¿Y si todo tiempo pasado fue mejor? ¿Y si es cierto aquello de que la nostalgia mata, pero el futuro incierto destroza? Andaba el perro por esas calles de Marcelo, perdón, de Dios, preguntándose si es gnóstico el ser cuando el pasado tocó a su puerta.
O mejor dicho, un puesto de revistas usadas se cruzó en su camino, ostentando entre decenas de hojeadas y antiquísimas revistas no sólo las consabidas publicaciones pornográficas, y alguna que otra de modas, sino también ejemplares de la extinta editorial Novaro que en su contraportada lucían el anuncio que tal vez cambió más vidas que nunca en la historia de este planeta, o al menos lo intentó.
Y es que era casi imposible resistirse a ese señor de figura imponente (aunque tal vez demasiado flaco para los esteroidisados tiempos actuales del físicoconstructivismo),
quien enfundado en una trusa de leopardo le prometía a todo flacucho acomplejado convertirlo en tiempo récord en un hombre musculoso y respetado no sólo por las mujeres, si no también por lo patanes playeros.
Toda una generación de perros flacuchentos no podrán negar que, luego de haber dado lectura al Pato Donald, o ya de perdis a Sussie, secretos del corazón, detenían la vista en aquel anuncio de Charles Atlas, el italiano que dejó de ser un alfeñique para convertirse en un musculoso millonario, quien ofrecía por correo su curso de tensión dinámica a un precio más que razonable.
Cuántas veces la imagen del gandalla playero siendo justamente castigado por aquel ex flaquito al que salpicó de arena sin recato alguno, con todo y novia, no vino a nuestra mente en más de una ocasión, sobre todo cuando nos dábamos cuenta de que nuestro estado físico no era precisamente el adecuado para lucir un traje de baño en frente de las damas.
Miles de perros esmirriados soñaron con tomar el curso de Atlas, el cual no sólo prometía un físico optimo, sino también un estado mental positivo gracias a la autoconfianza que genera saberse sano, pero sólo eso, soñaron, pues aquellas fueron en su mayoría ideas de adolescentes, ideas que hoy en día, por increíble que parezca, se rehusan a morir.
Quizá el anuncio de la ofensa que hizo del alfeñique de 58 kilos de peso todo un hombre ya no esté en muchas revistas, pero la compañía que fundó en 1929 Angelo Siciliano, quien luego se cambiaría oficialmente el nombre a Charles Atlas, la Charles Atlas Ltd, todavía está viva, y sigue facturando, quizá no tan robusta como en los viejos tiempos, pero aún dispuesta a cumplir el sueño de los flaquitos, sólo que ahora por Internet.
En esta época de programas de entrenamiento super elaborados y dietas super específicas, el famoso método de Charles Atlas permanece intacto, y no exige nada especial: sólo seguir el curso Dynamic Tension, un programa de ejercicios físicos de 12 lecciones que, como antaño, se siguen entregando por correo a cambio de 45 dólares más gastos de envío.
“Claro que con el tiempo se fueron haciendo algunos ajustes: hoy en día la Charles Atlas Ltd apoya su actividad principalmente en su sitio de Internet (www.charlesatlas.com) y emplea el e-mail para comunicarse con los clientes, a quienes llamamos alumnos, tal como lo hacía en su momento Charles Atlas”, explica el actual presidente de la compañía, Jeffrey Hogue.
Hogue, quien le compró la Charles Atlas Ltd en 1997 a Charles Roman, el socio original de Atlas, sabe que está parado no sólo sobre historia, sino también sobre la nostalgia y la ilusión de millones de personas que oyeron hablar e incluso compraron el curso de tensión dinámica a través de las revistas en todo el mundo, por lo cual, además de ofrecer una línea de vitaminas y suplementos dietéticos, no se queda atrás a la hora de echar mano a la nostalgia empleando las viejas imágenes en blanco y negro de su fundador como implacable vehículo de comunicación.
