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 A 141 AÑOS DE MUERTO, JUAREZ ES EJE DE LA POLITICA DE MEXICO: MARIN

ECATEPEC DE MORELOS, ESTADO DE MEXICO, 21 de julio de 2013.- A cumplirse 141 años de la muerte de Benito Juárez, el jueves pasado, se rindió un homenaje al Benemérito de las Américas, que a más de un siglo sigue siendo ejemplo de superación personal y de la fuerza de la raza indígena, así como eje importante de la política de México, de donde fue Presidente en dos  ocasiones: del 18 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872, día en el que murió, afinó Jaime Marino Cruz Ramírez. Secretario de Acción Indígena del Comité Municipal del PRI Ecatepec.

"Cuando la sociedad está amenazada por la guerra; la dictadura o la centralización del poder pueden ser un remedio para aquellos que atentan contra las instituciones, la libertad o la paz", escribió Benito Juárez, un día antes de morir a los 66 años de edad, por angina de pecho, en Palacio Nacional, donde despachó hasta el último día de su vida como Presidente de la República, recordò el lìder indìgena de Ecatepec..

En el evento que realizó la Secretaría de Acción Indígena, del Comité Municipal del PRI de Ecatepec y  el Centro Cultural José María Morelos, Marín hizo un recuento de la vida y muerte Juárez, de quien dijo tuvo una vida de derrotas y triunfos, que desde niño lo impulsaron a luchar contra la discriminación racial, que sufrió en carne propia por ser un indígena zapoteco, que entre las penas más fuertes que sufrió Benito Juárez, y que sin que él advirtiera miraron su salud, figuran la muerte prematura de cinco de sus doce hijos.

En 1858, cuando Juárez era gobernador, murió en Oaxaca,  María Guadalupe a un año de haber nacido.

Tres años más tarde, durante la primera separación del matrimonio Juárez-Maza motivada por el decreto de expulsión dictado por Santa Anna, murió Amada a los dos años de edad.

En la ciudad de México, murió en 1862 su hija Jerónima Francisca que había nacido tres años antes en Veracruz durante la Guerra de Reforma.

En 1865, al tiempo que Margarita y sus hijos se encontraban en Nueva York, muere su hijo Antonio de tan sólo un año de edad.

Al año siguiente, en la misma ciudad norteamericana, murió José María a los nueve años de edad.

Fue tal vez esta muerte la que más dolor causó a Juárez, quien en carta a Matías Romero dijo:

 “… no me extiendo más, porque bajo la impresión del profundísimo pesar que destroza mi corazón por la muerte del hijo a quien más amaba apenas he podido trazar las líneas que anteceden…”

Años después, una tarde de julio de 1872, Benito Juárez comentó a sus hijas, al pie de la tumba de su amada esposa Margarita Maza de Juárez:  

“Un día le pedí limón para peinarme, porque no se me acomodaba el pelo.  Ella lo trajo, me peinó y acomodó el cuello, no sin antes decirme "¡Que inútil eres¡, y ella tenía razón, ¡Sin Margarita me siento inútil!”, tras decir esto Juárez sufrió un mareo, por un fuerte dolor en el pecho,  que lo obligo a sentarse  en la tumba.

Días después mientras Balandrano, periodista, amigo personal, su secretario particular y director del diario oficial,  le leía las noticias importantes, Juárez sufrió otro fuerte dolor de pecho que lo doblegó.

El 17 de julio de 1872 leyó un libro en francés, en la página 232 que describía la entrada del Emperador Trajano a Roma y el inicio de su gobierno de 20 años, y escribió en un pequeño papel "Cuando la sociedad está amenazada por la guerra; la dictadura o la centralización del poder pueden ser un remedio para aquellos que atentan contra las instituciones, la libertad o la paz".

Esa noche sólo tomó un atole, tuvo náuseas que no lo dejaron dormir, por lo que despertó a su hijo Benito.

El 18 de julio a las 9:00 llamó a su médico Ignacio Alvarado; a las 11:00 horas tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron forzosamente a la cama.

Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles.

Le aplicaron el tratamiento típico de la época:

Arrojarle agua hirviendo al pecho, luego de colocársela  hirviendo sobre el mismo. Con tal remedio, Juárez reaccionó.

La familia pasó al comedor y se quedó en la recámara con el médico.

Benito platicó al médico historias de su niñez. Le contó que el Padre Salvanueva era el hombre más bondadoso que él conoció.

Entonces Juárez pregunto a su médico si su mal era mortal, el médico Alvarado, a lo que éste respondió con pesar:

"Sr. Presidente: ¡Como lo siento!".

Juárez se agravó.

La familia ya estaba reunida, y empezaron a llegar amigos y políticos.  También estaban los médicos mexicanos más prestigiados de entonces: Gabino Barreda y Rafael Lucio.

Sin embargo, pese a su malestar, y con la muerte rondándolo, Juárez se vistió para atender a los ministros de Relaciones Exteriores,  José María Lafragua,  y de la Guerra, Gral. Alatorre, a quienes dio sus últimas instrucciones.

Tras atenderlos Juárez regresó a su cama, se tendió de lado izquierdo puso una mano bajo su cabeza, dijo que estaba muy fatigado. Sonrió e inmediatamente murió.

Eran las 23:35 horas del 18 de julio de 1872, cuando los tres médicos reunidos declararon:
“El presidente Juárez ha muerto”….

El dolor y el llanto sacudieron a la Patria, que lo declaró  “El Benemérito de las Américas", y lo inmortalizaron con su frase "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz"….

