PATA
DE PERRO |
17/04/2006
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¿Quién
dobla las campanas?
POR
RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Campanero
oficial desde hace 46 años de la única
parroquia de Concepción del Oro, Zacatecas, Félix
García Alonso ha visto pasar literalmente desde
las alturas los “ires y venires” de su amado
pueblo, hoy agobiado por el cierre de sus minas, en
donde cumple lo que considera una función social
y espiritual, “ya que el toquido a misa es un
llamado a la esperanza”.
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El campanero
Félix, como lo conocen sus paisanos, es también
el organista de la parroquia, oficio que aprendió de
oído, aunque luego aprendió a leer partitura,
así como director del coro de la iglesia y maestro
de música de la escuela local “donde mi mayor
orgullo es enseñarle a cantar a los niños para
que vengan al templo”.
Me contó
el campanero
Esta mañana
Que el año viene mal
Para los trigos
Que Juan es novio de
Una prima hermana
Rica y hermosa. Que
Murió Susana
El campanero y yo
Somos amigos.
Nacido en 1946, Félix se vio ligado desde los seis
años a la parroquia, ya que le gustaba mucho el sonido
de sus campanas: La Inmaculada, San Antonio y La Principal,
por lo que se daba seguido sus vueltas al templo para ayudar
a los sacristanes “hasta que me quedé, si bien
no vivo en el atrio de la iglesia, sino en mi propia casa”.
“Pensé seriamente en vestir los hábitos,
me tropecé con las pláticas acerca de las vocaciones
sacerdotales, previas a la entrada al seminario, donde descubrí
que mi vocación era servir al señor desde la
otra acera, en donde habito con mi esposa y mis hijos”.
Félix, quien decidió visitar a regañadientes
a sus parientes, “quienes a pesar de que habitan la
región más transparente del aire se mueren poco
a poco como pajaritos encerrados”, revela que el sonido
de sus campanas lo ha inspirado para sentarse al órgano
y componer algunas cositas, especialmente aleluyas, señor
ten piedad y glorias, “pero nomás la música,
porque la letra ya está”.
Cuenta el campanero que de chavo le prestó oídos
a un joven que había andado por Estados Unidos “y
como hablaba muy bonito y decía que allá todos
tienen auto, casa y televisor, pues me emocioné y me
fui a la aventura con un grupo de paisanos, cruzando el río
Bravo... a la brava, porque naiden traía papeles”.
Ya en la tierra de los que tienen mucho, rodeado de gente
que no regala ni el saludo y, por si fuera poco, perseguido
por la migra, Félix meditó:
“Bueno, si yo estaba en mi concha del oro a todo dar,
tañiendo las campanas y tocando el órgano para
Dios y todos aquellos que quisieran escuchar en paz, y de
repente, solo, con miedo, y júyele, córrele,
chíngate...un gorro.
“Aguanté un rato en la frontera, pero como la
paga era poca y estaba muy recio llegar al mero sur, allá
por Arkansas, donde la mano de obra se cotizaba bien piscando
algodón, mejor me regresé”.
Me narró
amores de
Sus juventudes
Y con su voz cascada
De hombre fuerte,
Al ver pasar los negros
Ataúdes
Me hizo la narración
De mil virtudes
Y hablamos de la vida
Y de la muerte.
Cuando llegó a Concha del Oro se fue de espaldas al
enterarse de que había corrido la conseja de que tanto
él como sus compañeros de aventuras se ahogaron
al intentar cruzar el río Bravo, “y como aquí
todos nos conocemos, pues fue una persona a reclamarle al
cura del pueblo que porqué no nos habían oficiado
una misa post mortem, a lo cual el párroco argumentó
que no se haría hasta confirmar nuestro deceso, o sea
que aún no”.
En un pueblo amenazado por la extinción tras el cierre
de sus dos minas, así como una planta maquiladora que
está pensando seriamente en irse a un lugar donde pueda
pagar salarios más bajos, “llamar a misa es hoy
más que nunca comulgar con mi gente en el sentido de
que aún nos queda la esperanza”.
A pesar de toda su obra social y el haber sobrevivido a la
muerte, aunque fuera de mentiritas, Félix no se siente
un consentido del Señor, sino simplemente un ser que
tiene el privilegio de cumplir con una vocación, “como
lo prueba el hecho de que me fui muchos año y finalmente
regresé”.
