* Los Hermanos Grimm y Perrault lo inventaron. Walt Disney
le dio vida y ellas aún lo buscan: Juan Alejandro Avila
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS -- Primera de dos partes --
CIUDAD DE MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 09 de agosto de 2015.- El ha tenido más de 150 esposas e innumerables hijos, pero irónicamente a sus 42 años está soltero. Su historia la inició Juan Reyes Avila Godoy, sonorense que vino a la capital a estudiar actuación en la Escuela Andrés Soler.
Ahí conoció a la bella capitalina Cristina González Suárez, que quería ser actriz. Se enamoraron y en poco tiempo, ella quedó embarazada, así su hazaña de amor se sumó a la de muchos jóvenes que no terminan la carrera. Había que trabajar y enfrentar los retos diarios de la vida.
De ese amor nació un hermoso bebe el 29 de marzo de 1973, en el corazón de la capital mexicana: Distrito Federal, que los acogió con los brazos abiertos, como lo ha hecho con millones de habitantes del interior de la República Mexicana, donde Juan Reyes, que toca varios instrumentos, finalmente logró ser actor, cantante y dueño de "El Forito de Coapa", pero con el paso de los años se separó de Cristina y formó una nueva familia.
Esa historia de amor frustrado, inevitablemente afectó a Juan Alejandro Ávila Gonzáles, quien vivió y creció en un mundo artístico, y aunque concluyo con honores la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de las Américas de Puebla, terminó siendo actor, como su padre.
También es conductor y locutor de televisión, dirigiendo actualmente el programa de Profeco, Revista del Consumidor TV con Shely Macías en el canal 30.4
“Siempre recuerdo a mi papá tocando algún instrumento, cantando, aprendiendo textos”, afirma el actor de Príncipe Azul se busca….Sapos abstenerse, una extraordinaria puesta en escena del joven productor Alejandro Medina, talentoso mexicano que presenta 10 obras en diferentes teatros de la Ciudad de México.
En cada una de ellas hay un mensaje importante.
Por ejemplo en el Mago de Oz, resaltan que la magia está dentro de cada uno y es el propio espíritu el que activa todos los valores humanos: valentía, inteligencia, Don de Gente, amor y lealtad, entre otros.
En la Cenicienta la Magia del Amor se resalta la bondad de la chica huérfana, que se enamora a primera vista de un desconocido que resulta ser el príncipe azul, que a su vez queda flechado de ella y después de perderla en el baile, la busca entre las chicas casaderas del reinado hasta encontrarla, casarse con ella y ser muy feliz para siempre.
Cenicienta es un cuento de hadas folclórico con varias versiones, orales y escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios lugares del mundo, especialmente del continente eurásico (Europa y Asia).
Una de las más conocidas en occidente es la del francés Charles Perrault, que escribió en 1697 la historia transmitida mediante tradición oral; la de Perrault con el título Cendrillon ou La petite pantoufle de verre (Cenicienta o El zapatito de cristal).
En Alemania, la versión de la Cenicienta que forma parte de la colección de cuentos de hadas (Märchen) de los Hermanos Grimm Kinder- und Hausmärchen (Cuentos de la infancia y del hogar) es hasta ahora la más popular.
La Cenicienta, la Magia del Amor
Pero fue Walt Disney quien la da a conocer mundialmente en 1950, en una versión que se asemeja más a la de Perrault que a la de los Hermanos Grimm, razón por la que en América es la de Perrault la más conocida y a que aún vive en el corazón de casi todas las mujeres casaderas del planeta Tierra, donde las féminas además de luchar por la igualdad de género y la no violencia, la mayoría sueña con su príncipe azul.
“El hombre alto, guapo, distinguido, trabajador, cariñoso, detallista, proveedor y de pilón fiel es el prototipo de hombre que casi toda mujer quiere, pero ese no existe”, afirma Juan Alejandro Ávila al citar que en la puesta en escena Príncipe Azul se Busca… Sapos abstenerse, también producida por Alejandro Medina, se satiriza un poco el ideal del famoso príncipe azul, que se ha vendido a la sociedad, a través de los medios de comunicación, la historia y la cultura, y al final del tiempo te das cuenta que ¡ ese príncipe no existe!.
“Fue inventado por los Hermanos Grimm y Charles Perrault y llevado al cine mundial, en una gran producción, por Walt Disney.
“La realidad es otra”, asegura el actor que ha realizado cientos de comerciales televisivos, en los que ha representado ser el esposo de más de 150 actrices y padre de innumerables hijos, toda vez que da vida a un padre de familia, proveedor, fiel y feliz.
