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27/03/2006

PATA DE PERRO

El Capitán

POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Capitán de corbeta, a veces, pero también capitán de división, en otras, aunque también ha sido conductor de coches deportivos en medio de esta agitada selva de concreto, sin olvidar que una vez lo mandaron derechito al espacio e incluso predijo, vestido como todo un Barón Rojo, los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra Las Torres Gemelas de Comercio de Nueva York.


Como sea, el grado militar de aquel ser que peleó junto a Venustiano Carranza no sólo quedó inmortalizado en el nombre de la gasolinera que domina la esquina de Mazatlán y Juan Escutia, sino también en el mural de tres metros de ancho por cinco de largo que por lo menos una vez al mes se estrena con diversos motivos urbanos y una sola constante; la figura de un hombre delgado, con gorra y amplia sonrisa, que ya todos en La Condesa y sus alrededores conocen como El Capitán.
“Me acuerdo que estaba muy de moda la onda del grafiti, hará cosa de unos seis años, cuando a la dueña de la gasolinera, la señora Tejeda, quien temía que los grafiteros fueran a rayar la inmensa y blanca pared oriente de la gasolinera, se le ocurrió ofrecérsela a un grupo de artistas callejeros para que desarrollaran su arte de una manera digna”, explica el Güero, hombre de mediana edad y fornida estampa quien es el segundo de a bordo en esta nave que despacha gas.
“Desde un principio los grafiteros desarrollaron diversos bosquejos, todos previamente presentados a la dueña del changarro claro, los cuales estuvieron orientados a mostrar paisajes urbanos que reflejaran el modo de sentir de la gente, sus sueños e incluso sus problemas, y la verdad es que estaban tan bien hechos, tan bien ilustrados, que la solución fue muy simple: se estrenaría un mural distinto por lo menos una vez al mes, y fíjate que ya vamos para siete años desde que empezamos”.
-¿Pero siempre aparece en todos los murales la figura de un hombre delgado, con gabardina y gorra de capitán, quien además ostenta una mandíbula prominente y dientes muy salidos?
-Así es, pero hasta donde tengo entendido la aparición del Capitán fue totalmente casual. Simplemente el artista callejero andaba buscando un tema que ligara la gasolinera con la pintura y lo mejor que se le vino a la cabeza fue poner a un hombre que pudiera ser interpretado como el dueño del establecimiento, es decir el capitán pues.
-Raro nombre para una gasolinera, ¿no te parece?
-Tengo entendido, pero no te voy a dar muchos datos porque los secuestros están de a peso y yo quiero mucho a mi patroncita, que el nombre se le ocurrió a la dueña como una manera de homenajear a su suegro, un señor que vivió casi 100 años y que obtuvo el grado de capitán del ejército gracias a sus méritos en campaña luchando junto con las tropas del general, primero, y luego presidente de la República, don Venustiano Carranza, quien fue gobernador de Coahuila y era conocido también como el Varón de Cuatro Ciénegas.
El Güero agrega que el mural tuvo éxito casi de manera instantánea, ya que de inmediato los clientes comenzaron a comentar no sólo que estaba bonito, muy pacheco o de plano chafa, sino que también le daba un aire distinto a un lugar donde pareciera que lo único importante es preguntar cuánta gasolina se le va a poner al tanque o si se le miden los niveles al vehículo.
“De todos los murales que han estrenado estos cuates, el que más me gustó fue uno en que al Capitán lo convirtieron en astronauta y lo pusieron a orbitar la Tierra, sin olvidar que cada vez que se acerca la Navidad se estrena un dibujo relacionado con la ocasión.
“Pero me acuerdo muchísimo que poquito después del atentado aéreo contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, vinieron unos cuates de un periódico a preguntarnos de quién había sido la idea de convertir al capitán en Barón Rojo y ponerlo a volar en actitud de bombardeo sobre una ciudad que por sus innumerables rascacielos parecía Nueva York, que si acaso aquello fue una advertencia de lo que iba a pasar o una simple premonición.
“No hombre, hasta sacaron una fotografía del mural, pero lo peor de todo fue que el artista, Rodrigo Marmolejo, había hecho el dibujo muchos meses antes del atentado, pero fue tal su sacón de onda que hasta me comentó que si por esa razón el FBI lo detenía, también debían arrestar a Ricardo Arjona, quien por esas fechas estrenó el disco Galería Caribe, en donde venía la canción Mesías, que hablaba de un millonario excéntrico que tras volverse un fanático religioso decide atentar contra una ciudad que simboliza el poder económico y también la decadencia moral de un imperio”.
-¿Qué loco no?
-Tengo un amigo que también tuvo un presentimiento del atentado del 11 de septiembre del 2001.
-¿A poco?
-Sí, resulta que venía bien pedo por el periférico y de repente, sopas, que pierde el control del coche y que se va derechito contra la Torres Gemelas... pero de Satélite.
-No ma…
-Pero lo peor de todo fue que cuando los del seguro se dieron cuenta que estaba borracho le dijeron que le iban a pagar, pero pura de árabe.
Mientras la carcajada del Güero se escucha hasta Tailandia, repentinamente interrumpe la plática Rubén, un empleado de la gasolinera que llama de inmediato la atención debido a su porte menudo, pero sobre todo un rostro delgado de mandíbula prominente y dientes muy salidos, lo cual lo hace parecer el modelo de donde se inspiró el artista callejero para dibujar al Capitán.
“Como lo ves, a poco no es igualito, y si vieras las encabronadas que se da cuando los clientes nos preguntan si el es el modelo que usaron para dibujar al Capitán, sobre todo porque les decimos que no, porque rubencito está mucho más jodido”, concluye el Güero.

