Personajes y Entrevista

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TIN TAN

04/04/08
   


“En todas sus dimensiones, de frente y de perfil, en su pasado y en su presente, el mexicano resulta un ser cargado de tradición que, acaso sin darse cuenta, actúa obedeciendo a la voz de la raza...".

Octavio Paz:
El Laberinto de la   Soledad



OCTAVIANO LOZANO TINOCO

 México es un país donde la tragedia y la veneración a la muerte forman parte de la idiosincrasia nacional, pero también el jolgorio constituye un nutriente que posibilita sobrellevar esa realidad.

El hecho de ser una nación conquistada, invadida por los imperios, mutilada en la mitad de su territorio y la vecindad con la única potencia militar y económica del orbe fue confeccionando a lo largo de los siglos la forma de ser de los mexicanos.

Fiesteros, derrochadores, caóticos, sentimentales, trágicos y una relación de amor y odio con Estados Unidos son los ingredientes de nuestra personalidad en el límite entre la muerte y la vida.

Ese caldo de cultivo hizo que el país sea una tierra de poetas, boxeadores y comediantes. Individuos en la frontera de lo insondable, donde es posible el éxito o la ruina, así como albergan la opción de reírse de sí mismos.

Octavio Paz y Julio César Chávez, en el mundo de las letras y el arte de los puños; Mario Moreno “Cantinflas” y Germán Valdés “Tin Tan”, en la comedia, han tenido por suerte del destino nacer en México y presentar en su vida todos los matices de lo mexicano.

Paz con una poesía vigorosa e universal, sedienta de rostros ajenos y múltiples; Chávez sumando  fans en cada golpe dado por sus puños y mostrando su machismo; Cantinflas poniendo palabras al diccionario de la Diccionario de la Real Academia Española “cantinfleando” al hablar -“porque yo como digo una cosa, digo la otra, no hay derecho oiga asté”-, y Tin Tan recordándonos, con su personaje de “El Pachuco”, que México es un país binacional,  con mexicanos de uno y otro lado de la frontera norte..

Cantinflas y Tin Tan son dos vertientes de la comicidad de México, que sin bien representan al ciudadano trágico de las clases bajas, son personajes totalmente distintos y enfrentados. El primero es el “peladito”, en la línea de Charles Chapulín, y Tin Tan es “El Pachucho”, que podría ser hoy el “darketo, el emo y el gótico” en las actuales tribus urbanas.
 

 
Mi carnal
 
 
El pachuquismo fue un fenómeno que tuvo su auge en la década de los cuarentas en Estados Unidos. Surge como protesta ante la situación de la comunidad latina en Estados Unidos y mezclan elementos culturales mexicanos, americanos y de la comunidad negra ya que mexicano-americanos y negros estaban siendo utilizados como carne de cañón durante la segunda guerra mundial.

El movimiento tuvo su auge en Los Ángeles, donde también se dieron los zoot suit riots, que eran persecuciones de pachuchos, por lo que estos tuvieron que migrar hacia las ciudades fronterizas de México empezando a divulgarse de esta manera en nuestro país.

Pero fue sobre todo a partir de la aparición de Tin Tan en los escenarios y las pantallas mexicanas que este fenómeno se expandió por todo el país y se empezó a poner de moda la tatacha y el traje del pachuco.

Pantalón largo y holgado, con el tiro hasta las rodillas, camisa colorida, por supuesto de seda , abotonada hasta la mitad y con el cuello levantado, saco largo como hasta las rodillas, una singular cadena de oro colgando desde la cintura, un distinguido sombrero con pluma y siempre llevando el ritmo al caminar. Despreocupado, andariego, arrogante,  con aplomo y aires de señor conquistador.

El cronista mexicano Carlos Monsivás afirma: “TinTan es el primer gran ejemplo del «habla indocumentado«», por así decirlo, que se prodiga con determinismo idiomático y enriquece, a fin de cuentas, el español de México. Sobre todo en sus primeras películas: El niño perdido, Calabacitas tiernas, Músico, poeta y loco, Tin Tan es gloriosamente impúdico y aprovecha todas las voces para construir su caló esencial.

Al vocabulario de Tin Tan ingresa el lenguaje de los presidiarios y, por otra parte, es el que durante medio siglo renueva el lenguaje muy mexicano. De las prisiones se va a la radio, al cine y a la televisión.