Hombre renacentista, el campanero difícilmente se hubiera
sentido a gusto en una maquiladora armando arneses automotrices,
por lo que no tiene duda alguna de que si no hubiera habido
una parroquia, un órgano y sus campanas, habría
seguido el camino de miles de sus paisanos, quienes han emigrado
a Saltillo, Monterrey, Estados Unidos “o ya de perdis
a esta cosa loca llamada Distrito Federal”.
“A los viejos de Concha del Oro nos preocupa la juventud,
que ya anda muy descarrilada, y es que con las familias que
se regresaron tras haber andado muchos años del otro
lado también llegaron costumbres ajenas, como las pandillas,
las drogas y los robos”.
“Pero creo que le toca al gobierno, tanto estatal como
federal, hacer algo, como reabrir las minas o instalar nuevas
fábricas, a fin de que se arraigue la gente en su tierra,
porque de lo contrario sólo van a venir a misa los
fantasmas”.
Celoso de su deber, cada 15 de septiembre, como toca a la
normatividad, la presidencia municipal gira un oficio al señor
cura para informarle que a las 11 en punto de la noche de
ese día deben sonar las campanas para acompañar
el grito de Independencia, y si bien el presidente municipal
ha insinuado en varias ocasiones que le gustaría tañirlas,
“ese jale le corresponde a un servidor, quien ya sabe
que esa noche se tiene que poner vivo”.
“Mi ilusión es vivir en el pueblo hasta la muerte,
porque soy conchudo de corazón y mi deseo es oír
en mi velorio mis propias composiciones, de preferencia un
reponso por mi alma, pero ahora sí de a de veraz, para
que suenen fuertes mis campanas anunciando que al fin descanso
en paz”.
-¿Y
su boda señor? –cállate,
anciano.
-¿Será para el invierno?
-Para entonces, y si vives, aun
cuando su mano me dé la muerte,
campanero hermano, haz doblar
por mi ánima tus bronces.
El Campanero (Ramón López Velarde).
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PATA
DE PERRO |
24/04/07 |
Sonia
ya no vive aquí
POR RAMIRO
GÓMEZ-LUENGO
Sonia
tiene 14 años de edad y desde hace dos se dedica a
vender tamales en las calles del Distrito Federal, si bien
el trato original entre sus padres y los “señores”
que la emplean era que trabajaría de empleada doméstica
a cambio de alojamiento, educación, comida y módicos
dos mil pesos mensuales, los cuales le son entregados directamente
a su progenitor.
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IndepeIndependientemente
de sus hermosos ojos color miel, llama la atención
la inocencia con la que admite que realiza jornadas de hasta
12 horas diarias, pese a lo cual se dice contenta, pues los
señores que la alojan, junto con otras tres niñas
más, todas originarias de diferentes poblados cercanos
a la capital, “nos tratan bien, puesto que no nos pegan,
aunque nos regañan feo si no vendemos por lo menos
10 tamales al día”.
“En casi todos los cruceros donde coloco mi puesto de
“guajolotas” (tortas de tamal) y atole hay niños
que son obligados por sus papás a hacer maromas a cambio
de pedirle limosna a los automovilistas, y si no cumplen cuotas
fijas de por lo menos 50 pesos diarios, éstos les gritan
e incluso les llegan a pegar”.
La muchacha revela sin la menor muestra de asombro que la
mayoría de los niños maromeros, así como
sus papás vendedores de muñecos de peluche y
chicles, con los cuales tiene comunicación, son originarios
de la Sierra Gorda, que marca la frontera entre Querétaro
e Hidalgo, “y aunque ya tienen sus cuartitos tanto aquí
en el DF como en Pachuca, como son muchos viven todos apretados
y huele bien feo”.
Conforme avanza la plática Sonia insiste en saber por
qué tanta pregunta y llega un punto en el cual, alegando
que está muy ocupada, ya no quiere contestar más
interrogantes del perro metiche, por aquello de que puede
ser un inspector de vía pública “los cuales
seguido vienen a pedirme cooperaciones para dejarme trabajar”.
“Este trabajo no es lo que me dijeron originalmente
que iba a realizar, pero el dinero que le dan a mis padres
basta y sobra para que me quede con los señores, ya
que en mi pueblo natal, Omitlán de Juárez, Hidalgo,
no hay nada que hacer, ya que los hombres iban a trabajar
a las minas de Real del Monte, que está al otro lado
del cerro, pero debido a que las están cerrando, cualquier
ayuda que nos alleguemos por otro lado es bienvenida”.