rluengo4@hotmail.com


PATA DE PERRO

19/03/2006

Comisión de Nomenclatura

POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Norte, sur, poniente u oriente, o lo que es lo mismo: la imperiosa necesidad de fijar puntos cardinales que sirvan para darle a los atribulados terrícolas una mínima noción sobre en qué punto del globo terráqueo se hallan parados.
Necesidad que en esta muy noble, muy leal, pero muy desorientada ciudad de México, no pareciera ser tan necesaria, puesto que fuerzas oscuras que operan desde la impunidad del poder le han declarado la guerra a todas aquellas calles que llevan nombres tan chafas e insulsos como pueden ser Norte, Poniente, Sur y Oriente, sin olvidar números y torres
.

.
Hoy Sur 165, mañana Radamés Gaxiola por obra y gracia de una tal Comisión de Nomeclantura, una especie de Santo Oficio chilango que jamás da la cara pero que ha sido el azote de por lo menos un millón de azorados capitalinos, quienes han visto con sorpresa, horror y coraje, como de un día para otro, sin aviso previo y, lo peor, sin siquiera pedir permiso, sus calles orientadoras, aquellas donde vieron transcurrir gran parte de sus vidas, pasaban de ostentar puntos cardinales a simples nombres de mortales que ninguno de ellos tuvo el gusto de tratar.
“Qué poca madre, ya ni la chingan, fíjese que yo nací hace 70 años en el pueblito de San Andrés Tetepilco, en la gloriosa avenida Sur 71, mejor conocida como Las Torres, y un día, sin decir agua va y, lo peor, cuando ya la habían pavimentado y ampliado hasta la avenida Ermita Iztapalapa, porque se iba a convertir en eje vial, tómala, que le van poniendo Anderes
Molina Henríquez”.
-Tengo entendido que fue un gran intelectual.
-Mucho gusto, pero yo a ese señor ni lo conozco y por ende me zurra que le hayan puesto su pinche nombre tan feo a mi querida Sur 71 –explica don Jaime, quien vende tacos de canasta a bordo de su bicicleta en frente del módulo de Setravi en San Andrés, a muy pocos pasos del añorado Depósito de Tranvías, hoy convertido en estacionamiento de trolebuses.
“Imagínese, de un día para otro, tras muchos años de pagar impuestos, yo ya no tenía domicilio, y lo que es peor, tuve que iniciar un chinguero de trámites para actualizar mis identificaciones, incluida mi acta de nacimiento y, peor tantito, las escrituras de mi humilde casa, que con tanto esfuerzo pude pagarle a la caja de ahorro de la Alianza de Tranviarios, a la que pertenecí por más de 35 años.
“Pero sabe qué joven, bien dicen por ahí que la voz del pueblo es la voz de Dios, porque a pesar de que ya tiene más de 25 años que le cambiaron el nombre a mi calle, la gente, incluso los jóvenes, le siguen diciendo Las Torres y lo que es más cagado, en el puente sobre el Viaducto, así como en las salidas cercanas a mi calle, algún despistado colocó letreros que dicen: Sur 71”.
Enemigo acérrimo de la Comisión de Nomenclatura, “la cual nadie sabe donde despacha, pero cómo chinga”, don Toño emprendió junto con varios vecinos residentes en la Avenida Ocho una incesante búsqueda de los responsables de haberle cambiado el nombre a su calle, vía principal de la colonia Puebla, por el de General Francisco Morazán, un ilustre libertador de las naciones centroamericanas durante la independencia.
“En la delegación Venustiano Carranza nos dijeron que la encargada de cambiarle el nombre a las calles de la ciudad de México es una tal Comisión de Nomenclatura, la cual está integrada por varios diputados quienes, tras sesionar de manera solemne, deciden a qué calles se les van a cambiar sus nombres por los de algún mexicano ilustre o acontecimiento histórico.
