| El tianguis “Puente Negro” , ubicado en los  límites de la delegación Gustavo A. Madero y el municipio mexiquense Ecatepec, es  famoso en la zona norte del Distrito Federal, por su venta de productos de  ferretería nuevos y viejos, a precios mucho más baratos que en el mercado  convencional.
 Por más de 35 años aquí se han surtido  constructores, albañiles, pasteros, pintores de brocha gorda, jardineros, chóferes  y hasta amas de casa que vienen a comprar ropa de “segunda” americana, para  toda la familia.
 
 Durante esas tres décadas nada parecía  amenazar la venta diaria de esos artículos, que se hacía en medio de un gran  ruido, ya que  cada puesto tenía su  singular sonido, desde un  “¡pásele,  pásele, aquí más vara!” hasta un collage de los éxitos musicales del momento en  salsa, guaracha, romántica e incluso lo más nuevo en metálica y punk.
 
 Los colores, olores y el movimiento diario eran  como el de un hormiguero, difícil de transitar, especialmente los fines de  semana.
 
 Sábado y domingo eran aprovechados por algunas personas para vender pulque y  agua miel traídos de Hidalgo, que ofrecían en frascos y botes de un litro a sus  alcoholizados clientes a la orilla del Río de los Remedios, que poco a poco se  convirtió en lo que es hoy: basurero a cielo abierto.
 
 La sombra de los árboles que flanqueaban el  Río de los Remedios era el techo perfecto para las peluquerías al aire  libre.  Los troncos hacían las veces de  paredes para sostener los clavos en los que colgaban los espejos, y ganchos  para sujetar los botes metálicos en los que guardaban peines, tijeras, espuma, brochas,  toallas y, claro, revistas para caballeros.
 
 “Nos  van a quitar.  Nos hay reubicación para  nadie. Cada quien va a jalar por su lado.   Va a desaparecer todo.  Aquí no  cuenta ni la antigüedad ni nada.  El  gobierno ya lo dijo”, sostiene Espidio Castillo, uno de los vendedores de la Asociación 22 de enero,  cuyo líder, Oscar, el que vende los balones, no les ha aclarado la posición de las  autoridades.
 
 Empero,  Josué Martínez, asegura que todo  eso es especulación, porque nadie sabe nada. “No nos han dicho nada”
 
 María Luisa Mateos dice que las ventas han  bajado hasta un 30%, lo que es preocupante porque “tememos que nos quiten.  Esperamos que eso no ocurra, porque de aquí vivimos”
 
 “Estamos en la zozobra, no sabemos qué va a  pasar con nosotros.  No tenemos ahorros,  ni dinero para mantener a la familia. Hay muchos problemas.  Ahora tenemos prohibido enfermarnos y  morirnos, porque no hay dinero para medicinas y mucho menos para el entierro”,  asegura Mario Albarrán, uno de los comerciantes que ante la falta de venta  juega poker con sus compañeros “para matar el tiempo”.
 
 Cuenta que antes “éramos muy felices.  Ganábamos lo suficiente para vivir bien.   Alcanzamos a darles escuela a los hijos mayores, aunque sin lujos, pero  no nos faltaba nada”, dice al tiempo que extiende los brazos, para luego  abrasarse y externar:
 
 “Pero ahora, todo ha cambiado.  Nuestra estabilidad esta amenazada y cada vez  ganamos menos.  Vea como esta el mercado:  ¡Sólo, ya no hay venta!. ¡Estamos arruinados!”.
 
 Los pasillos vacíos del tianguis, la  mercancía empolvada y el ruido incesante de la maquinaria de la constructora  que ganó la licitación para hacer el puente Centenario, comprueban la veracidad  de las palabras del atribulado comerciante, que al igual que sus compañeros  refiere que “No sabemos nada. No sabemos si nos quedaremos o nos iremos. Lo  único cierto es que ya no vendemos, porque por las obras cerraron la vialidad y  quedamos atrapados en medio de la construcción, y ya nadie viene a comprar”.
 
 Los trabajos del Distribuidor Vial  Centenario, mejor conocido como Puente Centenario, se iniciaron el 28 de agosto  de 2007 sobre el kilómetro 12 de la Vía Morelos, a la altura de la colonia Altavilla,  luego de que el jefe del gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; el  delegado de la Alvaro Obregón,  Francisco Chíguil Figueroa; y el presidente municipal de Ecatepec, estado de México,  José Luis Gutiérrez Cureño, pusieran la primera piedra de la obra, que es  rechazada por los vecinos de Altavilla, so pretexto de que los incomunica.
 