Los ojos de Sonia se desorbitan cuando el perro le explica
que ella pertenece al ejército de millones de niños
que son explotados todos los días en diferentes partes
del mundo, especialmente en los países subdesarrollados,
por adultos inescrupulosos, muchas veces sus propios familiares,
debido a que su minoría de edad les permite generar
ingresos que muchas veces se pagan con un simple plato de
comida.
“Yo no sabía que está prohibido por la
ley que trabaje, pero aunque así fuere, no me quejo,
puesto que no me pegan, me dan de comer y alojamiento, pero
sobre todo ayudo a mi familia, que tanta falta le hace”.
Sin embargo, Sonia admite que el hijo de los señores
con los que vive, los cuales tienen otras tres niñas
trabajando como vendedoras de tamales tanto en el DF y en
Pachuca, “ya tiene rato que me está muele y muele
con que sea su novia, pero yo siempre el digo que no porque
se ve que ya está muy maleado, a pesar de que solo
tiene 18 años”.
Remozado por el ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo
Karam, con el f in de convertirlo en un polo turístico
para compensar la pérdida de empleos tras el cierre
de las minas en el vecino Real del Monte, Omitlán de
Juárez sobrevive gracias a las remesas que mes con
mes envían los miles de hombres que decidieron marcharse
a Estados Unidos, así como a cientos de muchachas,
con edades entre los 12 y los 17 años, que son adoptadas
por familias ricas y clasemedieras del Distrito Federal y
Pachuca para que cuiden a sus niños y hagan las labores
del hogar.
A sus 25 años, Toño, quien tras andar de mojado
en Estados Unidos decidió regresar a Omitlán
para montar una tienda de abarrotes, comenta que el tiene
dos primas trabajando como empleadas domésticas en
el Distrito Federal, “y hasta donde sé, están
con las familias que vinieron aquí a solicitarlas,
las cuales son recomendadas por gente del pueblo que ya tienen
alguna de sus hijas laborando en la capital”
“Mire, para serle honesto no conozco a ninguna muchacha
que se llame Sonia o que sea como usted me la describe, pero
no me extrañaría que alguna de ellas esté
haciendo funciones distintas a las que les prometieron, pero
acuérdese que mientras sus parientes reciban el dinero
pues no hay ningún problema, ya que como dicen por
ahí: la necesidad tiene cara de hereje.
“Esto no quiere decir que no se hayan dado casos lamentables
de muchachas que fueran obligadas a vender chucherías,
a pedir limosna o, peor aún, a prostituirse, traficar
drogas o alguna otra cosa mala que se parezca”.
Toño agrega que él no sabe de leyes y mucho
menos si sea válido o no que las muchachas sean dadas
virtualmente en adopción a cambio de dinero, “pero
le juro que los padres no buscan lucrar, sino allegarse una
manera de ganar algún dinero, puesto que la situación
en el pueblo cada vez está peor y la mejor prueba de
esto es que si se fija sólo verá en sus calles
niños y ancianos, ya que todos los jóvenes,
tanto hombres como mujeres, ya se largaron en busca de trabajo”.
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PATA
DE PERRO |
17/04/2006
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La
talacha imposible
RAMIRO
GÓMEZ-LUENGO
Virtual
patio trasero de la Central Camionera Norte, a la cual
le sirve como acceso para los autobuses foráneos
que entran a la capital utilizando la avenida Insurgentes
Norte, la calle Poniente 120 es famosa no sólo
porque en menos de tres cuadras contiene un macroverificentro,
un gigantesco sitio de encierro para unidades de la
empresa Estrella Blanca y una subestación de
Luz y Fuerza del Centro, sino también un taller
talachero cuyo mai es considerado por los choferes un
verdadero genio de la mecánica de urgencia a
la hora en que hay que sacar adelante una “corrida”
al precio que sea.
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Con más de cinco décadas de experiencia como
mecánico diesel, el maestro Nicolás se considera
“privilegiado” en poder seguir viviendo de este
negocio a pesar de todos los cambios que ha sufrido en los
últimos años, “ya que los motores cada
vez son más difíciles de arreglar, no tanto
porque uno no le sepa, sino porque tienen ya tantas modificaciones
electrónicas, que se han convertido en computadoras
desechables que empujan camiones”.
