Oración a San Judas Tadeo: ¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados.
Como cada día 28 de cada mes, pero no cualquier mes, puesto que es octubre, miles de personas venidas de todas partes de la República acudieron al templo de San Hipólito para dar gracias, los menos, y para pedir un favor, los más, a San Judas, pero no el que vendió a Jesús por siete monedas, sino el otro, el que se apellida Tadeo, el patrono de los casos difíciles e imposibles y, por ende, ícono de estos aciagos tiempos actuales en que el desempleo, la carestía y la inseguridad son el pan nuestro de cada día.
Vestido como San Judas Tadeo, con su túnica blanca, una especie de rebozo verde y alpargatas, Jerónimo explica al perro preguntón mientras intenta acercarse a un congestionado templo de San Hipólito, en la esquina poniente de Reforma y Puente de Alvarado, que éste fue durante mucho tiempo tratado de forma injusta por la feligresía católica “que se negaba a pedirle favores porque lo confundía con el otro, con el perro traidor llamado Judas Iscariote, quien se está pudriendo en el infierno”.
¿Quien es San Judas Tadeo?
Según Jerónimo, quien lleva 30 años de devoción hacia San Judas Tadeo viniendo no sólo los días 28 de cada mes, sino también rezando sus oraciones y poniéndole una veladora cada día, el santo se volvió popular a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe.
“Fíjese que no sólo en México o Latinoamérica, sino también en Alemania, Italia, Estados Unidos, Filipinas y muchos sitios más, tiene numerosos devotos que consiguen por su intercesión admirables ayudas de Dios, especialmente en cuanto a conseguir empleo, casa u otros beneficios más”.
Jerónimo destaca que Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones “que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores, los pidiera por medio de San Judas Tadeo”.
Interrogado acerca de la coincidencia de que tanto un apóstol bueno como otro malo llevaran el mismo nombre, este hombre pequeño y moreno revela que Judas es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios".
“Tadeo quiere decir valiente para proclamar su fe; y Simón significa Dios ha oído mi súplica. Y digo esto porque tanto a San Simón y San Judas Tadeo se les celebra la fiesta en un mismo día: el 28 de octubre, porque según una antigua tradición los dos iban siempre juntos predicando la palabra de Dios por todas partes”.
El hombre agrega que San Judas Tadeo “estaba íntimamente relacionado con nuestro Señor por su parentesco con San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen. Sobrino nieto de estos dos santos, es a la vez sobrino de María y José, de donde resulta ser primo de nuestro Señor Jesucristo”.
“Además, San Judas es hermano del apóstol Santiago el Menor. Tenía otros dos hermanos a quienes llama en el Evangelio "hermanos" de Jesús. Cuando nuestro Señor regresó de Judea a Nazaret, comenzó a enseñar en la sinagoga. Las gentes que le oían estaban asombradas y decían: "¿ De dónde le ha llegado tanta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?.
“La palabra hermanos en hebreo comúnmente significa un pariente próximo. El padre de San Judas era Cleofás. El nombre de su madre era María, que era pariente próxima de la Virgen Santísima. Ella también permaneció junto a la Cruz cuando murió nuestro Señor Jesucristo”
Jerónimo destaca que durante su adolescencia y juventud Judas fue compañero de Jesús, y que cuando éste comenzó su vida pública, dejó todo por seguirle.
“A San Judas se le llama Tadeo para diferenciarlo de Judas Iscariote, quien fue el que vendió a Jesús. En la noche de la Última Cena le preguntó a Jesús: "¿Por qué revelas tus secretos a nosotros y no al mundo?". Jesús le respondió que esto se debía a que ellos lo amaban a él y cumplían sus mandatos y que a quien lo ama y obedece, vienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y forman habitación en su alma”.
Según Jerónimo, como apóstol trabajó con gran celo por la conversión de los paganos, ya que fue misionero por toda la Mesopotamia durante 10 años y regresó a Jerusalén para el Concilio de los Apóstoles. Después se unió a Simón en Libia, donde los dos apóstoles predicaron el Evangelio a los habitantes de aquel país.