“Pero nadie nos pudo informar a qué horas y en dónde trabajan esos bueyes para mentarles la madre, aunque lo que nos da coraje es que, primero, lo hicieron sin avisar, segundo, hasta colocaron un monumento del tal Morazán sobre el camellón, después de haberlo remodelado, y tercero, que ya existía una avenida Francisco Morazán en la ciudad de México, a la cual le cambiaron el nombre por el de Honorable Congreso de la Unión, debido a que en esas fechas se inauguró la nueva sede legislativa sobre los terrenos de lo que era la estación del tren que iba de San Lázaro a Puebla”.
Don Toño, quien logró preservar en la fachada de su negocio un letrero azul, de esos que se colocaron en las esquinas del DF a finales de los años 50, en que se lee Avenida Ocho, advierte que no se dejaran robar su calle “por una sarta de rateros de traje y corbata, encabezados por el pendejo del delegado, quien cuando le fuimos a alegar lo del cambio del nombre nos dijo que él no era responsable, pero que lo viéramos por el lado positivo, puesto que ésta ahora se podía llamar Avenida Ocho general Francisco Morazán”.
En opinión de Guillermo Arturo Pinilla, taxista con más de 25 años al volante, los casos antes expuestos son pecata minuta (¿o poquita mamita?), comparados con otras atrocidades callejeras que las autoridades han cometido en ocasiones anteriores, “tales como el cambio del nombre de la mexicanísima avenida Juanacatlán por el de Alfonso Reyes, el gordo consentido de las letras nacionales, quien de haber estado vivo de seguro habría rechazado el homenaje que le quería imponer el entonces presidente Luis Echeverría por saber que aquello era una barbaridad”.
“Ya no se diga cuando el gobierno de la riqueza de don José López Portillo se quiso congraciar con el entonces eterno mandamás de la CTM, Fidel Velázquez, y decidió de buenas a primeras cambiar el nombre de la antiquísima e histórica avenida Nonoalco por el de Ricardo Flores Magón, sin que hasta la fecha se sepa qué relación pudo haber tenido un anarquista que murió pobre y abandonado, si bien fue de los impulsores de la Revolución a través de las páginas de su periódico Regeneración, con una sarta de líderes obreros corruptos y millonarios.
“Fue tal el sacón de onda de la gente, que incluso Octavio Paz le pidió a las autoridades respetar tantito la tradición y la historia de la ciudad de México antes de cambiarle el nombre a las calles para satisfacer sus caprichos personales, pero como pasa siempre, a toro pasado ya no hay olé, por lo que poco después a la architradicional avenida Tacubaya se le cambió el nombre por el de José Vasconcelos, el maestro de América y eterno enemigo del Estado mexicano, como para decirle al autor de Piedra de Sol que no estuviera chingando”.
-Entonces, ¿los nombres de nuestras calles están a merced de una sarta de cabrones que ni nos ven ni nos oyen?
-Se puede decir, pero nosotros también podemos formar nuestra comisión de vengatura, agarrar brochas y pinturas e irnos de noche a donde viven esos bueyes, que por supuesto habitan en calles hermosas pletóricas de jardines y árboles que llevan nombres evocativos como Bosque de los Ciruelos o Sierra Nevada, y pintar en cada esquina letreros que digan Luis Echeverría, Gustavo Díaz Ordaz, Fidel Velásquez, o ya de perdis Carlos Salinas de Gortari, pa' que vean lo que se siente”.