"Hoy, en publicidad, retro es la palabra clave", dice Jeffrey Hogue. "Sabemos que nunca vamos a abandonar ese look, pero, ¿cómo hacemos para que esa imagen resulte atractiva a las mujeres y a los jóvenes hoy en día?
Esa es la clave y en eso estamos trabajando", explica este hombre de negocios que tuvo la desgracia de toparse con el perro preguntón durante una exhibición de los productos Charles Atlas en un conocido hotel de la ciudad de México.
En estos días, las cartas a Charles Atlas las responde personalmente el mismo Hogue, un abogado de 43 años que dice haber hecho el curso de Atlas cuando era chico, aunque, claro, hoy prefiere los trajes de tres piezas a las trusas de leopardo que se hicieron famosos con Atlas.
"Compré parte de mi niñez, ya que yo también fui alumno de Charles y me encanta trabajar en esto", dice. Hogue, quien confiesa que sus oficinas están en un modesto edificio de dos pisos en Nueva York donde, junto con Cynthia Soroka, vicepresidenta de la empresa, y un equipo de cinco asistentes, se aprietan en una pequeña oficina abarrotada de recuerdos de Atlas, el señero inmigrante italiano que transformó su inseguridad personal en un negocio rentable mucho antes de que el ejercicio físico se apoderara de Estados Unidos.
Atlas, en ese entonces bautizado por sus padres como Angelo Siciliano, llegó desde Italia a Estados Unidos en 1903, cuando tenía 10 años y de chico, solían cargarlo por su estructura física.
Las raíces de su transformación aún están allí, en los lugares de Nueva York que lo inspiraron para dejar de ser aquel famoso "alfeñique de 58 kilos": el museo Brooklyn, donde vio por primera vez una estatua de Hércules; y el Prospect Park Zoo, donde proyectó su tensión dinámica mientras observaba a un tigre perezoso estirando sus músculos.
La leyenda dice que dos tardes bastaron para que Siciliano desarrollara su famosa rutina de fortalecimiento muscular basada en ejercicios isométricos e isotónicos. Y que, más tarde, se convirtió casi de la nada en un prestigioso físicoconstructivista.
Dicen también que fue mientras trabajaba como modelo que decidió cambiar su nombre por el de Charles Atlas.
Y es un hecho que en 1922 le puso la cereza a su pastel: fue elegido El Hombre Mejor Desarrollado del Mundo en una competencia de físicoculturismo realizada en el Madison Square Garden de Nueva York.
“Sin embargo, en 1928, cuando Siciliano conoció a Roman, su compañía se estaba yendo a la calle. De profesión publicista, a Roman se le ocurrió la idea de poner avisos en varios libros de historietas, y también fue él quien bautizó al curso con el pretencioso nombre de Dynamic Tension.
“Luego se convirtió en el presidente de la nueva firma, Charles Atlas Ltd, y desde allí se encargó de mover las relaciones públicas de la empresa. Pronto, él y Atlas fueron millonarios. En 1969, poco menos de tres años antes de morir, Atlas le vendió su parte del negocio a Roman, quien lo mantuvo en funcionamiento hasta que en 1997 me lo vendió a mí”, explica Hogue.
Hoy, el nuevo dueño, quien pidió el curso por correo cuando tenía 15 años, declara haber recurrido él mismo al milagroso curso de Atlas mientras asistía a una escuela militar en Tennessee, "donde me tomaban el pelo al ver cuánto me costaba cargar los pesados rifles de combate durante las maniobras de artillería".
Aunque Hogue no reveló cuánto pagó por el negocio ni cuánto le deja por año la empresa, es evidente que la compañía ya no es la caja registradora de antes. Sin embargo, sobrevive gracias a las ventas vía Internet, que se multiplicaron cuando salió al aire un programa especial sobre Atlas en el ciclo Biografías, del canal A&E.
"Fue un camino largo y difícil, pero las cosas están empezando a revertirse", dice. Para él, ahora la clave es el marketing: si bien siguen haciendo publicidad en libros de historietas, donde los avisos son relativamente económicos, el asunto sigue siendo cómo vender cursos, y el objetivo de la empresa son las mujeres (históricamente divorciadas del curso) y los jóvenes (hiperinformados).
