Norberto
Liwski señaló que en los últimos años
se ha visto una curva ascendente en el gasto social y en educación;
sin embargo, la distribución presupuestaria no ha atendido
las desigualdades regionales ni por sectores sociales tan
marcadas que se presentan en la niñez mexicana.
Asimismo,
subsisten mecanismos de discriminación en México
en niños, niñas y adolescentes indígenas,
del sector rural y alejado, y con discapacitados.
Calificó
de alarmante que perduren índices elevados de menores
no registrados al nacer, lo cual implica un problema administrativo
para el infante y la familia, y repercute en el ejercicio
de derechos, en su desarrollo y madurez. Ello “requiere
respuestas activas, rápidas y creativas, superando
barreras burocráticas y de dificultad de acceso”.
El
representante del Comité indicó que en México
se registran prácticas institucionales de tortura,
trato cruel, inhumano y degradante, en particular en ámbitos
de privación de la libertad. No es suficiente con que
se prohíba en la Constitución, se necesitan
políticas activas para erradicarlas.
Admitió
que si bien en los últimos años se observa un
leve descenso en el número de embarazos adolescentes,
éste sigue siendo alto. Ello se debe a que los programas
y acciones en educación sexual y reproductiva no se
han difundido lo suficiente. Se debe avanzar en ello, aceptando
y reconociendo la diversidad de enfoques por cuestiones éticas,
religiosas y familiares.
Sostuvo
que en este país ha aumentado la matriculación,
lo cual va acompañado de un incremento del presupuesto,
pero es insuficiente y no se ha distribuido de manera adecuada.
Asimismo,
advirtió que el tema de los niños migrantes
es uno de los puntos más críticos que tiene
México, como desafío para el Estado de proteger
los derechos de los infantes.
A
su vez, Olivier Degreef, representante interino de la UNICEF,
cuestionó que en un país como México
haya tantos niños que sufren de desnutrición
crónica. Ello porque 25 por ciento de los menores que
viven en 8 entidades de la República la padece.
Además,
más de un millón de infantes no va a la escuela,
300 mil hijos de jornaleros no tienen acceso a una educación
normal, 25 por ciento de los infantes discapacitados en el
Distrito Federal no acude a la escuela, y más de tres
millones de entre 7 a 14 años trabajan.
Afirmó
que la desigualdad y la discriminación son los factores
principales de la intolerancia y el odio, y los pequeños
son las primeras víctimas de ello, ya sean niños
de la calle, migrantes, indígenas pero también
provenientes de otras familias.
Por
su parte, Javier Moctezuma, secretario ejecutivo de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH), indicó que estas
recomendaciones sobre la niñez no son sólo un
punto de vista, sino la voz de gente autorizada moral, jurídica
y políticamente para decir en dónde está
fallando el país y en qué áreas se debe
trabajar intensamente para corregir el rumbo.
Se
alimentan de diferentes opiniones: del gobierno, cuyo objetivo
siempre será exponer los avances y tratar de explicar
los rezagos; la de las organizaciones no gubernamentales,
que ponen el dedo en la llaga; además de las comisiones,
como la CNDH.
“Qué
bueno que en México hemos abierto las puertas sin una
actitud cerrada, de que nadie venga a decirnos cómo
estamos ni a exigir cuentas; por el contrario, abrirnos a
la comunidad internacional para que sea nuestro espejo, nos
reflejemos y así trabajar para rectificar el rumbo”,
detalló.
Por
último, Héctor Zamitiz Gamboa, secretario general
de la FCPyS, destacó que según el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática,
47 por ciento de los niños entre 0 y 5 años
de edad, que viven en poblaciones menores a dos mil 500 habitantes,
están desnutridos.
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