rluengo4@hotmail.com


06/03/2006

PATA DE PERRO

Fantasma en venta

POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Al chofer del taxi L54429 le hace falta una limpia, pero no de su persona, sino de su vehículo, el cual tiene casi un año bajo el embrujo de una sombra adolorida y suplicante que se niega a apearse del vochito, tal vez como pidiéndole al dueño una misa por el eterno descanso de su alma.
O al menos esa es la conclusión a la que llegó don Gregorio, quien agarró ese taxi ecológico con los mejores deseos del mundo, pero a casi 12 meses de haber tomado posesión del mismo no sólo se dice dispuesto a regresárselo al dueño, sino incluso a llevárselo a algún curita que haga exorcismo, limpias y conjuros, puesto que el carro está, según sus propias palabras “no embrujado, sino apestado”


“Soy católico, apostólico y romano, pero como muchas personas no soy practicante, más por falta de tiempo que por voluntad, puesto que esta chamba lo absorbe a uno de tiempo completo cuando realmente se quiere sacar la cuenta y que le sobre algo para dárselo a la señora.
“Pero le juro que jamás creí que pudieran ser ciertas todas las cosas locas que luego sacan en la tele acerca de fantasmas, aparecidos, duendes o cosas que se parezcan, hasta que agarré este mismo vochito en el cual va usted incómodamente sentado, o no me va a negar que de repente le entró una especie de angustia”.
-Para serle honesto lo que me tiene angustiado son sus palabras acerca de fantasmas y aparecidos en algo tan simple como un taxi ecológico, porque hasta donde tengo entendido esas cosas se manifiestan por lo general en cementerios abandonados y casas antiguas, o al menos eso me enseñaron los que hacen películas chafas de terror.
-Ya me tiró de loco verdad. Pero yo era igual que usted, pensaba que eso sólo pasaba en lugares apartados y nebulosos, hasta que agarre el carro y, tras llenarle el tanque, revisarle la máquina y salirme a trabajar, me di cuenta que la gente simplemente no se subía, o lo que es peor, no me pelaba.
-¿Cómo está eso?
-Tan simple como que nadie me hacía la parada. Al principio pensaba que era porque no se fijaban que iba desocupado, pero llegó a ocurrirme que a veces estaba parado en alguna esquina, a plena luz del día, y la gente que estaba junto a mí con la obvia intención de abordar un taxi, simplemente no se subía.
“Opté por colocar letreros grandes que decían libre en el parabrisas e incluso en detenerme junto a los pasajeros para preguntarles si deseaban un servicio, sin olvidar que de noche de plano les aventaba las luces altas, a ver si se querían subir. Pero fue una plática con un pasajero lo que me dio la clave, puesto que el señor me comentó algo que ya me habían dicho todas las personas que se habían subido anteriormente: ‘pensé que venía ocupado’”.
-A veces las sombras de las luces de la calle que se cuelan a través de los vidrios del vehículo hacen creer que viene gente adentro.
-Lo sé y sino pregúntele a los choferes de los taxis Chevy C2, muchos de los cuales han tenido que “degollar” el asiento delantero derecho, puesto que como los hicieron de respaldo alto y cabecera color gris, luego parece que viene alguien sentado al lado del conductor, pero este fenómeno se daba tanto de día como de noche.
