POR MIS PLUMAS
Personajes y Entrevista
Invitadas
Ciencia y Tecnología
Video

Encuesta

PowerPoint:

 

 

POR MIS PLUMAS
16/11/07
 


Testimonio

*  Impunidad

--- Primera Parte ---

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

Ha pasado un año y nada, el asesinato de José Manuel Nava Sánchez, último director de la cooperativa Excélsior, esta impune, al igual que el de otros periodistas que se han enfrentado al poder de los poderosos.  Dicen que el tiempo todo lo cura, y es cierto, pero el olvido no llega.  El reclamo de justicia es permanente.

Algún día ocurrirá, de eso ni duda cabe. Es más, pareciera que todo se perfila hacia un posible castigo, con la aprobación de la Reforma Electoral  y la creación de la comisión legislativa que investiga el presunto enriquecimiento del ex presidente Vicente Fox Quesada y de su esposa Marta Sahagún, de quien se dice compró Excélsior cuando era Primera dama de México.

Difícil.  Es muy difícil escribir sobre este tema, sin evitar que un río de recuerdos y preguntas lleguen la mente.

¡Quién mató a José Manuel?...es una pregunta que aún no tiene respuesta.

El por qué es una conclusión fácil.

“¡No, no lo escribas.  Te van a matar.  Esa gente es muy poderosa y vengativa!”, dijeron familiares y amistades a José Manuel cuando externo su proyecto de escribir un libro sobre lo ocurrido en Excélsior. 

Desde ese momento, Aurora Sánchez, su madre, no vivió tranquila, y cuando supo que lo habían asesinado no pudo dejar de exclamar: “se lo dije.  Le implore que no escribiera ese libro”.

José Manuel estaba muy indignado.  Desilusionado de mucha gente que lo traicionó para hacer una venta fraudulenta de Excélsior, contra la que aún lucha un grupo de cooperativistas, a fin de recuperar el diario, lo que en su momento, Nava calificó “como un sueño. Ojala lo logren.  Sería un notición, pero lo veo muy difícil, aunque no imposible”.

Durante el tiempo que Nava escribió EXCELSIOR, El Asalto Final, no se dejo ver, al menos por mí.  La comunicación era telefónica.  Varias veces canceló una reunión.  Su conducta hacía pensar que ya no publicaría el libro.

Sin embargo, una tarde de septiembre de 2006, llamó por teléfono.  “Hola, ¿cómo estas?...¡qué crees ya esta el libro.  Tu testimonio quedó muy bien!...ahora sí, dime, ¿para que querías que nos reuniéramos?...

En ese momento entendí por qué cancelaba las citas.  Temía que desautorizara  la publicación de mi testimonio como lo hicieron otros compañeros, de quienes había dicho participarían en el libro y a la mitad del camino se echaron para atrás.

No los critico, porque confieso que yo hice dos intentos por hacerlo, porque al igual que José Manuel y todos ellos escuche de familiares y amigos: “No lo escribas, te van a matar”.

Quizá por ello, la noche de la presentación de EXCELSIOR, el Asalto Final, cuando le pedí que me lo dedicara, dijo con cariño: mmmmmm ¿a ti qué te escribiré?...algo muy especial, por favor, le pedí.  “Sí, será especial”, exclamo y al leer lo que escribió me sentí muy honrada, pero también muy comprometida, aunque con ganas de presumir, por lo que le pedí a Rafael Medina, quien también escribió su testimonio, lo leyera en voz alta, para que todos escucharan:

“Para una mujer excepcional y de enorme valor para enfrentar la injusticia y el poder.  Con toda mi admiración”.  José Manuel Nava.  06-11-06.

A los 10 días lo asesinaron en su departamento de Varsovia 3.  Su cuerpo apuñalado fue encontrado por su sirvienta la mañana del 16 de noviembre de 2006, y a la fecha no se sabe quién es su asesino, pese a que la policía capitalina tuvo muchas huellas y pistas que seguir.

Ante la ineficiencia o tolerancia de la policía, el editor del libro, Octavio Colmenares, ofreció publicar otro con el título QUIEN MATO A JOSE MANUEL NAVA, en el cual el autor debía investigar el hecho y desenredar la madeja. Al menos tres periodistas rechazaron el proyecto.  Es suicida.