Pero el gran detalle que ha hecho en los últimos meses
del taller del maestro Nicolás sitio de peregrinación
de cientos de aficionados a los autobuses de pasajeros es
la presencia sobre Poniente 120 de un inquietante camión
que hace más de 30 décadas estremeció
con su diseño aerodinámico y sus innovadoras
características mecánicas tanto el mercado mexicano
como el de Argentina, Perú y Paraguay: un Sultana Panorámico
de cuatro ejes.
“Fue hace casi un año que me contactó
un emprendedor que por azares del destino compró, según
me dijo, ‘un autobús de los viejitos’ para
meterlo a trabajar de turismo, pero debido a sus características
y el hecho de que ya quedan muy pocos rodando, razón
por la cual es muy difícil conseguir refacciones, me
pidió que lo asesorara para ponerlo en condiciones
óptimas tanto de mecánica como suspensión,
pintura y hojalatería”.
-¿Una labor titánica tomando en cuenta que ya
no hay muchos de esos?
-Fíjese que me dio pena decirle al dueño que
iba a estar cañón poner el autobús al
tiro debido a todo lo antes expuesto, pero era tanto su entusiasmo
por haberlo comprado en condiciones de hojalatería
y pintura más que aceptables, que hasta yo me contagié
y no sólo le dije que le entraba a la talacha, sino
que también lo ayudaría a tratar de conseguir
las partes que hicieran falta.
El maestro Nicolás se dice sorprendido por la cantidad
de gente que todos los días visita su taller no sólo
para pedirle que los deje entrar al interior del camión
a fin de tomarle fotos, sino también para asaltarlo
con innumerables preguntas, como dónde lo consiguieron,
si lo van a vender, en qué línea de pasajeros
trabajó y qué le están arreglando, “pero
sobre todo un solo ruego: ‘por favor, no lo vayan a
modificar de la carrocería o a mandarlo al deshuesadero’”.
“No crea que soy ajeno a este entusiasmo, porque no
sólo les metí mano, sino que también
viajé mucho en ese tipo de camiones, sobre todo en
la ruta de la Estrella de Oro de México a Acapulco,
cuando se hacían nueve horas por la carretera viejita
y el Sultana Patón era la mejor manera de no llegar
con una hernia en las nalgas a la perla del pacífico.
“Ya no digamos cuando se trataba de viajar hacia destinos
como Guadalajara, Mazatlán y Tijuana, donde la opción
lógica, si querías ir directo, seguro y apapachado,
era subirse al Tres Estrellas de Oro, hoy desaparecido, donde
además de disfrutar del espacio y la estabilidad del
camionzote, te atendían con cafecito y refrescos unas
chulísimas y casi siempre norteñísimas
sobrecargos a las que se le conocían como las Matildonas”.
-Pero los camiones de hoy en día también son
espaciosos, traen cine, cafetería y algunos hasta dos
baños, además de que tienen control de velocidad
y presión constante de aire en todas sus llantas en
caso de una ponchadura sobre el camino.
-Ah no, de que los autobuses nuevos son unas chuladas, lo
son, pero si nos vamos a los detalles reales, es decir, la
estabilidad, la calidad de las piezas, el tipo de ejes y engranes,
así como la nobleza de la máquina y la transmisión,
te apuesto doble contra sencillo a que el camión viejito
tiene más probabilidades de sobrevivir, sobre todo
si tomas en cuenta nuestra geografía y la mala calidad
de nuestras carreteras.
“Tiro por viaje me caen por aquí algunos choferes
de líneas muy respetables que no pueden iniciar sus
corridas debido a problemas tan sencillos como poleas, alternadores,
bombas o bandas, pero debido a la electrónica de sus
máquinas, las cuales están llenas de sensores,
a veces ni siquiera se les puede meter mano sin tronar alguna
línea, lo cual puede afectar la computadora, que en
el mejor de los casos cuesta unos 60 mil pesos.
“Aún así, aquí somos fregones y
nos las ingeniamos para sacar adelante la talacha, por muy
imposible que sea, a fin de que el mai pueda irse a chingarle
para que saque no sólo lo del patrón, sino también
su gasto, pero no me negarás que esos camiones de alta
tecnología no están hechos para nuestra realidad,
para nuestros bolsillos”.