“La clave llegó un domingo en que no había casi nada de gente y mientras me agarraba un alto en una esquina pude ver a un joven que cruzó a la carrera la calle con toda la intención de abordarme, pero increíblemente se detuvo a menos de dos metros y se subió a la banqueta. Gracias a Dios era una luz muy larga y me dio tiempo de bajar la ventanilla para preguntarle si quería un servicio, y le juro que jamás podré olvidar el rostro de sorpresa del muchacho.
“Luego de un tramo en que permanecimos en silencio el muchacho me comentó que no se explicaba como le había hecho el pasajero que venía adentro del taxi para bajarse sin que él lo hubiera notado. Pero cuando le hice notar que siempre estuve desocupado simplemente no me creyó y me repetía una y otra vez ‘pero don, por favor, si clarito vi que era un señor de unos 30 años, moreno, delgado y cacarizo que además me impresionó muchísimo porque tenía tal rostro de angustia, que pensé que tal vez lo llevaba usted a alguna emergencia”.
-A caray, eso ya da miedo.
-No pos al otro día que me voy en chinga a buscar al dueño del taxi al edificio donde vive, ahí en la colonia Portales, y le pedí que me explicará por favor si el coche había estado implicado en algún hecho fuera de lo común, a lo cual me preguntó de manera lacónica: ‘¿ya lo vio verdad?’
-O sea que sí pasó algo ahí.
-Casi nada, resultó que el coche estuvo más de medio año en el corralón de la PGJDF debido a que en su interior golpearon, secuestraron, robaron y finalmente asesinaron al entonces chofer del taxi, un muchacho, moreno, delgado y cacarizo que se llamaba José y quien era el portero del edificio en donde vive mi patrón.
“Éste me explicó que en ese entonces la administradora del vehículo era su señora madre, a quien se le hizo fácil cederle el coche a José en las noches debido a que éste no sólo era una persona honesta y trabajadora, sino que además estaba a punto de recibir la llegada de su tercer hijo, por lo cual le urgía allegarse un dinero extra en un trabajo que no se interpusiera con sus labores de portero.
“Anduvo feliz de la vida casi tres meses ruleteando el vehículo hasta que un día simplemente no regresó a las cuatro de la madrugada, como era su costumbre, y conociéndolo el patrón como una persona que no tenía vicios ni malas juntas, de inmediato pensó lo peor.
“El cadáver de José fue encontrado en una barranca de la carretera México-Toluca, muy cerca de La Venta, y según los peritos fue asesinado a pedradas en el cráneo por más de dos hombres en el interior del coche, el cual fue abandonado en el Desierto de Los Leones, con su interior completamente bañado en sangre, sesos y esquirlas de huesos.
“La mamá del patrón ya no quiso saber más del taxi, pero éste, joven y ambicioso, movió cielo y tierra para sacar el coche del corralón y ponerlo de nuevo en condiciones de trabajar, pero aquello empezó a fallar desde el principio, ya que los choferes le devolvían el vehículo alegando que la gente no se subía, y lo que es peor, que a veces veían por el retrovisor a una persona en el asiento trasero, además de que el vocho sufría fallas mecánicas inexplicables que luego se solucionaban sin que nadie le metiera mano al motor”.
-En la madre. ¿Y usted qué piensa hacer?
-Por lo pronto ya ordené varias misas por el eterno descanso del alma de José y mañana tengo cita con un brujo amigo mío que va darle una limpia con crucifijo y huevo de gallina negra al coche.
-¿Quedó muy impactado con esa historia?
-Claro, qué mayor condena para un alma en pena que vagar eternamente por un infierno como la ciudad de México.