Mientras buscan la fórmula, Hogue y Soroka responden personalmente todas las cartas dirigidas a Atlas en primera persona, como si él todavía estuviera vivo.
"No lo ocultamos, pero la gente necesita creer en Atlas. Y, de alguna manera, si escribimos en primera persona, sentimos que Charles sigue estando entre nosotros".
-¿Es como si nunca hubiera muerto?
-Charles Atlas nunca morirá.
rluengo4@hotmail.com
PATA DE PERRO
05/02/08
Tere y la voz de María Sabina
Por RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Se llama Teresa y asea casas por 200 pesos en varias colonias de Xochimilco, y aunque gracias a esa actividad obtiene el dinero para mantener a su madre y sus siete hermanos que dejó en Huatla de Jiménez, esta pequeña y frágil indígena oaxaqueña, quien apenas masculla el castellano, sabe que limpiar hogares ajenos no es su camino, puesto que los ángeles pequeños le dijeron que su destino apenas se está escribiendo en el libro, porque es una mujer de poder.
Cuando el Perro le habla de la Piel de Dios, el conducto sagrado mediante el cual todos podemos llegar a las puertas del cielo para preguntar por nosotros, su actitud recelosa y desconfiada se desvanece, y tras una breve pausa en el quehacer del hogar prestado, exclama: “es que acaso usted también se cura con los niñitos”.
Soy mujer que mira hacia adentro
Soy mujer luz del día
Soy mujer luna
Soy mujer estrella de la mañana
Soy mujer estrella dios
Soy la mujer constelación guarache
Soy la mujer constelación bastón
Porque podemos subir al cielo
Porque soy la mujer pura
Soy la mujer del bien
porque puedo entrar y salir del reino de la muerte
Aunque no la conoció, Tere escuchó desde pequeña de María Sabina, a la que describe como una mujer exploradora que fue curandera y chamán “o Chjota Chjine (la que sabe) por sus conocimientos, basados principalmente en su interacción con los hongos sagrados conocidos como Teonanacatl, a quienes llamamos cariñosamente angelitos o niñitos”.
“Yo sé que soy una mujer de poder porque, al igual que ella, desde la primera vez que un curandero visitó nuestro jacaquilo para curar a mi madre que estaba muy enferma, sentí luego luego como los honguitos que traía para la sanación me llamaban y me pedían que me los comiera para que pudiera yo leer el libro”.
Tere confiesa que el espíritu de la que muchos consideraban la Isis sin velo inunda todo Huautla, “y es que desde que tuvo su primera velada de sanación practicó la videncia y la medicina, cantando durante largas ceremonias en que mezclaba los conocimientos antiguos con los del padrecito de la iglesia”.
Soy una mujer sin sangre
El pájaro me roba la sangre
El libro abierto me roba la sangre
El agua me roba la sangre
El aire me roba la sangre
La flor me roba la sangre
Me conocen los santos del cielo y los ángeles
Dios me conoce
El corazón de la Santísima Madre de Cristo
El corazón de Nuestro Señor Jesucristo
“Mi tío, quien tiene más de 80 años y también cura, me dijo que era persona humilde, que llevaba una vida simple en lo cotidiano. Sembraba maíz y fríjol en su terreno y no cobraba a sus pacientes, quedando a la espera de lo que cada persona pudiera darle”.
Soy una mujer que llora
Soy una mujer que escupe
Soy una mujer que ya no da leche
Soy una mujer que habla
Soy una mujer que grita
Soy una mujer que da la vida
Soy una mujer que ya no pare
Soy una mujer que flota sobre las aguas
Soy una mujer que vuela por los aires
Tere se sorprende cuando el perro le presume que María Sabina fue visitada por innumerables personas, entre ellas los Beatles, Bob Dylan, los Rolling Stones, Aldous Huxley y hasta Walt Disney, aunque fue “dada a conocer” en el mundo occidental gracias al investigador Robert Gordon Wasson y su esposa Valentina Pavlovna, considerados los padres del estudio de los hongos, sobre todo el Amanita Muscaria, conocido alucinógeno que se representa en los cuentos de niños con su sombrero rojo y pintas blancas.
