalía en el hangar de Toluca, “terminándose así las diligencias ministeriales correspondientes”.
La Fiscalía informó que Cienfuegos arribó cerca de las 18:40 horas al Aeropuerto de Toluca, Estado de México, en la aeronave Gulfstream 4, matrícula N40VC, del Gobierno de los Estados Unidos, la cual procedía del Aeropuerto de Nueva Jersey.
En conferencia de prensa el canciller Marcelo Ebrard señaló que el desistimiento en contra del general Salvador Cienfuegos, “no es un episodio de impunidad, por el contrario, representa un acto de respeto a México y a sus fuerzas armadas, porque se le someterá a proceso en nuestro país con apego a las leyes mexicanas.”
“No es un episodio de impunidad, por el contrario, representa un acto de respeto a México y a sus fuerzas armadas".
Pero, antes dijo que era inocente y que venìa a Mèxico en calidad de ciudadano libre, o sea que todo lo que escucho y confirmó la DEA, quedarà impune.
La explicación que el Departamento de Justicia ofreció a la Jueza Bagley Amond es una razón de Estado, con la que se priorizan los intereses de Estados Unidos, relacionados con su Seguridad Nacional, y se ponen por encima de la investigación sobre los presuntos ilícitos cometidos por el general Cienfuegos.
La DEA opera en México desde hace más de tres décadas y la detención de Cienfuegos pone en riesgo sus operaciones antinarcóticos con el Ejército, así como la operación de los 54 agentes que tiene desplegados en el país, por lo que revisar su estancia, podría ser negativo para sus intereses.
The New York Times afirmó que el intercambio de información para combatir a la delincuencia organizada que opera en México y Estados Unidos es importante para ambos países, la detención del general Cienfuegos la puso en riesgo cuando la DEA no enteró de su investigación al gobierno mexicano y al sembrar la sospecha sobre la lealtad de las Fuerzas Armadas, con lo que se puso en peligro la seguridad nacional de México, por la estrecha relación que tienen con el presidente López Obrador.
Por cierto, muchos se preguntan por qué López Obrador defiende tanto al general en retiro. El asegura que es por defensa de la soberanía mexicana.
Pero quizá sea un pago a la lealtad que le mostró cuando era titular de la Secretaría de la Defensa Nacional durante el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto (2012 – 2018), cuando corrìa el rumor de que habría un golpe de Estado del Ejército a favor de Lòpez Obrador, en caso de que no ganara las elecciones de 2018.
Cienfuegos desmintió el rumor y juro lealtad al Ejército y a su jefe supremo, pero no menciono el nombre de Peña Nieto, quien acepto la derrota de su partido sin chistar.
Tras la amenaza de aquel golpe de Estado se empezó a hablar que había un pacto entre López Obrador y Peña Nieto, para que la transición ocurriera en paz, como fue.
De ser así, la acusación de “Traición a la Patria” contra Peña Nieto no prosperara, porque seguramente él también tiene sus cartas bajo el brazo.
En política todos se escuchan y las paredes hablan.