“Refiere la tradición que San Judas y San Simón sufrieron martirio en Suanis, ciudad de Persia, donde habían trabajado como misioneros. A San Judas le dieron muerte con una cachiporra. Por eso se le representa con una porra sobre la cabeza. Luego, le cortaron la cabeza con un hacha, trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran ahora en la Basílica de San Pedro”.
Pero antes de ser el ente milagroso consentido de los chilangos, San Judas fue conocido principalmente como autor de la carta de su nombre en el Nuevo Testamento, carta probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65, según refiere Jerónimo.
“En ella, San Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas. Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios mundanos, la lujuria y a quienes por interés adulan a la gente. Anima a los cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se burlarán de la religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la condenación”.
En opinión de Jerónimo, a la soberbia de los malos contrapuso la humilde lealtad del arcángel San Miguel, animó a los cristianos a levantar un edificio espiritual llevando una vida fundada en la fe, el amor a Dios, la esperanza y la oración, además de alentar la práctica del amor al prójimo, exhortar a los cristianos a que sean pacientes y que con sus vidas virtuosas conviertan a los herejes.
Ruega por mi, estoy solo y sin ayuda. Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza.
Que los niños se acerquen a él
Con escapularios, cintas y collares que señalan cada milagro concedido, miles de niños y muchachos caminaron más de 20 kilómetros para llegar hasta el templo de San Judas Tadeo, el santo que, por mucho, se ha convertido en la imagen más venerada por los jóvenes.
Desde Ecatepec, Neza y Naucalpan, cientos de grupos de jóvenes y niños caminaron por Insurgentes Norte, calzada Zaragoza y México-Tacuba, cargando sus imágenes para llegar a la esquina de avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma.
A sus 17 años, Blanca Estela cargó desde El Atorón, no sólo a San Judas Tadeo, sino también a su pequeño de tres meses.
"Por eso vengo a pedirle por mi familia", afirmó casi sin querer detenerse, en su peregrinar que inició a las 10 de la mañana en Naucalpan y que calculaba terminar a la una de la tarde en el centro de la ciudad de México.
Con tres aretes en los labios, tres más en cada oreja, el cabello pintado color platino y cicatrices en su rostro, Irving Raúl Martínez Gallegos, cada día 28 camina desde Los Remedios hasta San Judas Tadeo, para agradecerle por el trabajo que realiza de joyero, por haber sobrevivido a un accidente en motocicleta, "en que me abrí la cabeza y quedé inconsciente y por apoyarme cuando murió mi hermano Erick, quien murió en un choque a los 16 años".
El San Judas de Irving, lleno de cintas que señalan los "milagros" hechos al Topo y a su primo Alberto, denota el oficio de su dueño, pues está recubierto de piedras y chaquiras de colores.
El joven de 23 años decidió realizar su caminata solo, "pues me gusta ir cantando para darle gracias al santito”.
"Camino porque le pedí una manda a San Judas, que me ayude en matemáticas, porque me saqué un 5", afirmó Jean Carlos Vázquez, de nueve años, quien partió desde la Benito Juárez rumbo al templo del santo, a casi 15 kilómetros de su casa.
Desde la Ahuizotla, El Sammy, Memín, Perucci y El Fierros, partieron con sus San Judas en brazos para pedir que salga de la cárcel su tío, según afirmó Iván un joven de 15 años quien calculó un trayecto de tres horas hasta la avenida Hidalgo.
En tanto, los policías Jesús Santiago Hernández y José Torres aprovecharon su día de descanso para realizar su peregrinación desde Las Huertas, I sección, hasta San Judas Tadeo, "pues él nos protege contra el peligro de nuestro trabajo".
"Me puse esta penitencia, porque San Judas me protege y me va bien en mi trabajo vendiendo chochos", afirmó Juan Rodrigo, mejor conocido como El Pinpi, en la Lomas Colorada, quien junto con El Antenas recorrieron más de 10 kilómetros.