José Manuel quería que el libro se publicara en Internet, para que toda la gente lo leyera gratuitamente, pese a que sabía que Colmenares es de la opinión de que “los libros no se regalan, porque de lo contrario no se valoran.  Hay algunos que han costado vidas”, como casualmente dijo la noche de la presentación.

Sin embargo, Nava se comprometió a que “a más tardar el jueves (16 de noviembre de 2006) te hago llegar el texto integro para que lo subas al portal.  A ver como le haces, pero quiero que todo mundo lo lea”.

Empero, el texto no llegó nunca, porque ese día amaneció muerto, y sin la autorización  de Colmenares no se puede subir el texto, pero sí mi testimonio, porque ese lo escribí yo, y en memoria a mi amigo he aquí:

Cuando José Manuel me pidió que participara con un testimonio lo vivido en lo que ahora llaman “el viejo Excélsior”, confieso que dudé.  Tomar la decisión de hacerlo no fue fácil, porque se que con esto pierdo la posibilidad de regresar al diario donde inicie mi carrera periodística, toda vez que existía la promesa de que si guardaba silencio y dejaba “enfriar” el asunto, sería recontratada en el nuevo Excélsior, ya que esa era la promesa del “Príncipe”.

Sinceramente creo que esa promesa nunca se iba a cumplir, ¿para qué esperar?, ¿a qué o a quién serle leal?.

En su momento debió hacerse lo que ordenara el patrón, ya que como dice el dueño del águila “el que paga manda y si se equivoca vuelve a mandar, que para eso es el patrón”, pero aquí cabe la pregunta: ¿quién es el patrón, quién paga?.

Por ello, considero que vale la pena sacrificar lo que pudo ser, y dar a conocer las humillaciones e injusticias que sufrimos los que trabajamos incansablemente en la adversidad, para entregar de pie, aunque herido al periódico más querido de México, del que yo decía era el diario preferido de Dios, porque hubo días que salía de milagro. 

Pero, que quede claro, en mi no hay resentimiento ni dolor.  Amo a Excélsior por si mismo, por lo que es, por lo que representa.

Por eso estuve con él en sus peores momentos, con el riesgo de no recibir nada y soportando las tempestades.  El viento en contra.  Ahora, le deseo el futuro que se merece, aunque ya no esté ahí, aunque nunca regrese, porque demostró ser grande, por eso no se vale lo que le hicieron a su gente.
POR MIS PLUMAS
21/11/07
 

Testimonio

* El golpe

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

--- Segunda Parte ---

La noche del 13 de diciembre de 2005, como muchas otras, los trabajadores de talleres exigían  una solución al problema.  No estaban dispuestos a pasar otro fin de año sin dinero, por lo que convocaron a una junta urgente en el segundo piso.  Corría el rumor de que habría “un golpe de estado” contra el director general de Excélsior, José Manuel Nava Sánchez, que en esos momentos no estaba en el periódico.

Los gritos acalorados llegaban hasta la redacción, en el tercer piso, que ese día, al igual que otros, lucía desierta.  La única persona que estaba ahí era yo.  Terminaba de editar la sección Metropolitana.

De repente, los gritos se acompañaron del paso apresurado de varios trabajadores de talleres, encabezados por el entonces presidente del Consejo de Administración, Armando Heredia Suárez.  Fueron directo a la dirección.  No eran más de 50, pero fueron suficientes para cerrarla con sellos de clausura, mismos que cada uno firmó, entre risas y bromas.

Heredia y “El Chocorrol” fueron los más activos en eso de pegar cinta adhesiva, con lo que en automático desconocieron a José Manuel, pese a que de acuerdo a los estatutos de la cooperativa eso era ilegal.  No tenía validez.

Después de ese momento, el rostro de Heredia irradiaba un brillo especial.  Entonces difícil de descifrar.  Con el tiempo comprendería que estaba feliz, porque su plan estaba a un paso de consumarse.  Ese golpe era la recta final.   La gente estaba decidida a vender.   Por ello, Nava estorbaba, por su idealismo de pretender rescatar el diario.

