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Por quién doblan las campanas II
El Arzobispo de Canterbury
Entre la espada y… un muro de lodo
Citlali Rovirosa Madrazo
Sus pobladas y desbordantes cejas evocan al mismo diablo - murmuraba alguien en la prensa británica. Sus ojos, no obstante, son profundos y afables. El tono pausado y elegante de su voz invita a escucharlo detenidamente. Muy, pero muy, detenidamente.
Rowan Williams, el líder máximo de la Iglesia Anglicana y el también académico y Doctorado por la Universidad de Oxford, movió una pieza clave en el tablero universal de la religión y la política.
Poniendo peligrosamente en jaque a todo el sistema británico, el Arzobispo además ha puesto a temblar a teólogos, juristas y gobernantes de muchas naciones, al tiempo de que removió los temores y prejuicios más primitivos del ciudadano común y corriente de la isla.
Algo que podría pasar a la historia: ¿como un gesto visionario, o, como un grave error político? El tiempo lo dirá.
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En una conferencia magistral que dictó los primeros días de febrero ante el Royal Courts of Justice, el Dr William Tomando por sorpresa a todos, el controversial líder anglicano hizo algo extraordinario. Algo que pocos se hubieran esperado del máximo representante de la Iglesia Anglicana. Algo que tendrá grandes repercusiones en los próximos años. propuso que el sistema legal británico incorporase algunos aspectos de “Sharia” - la ley que rige a los Musulmanes desde tiempos ancestrales.
Sus argumentos: buscar una mayor cohesión social en una sociedad profundamente dividida por razones étnicas y religiosas. El frágil multiculturalismo que caracteriza a la población inglesa, nunca ha logrado verdadera cohesión social entre Musulmanes y Cristianos. Una de las razones es, según la tésis iniciales del controversial Arzobispo, que no existe pluralismo jurídico y que priva en Inglaterra un “monopolio legal”.
Pero la idea de incorporar elementos de normatividad musulmana en un país mayoritariamente cristiano, ha resultado para muchos imposible de digerir. Se trata de “un retroceso histórico en un estado secular”, han dicho muchos horrorizados (aunque ciertamente la británica no es una sociedad estructurada del todo como una sociedad secular).
Algunos medios como el Sunday Times publicaron columnas poco menos que incendiarias como las de Minette Marrinque no tuvo problemas en acusar de traición al Arzobispo.
Mientras que el popular rotativo The Sun apedreó verbalmente al Dr William, porque la idea de introducir una ley que legitima apedrear a las mujeres adulteras es inaceptable en toda sociedad civilizada.
En algunos sectores de algunos países como Arabia Saudita e Irán donde el Sharia suele aplicarse en base a interpretaciones extremistas; amputar las manos de los ladrones es cosa de rutina.
Pero los británicos extremistas sólo hubieran querido arrancarle la lengua a su Arzobispo. Otros más moderados se conforman con su renuncia.
Haber sugerido la incorporación en las leyes de su país algunos elementos del Islam (en concreto aquellos relativos a las leyes de lo familiar, comercio, herencia y la propiedad) resulta peligroso y abominable para muchos.
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La noticia ha pasado desapercibida en la prensa internacional, pero seguramente quedará registrada como uno de los acontecimientos más importantes en la historia ideológica contemporánea.
Las declaraciones del Arzobispo de Canterbury también sacaron a la luz un hecho que muchos ignoraban: por mucho tiempo en Inglaterra las Cortes Judías basadas en leyes ancestrales escritas en Arameo y Hebreo, y conocidas como Beth Din han coexistido armoniosamente con el sistema de jurídico británico.
Las Cortes Beth Din resuelven disputas civiles en casos de divorcio, y litigan en disputas de negocios y propiedad. Si estas se han logrado acomodar al sistema británico, sugirió el Arzobispo Williams, lo lógico es que las Cortes Musulmanas lo hicieran también. Además de casos civiles, las Cortes del Sharia podrían complementar procesos de conciliación y arbitraje existentes en el derecho británico, según algunos especialistas.
Para la columnista del diario The Independen Deborah Orr, la propuesta del Arzobispo ha sido mal interpretada. A su juicio ha habido un mal entendido y los adversario del Arzobispo no se han percatado de que, lo que Rowan Williams busca es seguirles el juego (y ganarles) a los extremistas musulmanes que quedarían sujetados bajos sus propias leyes (“agua de su propio chocolate” en palabras simples).
Pero quizá el comentario del Cardenal Católico Cormac Murphy-O'Connor revela más claramente lo que realmente está en juego: los derechos de los grupos religiosos al interior del estado secular.