El maestro Nicolás rememora con emoción los
nombres de aquellos autobuses que durante años fueron
la columna vertebral del transporte de pasajeros en México,
como el MASA Somex 2030 (Pescuezero), el MASA Somex 2000 (Palomo)
el MASA Somex Premier, el Dina Flexible, el Dina Olímpico
o el Dina Avante “los cuales no sólo estaban
hechos por mexicanos, sino también pensados para durar
y rendir en un México, país rico, pero robado,
y que tiene por mucho las carreteras más caras y más
malas del mundo”.
“La modernidad se impone a huevo, y conforme nos va
costando más y más conseguir las piezas para
el Sultana Patón, al cual le decimos de cariño
debido a su color blanco Sabanita, en recuerdo de aquel fantasmita
que era amigo de todos, me doy cuenta de que no sólo
estoy viejo, sino también melancólico, porque
parece que todo autobús pasado fue mejor”.
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PATA
DE PERRO |
19/03/2006
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Gringos
pobres y muertos de hambre
POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Como todos los años,
desde hace por lo menos cinco años, y al menos unas
dos veces...al año, se puede ver a ese grupo de campesinos,
ancianos y decididos, poner de cabeza la ciudad, cerrando
calles y realizando mítines, para exigirle al gobierno
mexicano el pago del 10% del monto de los sueldos que devengaron
mientras trabajaron hace más de 40 años como
braceros en Estados Unidos, los cuales, en un acto de magia
que envidiaría el mismísimo David Copperfield,
se “perdieron” en las arcas del ahora extinto
Banrural.
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Acampado en los jardines de la Plaza de la Constitución,
donde lleva más de dos días haciendo guardia
junto con un grupo de paisanos venidos de Zacatecas, previo
patrocinio del inefable Barzón, Don Rubén explica
que se hallaba afuera de su rancho, en el poblado de Juan
Aldama, cuando un compa suyo con el cual anduvo de pisca en
los Estados Unidos le fue a avisar que en la ciudad de México
le estaban repartiendo dinero a todos los campesinos que anduvieron
en la bracerada, “y que incluso algunos ya habían
cobrado buena plata”.
“Comprenderá usted que a mis 80 años saber
que puedo recibir una compensación por haberle chingado
más de 10 años para los gringos es una buena
oportunidad que simplemente no puedo dejar pasar”, explica
este hombre, menudo pero de grandes ojos azules, quien anduvo
en los años 50 piscando algodón y tomate en
los campos de California.
El güero, como le dicen sus paisanos, admite que no sabe
a ciencia cierta que es lo que están peleando, “excepto
que tiene que ver con las reducciones del 10 por ciento que
nos hacían los patrones gringos sobre el monto total
de lo que rayábamos cada semana”.
“Pero lo peor de todo es que tengo entendido que esa
lana le fue liquidada íntegramente al gobierno mexicano
a finales de los años 60, nomás que Gustavo
Díaz Ordaz, presidente de la República en ese
entonces, se la clavó gracias a una serie de maquilaciones
a través del Banrural”.
Don Rubén le muestra orgulloso al perro preguntón
una mica deslucida que ostenta un escudo de los Estados Unidos
de América, la cual guarda como un tesoro, ya que lo
acreditó en su momento como trabajador temporal legal
en la tierra de los sueños “y ahora me va a servir
para cobrar de nuevo”.
“Pinche gobierno, o nos da nuestra lana o armamos un
desmadre, y si realmente se gastaron el varo, entonces que
le pidan chiche a los americanos, porque de no haber sido
por el esfuerzo de los miles de mexicanos que levantaron durante
más de 30 años los campos estadounidenses, los
gringos estarían pobres y muertos de hambre”.
Golpe de Sudor
No todas las historias de
braceros tuvieron un amargo epílogo, como lo prueba
Ramón Ortiz Tenorio, quien a sus 79 años rememora
con orgullo los años que pasó en los campos
estadounidenses, de 1942 hasta 1964, laborando tanto en Laredo,
Texas, como en Stockton y Salinas, California, piscando lo
mismo zanahoria que tomate o algodón.
“Eran contratos temporales por un plazo no mayor de
45 días, pero tenías la opción de regresarte
a tu pueblo y luego renovar, algo que en ese tiempo era perfectamente
legal, puesto que lo manejaba el Servicio de Inmigración
Americano”.