¿Y, ahora qué va a pasar?, ¿me voy o me quedo?, ¿qué hago?, le pregunte a Heredia, consciente de que no pertenecía a su grupo, porque el cargo de editora de la sección Metropolitana me lo dio Nava, lo que me ubicaba como su gente.

-- “Quédese.  Todo seguirá igual.  Lo único que cambiará es que valoraremos las propuestas de venta”, dijo mientras jugaba con el carrete de la cinta adhesiva.

A partir de ese momento, Heredia iba y venía.  Siempre apurado y acompañado por Javier de Anda.  Un día encabezaron una reunión para informar de las propuestas de compra.   Empezaron hablando de un grupo de españoles, e informaron de la inevitable venta del edificio de Donato Guerra, la cual todos los cooperativistas aprobaron luego de saber que a cada uno le tocarían 1,500 pesos, incluso a los que cobraban por honorarios.

Fueron muchos los que esperaron hasta las cuatro de la mañana, para que el dinero llegara y empezaran a pagar.  Días después repartieron zapatos Andrea de la tienda de Intercambio a todos los hombres, preferentemente a los de talleres.

A finales de diciembre se informó que Olegario Vázquez Raña estaba nuevamente interesado en comprar el diario.   Hubo varias reuniones con sus representantes.  En una de ellas sus abogados explicaron a los cooperativistas las intenciones del presidente de la Cruz Roja, de comprar Excélsior.

Palabras más, palabras menos, uno de ellos dijo: “lo que más atrae al señor Olegario Vázquez, es la gente de Excélsior.  El los admira y respeta mucho por todo lo que han soportado y sufrido y garantiza que de comprar el diario los liquidará y contratará a los que sean más capaces.  Firmarán un contrato por dos meses y después se decidirá. El señor quiere posicionar esta rotativa nuevamente entre las mejores de Latinoamérica, pero lo mejor de todo es que ustedes están en el proyecto.  La parte humana es lo que más le interesa rescatar al señor”…

Después de escuchar eso, todos quedaron convencidos de que lo mejor era la venta.  El panorama que nos dibujaron era muy alentador, principalmente porque un hombre filantrópico y muy humano, sería el dueño.

Hasta ahí, todo iba bien, aunque la gente no creyó totalmente en esas promesas.  Todos decían que eran mentiras y que después de los dos meses nos correrían.  Estábamos preparados para eso.  La venta era ya casi un hecho.  El lunes 23 de enero de 2006 sería la asamblea para acordar si se vendía o no.

Aún no se había acordado nada, pero ya se veían rostros extraños en la redacción.  Hombres que entraban y salían con Heredia y de Anda.   Mostraban las instalaciones a los posibles compradores.

Un día, de enero de 2006, llegó un chavo y fotografió con una cámara digital, por cierto muy vieja, la redacción desde varios puntos, mientras que otro tomaba videos.   Días después se publicó en varios medios que el director de Milenio, Daniel Moreno Chávez, había renunciado a ese diario para irse a dirigir Excélsior, por lo que para toda la comunidad periodística la venta ya era un hecho.

POR MIS PLUMAS
25/11/07
 


Testimonio

*  “Ustedes tienen el balón”: Rivera Aguilar

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

-- Tercera Parte ---

Y, así era.   Todos se habían hecho a la idea de que no había de otra y que la única salida era la venta, pero todos seguían escépticos a las promesas de los abogados de Váquez Raña.  Decían que no iba a cumplir, que todo era una estrategia para obligar a los cooperativistas a vender.

La inconformidad de los reporteros también era un hecho.

Un lunes, llegaron dos hombres, uno alto bien parecido y otro de regular estatura, medio calvo y cano, cuya presencia confundía, porque su rostro parece de joven, pero el resto se ve viejo.  Por lo que lo llamábamos “el joven viejo” o el “viejo joven”.

Fue Heredia quien me presentó, pero por alguna razón no escuche su hombre ni el de Ernesto Rivera Aguilar. Ambos llegaban juntos al periódico, y juntos se iban, después de dar vueltas por la redacción.  Parecían muy amigables, aunque Rivera tenía un aire de prepotente, que no le ayudaba.

Moreno, parecía más dócil, más humilde.   Después confirmé que es cierto ese refrán de que “las apariencias engañan”.  En una ocasión tras el saludo, preguntaron que cómo iban las cosas.  Estaban dispuestos a hablar y yo tenía muchas dudas que despejar por eso deje de escribir y fui hasta ellos, para responder su pregunta: hay mucha incertidumbre, les dije.