Para el Cardenal Católico, la pregunta esencial reside en cómo conciliar la lealtad de ciudadano y la lealtad religiosa, como explicó en una entrevista en la radio: “Creo que (el Arzobispo William) tocó un punto de interés considerable y de relevancia en este momento, es decir, el tema de los derechos de un grupos religioso al interior del estado secular. Todos en Gran Bretaña tienen que obedecer a la ley y por tanto la pregunta de cómo uno puede ser un Ciudadano Británico leal y, al mismo tiempo ser un miembro fiel de un grupo religioso, es una pregunta muy pertinente”, concluyó el dirigente Católico.
La razón de rechazo a la iniciativa del Arzobispo Williams más citada es la que refiere al temor sobre el mal trato de la mujer bajo las leyes del Islam.
Al respecto cabe mencionar que, una y otra vez organizaciones de mujeres y académicas musulmanes, han insistido en que el Islam no discrimina por si mismo contra las mujeres como se suele pensar. Argumentan que la discriminación de género es una construcción étnica y cultural, no religiosa. Y sostienen que prácticas como la mutilación genital o la imposición del velo, no tienen sus raíces en el Corán sino en tradiciones étnicas que a lo largo del tiempo se han ido asociando con el Islam que ha sido literalmente secuestrado por los fundamentalistas. La experta en estudios del Islam, Karen Armstrong, da testimonio de ello a lo largo de su obra prolífica.
En este tema crucial y en respuesta a las fuertes críticas que recibió, el también catedrático y teólogo Rowan Williams aclaró en una comparecencia en el Sínodo General de la Iglesia Anglicana que: “traté de dejar claro que no podría haber cheques en blanco… en particular en lo que concierne a algunas de las cuestiones sensibles acerca del estatus y las libertades de las mujeres”.
Otra de las cosas que más enfureció a los críticos del Arzobispo de Canterbury fue la interpretación que muchos medios y políticos hicieron sobre su propuesta. Se le acusó de proponer dos “jurisdicciones paralelas” lo cual amenazaría la soberanía y el valor jurídico de las leyes que han prevalecido en el Reino Unido a lo largo de los siglos, así como el principio de igualdad ante la ley. El Dr Williams ha intentado aclarar que esa no era su intensión. En su comparecencia el lunes ante el Sínodo el Arzobispo, famoso por sus posturas controversiales en torno al homosexualismo, expresó categóricamente que: “No estamos hablando de jurisdicciones paralelas“.
Sin embargo, estrictamente hablando, no se retractó del todo cuando dijo categóricamente que: “no es impropio que un pastor de la Iglesia de Inglaterra aborde los temas percibidos en torno a las preocupaciones de otras comunidades religiosas”.
De estar vivo, otro hombre de cejas prominentes, Mahatma Gandhi, muy probablemente hubiera aplaudido las ideas del Arzobispo Williams, ya que, iniciar el debate debería poder conducir hacia un dialogo interreligioso y debería ser un paso positivo hacia la construcción de la tolerancia por la que luchó el legendario líder pacifista de la India.
Shami Chakrbarti, Directora de la organización de derechos humanos “Liberty”, recalcó que: “Debe haber igualdad ante una ley única de la tierra, pero, si la ley se mantiene en la mejor tradición democrática, puede haber espacio razonable para la conciencia individual”.
En este sentido conviene recordar casos históricos de coexistencia jurídica a lo largo de la geografía universal. Los casos de la India, Egipto, Aceh en Indonesia y Nigeria son paradigmáticos. En la provincia indonesa de Aceh, por ejemplo, la introducción parcial de Sharia fue parte de un acuerdo de autonomía en 2004 entre el gobierno de Yakarta y los rebeldes separatistas. En tanto que en la India, que se había regido bajos las leyes del Gobierno Británico desde las primeras décadas del Siglo XVIII; tras su independencia del Imperialismo Británico, el Primer Ministro de la India, Pandit J. Nehru, permitió a cada comunidad religiosa retener sus códigos civiles en ciertas áreas civiles, particularmente en lo familiar.
Por otro lado, conviene recordar que el tema de la coexistencia de dos sistemas jurídicos bajo una misma jurisdicción no es ajeno a América Latina y es de gran relevancia histórica hoy. La relación entre el derecho positivo y el derecho indígena, también conocido como derecho consuetudinario, ha sido ampliamente estudiada por académicos y juristas del continente; y es de suma relevancia hoy en lugares como Ecuador, Brasil, Bolivia y Chiapas, México, en donde los defensores de las tradiciones indígenas ancestrales buscan pacíficamente la manera de preservar sus “leyes y costumbres” y buscan legitimar su coexistencia pácifica con los sistemas jurídicos hegemónicos.
La búsqueda de una nueva relación que haya de traer armonía entre diferentes paradigmas de normatividad jurídica no se puede postergar. Construir una relación pacífica y armoniosa entre ambas normatividades, - sean emanadas de fuentes laicas, étnicas o religiosas - es quizá uno de los grandes desafíos paradigmáticos de nuestro siglo.
Si no atendemos estos delicados asuntos, nuestro paradigma de supremacía de la ley en la que descansan la democracia y el modelo del estado-nación, podría terminar por desplomarse. |