El México ganador
Duerme soñando,
con tus ojos tan plenos, despiertos,
con tu corazón lleno y radiante,
alucinante, tan lleno de amor
El Gran Silencio |
Octaviano Lozano Tinoco
A días de que inicien las campañas para las elecciones intermedias del 5 de julio próximo, los partidos han entrado en un proceso de ajuste de cuentas y peleas con el cuchillo en la boca.
Entre sopa de letras con palabras que describen al opositor como un ¡Peligro para México! hasta acusaciones de estar infiltrados por el narcotráfico, las organizaciones partidistas ponen así de manifiesto su desprecio por los electores.
La clase política es única e indivisible y está claro que al final de toda esta rebatinga se pondrán de acuerdo y continuarán repartiéndose el pastel. El pueblo, la gente, el elector, el ciudadano pasarán, como siempre, a segundo término.
El Partido Acción Nacional (PAN), que para mala suerte en la historia patria gobierna México, llegó al poder gracias a su alianza que fue haciendo con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Carlos Salinas de Gortari en 1988.
Ese tricolor de narcos, corruptos, transas y todo tipo de epítetos que Germán Martínez, líder de Acción Nacional, cuelga ahora a sus aliados en su “sopa de letras”, fueron el picaporte que permitió a los panistas entrar a Los Pinos.
Eso llegó en el 2000 con un vaquero sin intelecto como fue Vicente Fox Quesada, quien dilapidó en seis años, con su torpeza e ignorancia, la fe en el cambio que tenía la gente.
Entregó al país con una seria fractura política, más complicada que cualquier crisis económica, a Calderón el Presidente del Empleo y del México Ganador.
Para triunfar en los comicios de 2006, el michoacano incendió a la nación con una campaña negra de propaganda contra sus adversario ¿y cuál fue el resultado? Violencia, droga y nada de rock and roll.
En los comicios presidenciales de 1994, el candidato blanquiazul fue Diego Fernández de Cevallos, cuyo slogan era por un “México sin mentiras”.
Los panistas hoy lanzaran la caballada para controlar el Congreso y así permitir que el país legalice su militarización, para gusto de Calderón y seguir administrando el caos, pero ahora sería con todas las de la ley.
No hay que confundirse y pensar que la democracia es un paradigma difícil de entender, o que se necesitan 30 lecciones para ello, como dice Giovanni Sartori en su reciente libro.
No lo creo, para que la democracia trabaje se necesitan dos ideas claras: un voto un ciudadano y todos somos iguales ante la ley, con todas la implicaciones que conllevan estas oraciones.
En está tragicomedia, al final el PRI negociará con el PAN y terminará la olla de grillos que se traen. El PRD hará lo mismo y así seguirá el saqueo nacional, ahora con la amenaza de la lucha contra el narcotráfico, que al parecer a todos beneficia. |