La banda del Chazán hizo relevos para cargar un San Judas de 1.70 metros de estatura de tamaño natural que llevaron desde Izcalli Chamapa hasta el templo del santo, ubicado a una distancia de 20 kilómetros, para dar gracias por el trabajo en la Ruta 7, "en donde nos va a toda madre".
Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre. Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.
rluengo4@hotmail.com
La Venus del Zócalo
20/11//08
Por RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Venus del Milo citadina, Sonia es la admiración de los chilangos que transitan por el Zócalo, a quienes sorprende con la belleza y sencillez de los dibujos y bordados que vende a módicos precios para poder ganarse la vida, los cuales elabora utilizando con maestría los muñones de lo que una vez fueron sus brazos, amputados hace 23 años debido a las serias quemaduras que recibió tanto en el cuerpo como en el rostro durante la tragedia del 19 de noviembre de 1984 en San Juan Ixhuatepec.
A sus 26 años, Sonia Miranda Sánchez dice que si bien la vida le deparó duras pruebas, como fue el hecho de haber perdido a su madre y un hermano en las explosiones e incendio de las plantas de gas de San Juanico, también le dio la oportunidad de vivir momentos hermosos, como el nacimiento de sus dos hijos, quienes son su inspiración y fuerza para seguir adelante en este torbellino llamado realidad.
“Ya tiene más de dos años que me puse afuera de la Catedral Metropolitana para ofrecer mis dibujos y bordados en servilletas para tortillas, aunque también tejo bufandas; y es que antes vendía hojas decoradas en los vagones del Metro, pero como no me dejaba mucha ganancia, decidí venirme para acá por consejo de una amiga, y la verdad es que ahí vamos tirando”.
-¿No te molesta que la gente se acerque a verte trabajar quizá movida más por el morbo que porque les guste lo que haces?
-Para nada, y es que es imposible que alguien como yo no les llame la atención y más cuando me ven desarrollar un trabajo manual.. sin tener manos.
-¿Y cómo lo haces?
-Todo está en perder el miedo. Para dibujar me tengo que quitar las prótesis y sostengo el lápiz con los muñones, que es como le dicen los médicos a la parte de un miembro que permanece unida al cuerpo después de haber sido amputado. No te niego que antes me sentía muy señalada por la gente, pero ya me acostumbré.
Mujer de carácter, Sonia trabaja a las afueras de Catedral de 11 de la mañana a 8 de la noche de lunes a sábado, puesto que los domingos se queda en su casa para descansar y ver a sus dos hijos, quienes viven con una de sus tías, la cual los cuida cuando ella está laborando.
“Me da muchísima pena no poder verlos todos los días –explica- pero la verdad es que estando con mi tía los niños se hallan seguros, ya que los puede cuidar de tiempo completo, algo que me sería imposible hacer aquí en la calle”.
-¿Qué nos los cuida su papá?
-Dirás papás, porque son hijos de distintos padres. No, pos esos cuates ya tienen rato que se largaron cada quien por su lado. Al papá de la niña, Miztli, le dio miedo hacerse responsable y se fue, mientras que al padre del niño, Julio, tampoco lo veo, aunque te confieso que jamás he necesitado tener un hombre a mi lado para salir adelante.
-¿Cuánto te llevas diario?
-Depende, pero en un buen día llego a ganar hasta 350 pesos.
-¿Y cómo están los precios?
-Los dibujos grandes los vendo en 80 pesos, los chicos en 50 y las servilletas bordadas en 40, mientras que las bufandas, las cuales tejo en tiempo de frío, las dejo en 150 pesos.
Cuando el reporperro le pregunta a Sonia qué recuerda de la tragedia, su rostro se torna sombrío y si bien comenta que sólo tenía dos años, “mi hermana Alejandra, que es dos años mayor que yo, me platicó que luego de la primera explosión mi mamá alcanzó a sacarnos de la casa a ella y a mí, pero murió junto con mi hermano, Julio César, cuando regresó para tratar de rescatarlo”.
-¿Tu padre no estaba?