-- ¿Por qué, preguntaron?

Nadie tiene confianza en las promesas hechas. Tienen miedo de que nos corran en cuanto compren el periódico.  A propósito, debo decirles que esas plantas y ese cuadro son míos.  No están en venta…

Tras escuchar esto se rieron y Ernesto Rivera me dijo:  “no se preocupe.  Por el momento ustedes tienen el balón.  Después de la asamblea ya veremos.   Lo cierto es que si se vende no se van a quedar todos, lo más seguro es que los cooperativistas más viejos se vayan solos.  Van a ser liquidados.   Tendrán dinero.  Es lo que quieren”.

-- ¡ Y, la gente en edad productiva?

--- “Se quedaran los que quieran.  Esta es su casa”, aseguró.

Daniel Moreno añadió: “ yo vengo a diario a decirle, al que quiera escuchar, que no teman,  Eso no va a ocurrir.  Toda la redacción será recontratada.  Si la venta se hace, ese mismo día serán liquidados y a las 18:00 horas todos volveremos a trabajar.  No sé de Dónde sacan que yo traigo un ejército de gente de Milenio, Reforma y El Universa.  Eso es mentira.  El señor Vázquez Raña los quiere mucho.   Admira su resistencia.  Reconoce su valor y por eso quiere conservarlos”:

¿Qué cargo va a ocupar usted?

-- “Voy a estar en la parte editorial”, respondió con su clásico tono sereno, pausado.  Tranquilo.

Sin embargo, pese a lo que Moreno decía, los compañeros estaban cada vez más inquietos.  Se reunian, hablaban, movían la cabeza con signos de negación.   Sabían que ellos mentían, pero yo insistía en que estaban equivocados.   Yo sí creía en lo que decían, pero me parecía difícil pensar que los problemas de Excélsior y de todos terminarían.

POR MIS PLUMAS
28/11/07
 


Testimonio

*  El día de la venta

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

-- Cuarta Parte ---

El lunes 23 de enero de 2006, era definitivo, y aunque yo no podía estar en la asamblea, porque no era cooperativista, sí llegue temprano al periódico.  No quería perderme ese momento histórico.

Al llegar a Bucareli 1, el panorama era como me lo había dibujado días antes, Javier de Anda, había mucho movimiento.  El estacionamiento estaba cerrado, y había vigilancia como nunca. 

Alrededor del periódico estaban varios camiones, en espera de llevar a los cooperativistas a la Junta de Conciliación y Arbitraje, para liquidarlos, en caso de que se aprobara la venta. También había reporteros de casi todos los medios.

La noticia ya estaba por doquier.  Unos a favor.  Muchos en contra.  Varios comentaristas de radio aseguraban que la compra de Excélsior era apoyada con capital de la Primera Dama de México, Marta Sahagún de Fox y que Olegario Vázquez era sólo el vínculo para adquirirlo.

Mientras los medios hacían sus conjeturas, dentro del periódico la asamblea seguía, y para mi sorpresa fue breve y tranquila.  Como a las 13:30 horas, Nava me llamó y me preguntó cómo estaba el ambiente en la redacción.   “Tranquilo”, le dije, “pero ya nadie sale porque no sabemos si podremos entrar.  Todo indica que la venta sí se hará”.

Los comentaristas de varias estaciones de radio seguían con sus opiniones.  El ambiente se cargaba de adrenalina.  El celular volvió a sonar, era Nava, y me apresuré a decirle: “todo sigue igual”, pero él me respondió alegremente: “¡No que va.  La venta ya se hizo con 591 votos a favor y siete en contra!”.

-- Pero tú cómo lo sabes si estas afuera y yo adentro.  En la redacción nadie lo sabe, le dije.

“Para que veas, tengo mis informantes”, aseguró entre risas.

-- Y, tú que opinas, ¿cómo ves esto?

-- “Bien, excelente.  No te preocupes todo saldrá bien.  Es lo mejor que puso pasar”, comentó brevemente antes de colgar.