Siendo también ciudadano estadounidense, don Ramón
cuenta con seguridad social, además de que los dólares
que ganó con tanto esfuerzo le permitieron echar a
andar su rancho, en el poblado de Trancoso, donde aparte de
criar algunos animales de traspatio, siembra maíz,
frijol, elote y chile.
“Muchos paisanos se quejan de que su trabajo en Estados
Unidos no les rindió, pero es que creyeron que eran
vacaciones, y una vez que rayaban se iban derechito a celebrar
a la cantina, y así no hay dinero que aguante.
“Y es que pensaban: total, si me gasto la lana después
me presento en los consulados gringos de Monterrey, Empalme
o Chihuahua, en donde me vuelvo a contratar como bracero temporal,
y santo remedio”.
En opinión de don Ramón, fue una lástima
que en 1964 se acabaran las cuerdas de braceros, que en su
momento se consideraron indignas, “porque comparado
con la inmigración ilegal y todo el coyotaje que le
rodea, donde a la gente se le trata como animales y a nadie
le importa si mueres en el intento, aquello era la gloria”.
“Tu sabes que los gringos son muy vivos y con tal de
no pagarnos seguro social argumentando que éramos trabajadores
temporales, optaron por retenernos el 10 por ciento de nuestra
raya, dinero que posteriormente nos sería devuelto
a través de nuestro querido gobierno mexicano y...
pues aquí estamos”.
El orgulloso zacatecano revela que dedicó el poco tiempo
libre que le quedaba después de las duras jornadas
agrícolas a la escuela, donde aprendió inglés,
por lo cual rápidamente se convirtió en una
especie de líder entre sus compañeros braceros,
lo cual le valió ser contratado en varias ocasiones
como mayordomo, “el mayor grado a que puede aspirar
un campesino mexicano por esos lares”.
-¿Pero tengo entendido que el Congreso de la Unión
ya les autorizó un pago a todos los exbraceros?
-Una limosna que va de los 10 a los 20 mil pesos por piocha,
la cual no sólo es insuficiente, sino además
insultante, si tomamos en cuenta cuánto dinero se retuvo
durante los más de 30 años que duraron las cuerdas
de braceros.
“Además, si quieres cobrarlo estás obligado
a mostrar papeles que te acrediten como extrabajador temporal,
requisito que el 99 por ciento de los compañeros no
cumplimos, puesto que tenemos mujeres hacendosas que limpian
a diario y por lo mismo no guardan documentos con más
de 43 años de existencia”.
-¿No le parece raro que alguien que supo hacerla esté
ahora peleando un dinero?
-Para nada, porque ese dinero es más que mío,
ya que me lo gané a golpe de sudor.
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PATA
DE PERRO |
04/04/07 |
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Mala
compañía
POR
RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Asentado
sobre lo que una vez fue la laguna de Xico, hoy reducida a
un simple ojo de agua que separa dicha región de Tláhuac,
el Valle de Chalco se muestra ante el visitante que lo cruza
por la autopista México-Puebla como una inmensa masa
gris de casas chaparras en perpetua obra negra, en donde la
única certeza es que sólo las calles que están
pavimentadas llevan hacia algún lado.
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Constituido hace más de 13 años como municipio
gracias a la decidida intervención del entonces presidente
de la República, Carlos Salinas de Gortari, los ex
consentidos de la solidaridad sufren hoy en día el
estigma de que su ciudad sea señalada como el sitio
favorito de muchos criminales para deshacerse de los cadáveres
de sus víctimas, cuyos cuerpos arrojan a las aguas
negras del tristemente célebre Canal de la Compañía.
“Si bien el nombre del Canal de la Compañía
se asocia automáticamente con Valle Chalco Solidaridad,
el cual cruza de punta a punta, no debemos olvidar que éste
marca nuestra frontera con Ixtapaluca, además de que
su mantenimiento, así como su vigilancia, es responsabilidad
exclusiva de la Comisión Nacional del Agua”,
explica Juanito, quien a pesar de que viste el uniforme de
la policía auxiliar local, en realidad vive de las
cooperachas que recibe de los vecinos que cruzan por el llamado
Puente Rojo (que en realidad está pintado de Azul),
puesto que en dicha demarcación ni siquiera existe
una policía municipal.