-En ese tiempo él ya tenía rato que había abandonado a mi mamá, así es que fue mi abuelita materna la que nos cuidó y crió a mi hermana y a mí en una casa que tenía en la colonia Lindavista.
“Mi hermana me platica que después del accidente duré más de un año internada y que en más de una ocasión los doctores me dieron por muerta porque no me mejoraba.
Ya después me curé y tuve que entrar a rehabilitación para aprender a usar las prótesis que utilizo como manos, y también me reconstruyeron el rostro, y es que todos los defectos físicos que tengo son producto del accidente”.
-¿Por eso perdiste los brazos?
-Sí. Estaban tan quemados que ya no los pudieron salvar, y si nos los amputaban, corría el riesgo de morir debido a una gangrena. Eso fue un año después del accidente, cuando tenía tres años.
Paradójicamente, recuerda Sonia, en su niñez jamás tuvo noción de que su cuerpo era diferente al de los demás, “pero todo empezó a cambiar cuando entré a la secundaria, ya que ahí tomé conciencia del rechazo de la gente”.
“Lo peor de todo es que me enamoré perdidamente del niño bonito del salón y, claro, el buey ese no solo me rechazó, sino que también se burlaba”.
-¿Te dolió?
-Me trastornó. Con decirte que intenté suicidarme... quemando la casa de la tía con la que vivía, pero gracias a Dios en ese momento llegó una de mis primas y apagó el fuego.
“Pero no hay mal que por bien no venga, y aunque notaba las miradas de horror, de curiosidad, también recibía palabras de aliento, de apoyo de la gente. De entonces a la fecha vivo tranquila y no dejo que nada ni nadie me disturbe, simplemente no me acomplejo”.
-¿La secundaria fue un infierno?
-Por culpa de la mayoría de mis compañeros, pero por increíble que parezca, los maestros siempre me trataron a todo dar y hasta pienso que se les pasó la mano conmigo, ya que como era muy burra para el estudio, me pasaban de curso. Lamentablemente, en vez de ayudarme me dieron en la torre, y lo hacían por lástima, por compasión, algo que siempre me molestó.
Viviendo con una tía de escasos recursos económicos pero con un certificado de secundaria bajo el brazo, la Venus del Milo citadina se lanzó a la búsqueda de un trabajo, y durante más de cuatro años desarrolló distintas labores, como supervisora de un aserradero o cajera, las cuales terminaron una vez que supo, a los 19 años, que estaba embarazada de su primera hija: Miztli.
-¿Pero volviste a la chamba?
-Sí, pero ya no me aceptaron porque no tenía libertad de horario, así es que me dediqué a vender chácharas y ropa usada en un tianguis con tal de tener dinero para comprarle su leche y su ropita a mi bebé. Luego me salí de la casa de mi tía y me fui a vivir sola. Entré a una fábrica de popotes de plástico; también vendí pan y realice mil chambas más que ya ni me acuerdo, hasta que llegué a Catedral.
-¿Tienes coraje contra Dios?
-Ya no. Tuve mi etapa de renegar de él y pedirle explicaciones por todo el sufrimiento físico y sentimental que he padecido desde que tengo uso de razón, sobre todo cuando nació la niña y lloraba de la impotencia por no poder cargarla o incluso bañarla. Pero poco a poco me las fui ingeniando hasta que pude.
“Mi etapa de querer quitarme la vida está en el pasado, por el contrario, ahora le ruego a Dios que me conceda la gracia de ver crecer a mis hijos; quiero que sean felices y que formen una familia. Todos los días le pido a diosito que tenga en su seno a mi mamita, quien me dio la vida dos veces, al darme a luz y cuando me salvó de morir en el incendio”.
La voz de Sonia se quiebra, y a duras penas logra contener el llanto, mientras recalca: “Pese a todo me considero una mujer feliz, aunque para estarlo completamente me hace falta tener a mis hijos conmigo. Eso es lo único que necesito, y es que ya son dos años sin estar a diario con ellos, aunque gracias a Dios mi tía los cuida muy bien y los quiere mucho”.
