Simbolismo de la Morenita del Tepeyac
Por Mario Andrés Campa Landeros
El doctor Othón Corona Sánchez tomó 187 fotografías del ayate con la imagen de la Virgen de Guadalupe en la basílica. Todas las tomas fueron directas, con cámara fija, y sin el vidrio del cuadro que la cubre. Descubrió que ninguna fotografía es igual… La conclusión: ¡La imagen se mueve! Este trabajo fotográfico se realizó el 10 de octubre de 2000. Además, se ha descubierto que la imagen crece, es milagrosa, flota sobre el lienzo y está en tercera dimensión.
Muchos estudiosos han escrito sobre los milagros del lienzo. Sin embargo, el padre Mario Rojas (1924-2005) escribió todo un tratado sobre el tema, titulado: “Guadalupe, símbolo y evangelización”, en el año 2001, donde hace un exhaustivo análisis de la “morenita del Tepeyac”.
“Cuix amo nican nica nimonantzin?
Cuix amo nocehuallotitlan, necauhyoti-tlan in tica?
Cuix amo nehuatl in nimopaccayeliz?
Cuix amo nocuixanco nomamalhuazco in tica?
Cuix oc itlan in motech monequi?
Nican Mopohua
¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?
¿No estás bajo mi sombre y resguardo?
¿No soy yo la fuente de tu alegría?
¿No estás en el hueco de mi manto?,
En el cruce de mis brazos?
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?
Aquí se narra, se cuenta.
Cenquizca Itchpotchtzintl. Santa María de Guadalupe. Al hablar de la imagen de la Virgen de Guadalupe es descubrir cada parte de su figura. Se ha dicho muchas veces que ninguna mano humana pudo haber realizado este trabajo pictórico. Y así está demostrado por la NASA. El Papa Juan XXIII escribió: “La Siempre Virgen María derramó ternura y delicadeza maternal en la colina del Tepeyac, confiando al indio Juan Diego, con su mensaje, unas rosas que caen de su tilma y dejan el retrato dulcísimo de Ella, retrato que manos humanas no pintaron”.
También es menester hablar de Nahui Ollin, o sea, del jazmín de cuatro pétalos, estilización de la Piedra del Sol, ubicado en el vientre de la Santísima Virgen. Es el símbolo de la plenitud en la cultura náhuatl e indicativo de la presencia de Cristo en el vientre. La virgen está embarazada.
Al ver la imagen resalta el manto azul con estrellas que forman algunas de las constelaciones del cielo de México y corresponden a las constelaciones que se observaron la madrugada del 12 de diciembre de 1531, en los días de la aparición de la Virgen a Juan Diego. Lo sorprendente es que estas estrellas se encuentran ubicadas a escala. La túnica está “pintada con rosas”.
El padre Rojas en su análisis encuentra en las partes visibles del cuerpo de la Virgen varias cosas que hacen reflexionar al espectador. La cara, tiene el color del maíz moreno. Las manos están en oración, Los ojos, inexplicables para la ciencia. El Ángel, mensajero. La luna, Peana (Basa.
Apoyo para colocar encima una figura); La zapatilla que tiene puesta es “de color ceniza”. La costura del ayate en la camisa del ángel guarda un misterio. Se ven también en el ángel, fallas en el ayate (en la cara y brazo izquierdo). Hay manchas de ácido en la imagen (según detalle de nubes en la parte superior izquierda). Es significativo el desgaste de los rayos (descascarados) en la parte izquierda. Se admiran también unas alas de águila con los colores del Tzinitzcan. Sus pulseras, los aretes y el xonecuilli en la mejilla izquierda, también son un misterio.
Lo primero que resalta a la vista es que el material de la imagen ha durado más 469 años cuando su durabilidad era de sólo 20.
A través de los años –escribe el Padre Rojas- “diferentes eruditos se han ocupado de analizar la pintura de la imagen, y se ha llegado conclusiones diversas. Entre las opiniones más pasmosas está la del erudito alemán Richar Kuhn, que en 1938 dio su dictamen a petición del doctor Ernesto Sodi Pallares. Siendo el dictamen que no existen colorantes de tipo mineral ni vegetal ni animal, podríamos decir que es una pintura sin pintura, ya que entonces en el siglo XVI no se conocían los colorantes de tipo sintético”.
Respecto a los ojos de la Santísima Virgen de Guadalupe, en el izquierdo se descubrió la figura de un hombre hincado: la figura de Juan Diego; y en el derecho se pueden ver con auxilio de un aftalmoscopio, catorce figuras humanas.
Es sorprendente ver que la Virgen tenía sobre su cabeza una corona dorada, la cual con el tiempo ha desaparecido. La explicación que dan los científicos es que… ¡La imagen crece!
La realidad es que los mexicanos hemos aceptado siempre que la Virgen de Guadalupe es obra de Dios y de nadie más.
Por cierto. Al principio contamos que el doctor Othón Corona Sánchez tomó 187 fotografías y ninguna resultó ser igual… Cuando estaba realizando ese trabajo y teniendo la oportunidad de ver a la Virgen y como nadie se lo había advertido ni prohibido, tocó la imagen… Cuenta que en ese momento recibió una fuerte descarga imposible de describir y al llegar a su casa, descubrió que la artritis(de pistola) que padecía… ¡Desapareció!
Un milagro más de la morenita del Tepeyac. |