ELVIA ANDRADE BARAJAS
MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 06 de mayo.- En la fecha anunciada, 6 de mayo, como si fuera un día mágico, el pánico decreció. La enfermedad que paralizó a México se alejo. Pero en los 14 días que duró, además de causar 42 muertes y 1070 contagiados, cimbró al país desprestigiándolo y empobreciéndolo aún más: se perdieron cerca de 500 mil empleos, la contracción económica fue de 0.3% en todos los sectores, salvo el farmacéutico que fue el más favorecido, junto con el gobierno federal y el Monte de Piedad, que fue insuficiente para hacer préstamos emergentes a los afectados, a quienes la ‘pandemia’ pegó fuerte, ‘pero a los bolsillos’.
Influenza Porcina Asiática fue el nombre con el que el secretario de Salud, José Angel Córdova, presentó a la epidemia el 23 de abril en cadena nacional, provocando un desplome inmediato en la venta de carne de cerdo en México, así como violentos enfrentamientos el 3 de mayo en El Cairo, Egipto, entre cristianos que crían cerdos y policías que debían llevarse a los animales para sacrificarlos, tras la decisión del gobierno de eliminar a todos los cerdos de Egipto, por la progresión mundial de la gripe porcina, por la que el mundo se tapo la boca, enclaustro besos y abrazos.
El 23 de abril, el secretario de Salud, dijo que la influenza porcina había matado a 13 personas y que había 79 casos confirmados en 23 hospitales del Distrito Federal, Estado de México y San Luis Potosí. Como medida preventiva el gobierno federal decretó la suspensión de clases en esas entidades.
El 24 de abril los muertos ascendieron a 60 y a 950 los casos. El pánico y el caos social explotaron cuando las cifras empezaron a moverse. Subían, bajaban Era la locura.
¿Nos vamos a morir?, ¿es la Apocalipsis?, ¿ el fin del mundo?, estas y otras preguntas se hacía la gente, cuando de epidemia nacional trascendió en pandemia, al extenderse a Estados Unidos, España, Austria, Alemania y otros países, cuyos gobiernos afirmaban tener casos de ‘influenza porcina mexicana’, y exigían, al igual que México, fuertes cantidades de dinero a la Organización Mundial de la Salud, para controlar la supuesta epidemia.
Fueron muchas las contradicciones en las declaraciones del Secretario de Salud, por lo que el Senado de la República le exigió seriedad y una cifra clara de muertos, con rostro, nombre y apellido.
Con tal requerimiento, el 26 de abril dijo que eran 103 los muertos por influenza, pero sólo 20 eran por influenza porcina y el resto estacional, o neumonía tradicional.
Esto confirmó las sospechas.
Las cifras no dejaban de moverse, lo mismo que el nombre de la enfermedad, que de porcina asiática pasó a ‘humana’ o a A(H1N1) denominada oficialmente por la OMS tras los hechos en Egipto y el desplome, en México, de la venta de carne de cerdo, por el que en Hong Kong se celebró con más fervor y fe el 29 de abril el tradicional festival de los panecillos, creado en 1894 tras la erradicación de la fiebre porcina en aquel país, donde cada año se ora a los dioses porque esta epidemia no regrese.
Sin embargo, en México los escépticos creyeron más en un complot nacional o internacional con fines económicos, bacteriológicos, políticos e incluso en prevención de un atentado del narcotráfico a la población civil mexicana, cuando José Angel Cordoba volvió a mover las cifras el 28 de abril, luego de que la OMS elevó al máximo el nivel de alerta, por lo que el presidente Felipe Calderón anunció en cadena nacional la suspensión de todas las labores en el país, incluso del gobierno, para ‘frenar la epidemia’.
Para entonces no eran 22 los muertos sino 7.
Mucho menos de los que mueren al día por infartos, por cuyos males al año fallecen cerca de 13 millones, es la primer causa de muerte; diabetes mellitus, que afecta a cerca de 200 millones de personas en la tierra, es la segunda causa de defunción; cáncer, por el que en 2007 murieron 7,6 millones; Sida, que mata al año en el mundo a más de tres millones de personas, o incluso menos que los asesinados violentamente por el narco en México, que al día ha llegado a registrar hasta 45 muertes o más.
Pero, la alerta dio en el blanco y el 30 de abril el Banco Mundial (BM) transfirió los primeros 25.6 millones de dólares a México, de una partida total de 205 millones, para contener el virus de influenza A/H1N1.
“Los fondos se usarán para la compra de medicamentos antivirales como Tamiflu, así como equipos médicos”, señaló en un comunicado el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
El Banco Interamericano de Desarrollo anunció el mismo día que aprobará préstamos por tres mil millones de dólares para México en apoyo a sus esfuerzos contra los efectos de la crisis económica global y la emergencia por la influenza humana A/H1N1.
También la República Popular de China donó a México equipo e insumos médicos por 4 millones de dólares, de los cuales, una primera remesa arribó el 29 de abril al país por avión, y prometió un apoyo en especie de un millón de dólares en efectivo para hacer frente a la epidemia de influenza tipo A.
Como aportación adicional, la Cruz Roja de China entregó a su homóloga mexicana un cheque por 50 mil dólares, informó el embajador de China en México, Hengmin Yin, quien destacó que esto no ha sido tan publicitado como el caso de los 138 mexicanos que llegaron este 6 de mayo a México, tras estar en ‘cuarentena’ en diferentes puntos de China, por lo que este país ofreció disculpas diplomáticas al país azteca. |
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