Mujer
del año
Visiblemente
turbado por la presencia del can preguntón, el genízaro
admite que es muy común la aparición de cuerpos
de gente que cayó al cauce del canal debido a que estaban
drogados o alcoholizados, “si bien en el 2004 se armó
un escándalo de proporciones mayúsculas cuando
fue descubierto el cadáver de la doctora Carmen Gutiérrez
de Velasco, quien había sido distinguida como La Mujer
del Año, la cual fue secuestrada y ahorcada por motivos
que hasta el momento se desconocen”.
El diminuto pantalón que apenas le llega a los tobillos,
así como una camisa extragrande que muestra notorias
huellas de varias taquizas con mucha salsa, le dan a Juanito
un aire cantinflesco que sólo se acentúa más
cuando se advierte su bigotito ralo y un dejo en el hablar
que desconcierta al más pintado:
“Qué si aquí es tiradero así como
quien dice de muertitos...oígame no, pero ya ve que
nunca falta, ora sí como quien dice, un malora ¿verdad?,
que ya hizo su graciosada y zas, saben que aquí ta
sosiego y se aprovechan de esa tranquilidá para hacer
un desgarriate ¿no?”
Tras admitir que en los últimos dos años le
ha tocado ver el levantamiento de por lo menos ocho cadáveres
que se hallaron flotando en el Canal, Juanito, a quien los
vecinos lo saludan cuando pasan con un sonoro “qué
pasó mi Clavillazo”, considera injusto y exagerado
describir al municipio como el tiradero oficial de las víctimas
mortales de los asesinos de la región metropolitana,
“ya que la inmensa mayoría de los 350 mil habitantes
de esta región son gente humilde y trabajadora”.
Mujer
dormida
Ricardo ha vivido junto con su familia siete de sus 17 años
de vida junto a las orillas del Canal de la Compañía
y está tan consciente de la mala fama que tiene la
zona que cuando le preguntan en dónde vive siempre
prefiere contestar que “en el apacible pueblito de Chalco,
región lechera en donde se aprecian a cualquier hora
los volcanes”.
Moreno y de mirada vivaz, comenta que toda la zona que bordea
el canal, incluida la parte de Ixtapaluca, es de alto riesgo,
debido a que no hay vigilancia y mucho menos alumbrado público,
“por lo que aquí se reúnen muchas pandillas,
sobre todo los fines de semana, para drogarse o asaltar a
los peatones que tienen que utilizar los puentes”.
“A mí me tocó ver cuando sacaron el cadáver
de la doctora, porque su cuerpo lo encontraron varado en la
orilla de canal a la altura del Puente Blanco (el cual también
es de color azul), medio kilómetro arriba de mi casa,
y también me he enterado de varios casos similares
que se han dado por lo menos en los últimos tres años”.
Con casi 10 metros de altura sobre el resto de las casas que
lo bordean, el Canal de la Compañía constituye
una amenaza omnipresente para los vecinos del lugar debido
no sólo a la plaga de mosquitos y la peste que provoca
con sus aguas servidas, sino también a que ya presenta
varias fisuras sobre sus orillas, y si bien las autoridades
del Edomex han dicho que podrían entubarlo, hasta el
momento todo se ha quedado en eso: promesas.
También llama la atención un pequeño
cerro ubicado junto a la orilla del canal, exactamente en
donde varó el cadáver de la doctora Velasco,
el cual no sólo tiene forma de elefante, sino que además
así se llama oficialmente, aunque la fama de la colonia
Emiliano Zapata se debe al llamado Hombre de las Carcachas,
quien tiene en su terreno más de 50 automóviles
del año 1955 que, debido a las constantes inundaciones
y las lluvias, están convertidos en chatarra.
“Ese cuate está loco, porque cuando la autoridad
ha venido a decirle que se van a llevar sus carcachas porque
son guarida de delincuentes u hotelitos de paso para parejitas
ansiosas, siempre sale con la cantaleta de que son coches
clásicos”, comenta Ricardo.
Víctima de la curiosidad ¿o el morbo?, el can
se acerca al bordo del canal donde un número marca
el punto exacto donde fue hallado el cadáver de la
mujer del año: 15+400, pero lo único que ve
es basura, sobre todo botellas de plástico, bolsas
del supermercado y una que otra llanta.
En el fondo el Popocatépetl se alza imponente, pero
solitario, ya que la Mujer Dormida está tapada por
el Cerro del Elefante, la única referencia, paradójicamente,
para saber en dónde encalló la mujer asesinada.
rluengo4@hotmail.com
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