Aquí, se mezclan taoísmo, budismo, tradición milenaria, modernismo e innovación industrial, pero todos los principios conllevan a lo mismo: el hombre inteligente debe
ser sabio, para ser bueno, porque si ignora la sabiduría es malo.
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
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-- VI Parte --
HUIZHOU, República Popular de China, 11 de septiembre de 2017.- “Un hombre inteligente, sin sabiduría, no es bueno. Tiene que ser sabio”, es la máxima que se aprende en el bello Lago del Oeste o Ever Green (siempre verde), rodeado de montañas de oro, dicho así por la abundancia de sus plantas y los espectaculares paisajes milenarios dispersos a su alrededor, destacando los templos a Buda y Confucio, en los que se explica la importancia de ese color y el significado del número nueve en la vida del ser humano; así como santuarios de la flor de loto, la de más suerte en el mundo, y de Kuan Yin, Diosa del amor, de la misericordia, la madre que vigila el mundo, Reina de los mares, Reina del Oeste.
El Lago del Oeste, en el centro de Hangzhou, cuyas aguas son potables y se pueden beber directamente, da vida y prosperidad económica a varias ciudades del sur de China, entre ellas Cantón, Zhejiang, Hong Kong, Macao, Zhenzhen, Heyuan y Huizhou, una ciudad de ensueño, ecológica con bellos paisajes milenarios que se reflejan luminosos y extraordinarios sobre las aguas verdes y azul turquesa, mostrando su rápido desarrollo industrial.
Apoyado en la abundancia y generosidad del Lago del Oeste, Huizhou, provincia de Cantón o Guandong, impulsa la innovación industrial de Alta Tecnología, estableciendo relaciones económicas y turísticas con más de 120 países y regiones del mundo.
Huizhou, parte del Delta del Río Perla, ha construido un sistema industrial moderno con los pilares de la electrónica y la industria petroquímica, que hasta hoy son amigables con el medio ambiente y no han alterado la belleza y ecología del Lago del Oeste, uno de los más bellos y limpios del mundo.
El Lago del Oeste fue nombrado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011, por haber influido en el diseño de jardines en China, Japón y Corea a lo largo de los siglos, mostrando una fusión idealizada entre los seres humanos y la naturaleza.
En la parte suroeste del lago se encuentra un gran cárcamo, para el control de inundaciones y abastecimiento de agua potable a las ciudades que lo “abrazan”.
Consta de 51 kilómetros cuadrados, rodeado por 18 kilómetros de bellas montañas con acantilados, manantiales, cascadas y frondosos bosques, con inigualables paisajes, como el del dragón reclinado entre las flores de ciruelo o la montaña sagrada de Loufushan, donde se venera y estudia el Taoísmo, filosofía china basada en el Tao Te King, que se atribuye al filósofo chino Lao Tsé, cuyas enseñanzas parten del concepto de unidad absoluta y mutable denominado Tao, que conforma la realidad suprema y el principio cosmológico y ontológico de todas las cosas.
Aquí, se mezclan taoísmo, budismo, tradición milenaria y modernismo, pero todos los principios conllevan a lo mismo: el hombre inteligente debe ser sabio, para ser bueno, porque si ignora la sabiduría es malo.
Un hombre inteligente y sabio es probo, sensato, prudente, y acertado, no se excede en reír, comer, beber, dormir. En suma, es honesto, servicial, preparado, paciente y humilde, entre otras virtudes, se lee en un libro de Tradición Milenaria escrito en inglés, que integra un conjunto de lecturas disponibles en la habitación del Maihao Internacional Hotel, ubicado a la orilla del Lago del Oeste, donde dormir y despertar es un verdadero placer. Es como formar parte de un cuento de hadas. Algo irreal, de tan bello que es.
Rodeado de increíbles islas artificiales, en las que se han construido paradisiacos hoteles, el Lago del Oeste ha inspirado a más de 400 famosos poetas, pensadores y artistas desde el siglo IX, entre ellos a Su Dongpo, que lo llamó “la Perla del Sur de China”, una de las principales atracciones turísticas de China.
En sus orillas también se encuentran el Museo de seda, de la Medicina Tradicional China de Huqing Yu Tang, del Té chino, un lugar idílico en medio de plantaciones, donde se puede probar el famoso Longjing (pozo de dragón), con una tradición de más de 1,200 años.
Entre sus pagodas, destaca la de Las Seis Armonías, donde se resguardan y promueven las seis ordenanzas budistas: "las armonías del cielo, la tierra, este, oeste, sur y norte".
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