Así es como tratamos de darle un equilibrio a nuestro ser, de cubrir las necesidades en su totalidad para tener una mejor calidad de vida. Hay quienes piensan que el término holístico es una moda, y no es así. Esto se cree porque ahora entramos a un restaurante, tienda comercial, cafetería, etc., y encontramos libros de herbolaria, ángeles, jugoterapia, horóscopos y hasta velas para atraer el amor o el trabajo deseado. Lo que sucede es que el hombre siempre ha buscado mantener un equilibrio mental, físico y espiritual, pues estos tres aspectos no pueden ir separados; se debe lograr el equilibrio en conjunto y lo holístico nos brinda esa oportunidad. También el hombre desde siempre ha buscado respuestas y gracias a eso ahora tenemos acceso a mucha información. Por ejemplo, si deseamos saber sobre algún tema de salud podemos apoyarnos en un libro o en internet; también es muy común encontrar información sobre diferentes terapias como la equinoterapia (terapia con caballos), gemoterapia (terapia con gemas), delfinoterapia (terapia con delfines), musicoterapia (terapia con música), etc. Todo esto nos habla una vez más de que el ser humano busca un equilibrio (yin y yang), por eso asiste a practicar yoga o toma un curso de metafísica o astrología. Trata de saber el origen del Universo, si existen habitantes en otros planetas o si hay vida después de la muerte, porque trata de contactar con sus ser interno para conocer su verdadero origen.
El hombre reconoce que hay una fuerza superior, ya sea de forma consciente o inconsciente, pero lo que no sabe o no quiere reconocer por sus miedo e inseguridades es que él mismo es ese templo donde vive la verdadera fuerza que lo hará conectarse con su ser interno y de esa forma lograr el verdadero equilibrio holístico.
Recordemos el mensaje de Apolo: “Conócete a ti mismo”. El pensamiento holístico nos ayuda a descubrir los eventos con otra visión, nos enseña que la realidad es una y hay que conocerla, es el aquí y el ahora, alude al pasado, a los tiempos que vendrán, nos lleva a trascender y a contactarnos con el Uno que somos.
Descartes decía: “hay sólo dos substancias, alma y cuerpo”, ahora nosotros con seguridad sabemos que el alma no se puede separar del cuerpo, que es parte del mismo, que es el motor de la vida. La ciencia moderna estudia al hombre de una forma objetiva. El alma desaparece del escenario porque su participación hace que el conocimiento pierda objetividad, se esconde de los microscopios, aceleradores de partículas y de todo instrumento científico para que se le observe solamente de una manera subjetiva. Negar la existencia del alma sería negar nuestro verdadero ser y nuestro origen más puro.
Los pensamientos también son parte de nosotros indudablemente, ya que tenemos que concebir algo mentalmente para que se genere una respuesta emocional. Con esto podemos evitar cometer más errores; si un pensamiento genera una emoción y nos lleva a actuar, entonces debemos de lograr un equilibrio mental. Lo mismo sucede con nuestro cuerpo, si nosotros mantenemos una armonía espiritual y mental, automáticamente se verá reflejada en nuestra armonía. La enfermedad es el resultado de un desequilibrio espiritual y mental que se manifiesta en la materia física. Pues como dice uno de los principios universales: “como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”.