A los cinco minutos o más, la noticia corrió como pólvora.  En radio, televisión, Internet, se difundía la venta de Excélsior, y mientras esto ocurría en los medios de comunicación, la redacción del diario era tomada literalmente por decenas de hombres de traje, con  celulares en mano, que recorrían todas las instalaciones.  

Un grupo de ellos, acompañados de policías con uniformes del Grupo Angeles, se dirigió a la dirección para quitar los sellos de “clausurado”.   Abrieron la puerta y encendieron la luz.   Empezaron a quitar los comunicados que estaban pegados por doquier anunciando la asamblea.  Algunos en contra.

De pronto, los cinco pisos del edificio se llenaron de policías.   Estábamos sitiados.

La asamblea aún no terminaba, pero el periódico ya era tomado por sus futuros dueños.

Los camiones que permanecían a distancia en espera de que se concretara la venta, se acercaron en fila a Bucareli 7, donde Ernesto Rivera, director del Grupo Imagen, era entrevistado por un enjambre de periodistas.  Hablaba sobre la venta y los proyectos para el nuevo Excélsior.

Junto a él estaba Daniel Moreno.  Ambos observaban cómo salían los cooperativistas y se formaban para abordar las unidades que los llevarían a cobrar su cheque de liquidación, que estaba listo 15 dìas antes.

Ese día era la locura, pese a que todo estaba perfectamente organizado, para ellos, porque para nosotros era como ir en una banda magnética.  Todo ocurrió rápidamente.

Y, como lo dijo aquel día Daniel Moreno, tras ser liquidados, a los que fueron recontratados les dieron un gafete para que volvieran al periódico y siguieran trabajando.

El acceso de Bucareli era el caos.  Muchos querían entrar, pero ya no los dejaron los guardias de seguridad, que se distinguían por sus caras agrias y déspotas. Tenían en su poder la lista de recontratados.

Los que dejaron sus pertenencias adentro, y fueron desafortunados, tenían que presentar facturas o comprobantes de que lo suyo era de ellos.   

Ahí empezaron los problemas.

A las 18:00 horas inició el desfile de “los afortunados”, un poco más de 300 empleados, entre cooperativistas, eventuales, empleados por honorarios y becarios.  Casi todos los que integraban la redacción.

Ahora venían los cambios editoriales.  Daniel Moreno dio la instrucción de que por el momento trabajáramos igual que siempre, aunque era difícil.   Había mucho movimiento al que no estábamos acostumbrados  y mucho menos a la presencia de tantos policías y guardaespaldas.

Cuando por fin habíamos logrado serenarnos y concentrarnos en el trabajo, un grupo de hombres muy bien vestidos llegó a la redacción.  El único rostro conocido era el de Pedro Ferriz de Con.

Yo escribía mi columna DISTRITO FEDERAL, que decidí dedicar a lo ocurrido en Excélsior.  Los primeros párrafos decían:

“Día de emociones encontradas.   El barco llegó a su puerto.  EL pasado quedó atrás, cerrando un largo ciclo de glorias y adversidades.  Los nuevos tiempos se avizoran prósperos, abundantes, llenos de poderío.  Plenos, nada que ver con los últimos cinco años en que se naufragó.

“Hoy todo es pasado.  Historia. Excélsior tiene dueño y empieza a levantarse como el ave fénix.  Resurgirá y reclamará el primer lugar que le corresponde.  Ahora nada ni nadie podrá impedirlo.   Los días de bonanza volverán.  Se sienten”.

Cuando escribí esto así lo percibían mis cinco sentidos.

El barullo aumento cuando el grupo de hombres pasó por mi lugar, y tuve la oportunidad de platicar con Ferriz de Con.  Uno de ellos se despedía con mucha amabilidad.  Su aspecto era diferente al de los demás, se veía muy seguro de sí mismo.

Su magnetismo me atrajo y sin pensarlo le pregunté: ¿quién es usted?...

---“Soy Olegario Vázquez Aldir, a sus órdenes”.

En automático deje de escribir y cuando menos acorde platicaba con él, quien pese a ser un hombre rico y poderoso era muy sencillo y agradable, por lo que al final de la charla le pregunté: ¡puedo escribir esto en mi columna, que por cierto es sobre lo ocurrido hoy?

Si, no hay problema, no habrá censura.  Habrá libertad de expresión.