Pero, fuera de cámaras es solterísimo, sin hijos e infiel.
“No me he casado, porque he sido muy enamorado y aunque he compartido mi vida con muchas mujeres, las más importantes han sido como siete, no he sentido ese flechazo que me lleve al matrimonio.
“Por eso, cuando una amiga me propuso participar en Príncipe Azul se Busca… Sapos abstenerse, tras leer el libreto de inmediato dije sí, porque la obra trata de diferentes mujeres que buscan al hombre ideal, tierno, romántico, caballeroso, detallista, fiel, proveedor…
Presentación a la prensa de Se Busca un Príncipe...sapos abstenerse en el Teatro Tepeyac
Lourdes Gazza, Adriana Cardeña y Alejandro Avila dan vida a diferentes personajes, que tienen en común la búsqueda del príncipe que las va a hacer felices.
Ellas abordan casi todos los temas de las relaciones de pareja hombre-mujer de todos los estratos sociales y económicos, en la que se escenifican la búsqueda del príncipe azul, en la que ellas se topan con “el chulo”, “el mantenido”, el flojo, el que tienen mamitis, e incluso se aborda el tema de la mujer “cougar”, madura que gusta de los jóvenes, entre otros casos.
Juan Alejandro Avila es la voz de muchos hombres. El macho, el gay, el marro, el codo, el mantenido, el chulo, el mandón, el mandilón y el estafador, entre otros, que también se defienden y veladamente explican el por qué son como son.
En esta obra, presentada en el Teatro Tepeyac, Juan Alejandro hace 15 personajes y 30 cambios de ropa, para representar a diferentes hombres.
Tiene 10 segundos para cambiarse, “pero este es un gran reto para mí”.
ELVIA ANDRADE BARAJAS estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García. Fue corresponsal del Estado de México, reportera de Asuntos Especiales y editora de la Sección Metropolitana en el Periódico Excelsior.
* En sus planes no estaba ser actor, pero el destino lo llevo a un productor, a
un desnudo y una violación, que lo convencieron de que lo suyo, era la actuación.
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
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Segunda de tres partes --
CIUDAD DE MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 26 de agosto de 2015.- La música le era muy natural y desde muy pequeño participó en los clubes de declamación, oratoria y bailables escolares, pero él quería ser antropólogo o médico. Le gustaba disecar animales, y en sus planes no estaba ser actor, pese a que por sus venas ya corría la pasión por el arte en todas sus expresiones.
En la secundaria sorprendió a sus maestros de música, porque a los 12 años ya tocaba el cuatro latinoamericano, una guitarra de cuatro cuerdas muy chica, típica de Venezuela, que le enseño a tocar su padre Juan Reyes Avila Godoy.
Sus estudios, de kínder a primaria los realizó en escuelas oficiales del Distrito Federal.
En la preparatoria, Juan Alejandro Ávila Gonzáles entro a una escuela particular, pero su mundo color de rosa, se nublo. Sus padres se separaron y esto sumado a la búsqueda de identidad de los jóvenes tornó muy difícil esta época de su vida.
“Esa temporada fue muy difícil. No me fue bien en la escuela. Mis calificaciones bajaron y por la depresión no pude terminar la prepa. Me deje crecer el pelo y me hice “adicto” al Gim.
“Un día mi padre me vio y me dijo; Oye, me funcionas para hacer el personaje de Tarzán en una obra infantil, cómo ves lo haces?.
“Sí, va, le dije. Era una obra muy “locochona”, Caperucita 2000 y luego cambio el nombre a El Conjuro de Maléfica, en el que se juntaban varios cuentos: Blanca Nieves, Tarzán, La Bella Durmiente y otros
“Al terminar esa obra, acepte que me gustaba mucho la actuación, era muy divertido, pero me di cuenta que tenía una idea distorsionada de lo que era actuar, no sabía la complejidad que esto representa. Pensaba que ser actor era diversión y muy superficial, algo muy alejado de la realidad.
“Hasta que entre al Centro de Actuación Profesional y Desarrollo Cultural de la Asociación Nacional de Actores, cuyo director era Juan Ignacio Aranda, comprendí la dimensión de lo que es ser un actor y decidí ser uno, pero con preparación, así que concluir mis estudios”, relata Juan Alejandro Avila, quien, entre otras obras actúa en Se busca un Príncipe…Sapos Abstenerse.