Los ajustes idiomáticos de la frontera norte, las invenciones de los barrios mexicanos y su estilo «tírili», de la onomatopeya derivada del swing, tírilirí, lirí, lirí, lirí, lirá, y el propio jazzeo idiomático del cómico que convierte cada una de sus intervenciones en un disparadero de ocurrencias y neologismos”.

(http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/zacatecas/cine/ponencias/monsivais.htm)
 
''Me llamo Tin Tan o Germán Valdés, carnal. Ando rolando en busca de un chante'',
 
A ver aquí quien despacha

-¿Que quiere?

-Tequila, sencillo

-¿Sencillo?

-No, no, mejor doble... no, mejor no

-¿Sencillo?

-¡No, triple!¡Y antes de que empiecen los trancazos!" 
 
"-Voy a mixear aquí unos drinkillos ve, para hacer un tequesquite brujo y darle al petarrillo aquel para que se quede trampando a oreja ese y sabe qué, cosa que nos echamos nosotros un buen buche porque ya estamos perdiendo altura
 
-¿Quéééé?
 
-Nothing, nada, nada" 
 
"Más mezcla, maistro ¿o le remojo los adobes?"
 
Bailarín, cantante, actor y compositor, Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo “Tin Tan” (1915-1973), fue uno de los personajes más entrañables y originales del espectáculo y la cultura popular de México.

Su carrera dejó más de 100 películas, 11 discos, dos cortometrajes, dos doblajes para Walt Disney y ningún premio que le hiciera el reconocimiento a tantos años de dedicación al arte, solo recibió la Medalla Virginia Fábregas por 25 años de actividad profesional otorgada por la Asociación de Actores de México.


 

 
Sus primeros cinco trabajos en el cine los hace de la mano del director Humberto Gómez Landero, pero la consagración definitiva vendría cuando comienza a trabajar con el director Gilberto Martínez Solares, a partir de "Calabacitas tiernas", convirtiéndose junto a Cantinflas en el cómico más cotizado del país.

Dirigida por Gilberto Martínez Solares, El Rey del Barrio (1949) es una de las mejores películas de Tin Tan. En esta historia, el cómico interpreta a una especie de Robin Hood, de Chucho el Roto de su colonia, que roba a los ricos para darle a los pobre, la gente lo ama, excepto su bella vecina Carmelita (Silvia Pinal), una mujer de convicciones que no tiene trabajo, pero otro lado, no quiere depender de las caridades de Tin Tan.

Pero por otro lado, El Rey del Barrio no es una apología del criminal: Tin Tan tiene consciencia, la cual está encarnada en su hijo adoptivo, Pepito (Ismael Pérez “Poncianito”), quien le recita aquello que aprendió en la escuela: “el que roba es un ser despreciable y enemigo de la sociedad”. Así pues, entre la figura de Pepito y el amor de Carmelita, Tin Tan será impulsado al cambio, aunque este cambio traerá algunas dificultades. Para añadir un grado de dificultad, el hermano incómodo de Tin Tan, Antonio (Alejandro Cobo), lo acechará de cerca para sacarle algo más que dinero.

Los juegos en el lenguaje, combinados con un poco de slapstick, las situaciones chuscas y los cuadros musicales (que denotan la capacidad interpretativa del actor y su versatilidad), son sumamente efectivos. Y aunque la cinta pide que aceptemos un par de convenciones —como la doble vida de Tin Tan, quien en la calle es El Rey del Barrio, pero en su casa finge que


trabaja como Ferrocarrilero, como si nadie se fuera a dar cuenta de quién es en realidad— posee una trama redonda que hace de esta cinta una obra bastante completa, aunque moralista.

Hacía equipo inseparable con comediantes de gran calidad, entre los que se contaban Marcelo Chávez su “Carnal”, Famie Kauffmann "Vitola", el enano "Tun Tun" y sus hermanos Ramón y Manuel. Entre sus escenas más memorables, la protagonizada junto a Pedro Infante en la película de este último "También de dolor se canta", es un clásico del cine mexicano.

En la década de los sesenta comienza a sacrificar la calidad por la cantidad en su arte y sus actuaciones pierden la frescura y la magia de sus inicios, llevándolo a caer cada vez más en papeles secundarios de películas de poca trascendencia. Sin embargo, en esta época todavía brilla con el doblaje inolvidable del oso Baloo en "El libro de la selva" , y el gato Tomas O´Malley en "Los Aristogatos" de Walt Disney .

 




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