Su trato cordial y abierto me permitió preguntarle: ¿cuántos años tiene, se ve muy joven?

-- Tengo 34 años

Y, su cumpleaños ¿cuándo es?

El 28 de abril, respondió tras despedirse afectuosamente con un beso en la mejilla.

Yo no esperaba nada de eso.   Me sentía feliz, así que tardé un poco en aterrizar para continuar con mi columna, en la que consigné lo vivido momentos antes:

--- “¡Calma!, los tiempo de incertidumbre acabaron.  Ahora todo será diferente.   Nosotros venimos  a Excélsior con gran humildad, respeto y admiración a todos lo trabajadores que resistieron las penurias de los últimos años.  Vienen tiempos excelentes, lo verán.  Excélsior y ustedes lo merecen”, afirmó con gran sencillez Pedro Ferriz de Con, quien llegó al diario seguido de varios hombres.   Todos de traje, impecables.  Algunos eran funcionarios del grupo Imagen y guardias personales.

Al preguntársele si él  tendría algún cargo, respondió con una risa muy pícara: “voy a andar por aquí”.

¡Qué cargo tendrá?, le insistí: “soy el encargado de poner los focos”, dijo tras reír nuevamente  y reafirmar: “voy a estar por aquí ayudando a forjar el gran futuro que merece Excélsior, porque en unos seis meses o un poco más volverá a  ser excelso”.

Lo siguiente también lo escribí, convencida de que así era. Después me arrepentí y no he dejado de decirme: ¡ingenua!

“La sencillez de Ferriz de Con es sorprendente, lo mismo que la de Daniel Moreno, quien a partir de hoy es el director  del diario, quien además de ser un periodista profesional es un hombre muy humano, que sabe escuchar”.

El día fue muy agitado, la redacción vivió momentos muy intensos.  El ir y venir de gente nueva inevitablemente distraía.  Lo que llamaba la atención era la presencia de muchos hombres de seguridad.

--- ¡Así va a ser siempre?...se le inquirió a uno de ellos.

Seguramente no, pero ahora ve muchos guardias, porque aquí está el patrón.

--- ¿Quién es el patrón?

El señor Olegario Vázquez Raña. ¡No lo conoce?

--- No. ¿Cómo es?

--- El que está aquí es Olegario Vázquez hijo.   Es un hombre joven, de mediana estatura, guerito. Tras decir esto se aleja y exclama:  “Es él, ahí viene”, pero venían muchos.

 Sonriente, seguido de muchos hombres, el nuevo dueño de Excélsior se detiene a leer los cuadros de primera plana que hay en la redacción.

A su paso saluda a todos.  Por la curiosidad de confirmar su identidad le pregunte:

--- ¡Usted cómo se llama?

---“Soy Olegario Vázquez Aldir, a sus órdenes.

---¡El patrón!

---Sí, responde con amplia sonrisa y tras una breve presentación en la que se muestra sencillo, humilde y humano, al igual que Ferriz de Con y Daniel Moreno, dice:

“Lamento lo que aquí han sufrido, pero les garantizo que a partir de hoy todo cambiará, empezando por el equipo, las instalaciones, los vehículos. ¡Todo! Vamos a reposicionar a Excélsior como uno de los 10 mejores periódicos del mundo ¡Es una promesa!

---¡Puedo escribir esto?

--Claro que sí, la libertad de expresión será nuestro estandarte.  Y, ya verá en un año seremos los mejores.  Nada nos detendrá, tras decir esto se despide calurosa y sencillamente.

 

POR MIS PLUMAS
04/11/07
 

* Reelecciòn

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
Aunque a muchos políticos no les guste, el Estado de México aún es el laboratorio político del país, y desde hace meses se cocina aquí la reelección municipal, que de lograrse sería como abrir el camino para que en México haya reelección presidencial como ocurre en Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Suecia  y varios países de Latinoamérica, tales como Perú, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil y otros, que en su mayoría son gobernados por la izquierda, pero de instaurarse en tierra azteca el primer presidente que buscaría su reelección sería el conservador  Felipe Calderón.