“Wasson tuvo su primera experiencia con ella en 1955 –le explica el canino sicodélico- y a partir de allí comenzó a publicar sus experiencias en revistas y libros, e inclusive grabó un disco que registra los cantos de Sabina”.
En una de las muy pocas entrevistas que dio, María Sabina explicaba: “Hay un mundo más allá del nuestro, un mundo que está lejos, también cercano e invisible. Ahí es donde vive Dios, donde vive el muerto y los santos. Un mundo donde todo ha pasado ya, y se sabe todo. Ese mundo habla. Tiene un idioma propio. Yo informo lo que dice. El hongo sagrado me toma de la mano y me lleva al mundo donde se sabe todo. Allí están los hongos sagrados, que hablan en cierto modo que puedo entender. Les pregunto y me contestan. Cuando vuelvo del viaje que he tomado con ellos, digo lo que me han dicho y lo que me han mostrado."
Incluso en 1979 se realizó una película a cargo de Nicolás Echeverría (exhibida luego de 25 años de su filmación), donde se muestran todos los rituales con lujo de detalles, incluyendo sus cantos y la enunciación de las fuerzas e identidades a las que convocaba para curar los males de sus pacientes.
“Según mi tío –revira Tere- la señora tuvo plenitud de su poder, y se comprende fácilmente por que era una señora sin mancha, inmaculada, pues ella sola había logrado salvar a sus hijos de todas las espantables enfermedades que se abaten sobre la infancia en el país mazateco, y nunca se había deshonrado utilizando su poder con fines malévolos. Era una mujer de rara moral y de una espiritualidad elevada al consagrarse a su vocación, y una artista que domina las técnicas a su cargo. Se trataba verdaderamente de una personalidad."
Soy una mujer que ve en la tiniebla
Soy una mujer que palpa la gota de rocio posada sobre la yerba
Soy una mujer hecha de polvo y vino aguado
Soy una mujer que sueña mientras la atropella el hombre
Soy una mujer que siempre vuelve a ser atropellada
Soy una mujer que no tiene fuerza para levantar una aguja
Soy una mujer condenada a muerte
Soy una mujer de inclinaciones sencillas
Soy una mujer que cría víboras y gorriones en el escote
Soy una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco
Soy una mujer que cría musgo en el pecho y en el vientre
Soy una mujer a la que nadie besó jamás con entusiasmo
Soy una mujer que esconde pistolas y rifles en las arrugas de la nuca
Según Tere, luego de su muerte en noviembre de 1985 María Sabina fue honrada por el pueblo y reconocida en el mundo, aún cuando en vida padeció miseria e incomprensión por el camino que eligió recorrer.
“Ahora es un símbolo de búsqueda y perseverancia, un modelo inspirador para todos aquellos que deseamos encontrar nuestro propio camino de conocimiento”. Soy mujer que hace tronar
Soy mujer que hace soñar
Soy mujer araría, mujer chuparrosa
Soy mujer águila, mujer águila dueña
Soy mujer que gira porque soy mujer remolino
Soy mujer de un lugar encantado, sagrado
Porque soy mujer aerolito
"Mi tío me contó que la última vez que vio a María Sabina, en septiembre de 1984, unos 14 meses antes de su muerte, estaba muy cansada, muy pequeñita e impaciente. No quería conversar.
“El me dijo que tal vez ella estaba cansada de escuchar las mismas preguntas de curiosos impertinentes por 30 años consecutivos, y de tener que defender sus mismas respuestas milenarias”.
El perro aprovecha la pausa de Tere para revelarle que el mismo Wasson deploró que sus escritos hayan arrojado sobre Huautla una turba de gente sedienta de aventuras, de la más diversa ralea.
“A algunos les alaba el paseo, si de científicos se trata. De otros, se quejó, sólo fueron allá con la más absoluta falta de respeto a gozar de las alucinaciones que las misteriosas setas producen. Quién más, quién menos, consciente o inconscientemente, todos buscaron ver de frente el arcano”.