rluengo4@hotmail.com


06/03/2006

PATA DE PERRO

Escuadrón 2001

POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Domingo de tianguis en la colonia Escuadrón 2001, y mientras la multitud va y viene entre los cientos de puestos ambulantes que ofertan lo mismo antojitos, que ropa, frutas o simples cachivaches, una figura, anciana y menuda, se sienta en una de las bancas colocadas junto al monumento que rinde homenaje a los aguiluchos mexicanos que lucharon durante la Segunda Guerra Mundial en contra del fascismo, y mientras exclama en voz baja “nos han olvidado, nos han olvidado”, el hombre no puede evitar que las lagrimas escurran por sus mejillas.


“Jaime Zenizo, subteniente integrante del Escuadrón de Combate 2001 a sus órdenes joven- exclama el anciano mientras estrecha la mano del can preguntón, a quien le explica, tras aclararle que no se siente mal pero que siempre ha sido muy llorón, que por lo menos una vez al mes se da su vuelta por la colonia para meditar frente al monumento que entre sus enorme ala blancas guarda en placas bronceadas los nombres de los más de 300 expedicionarios que lucharon contra el entonces eje del mal: Berlín-Roma-Tokio.
“Fue el 22 de mayo de 1942 cuando el entonces presidente de México, general Manuel Ávila Camacho, declaró el estado de guerra contra Alemania, Italia y Japón, luego de que submarinos alemanes hundieron en el Océano Atlántico y el Golfo de México dos navíos de la marina mercante mexicana: el Potrero del Llano y el Faja de Oro.
“Si bien el llamado Presidente Caballero quería una participación más activa de nuestro ejército en la lucha contra los fascistas, el entonces secretario de relaciones exteriores, Ezequiel Padilla Peñalosa, mejor conocido como el Narciso Negro, acordó con los gringos organizar la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana Escuadrón 201, la cual después de haber sido entrenada en combate en Estados Unidos, partió desde San Francisco hacia las islas Filipinas el 27 de marzo de 1945 a bordo del barco Fairisle”.
El hombre recuerda que el Escuadrón 201, conformado por 42 oficiales y 249 elementos de tropa, “reunió cuatro escuadrillas de pilotos, además de los soldados que prestaron sus servicios como armeros, encargados de transmisiones, ingenieros, transportación y servicio médico”.
“No es por presumir, pero varias de las misiones realizadas por el Escuadrón fueron calificadas como sobresalientes; sin embargo, varios pilotos murieron en cumplimiento de su deber: entre ellos el mayor Pablo Rivas Martínez, el teniente Héctor Espinoza Fuentes, el subteniente Fausto Vega Santander y el subteniente Mario López Portillo, de los cuales solo pudimos rescatar los cuerpos de los dos últimos, quienes se encuentran ahora enterrados en el Monumento a las Águilas Caídas, en el Bosque de Chapultepec”.
Zenizo precisa que los mexicanos llegaron a la base aérea de Porac el 2 de mayo de 1945 “y esa misma noche encontramos motivos para celebrar de acuerdo con la costumbre nacional, ya que escondidas entre los paracaídas logramos introducir al campamento varias botellas de tequila Viuda de Romero, muy bueno hasta para desterrar el miedo”.
“Tras erigir en un sitio especial del campamento un altar a la Virgen de Guadalupe, la cual también es adorada por esos rumbos, dimos gracias a la patrona por tres cosas: por haber llegado sin novedad, por la muerte de Hitler un día antes en su bunker berlinés y por la posibilidad de que tal deceso apresurara el fin de la guerra.
“La base se localizaba en la isla grande de Luzón, provincia de Panpanga, al norte de Manila, un hábitat muy familiar para nosotros, ya que en ese entonces en el archipiélago la mayoría de la gente hablaba español, si bien aún practican la religión católica e incluso tienen una Sierra Madre”.