Benito Pablo Juárez García nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806 y murió en la Ciudad de México el 18 de julio de 1872.

Al evento luctuoso realizado aquì asitieron líderes Comunitarios y Organizaciones civiles y polìticas representadas por Hugo Salinas Bautista, Director de Centro Cultural José María Morelos; Margarito Sánchez Valdes, Secretrio de Acción Indígena del Comité Directivo Estatal del PRI; Felipe Mercado. Delegado del CDE en representación del PRI municipal Ecatepec;  Luis Manuel Montellanos García. Del Frente de Pueblos de la Sierra Norte, Oaxaca; José de Jesús Patiño Gutíerrez. Presidente del Frente Siervo de la Nación A.C, entre otros.

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VIDA DE BENITO JUAREZ


Benito Juàrez quedó huérfano a los tres años, junto con sus hermanas María Josefa y Rosa, quedando al cuidado de sus abuelos, quienes años después también murieron.

María Josefa y Rosa habían crecido y se casaron; Benito Pablo quedó bajo la custodia de su tío Bernardino Juárez, ayudándole a cuidar el campo y las ovejas; pero un día perdió una y prefirió huir a la ciudad de Oaxaca.

El 17 de diciembre de 1818, a sus 12 años, llegó a Oaxaca y se empleo en la hacienda de Antonio Maza, padre de Margarita Maza, quien años después fuera su esposa.

Durante ese tiempo realiza sus estudios, enfrentando la discriminación por ser indígena, lo que lo impulso a buscar un trato igualitario e ingresa al Seminario de Santa Cruz, donde concluye estudios de latín, filosofía y teología.

Abandona el Seminario para ingresar a la carrera de Jurisprudencia en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde varios de sus profesores eran masones, que lo titularon con honores en 1834, para entonces leía textos en latín, francés e inglés y conocía el derecho canónico y el derecho civil.

Defendió a comunidades indígenas, trabajo que lo hacía viajar entre diversas comunidades y la Ciudad de Oaxaca e incluso lo llevó a la cárcel.

Tuvo varios cargos entre ellos ser rector del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca; en 1858 incursiona en la política al apoyar a Valentín Gómez  Farìas a debilitar al Clero, pero al imponerse el Centralismo huye a Puebla.

En1860 regresa a Oaxaca como juez de primera instancia,  vive con una mujer con quien procrea dos hijos, a los que desconoce tras casarse con Margarita Maza, a los 37 años de edad. Ella tenía 17.

En 1855, durante el gobierno de Ignacio Comonfort, fue gobernador de Oaxaca, Ministro de Gobernación y Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

En 1858 se convirtió en Presidente de la República por primera vez, moviendo su gobierno entre los distintos estados, al ser perseguido por el ejército federal y con ínfimos recursos.

El 12 de julio de 1859 decreta la primera de las normas de reforma: la "Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos"

Su oposición al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió vastas zonas de su territorio en favor de Estados Unidos, encontró cauce en las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista. Sin embargo, los conservadores tomaron el poder en 1853, acaudillados por el general Santa Anna, y Juárez se vio obligado a exiliarse en Cuba.

Al cabo de dos años regresó y se adhirió al plan de Ayutla, entre cuyos firmantes figuraban los generales Villarreal, Comonfort y Álvarez. Al triunfar el pronunciamiento fue designado consejero de Estado y, bajo la presidencia de Ignacio Comonfort, ministro de Justicia. Como tal promulgó una serie de leyes que restablecían las libertades de enseñanza, imprenta y trabajo y anulaban las prerrogativas del clero y el ejército.

Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de corte liberal, motivaron la reacción de los conservadores, quienes se pronunciaron al año siguiente en el plan de Tacubaya. Comonfort pactó con ellos, dio un golpe de Estado y encarceló a Juárez, lo cual fue el detonante de la guerra de Reforma. Como presidente de la Corte Suprema de Justicia, Juárez, que había conseguido huir, se convirtió en el presidente legítimo, de acuerdo con la Constitución, y estableció el gobierno en Veracruz.

Desde allí expidió las leyes de Reforma y proclamó una Constitución más radical que la anterior. Con la ayuda de Estados Unidos los liberales derrotaron finalmente a los conservadores en 1860. Sin embargo, las graves dificultades económicas por las que pasaba el país lo obligaron a suspender el pago de la deuda externa. La medida motivó la intervención del Reino Unido, España y Francia en 1861. Las promesas de Juárez determinaron la retirada de las dos primeras potencias, pero Francia, en connivencia con los conservadores, invadió México en 1863.

Ante la instauración del Imperio de Maximiliano, al año siguiente Benito Juárez se retiró a Paso del Norte y desde allí organizó la resistencia. Después de tres años de guerra entró en la capital y ordenó fusilar a Maximiliano I en Querétaro. Con el país empobrecido y desunido, fue reelegido por séptima vez en agosto de 1867, restauró la República federal y, al tiempo que daba vigencia a las leyes de Reforma, adoptó una serie de medidas para fortalecer la autoridad presidencial.

Este hecho y el temor a que buscara perpetuarse en el cargo, motivaron la reacción dentro de su propio partido. A pesar de las dificultades económicas, de la hostilidad del Congreso y de numerosos pronunciamientos, en 1872 Juárez fue nuevamente reelegido. Lerdo de Tejada, quien había fundado el Partido Lerdista, se alió a Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra Juárez, revuelta que pudo ser sofocada. Tras su muerte, a causa de un ataque cardíaco, el Congreso lo declaró Benemérito de la Patria y de las Américas.