-¿Haz pensado en hacerte cirugías reconstructivas en el rostro?
- A veces, pero ya estoy completamente rehabilitada, sólo me quedaron la marcas; la verdad no me interesa operarme porque ya me acostumbre a verme así. Además, tengo miedo a verme diferente de cómo soy, aunque eso sí, soy vanidosa, y si pudiera, me injertaría cabello en la parte donde no tengo.
El perro no puede contenerse y le muestra a Sonia una caja de cerrillos Clásicos que en su ya típica portada amarilla exhibe al centro la imagen de la estatua de la Venus del Milo, la estrella sin brazos del Museo del Louvre.
-A caray, ¿y a esta muchacha qué le pasó? ¿También vivía en San Juanico cuando el cielo se convirtió en infierno? –interroga Sonia visiblemente intrigada.
-Pues hay varias versiones sobre dónde perdió los brazos, aunque la más común es que se le rompieron cuando trataban de sacarla en secreto de la isla Milo para entregársela al francés que la compró sin permiso de los turcos, quienes en ese entonces regenteaban Grecia.
-¿Y en París la reconstruyeron?
-Sí, pero hubo tal polémica sobre a dónde apuntaban los brazos, uno de los cuales está ofreciendo la famosa Manzana de la Discordia, que se optó por dejarla así. Y según los críticos es precisamente el detalle de los brazos lo que le da tal fuerza y misticismo, que es por mucho la estatua más famosa del periodo clásico griego.
Órale –exclama Sonia-. Yo me voy a ir a Francia.
-¿Por qué?
-Pues se ve que tienen muy buen gusto
rluengo4@hotmail.com
Camino al cielo
10/11//08
POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
Blanco favorito de las mentadas de madre de los mexicanos, quienes los consideran el peor presidente en la historia del país, Carlos Salinas de Gortari ha logrado elevar los bonos de su mala fama a tal nivel, que hasta los niños de la calle pagaron el pato.
Y es que lo que debería haber sido un simple y sencillo monumento parodeando las maromas de los chamacos esquineros, se volvió un escándalo cuando al diseñador de la estatua, Sixto Sánchez, se le hizo fácil colocarle al niño de hasta mero arriba de la escalerita humana una máscara de don Carlitos.
De nada sirvió ese aciago martes 8 de noviembre del 2005, cuando fue inaugurada la obra en el camellón de la avenida Aztecas, el argumento del artista de que la estatua, intitulada Camino al Cielo, “representa una realidad humana que los capitalinos podemos ver desde la década de los 90 en cada crucero de la capital”.
Para los vecinos de las colonias Ajusco y Santo Domingo, en el meritito corazón de los Pedregales de Coyoacán, la estatua no es más que un homenaje a las orejas más odiadas de México, y lo peor de todo, según comenta una vecina, María Teresita Alfaro: “está súper fea, y nos la pusieron de noche porque yo creo que sabían que en cuanto la viéramos la íbamos a tirar”.
Blanco del vandalismo de los grafiteros de la zona, la estatua generó tal malestar entre los vecinos que, argumentando que ésta les fue impuesta por el ex delegado y repartidor de leche con caca, Miguel Bortolini, finalmente lograron convencer a las autoridades para celebrar un referendo en que se definiera el futuro de la misma, el cual fue ganado de calle por los enemigos de Salinas de Gortari, cuyo homenaje clandestino enfrenta ahora un destino incierto, puesto que serán muy pocas las colonias dispuestas a tener el honor de cobijar la polémica obra.
“Esto es un atentado a la libertad de expresión y un acto de intolerancia”, denunció Sixto Sánchez tras enterarse de la decisión de retirar su escultura sólo porque uno de los tres niños de la calle representados porta la máscara del ex presidente Salinas de Gortari.
Visiblemente molesto, mientras observa su obra, el artista rechazó que sea un homenaje a Salinas, y reiteró que retrata “una realidad urbana que los capitalinos veíamos en la década de los años 90 en cada crucero”.