La voz de Tere no denota rabia por el secreto revelado y, por el contrario, la indígena considera que la corrupción que se dio era normal, “puesto que hoy en día, los mayores consuelos para mitigar la vida comercial e industrial son la religión organizada, la diversión organizada y la bebida.
“Puede que la religión organizada aquiete el alma, pero, aparte de las sectas más extáticas, casi nunca la purga. La diversión organizada distrae, pero no ilumina la mente…sobra decir que la bebida adormece, pero nunca da paz, salvo en los casos en que acarrea la muerte, y siempre con un preludio de violencia”.
Después de Wasson llegaron a la choza de la Sabina muchos extranjeros, casi todos jóvenes de cabello largo y vestiduras extraños, en busca de los hongos maravillosos, y no porque estuvieran enfermos, sino para “conocer a Dios”, pero el uso indebido que hicieron de las cositas fue escandaloso, y obligaron a los principales de la ciudad de Oaxaca a intervenir en Huautla, decretando a principios de los años 70 que lo hongos mágicos se habían convertido en una droga “narcótica” reglamentada por el Código Sanitario y sancionada por el Código Penal.
Tere se asusta cuando el perro le relata que la persecución policíaca alcanzó a la famosa sabia María Sabina de Huautla. Puesto que llegaron por ella agentes federales y del estado de Oaxaca, quienes esculcaron su casa, la subieron a un automóvil junto con los honguitos que hallaron en el altar, una botella de San Pedro (tabaco rústico molido con ajo y cal), fotografías y reportajes, y hasta con el disco y “el objeto para tocarlo” que le había regalado Gordon Wasson.
“La llevaron a la presidencia municipal, pero no se entabló juicio, claro, pero no le devolvieron sus cosas. La dejaron inmediatamente en libertad. No habían encontrado lo que buscaban; la mariguana todavía no se conocía en Huautla”.
Tere recuerda que su tío le contó que en sus últimos días de vida María Sabina se paseaba impaciente y su respiración se oía como un fuelle pequeño, apenas del tamaño de sus pulmones.
La mujer de poder llevaba encima el peso de todos los que había curado, dice Tere, y ella misma así lo admitía, puesto que a mi tío le decía:
“Me han enfermado. Estoy débil, me obligo para hablar. Estoy abandonada. Creo que estoy pagando las consecuencias. Cargo las enfermedades de todos los que curé. Ya casi ni duermo. Vinieron muchos extranjeros a buscar a Dios. Unos dicen que vienen a curarse. “Dicen que tienen azúcar en la sangre. No conozco esa enfermedad. Sólo sé que el espíritu es quien enferma. Y el espíritu es quien enriquece; las personas que han alcanzado la fortuna es porque sus espíritus han viajado al reino espiritual de la riqueza.
“Desde el momento en que los extranjeros llegaron a buscar a Dios, los niños santos perdieron su pureza. Perdieron su fuerza, los descompusieron. De ahora en adelante ya no servirán. No tiene remedio. Antes de Wasson yo sentía que los niñitos santos me elevaban. Ya no lo siento así. La fuerza ha disminuido”.
En opinión del perro, despojamos a María Sabina del único tesoro que tuvo: “el estado de gracia en que vivía como oficiante de misterios que era, El Dorado de las leyendas que las hordas de la civilización fuimos a buscar a su choza durante seis lustros consecutivos”.
“Pagamos el descubrimiento llevando la civilización a la sierra- le explica el can a Tere- porque ahora los honguitos ya no se recogen en las cañadas, se compran. Dejaron de pertenecer a la comunidad mazateca”.
Lo realmente terrible güero, es que el hongo divino ya no nos pertenece. Su lenguaje ha sido profanado. El lenguaje ha sido descompuesto y es indescifrable para nosotros.
-¿Y cómo es ese nuevo lenguaje Tere?
-¡Ahora los hongos hablan nguilé (inglés)! Sí, la lengua que hablan los extranjeros.