"Es un pueblo tan peligroso
que los ladrones salen con guardaespaldas."

 Graffiti latinoamericano.

Mil doscientos toletes contra 12 palabras. El Senado,  del tingo al tango, en estado cuasi demente y al parecer, de sitio. El fuero, inválido, inexistente, discapacitado. La división de poderes al garete.  El Secretario de Seguridad rebajado (¿por qué y por quién?) a ujier de saleta.

Ante el atropello ¿el senado en falso, ilegal, ilegítimo?  (Ni se le ocurra lector, pensar en la palabrita prohibida) 

O cuando la historia los alcance, nuestros probos senadores mascullarán que, ante tan inapelables jurispistoletas votaron bajo presión  so miedo de correr la suerte de Belisario Domínguez?  

 ¿ O acaso argüirán que en tales circunstancias y ante tal temporal pretérito pluscuamperfecto tal votación no es ni fue ni será un cuasidelito cuasiperfecto? Al tiempo. 

Mejor a otra  cosa lector, y comparto con usted los siguientes graffitis:

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio."
Francisco de Quevedo . 

"A fin de cuentas, todo es un chiste."
Charles Chaplin.

“A veces se autoerigen
estatuas y a veces ellos mismos
con razonable unción
se llaman mutuamente mentecatos.”

J.M. Caballero Bonald.
Poeta español.

Olvídese de la manzana. No sea anticuado.  A la maestra, una Hummer, por favor.  La letra a hummerazos entra, verdad de Dios. Todo, para que la alianza educativa esté blindada, faltaba más. 

Y  ahora resulta que los nombres de los culpables del piraña attack  al peso y las millonadas de dólares al mercado financiero son datos reservados.  Así, los sinvergüenzas que han hecho las leyes tan a modo serán ampliamente recompensados por sus compinches millonetas. ¿Y las autoridades? Bien, gracias. 

De la inmoralidad ni hablemos.  

Émulos de Matusalén, cada sindicato tiene los líderes vitalicios que merece.  Aunque ya sabemos que votante sin porros solo produce víctimas o  “ayuda” a entronizar y perpetuar  mafias sindicales. 

De Velásquez a Jonguitud, pasando por Gordillo, los tiempos  de adicionar y dividir.  ¿Las leyes, el estado democrático, los derechos de los trabajadores? En los nuevos libros del cinismo. No deje usted de consultarlos. La Suprema editará algunos, de propia experiencia, dicen por ahí. 

 La corrupción, en su apogeo. En auge, el cinismo. La indignación ciudadana, al rojo vivo. Pero el país, nos dicen, va viento en popa.  

Mejor a otra cosa, lector, y comparto con usted algunos graffitis latinoamericanos:

“Tenemos los mejores legisladores
 que el dinero pueda comprar”

 “A Cristo lo vendieron por 30 monedas
porque todavía no había inflación”

 “El buitre es la Paloma de la Paz de los políticos”

 “La pobreza es el invento más lucrativo de la oligarquía”

 “No falta dinero, sobran ladrones”

“El problema no es que mientan.
El problema es que les creamos.”

Graffiti argentino.

Ahora resulta que siempre sí, pero que no es tan grave. Que tenemos pulmonía pero no cuata, sino de la buena. Que la inflación no es tan alta y que a lo mejor, si usted ahorra y no malgasta su salario mínimo, puede pagarle al patrón para que lo deje trabajar. Es lo  menos que un patriota  debe hacer.

Lo importante, ya lo sabe, son las estadísticas y usted no es tan vil para ingresar así nomás, por un simple despido y hambriento, a la infame lista del desempleo y arruinarle el numerito al gobernador. Es hora de devolver los favores. Defienda el libre mercado. Pague usted por trabajar. Faltaba más.

 Ni se le ocurra unirse a la diáspora por el Río Bravo. Morirse no es buena opción. Que lo maten, menos. Espere el final de la debacle. No nos deje solos, por favor.

 No importa que le digan que el caos nacional  estriba entre la  corrupción, la inseguridad y la inflación. Eso es pecata minuta. Sabemos que el hambre es lo primero, pero usted, como magnífico head hunter asertivo y feroz, pondrá el ejemplo: No se apretará el cinturón sino que dejará de comer. Ni se preocupe. Tal anorexia pro gubernamental tendrá  recompensa. Su lápida ostentará un logotipo nacional.

 Si se reconoce esclavo, ni hablar. Si víctima de la quita de tres ceros y de  los que están por quitar  no se encabrite ni desquite: Reconozca que al menos aún puede respirar. Y claro, si acepta que un nuevo robafroa será por su bienestar y sólo por su bienestar, tanto mejor. La fe mueve montañas. Aunque sean de dinero.

 Recuerde: El pecado de la gula se evita si no puede comprar nada para comer. Lo mejor de la vida es gratis. Luego entonces no le apene vivir  a la intemperie. No se apure, será uno más. Si harapiento, no olvide que los ricos no entrarán en el reino del Señor. Si enfermo, desempleado y menesteroso, acepte que sus pecados se pagan en efectivo. Pague primero sus tarjetas, luego sus impuestos, arrepiéntase  y a lo mejor  sanará.

 Sea solidario. Agradezca que en este país en crisis, al menos la industria de las mantas va viento en popa, aparte del auge funerario.
 
Coopere con las instituciones. Aunque le amargue la razón la democrática fe en las votaciones, reconozca que la esperanza es el trámite más inútil. No deje de inscribirla,  esperanzado,  en el concurso más inútil.

 Por último, recuerde con mucho ánimo: El país estaba al borde del abismo, pero dimos un paso al frente. Y rece: Alabado sea el PAN nuestro de cada día.

 Mejor a otra cosa lector y comparto con usted un graffiti famoso en 1968:

“Las paredes tiene orejas. Vuestras orejas, paredes.”