Sánchez, quien visitó el camellón de Aztecas sólo para ver si no habían derrumbado ya su obra, lamentó que se atente contra el arte “sólo porque un grupo no tiene cómo hacerse notar y quieren agarrarse de la escultura.
“Este asunto es político ciento por ciento, ya que en la zona de Los Pedregales (colonias Ajusco, Santo Domingo y Santa Úrsula), hay problemas más graves, como la prostitución, los giros negros, el narcomenudeo y la inseguridad, que la autoridad y los vecinos deberían atender.
Lamentó que la delegación Coyoacán, y en particular su titular, Heberto Castillo, realizaran la consulta vecinal, “puesto que el delegado es una persona sensible”. “Es el primero que debió haberse opuesto, pero lo tomó a la ligera y lo apoyó”, expresó el escultor.
Parado al pie de su obra, Sixto Sánchez comenta que “es la primera vez que veo que la podan”, pues, reveló, “siempre ha estado muy descuidada, como lo prueba el hecho de que esté llena de grafitis”.
María Teresita admitió que la consulta tuvo escasa participación, y mostró la polarización de opiniones, y aunque los vecinos que rechazaban la escultura formaban parte de las mesas receptoras, “eso no interfirió para nada con los resultados”.
Gilda Durán, habitante de la colonia Ciudad Jardín, apoyó la obra repartiendo volantes y señaló que ésta no ofende a nadie, “ya que sólo hace que esos niños se queden en el recuerdo de todos, porque así se ganaban la vida”.
En la consulta participaron 664 personas, de las cuales 367 votaron porque se retire la estatua del camellón ubicado en avenida Aztecas, mientras que 293 personas se manifestaron porque permaneciera. Hubo cuatro votos nulos.
Según el Padrón Electoral del Distrito XXXI, la delegación Coyoacán estimó que podrían votar una 4 mil personas.
En los próximos días la demarcación dará a conocer qué pasos seguirá para reubicar la estatua Camino al Cielo.
María Teresita destaca que la obra generó indignación entre algunos pobladores de las colonias aledañas, quienes, según revela, intentaron en varias ocasiones derribarla, “por lo que el monumento tuvo que ser resguardado por policías”.
A la mujer le viene un ataque de risa cuando el reporperro le explica que en la convocatoria emitida por el ex delegado Bortolini se señala que la intención de la estatua era ser "un icono que sensibilizara a la sociedad acerca de la situación de pobreza y forma de vida que tienen los niños en situación de calle, intentando con ella generar conciencia entre la población".
María Teresita señala que ella no tiene nada que ver con la organización Somos vecinos, del llamado Comité Cultura y Gestión de Servicios, que fue la responsable de elaborar y distribuir cientos de publicaciones solicitando el retiro de la estatua, y la cual, junto con el Comité Organizador Colonia Ajusco, se dicen artífices de la demanda que condujo a la realización de la consulta.
Casualmente, Somos vecinos pegó también anuncios sobre la entrega de tinacos a familias de las colonias aledañas, en las cuales señala a Silvano Ángel y Edith Tenorio como sus representantes ante una empresa tinaquera, y agradecen incluso el apoyo al delegado por haberlos ayudado a obtener los tinacos.
Pero lo más vaciado de todo es que a los pies de la estatua hay una placa que reza: "El GDF y la delegacion Coyoacan hacen entrega de este parque de la niñez y la juventud como una aportación para fomentar la practica del deporte y las actividades recreativas entre la comunidad coyoacanense de los pedregales".
“Imagínese, poner una cosa tan horrible como esa, con todo y la cara del chaparro ladrón, como la imagen principal de un parque que busca fomentar el deporte”, exclama María Teresita tras señalar: “ora nomás falta que le hagan una estatua al tragafuego”.
Por si fuera poco, agrega la enemiga número 1 del inventor del liberalismo social, “las manos del niño Salinas le quedaron al menso del escultor tan grandotas, que se parecen a las de otro más menso: Vicente Fox, o por lo menos a las que utilizaba el actor Andrés Bustamante (el güiri güiri) para imitarlo".