Por RAMIRO GOMEZ-LUENGO
--2a. parte ---
Rodeado de más de 100 pinturas originales que le fueron obsequiadas por los alumnos de la cercana Academia de San Carlos, “ya sea porque les caí bien o porque no tuvieron para pagarme la cuenta”, destaca a las espaldas de don Jesús un reloj cuyas manecillas giran al revés, dando a entender que el paso del tiempo no tiene ninguna importancia al calor de una plática tan amena y llena de anécdotas como la suya.
“Fíjese que entre la carretada de personalidades que han venido a este lugar de solaz y esparcimiento no se me olvida que atendí varias veces a Fidel Castro y a Ernesto el Che Guevara. Casi todos los días venían acompañados de varios amigos, se tomaban sus rones y platicaban. Un día no traían para pagar la cuenta, lo cual no tenía nada de raro puesto que siempre andaban en la quinta chilla, pero como eran clientes y conocidos, pues Castro me dijo que luego regresaba para saldar la deuda y yo acepté. ¡Jamás regresó el condenado y no volví a verlo hasta que un día lo vi en la tele como presidente de Cuba!”
Don Jesús destaca que sería interminable hacer la lista de personalidades que han desfilado por El Nivel, sobre todo políticos, pintores, escritores, artistas y presidentes, “desde Porfirio Díaz hasta Ernesto Zedillo, porque al señor Vicente Fox parece que su mujer, doña martita, pues al parecer nunca le va a dar permiso de venir”.
“A don Porfirio, según me platicaron los antiguos dueños, le gustaba mucho el tequila o el aguardiente. A mi general Lázaro Cárdenas le servían whisky. A mí ya me tocó atender a don Gustavo Díaz Ordaz, aunque por lo regular él mandaba por una bebida especial que se la llevábamos a su despacho en Palacio Nacional. Don Luis Echeverría venía con sus amigos antes de ser presidente y se tomaba sus whiskys. También Carlos Salinas de Gortari, cuando era secretario de Estado, se echaba sus coñacs.
“Luis Donaldo Colosio, que en paz descanse y cuyo doble trabaja con nosotros desde hace varios años (don Jesús se da la vuelta y nos presenta a un mesero que es copia fiel del malogrado ex candidato presidencial priista y a quien se le conoce también como don Rogelio, don Panchito o el Colosio del Centro Histórico), no tomaba, al igual que Zedillo, pero vinieron a conocer la cantina. Hasta Gloria Trevi vino un día a darme un beso y luego se fue”.
El dueño de El Nivel refiere que la profesión del barman no sólo consiste en servir tragos, ya que éste debe ser también bastante sicólogo, “puesto que cada cliente tiene su muy particular forma de reaccionar a cada bebida”.
“A unos les da por llorar, a otros por reír o quedarse callados, e incluso hay cuates que le quieren echar bronca al vecino. Todos ellos nos platican sus vidas y nosotros les damos consejos o simplemente los escuchamos”.
Interrogado acerca de alguna anécdota que lo haya realmente impresionado, don Jesús recuerda que un día llegó un cliente con cara de asustado y quien le contó que acababa de presenciar un asalto a mano armada en el vecino Monte de Piedad “y que casi le dieron un balazo”.
“Pidió un trago para quitarse el miedo, pero del susto no se lo pudo tomar, por lo que se sentó y, de pronto, cayó sobre la mesa. Cuando lo fuimos a ayudar nos dimos cuenta de que había fallecido de un paro cardiaco fulminante”.
Don Jesús confiesa que en más de 50 años de carrera tras la barra ya perdió la cuenta de los tragos que sabe preparar, pero revela que El Nivel puede presumir de tener sus propias creaciones, como la Sangría y la Patada de Mula, “pero nuestra especialidad es el Nivelungo, bebida especial para la cruda que va en una copa coñaquera y que contiene una onza de licor de naranja, otra de pernod y una más de vodka muy bien asentados”.
“Además, he aprendido algunos secretillos para curar: por ejemplo, es muy efectivo para la cruda ponerse un algodón con alcohol en el ombligo durante unos 15 minutos, y santo remedio; para detener la diarrea es buenísimo tomarse un vaso de coca cola con un limón exprimido, sólo por nombrar algunos remedios que me sé”
.(rluengo4@hotmail.com)
|
|