Entrevistado en el loby del Hotel Kristal, ubicado sobre Paseo de la Reforma, frente a los periódicos Excélsior y El Universal, el joven actor documentó que estudio en la Universidad de las Américas Puebla, un año de Ingeniería en Sistemas, pero no le gustó, y cambió a Ciencias e las Comunicación.
Paralelamente estudiaba actuación en la Compañía del Teatro de la Universidad, e incluso se fue de intercambio a Estados Unidos.
Tenía la beca deportiva Yenques que lo obligaba a tener como mínimo una calificación de 9 acumulada y estar entre los primeros lugares nacionales de atletismo en su especialidad y tener excelentes calificaciones, para lograr el 60% de apoyo económico.
“Mi especialidad, comenta, eran los 400 metros planos tanto individuales como relevos.. También competía en las pruebas de 200, 800 y 4X100 relevos”.
Su relación con la actuación seguía, aunque ya la veía muy lejana, pero al concluir la carrera se había especializado en periodismo de investigación, video y documental.
Al regresar a México en busca de trabajo como licenciado en Ciencias de la Comunicación, carrera que termino con mención honorifica, su padre se le apareció un día y le dijo:
“Acompáñame a una obra de teatro, Los Ojos del Hombre. Ahí me presenta al productor Enrique Gómez Badillo, quien me vio como anillo al dedo, porque el actor principal de la obra no había llegado a trabajar; me pidió lo apoyara eventualmente, pero al fin de la semana me ofreció el papel protagónico, que incluía un desnudo y una violación. Yo era el violado.
“En el primer instante me pareció muy fuerte, pero acepte hacerlo, como un reto. Pase todas las pruebas, incluso la del físico, porque como atleta tenía muy marcados los músculos. Estrenamos en el Teatro Ramiro Jiménez en 2002, con gran éxito, de ahí me salieron muchos ofrecimientos para otras obras”, comenta.
Tras actuar en Los Ojos del Hombre, lo llamaron a trabajar en la compañía Teatro por Teatro, en la que tienen 10 obras clásica.
“De ahí me contrataron para hacer comerciales, televisión, cine, y de entonces a la fecha llevo 13 años viviendo de la actuación ininterrumpidamente.
“Me ha ido muy bien, gracias a Dios, por lo que decidí continuar en esta carrera, pero actualizándome constantemente. Cada año tomo talleres, diplomados, de corporal, danza, técnicas actorales”.
¿Y, en el amor?
Al escuchar la pregunta suspira profundo, cierra los ojos y mentalmente hace un recorrido de su vida, y agrega:
“No me he casado. He sido muy enamorado, he compartido mi vida con muchas mujeres, las más importantes han sido como siete.
¿Si engoraras que pasaría?
“ Lo asumiría, pero estoy seguro que de ocurrir sería por alguna enfermedad, porque la verdad soy muy vanidoso como para dejarme engordar. Me cuido muy bien.
“Para mí es muy importe la belleza interior, los pensamientos, sentimientos, es lo que proyectas. Una persona es bella por lo que genera de adentro hacia afuera.
“La carrera del actor es de mucha disciplina, compromiso, preparación constante, objetivos muy claro, siempre con una visión de generosidad, sin envidias, si un personaje no es para ti, no hay problema”.
Juan Alejandro ha participado en más de 30 obras y varias películas, actualmente trabaja en Fausto; entre las telenovelas destacan las de Argos, entre ellas Marina y La Patrona.
Ha trabajado en todas las televisoras: TV Azteca, televisa, Argos, TV 11, donde conduce la serie infantil Kipatla, que gano premios como una de las mejores de América Latina.
El año pasado estuvo en micro teatro, donde la gente esta a centímetros de los actores.
“El nervio que tengo a estas alturas es diferente. Ahora es un nervio rico, de ya quiero salir. No dudo de mí sino que tengo prisa por actuar, tengo el nervio de empezar”, afirma.
Durante seis meses condujo con Inés Sáenz el programa Actualízate y ahora conduce, todos los martes, el programa de Profeco, Revista del Consumidor TV con Shely Macías en el canal 30.4
ELVIA ANDRADE BARAJAS estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García. Fue corresponsal del Estado de México, reportera de Asuntos Especiales y editora de la Sección Metropolitana en el Periódico Excelsior.
