Ebrard calificó la liquidación de LFC como una regresión al siglo 19: "Nunca había visto tal desprecio por los derechos de trabajadores".
ODA AL OBRERO
Cuando el obrero se levanta, amanece el mundo.
Se pone su traje de gabardina azul
Y sus botas con puntas de acero.
Se calza su temple de roca maciza,
Su constancia animal, su dureza.
Y guarda la ternura en el placard
Al lado de sus sueños y su libertad.
El obrero marcha al trabajo en bicicleta
Cuando el frío de agosto cala los huesos
Y no quedan ganas de avanzar.
Marcha al trabajo cuando el sol arroja fuego
Sobre la esperanza sudada,
Pero debe llegar.
La jornada avanza
Mientras se nubla la vista
Y el cuerpo comienza a pesar.
La carne se hace fuerte, sus manos se hacen callos.
No quedan ganas de pensar.
Peón de la impotencia, proletario del metal…
Se vuelve acero su cariño
Y la paciencia de tanto trabajar.
El cansancio recorre, lentamente, su cuerpo
Como un elíxir que envenena al mar.
Y, luego, espera mansamente su paga
Por el estoicismo de su sacrificio
De hacer algo grandioso que no le pertenece
De ser parte del engranaje final
Pero que nadie reconoce, nadie premia
Porque no entra en su jornal.
Termina el día y regresa a casa
Con el peso del mundo en la espalda
Y los brazos cansados para amar.
Se quita la ropa y el acero del alma
Y el amor inmenso alegra su mirar.
Es una montaña rendida en silencio
Ante una alborada que lo hace soñar.
Cuando el obrero ama se ilumina el mundo
Es una gran llama que besa un rosal.
JESSICA RUIDIAZ |