“Los cocineros” de este gran pastel son el panista José Luis Durán Reveles y el perredista José Luis Gutiérrez Cureño, alcaldes de Naucalpan y Ecatepec, quienes son presidentes de la Asociación de Municipios de México A.C. (AMMAC) y de la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM), respectivamente.

Ambos liderean a los màs de dos mil presidentes municipales del paìs.

El primero es uno de los hombres de Calderón, tanto que fue su coordinador de campaña para presidente nacional del PAN, y tiene la enmienda de cristalizar la reelección en la entidad mexiquense y extenderla por toda la Repùblica Mexicana, desde el momento en que el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, lo ungió como líder de AMMAC, con el único propósito de contra restar el trabajo que hace desde hace meses Gutiérrez Cureño, hombre clave de Andrés Manuel López Obrador.

Durán Reveles y Gutiérrez Cureño gobiernan municipios muy diferentes, pero sus ambiciones son las mismas: reelección.

Naucalpan es un municipio elitista de grandes contrastes sociales.  Aquí la pobreza y la riqueza son como el agua y aceite.  Existen zonas residenciales habitadas por millonarios, a los que no les preocupa las inclemencias que vive la población pobre en zonas como México 86, El Molinito,  La Coyota u otras zonas irregulares, a las que difícilmente atienden las autoridades locales, salvo cuando enfrentan adversidades difíciles de ocultar a la opinión pública.

Ecatepec es un municipio feo, contaminado, huele mal. Predomina el gris del ladrillo en las fachadas de miles de viviendas que tienen copados los cerros de la Sierra de Guadalupe. Tiene cuatro zonas industriales. Sin embargo, hay mucha gente adinerada, que prefiere generar empleos o hacer trabajar fortunas, que vivir con lujos y diferenciarse de los pobres como ocurre en Naucalpan. 

Es el más poblado de Latinoamérica, con más de tres millones de habitantes, que lo colocan como el número uno en el padrón electoral.  Es el que tiene más electores. De ahí su importancia polìtica. 

Por eso, la federación tiene puestos los ojos en Ecatepec, porque si logra unificar su voto a un solo partido, este ganaría fácilmente cualquier elección, incluso nacional.  Por ello, los perredistas no tuvieron inconveniente en nombrar a José Luis Gutiérrez Cureño como presidente de la CONAMM, ya que su posición es estratégica, y así lo hizo sentir recientemente en el Senado de la República al presentar la propuesta para la reelección de alcaldes, diputados locales y federales.

Es muy posible que su demanda tenga una respuesta positiva, porque todos los políticos se “engolosinan” con el poder.  Basta analizar a la familia Durán Reveles, cuyos integrantes en sus mayoría han vivido del presupuesto público: José Luis ha sido dos veces alcalde de Naucalpan; su hermano Alfredo fue presidente municipal de Cuautitlán México; y su hermana Patricia ha sido diputada federal, y de darse la reelección, seguramente volverán al mismo lugar y a la misma posición.

Lo importante del asunto es saber que opina la sociedad: ¿México está preparado para la reelección?...

No, claro que no. México no esta preparado para la reelección a ningún nivel, mientras no decrezcan los altos índices de corrupción, porque de lo contrario en 2012 podrían emitirse boletas para votar por Vicente Fox o algún otro corrupto que haya incurrido en graves delitos contra la nación.

Eso sería una gran burla para el sufrido pueblo de México, cuyos habitantes deben quitarse la venda de los ojos y dejar de tocarse el corazón, para exigir el encarcelamiento o la confiscación de “sus bienes” a todos los políticos que se hayan enriquecido a su costa, y mientras esto no ocurra, la reelección no debe legislarse, o debe someterse a un referéndum nacional, porque ya es tiempo de que la gente opine sobre su futuro político y que este no sólo sea “cocinado” por unos cuantos.

Eso sí sería democracia, de lo contrario estaríamos frente a otro acto autoritario y convenenciero de las autoridades legislativas, como ocurre cuando se aumentan sus dietas, bonos de retiro o sus jugosos aguinaldos, mientras la poblaciòn vive un interminable via crucis para sobrevivir.... VER MAS


El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores. Todos los derechos están reservados.
Queda prohibida la reproducción parcial o total del material publicado.
 Reportajes Metropolitanos - Derechos Reservados © 2006  www.reportajesmetroplitanos.com.mx