 
 Serà Como un Mejoral: Gutièrrez Cureño
 
 
 Al respecto, el presidente municipal de  Ecatepec,  José Luis Gutiérrez Cureño,  informó que esas inconformidades son encabezadas por un pequeño grupo priísta,  cuyos fines son meramente políticos, ya que “esa comunidad no quedará  incomunicada, sólo tendrán que recorrer unos cuantos metros más de los que  transitan habitualmente”.
 
 El Puente Centenario, agregó, es una obra de  vital importancia para los capitalinos y mexiquenses, toda vez que ayudará a  aliviar el vía crucis que padecen a diario más de cuatro millones de personas  que cruzan a diario por el municipio de Ecatepec, provenientes de varias  ciudades metropolitanas-dormitorios, así como de estados como hidalgo,  Veracruz, Hidalgo y Tlaxcala, entre otros que van hacia el Distrito Federal.
 
 Esta es la primera obra metropolitana,  añadió Gutiérrez Cureño, de una serie que se tienen previstas, entre ellas el  Distribuidor Vial San Juánico, cuyo proyecto quedo frustrado durante la  administración del presidente municipal panista de Tlalnepantla, Rubén Mendoza  Ayala, quien incluso puso la primera piedra del mismo.
 
 Actualmente un grupo de alcaldes metropolitanos,  encabezados por Gutiérrez Cureño, impulsan la conclusión del Distribuidor Vial  San Juánico, ya que junto con el Puente Centenario, que quedará terminado para  septiembre u octubre próximo, servirán para decrecer significativamente el  problema vial que ocurre en las horas pico en Indios Verdes, donde miles de  vehículos se dirigen a vuelta de rueda a la capital mexicana, con todos los  problemas ambientales y desgaste humano que ello significa.
 
 El crecimiento de la mancha urbana sobre los  municipios conurbanos saturo poblacionalmente Nezahualcóyotl, Tlalnepantla y  Naucalpan, mismos que, junto con el Distrito Federal, arrojaron hacia Ecatepec  la demanda de vivienda, convirtiéndolo en el más poblado del país y de  Latinoamérica con más de tres millones de habitantes.
 
 Por ello, hace unos 20 años apenas empezaba  a notarse que la carretera México-Pachuca, de cuatro carriles, era insuficiente  para dar fluidez al tránsito vehicular, lo mismo que la Policía Federal de Caminos, que  pese a que recientemente adquirió más patrullas para dirigirlo y agilizarlo no  ha tenido éxito.
 
 Marcelo Ebrard precisó que los recursos, que  ascienden a más de 139 millones de pesos, provienen del Fondo Metropolitano,  creado para realizar obras y proyectos tendientes a resolver problemas entre el  Estado de México y el Distrito Federal, que debido al crecimiento de la marcha  urbana, inevitablemente se han fundido en varios puntos limítrofes.
 
 Detalló que el puente vehicular, de más de  mil 200 metros  de longitud, tenía previsto iniciar  operaciones  en julio del 2008, con una afluencia de 120 mil vehículos por día, con  beneficio directo a una población de 400 mil habitantes.
 
 Sin embargo, la obra se ha retrazado y se prevé  que sea inaugurada en septiembre u octubre próximo, aseguró el jefe delegacional  en GAM, Francisco Chíguil Figueroa, quien dijo  este puente vehicular forma parte de las obras  que se realizan en la demarcación en materia vial en zonas tradicionalmente  conflictivas como avenida Eduardo Molina y Talismán, calzada San Juan de Aragón,  Gran Canal, Oriente 157 y cinco puntos vitales del corredor Lindavista, entre  otros, en los que a diario de forman cuellos de botella a consecuencia de la  gran afluencia proveniente de Ecatepec, municipio que es salida de varios  estados hacia el Distrito Federal.
 
 En tanto, los comerciantes de Puente Negro  cada día están más desesperados, lo mismo que los pobladores de Altavilla y los  más de cuatro millones de personas que no ven una solución al vía crucis que  viven a diario para ir a sus trabajos o escuelas en la capital del país, ya que  utilizan más de tres horas para desplazarse en las horas pico, en un viaje en  el que normalmente debieran hacer de 20 minutos, si van al Centro o hasta de  una hora si se dirigen a Universidad.
 
 El Puente Centenario será como un mejoral  para una grave “enfermedad”, “pero por algo se empieza”, asegura Gutiérrez  Cureño.
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