Hubo de todo. Como en botica. Advertencias, granadas, masacres, mantas, decapitados. Rabia, luto e indignación de los ciudadanos. Lágrimas de cocodrilo de las autoridades.
Tras las advertencias, ni precauciones. Engolosinados con el poder los gobernantes siguen en Babia. Desayunos, listones, compadrazgos, declaraciones.
Y ahora resulta que los delincuentes infiltraron las policías, los municipios, la estructura del gobierno. Y bueno, orondamente dicen, son tan, pero tan poderosos que ni modo, qué le vamos a hacer. Claro, como no sea pedir mayor presupuesto y endilgarnos sus mamotretos. Al fin y al cabo, por los hechos se infiere, los muertos los pone el pueblo, heroicos soldados y policías incluidos.
Como si no supiéramos que son los mismos poderosos de ayer los de ahora y quienes les siguieron, los responsables. Que están legal y moralmente obligados a responder ante la sociedad por los asuntos del gobierno, por el estado que guardan las cosas, cosas que están peor que ayer y se pondrán, a lo visto, peor mañana.
Y que no nos vengan con el cuento de que la sociedad se los cobrará en las urnas. Ya sabemos cómo se cuentan los votos.
Tampoco es cuestión de regatear la solidaridad al gobierno federal. La unión hace la fuerza. Sin titubeos ni menoscabo.
Pero ¿serán capaces los gobernantes de ver la viga que no la paja en el ojo propio como en el ajeno? ¿Se atreverán a poner el ejemplo con despido y averiguación previa en mano a todo funcionario presuntamente corrupto?
¿Romperá la autoridad -donde la vox populi y opositores señalan, amén de las propias investigaciones- la cadena de complicidades en la estructura de los gobiernos? Al tiempo.
Mejor a otra cosa lector, y comparto con usted los siguientes graffitis:
“La confusión está clarísima.”
“Hay un país distinto. (En alguna parte.)”
“Las inundaciones no se producen porque los ríos crecen, sino porque el país se hunde.”
“Estamos rodeados de animales. Noé.”
“La inteligencia lo persigue. Pero el gobierno es más rápido.”
“No mas medios de comunicación: Los queremos completos.”
“Se vota por los de arriba o se lucha con los de abajo.”
“Ser humano es un error del mercado.”
“Ladrones abstenerse. El estado no admite competencia.”
“La política es un oligopolio que todos sustentamos”.
Chico Ché. (1940-1989) Músico y compositor mexicano.
Que se tamba, se tamba, se tambalea, que el gobierno solito se tambalea. Al menos eso dicen –y cantan entre chelas y cumbias- algunos chavos y otros, muy otros, aprendices del golpismo no mediático sino ¿patriótico? sin faltar quien sugiriera la remoción del mandato presidencial. Semejante estupidez si salida de Los Pinos -el enemigo en casa- si de los remedos de la izquierda ayer afrentada, hoy afrentosa, pininos de gorilato.
Ahora resulta que no dijeron lo que dijeron mientras rumores corren que ciertos grupos pretenden abordar el Bicentenario -tumbando caña- con remociones, interinatos, golpes de pecho, de estado y por supuesto, con caudillatos.
En tanto, el comunicador de Los Pinos -que da pena ajena por su “irrestricto” respeto a la libertad de expresión, 8 columnas incluidas- invita y des invita a comer, en los medios se constata que costumbres, pues son costumbres.
Y para no perder las faraónicas, clausurado el día del presidente, el priísmo estrena enroque con don Enrique:
El fausto y boato trasladado al estado de México. Con bombo y platillo. El podio o tribuna del Congreso estatal convertido casi en púlpito de la democracia -merced a la abrumadora publicidad- mientras miles de sufridos y paupérrimos mexiquenses gritan hijo de tigre, pintito.
Mejor a otra cosa lector, y comparto con usted del poeta español Enrique Badosa, de su libro Cuadernos de Barlovento, Plaza Janés Editores, España, 1986, el poema Pirámide del Adivino:
“Algo viscoso cae de tus manos, te roza con su piel de noche fría,
venda tus ojos con miradas huecas, se te clava en los pies y has de subir despacio como todos. No te bastan aún estas respuestas.”
Sí pueden pero no quieren y tampoco renuncian. Entonces, siguiendo la moda y seleccionados al azar ¿Que tal si arraigan al cincuenta por ciento de los funcionarios de todos los gobiernos del país? La delincuencia, según muchos ciudadanos, disminuiría un 70 por ciento.
Porque aquello de que vecinos supervisarán a gobiernos y policías más que chino es cuento con jiribilla.
Vecino por cuadra vigilando vaya usted a saber qué cosa recuerda las horrorosas células por manzana del comunismo, fascismo, estalinismo y el fomento a la cultura de la delación agüita del mismo molino. Como quien no quiere la cosa, de golpe y porrazo el Big Brother terrible, con anuencia ciudadana.
¿Quién vigilará a los vigilantes, quién supervisará a los supervisores? ¿Y la obligación gubernamental de bien gobernar?
Ah, pues resulta que supuestamente, por supuesto se supone, todos los atemorizados ciudadanos coopelalemos -sin cuelo- co-gobernando, co-vigilando-, co-engañándonos.
Desde luego, ellos serán quienes ganen -o roben- las millonadas del erario, quienes seguirán haciéndose los ineptos, les valdrá como ahora les vale lo que pase, proseguirán con su mamotreto discursivo y con risotada sardónica apechugarán cualquier demanda ciudadana pues la trampa es casi perfecta.
Entrampados como estamos en la vaya usted a saber por quién y por qué provocada inseguridad, hartos de tanta mentira, hasta el gorro de la planorrea, verborrea y democrarrea, cualesquier plan patiflojo o metafísica teoría parece mejor que la supuesta ineficiencia gubernamental.
Por ese caminito los perversos autores de tan siniestra trampa tan insidiosamente tramposa esperan que al ratito supliquemos e imploremos !un chip por favor! para ser rastreados como animales u objetos desde una basecita satelital. Y además de pagarles enemil pesitos, piensan que os lo agradeceremos, os lo agradeceremos verdad de Dios.
Orwell estaría atónito ante tanto civil convencidamente agradecido, muy agradecido, tan atemorizantemente atemorizado, tan agradecido y genuflexo. ¿Y los facinerosos fascistas? De plácemes, faltaba más.
¿Y si los tramposos del gran hermano lueguito voltearan el chirrión por el palito y de repente nos apagaran el chip? Upsss.
Mejor a otra cosa lector y comparto con usted del poeta español Alfonso Costafreda, (1926-1974) el poema denominado Te dieron vida, de la Antología Parcial de Jaime Ferrán, Plaza Janés Editores, España 1976:
"Te dieron vida y ahora vives aún más allá de sus deseos. Les fuiste una quimera necesaria y te apoderas de tus dueños. Y no diremos que no existes aunque tenaces te neguemos: si son en el desierto de su vida solo espejismos tus soñados reinos, en nuestra mente estás, estás, acaso más que nosotros eres cierto."