Zenizo destaca que al poco tiempo de establecidos en su base isleña los nuestros hicieron florecer sembradíos de chiles de todos los tamaños y picores, “e incluso una plantita de cannabis (vulgo marihuana), pero sólo para dolores reumáticos, aunque de vez en cuando alguien aprovechaba para darse su toquecito”.
Los jóvenes pilotos mexicanos volaron por primera vez el P-47 Thunderbolt, una nave ligera con hélice central y artillería en las alas que sobre su fuselaje metálico llevaba el diamante tricolor de la Fuerza Aérea Mexicana en el ala derecha y una estrella blanca en la izquierda, fondeadas por una franja.
“Junto a la escotilla, en un círculo blanco, la figura de Pancho Pistolas, el mismo de la película propagandística de Walt Disney Los Tres Caballeros, quien fue adoptado como mascota, enmarcada en la leyenda Escuadrón de Pelea 201”.
El bautizo de fuego de los soldados mexicanos se produjo 15 días después del arribo a Filipinas, cuando bombardearon posiciones japonesas en la propia isla de Luzón.
Si bien el Escuadrón 201 representaba para muchos mexicanos el honor, la dignidad y el orgullo nacionales, y así se dejaba sentir en los medios y en los sitios públicos, “no faltaron sectores para quienes resultaba tan inútil cuanto ridícula nuestra contribución al triunfo de las democracias”.
“Honor a quien honor merece, pero nuestra contribución fue mínima si la comparamos con los 300 mil trabajadores temporales que entraron legalmente a EU para apoyar el campo y la industria de guerra, sin olvidar que más de 15 mil paisanos fueron recrutados por el ejército gringo”.
Sin embargo, las hazañas de los aguiluchos mexicanos tenían honda resonancia en la patria lejana por conducto de los noticieros cinematográficos El Mexicano y Movietone, en donde la voz de Fernando Marcos llevaba al auditorio a estados anímicos contrastantes que iban del llanto a la euforia alharaquienta.
“Incluso la prensa dio cuenta de un incidente en un cine piojito capitalino, donde al grito de ‘pinches chales, aquí está su padre’, un militar retirado descargó su .45 provocando un pandemonio en la sala, pero nada más que lamentar, salvo 10 agujeros en el falso plafón”.
Zenizo rememora que luchó en muchas batallas, principalmente misiones de bombardeo en picada y ametrallamiento, “e incluso sobreviví a la caída de mi avión de combate, yendo a parar al hospital 15 días con una luxación en la clavícula derecha”.
“A nuestro regreso a México, el 18 de noviembre de 1945, el presidente Ávila Camacho y la orgullosa nación mexicana nos dieron una tumultuosa bienvenida en el Zócalo capitalino, donde nos condecoró tras un imponente desfile, pero lo único que me importaba era ver a mi familia de nuevo”.
Recuerda que era tanta la admiración de la gente, que se filmó una película relatando la historia del escuadrón “en la cual participó doña Sara García”, y que incluso en la inolvidable cinta de Emilio Indio Fernández, Salón México, Marga López fichaba para pagarle la escuela de señoritas a una Silvia Derbez tan pura y delicada, que su única ambición era casarse con su novio Roberto, “porque había sido integrante del Escuadrón 2001”.
“Al poco tiempo pasamos al olvido y ahora nadie se acuerda de nosotros, pero considero que la muestra final de respeto vino de mis compañeros de armas, muchos de los cuales llegaron a ser generales, “quienes a pesar de que saben que sólo fui subteniente, me llaman comandante”.


rluengo4@hotmail.com


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