CIUDAD DE MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 13 de septiembre de 2015.- Todas las mujeres buscan su príncipe azul, el de Walt Disney. Alto, delgado, ojos azules, caballeroso, fiel, enamorado y proveedor pero la pregunta es si ellas son las princesas de cuentos de hadas: amorosas, sutiles, sumisas, entregadas, pacientes, hacendosas, hogareñas, buenas madres, buenas esposas, se pregunta Juan Alejandro Avila, actor que da vida a varios hombres en Príncipe Azul se Busca… Sapos abstenerse.
En esta obra, del productor mexicano Alejandro Medina, se satiriza un poco el ideal del famoso príncipe azul, que se ha vendido a la sociedad, a través de los medios de comunicación y la cultura, pero “finalmente te das cuenta que ese príncipe no existe”, insiste Juan Alejandro.
El hombre perfecto es el que te haga feliz, no el de Walt Disney. También la mujer debe aceptar que no es perfecta. Son un poco vanidosas, egoístas, mandonas, manipuladoras
A tus 42 años, Juan Alejandro, se conserva soltero, sin hijos, y se le pregunta
¿Qué paso, por qué no te has casado?
“Yo no he sido suficiente. Mujeres hermosas en todos los niveles he tenido muchas, pero creo que tengo miedos que vienen de la separación de mis padres. Miedo al abandono, pero sí quiero tener una relación formal, casarme, tener hijos.
“Creo que para que una relación funcione debe haber honestidad, excelente comunicación, generosidad al otro y hablarse siempre con la verdad.
“Estar con una persona, implica un compromiso. He vivido con tres mujeres, pero esos miedo de mi adolescencia me han hecho perder gente muy valiosa”.
¿Cómo te sientes cuando estas sólo?
“Disfruto mi soltería. Me levanto a la hora que quiero. Disfruto mi cama, hacer lo que quiero”.
¿Quién ha terminado las relaciones?
“Yo, siempre lo he hecho impulsado por muchos miedos, pese a que me he topado con la mujer ideal, la esposa perfecta, pero no tuve la capacidad de sentir ese enamoramiento que te lleva al matrimonio”.
¡Para un soltero como tú, cuál sería tu princesa rosa?
Se abre un profundo silencio y añade:
“Que me guste mucho físicamente, que me atraiga, que sea sana, porque no podría andar con una mujer que se drogue, tome o fume, porque yo no lo hago. Eso no es negociable.
“Una mujer alegre, que sea buena vibra, trabajadora, apasionada, activa, independiente. El que seas una princesa, no significa que no seas una guerrera.
“En resumen yo quiero una princesa guerrera, que bese rico, que se interés en lo que hago, para que haya temas de conversación, que le guste comer bien. A mí me gusta cocinar”.
¿Qué es comer bien?
“Que se arriesgue a probar comidas exóticas, que no se cierre. Que haya respeto y comunicación.
¿Eres fiel?
Nuevamente el silencio, y tras pensarlo mucho responde:
“No lo he sido muchas veces y eso es algo que tengo que trabajar. El problema es que actualmente es muy fácil tener relaciones abiertas y semi abiertas, entonces eso da paso a que el matrimonio se retarde”.
Cómo es una relación abierta:
“Cuando acuerdas con una persona: te gusto, me gustas, y si el otro quiere se puede tener una relación sin compromiso”.
Y, la semi abierta
“Es cuando tienes una relación con un poco de compromiso, pero dentro de un ideal liberal”.
¡Quién es más infiel el hombre o la mujer?
“Los dos. La mexicana es de doble moral, lo hace, pero no quiere que se sepa. La europea es muy abierta. Ahí no hay problema”
¿Entonces, no hay príncipe azul?....
--No, lo siento, ni princesa rosa y quizá el hecho de que ellas ya no exijan caballerosidad y que no tengan inconveniente en pagar las cuentas al 50% podría ser un factor de que esa magia de Walt Disney este en extinción.
Al concluir la entrevista el actor de Se Busca un Príncipe se dirige a la calle y tras despedirse se va por su bicicleta, que tenía estacionada frente al Hotel Kristal.
Explica: “tengo carro, pero en el Paseo de la Reforma los capitalinos no podemos desplazarnos en ellos.
“Hay mucho tránsito, bloqueos y manifestaciones y lo mejor es adoptar el estilo europeo y recuerda el príncipe azul no existe y mucho menos en este complicado México, donde las princesas rosas son guerreras”…
ELVIA ANDRADE BARAJAS estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García. Fue corresponsal del Estado de México, reportera de Asuntos Especiales y editora de la Sección Metropolitana en el Periódico Excelsior.
