* A 25 años de la explosión no han reubicado a las gaseras
MARIA CALCAGNO
SAN JUAN IXHUATEPEC, ESTADO DE MEXICO, 16 de noviembre de 2009.- “Ese día el personal estaba acuartelado. Asistiría al desfile del 20 de noviembre, pero a las 5:45 horas los planes cambiaron bruscamente: La tierra se cimbró por un fuerte estruendo. La oscuridad de la madrugada cedió por un gigantesco hongo de lumbre que se alzo al cielo. Nadie sabía lo que ocurría, pero la emergencia estaba dada: “Pemex explotó en San Juan Ixhuatepec”, fue el primer reporte, recuerda el comandante en retiro Miguel Palomares Tamayo *, entonces jefe de Bomberos Ecatepec y Presea al Valor por su participación en la extinción del fuego de San Juánico.
“Los uniformes de gala fueron sustituidos por los de emergencia: chaquetón, botas, casco, mangueras y el ruido alarmante de las sirenas de los carros de Bomberos y la Cruz Roja.
“Los únicos que estaban despiertos eran los radio operadores y el personal de Guardia, pero en instantes todos estábamos listos para salir en las motobombas.
“El cuerpo de Bomberos de Ecatepec fue el primero en llegar, seguido de los de La Villa, Central de Bomberos, al mando del comandante Alejandro Aguilar, Tlalnepantla, y Nezahualcóyotl, con el comandante Jorge Herrrera.
“Parecía que nos dirigíamos al infierno. Nunca antes habíamos visto y mucho menos enfrentado un incendio de esas proporciones. Por el radio nos enteramos que el hongo de fuego se veía hasta Morelos. Los rostros de preocupación de mis compañeros eran evidentes.
“Muchos oraban y otros más se persignaron al llegar a San Juanico al ver un río de gente huyendo semi desnuda con quemaduras en el cuerpo o corriendo cual si fueran teas humanas, quemadas por la explosión de la Planta de Gas L.P. de Pemex, que en el primero de los 16 estallidos lanzó lengüetazas de lumbre que en un instante abrazaron las humildes viviendas ubicadas a un costado de las vías del tren.
“Ahí todos murieron calcinados. Los animales también perecieron. Las casas quedaron destruidas. Los techos fueron arrancados, las puertas y ventadas, derribadas. De los muebles no quedo ni polvo. Las escenas eran desgarradoras, inenarrables. El fuego se alzaba y rugía como un demonio, y nosotros nos sentíamos como hormigas frente a él”, aseguró el ex director de Bomberos de Ecatepec, por más de 27 años.
El también ex director de la Policía Municipal de Ecatepec, añadió:
“Sentíamos muchos miedo, porque la capacitación que teníamos y que tienen actualmente los bomberos es deficiente, ya que los cursos de manejo de gas y sustancias peligrosas eran y son pagados por los propios elementos. La única empresa que lo imparte en México es la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), pero como son muy caros y el salario de los bomberos es bajo, no pueden pagarlo.
“Los gobiernos locales no ven redituable invertir en su preparación, porque a los mejor preparados los contratan las industrias, les ofrece mejores sueldos, y los que se quedan y los reciben, no los aprovechan porque su nivel de educación es baja y les cuesta trabajo entender ecuaciones de algebra y matemáticas que se usan para el manejo de sustancias peligrosas”.
Palomares Tamayo, quien también se ha desempeñado como ex director de Operación de Protección Civil del Gobierno del Estado y encargado del Despacho de la comisión de Protección Civil en la Secretaria de Desarrollo Metropolino (SEDEMET), refirió que tras las explosión del 19 de noviembre de 1984, el ex presidente Miguel de la Madrid emitió un decreto que ordenaba la salida de Vela Gas, Gasomático, Gas, S.A., San José, Unigas y Gas y Servicio a zonas deshabitadas, pero sólo Unigas se traslado a Hidalgo y el resto siguen en el mismo lugar, e incluso se han ampliado, lo mismo que las zonas habitacionales del cerro El Risco, donde se han levantado edificios habitacionales, a un minuto de donde se quemaron las dos grandes esferas de gas.
Relata que “personal de PEMEX y Bomberos del Distrito Federal querían que los bomberos del resto de las estaciones que trabajaban en apagar esa conflagración, evacuáramos la zona para dinamitar las esferas de Gas, pero me opuse a hacerlo porque tenía la certeza de que podíamos extinguir el fuego sin llegar a ese extremo, pero se me llamo la atención por parte del entonces director de Seguridad Pública, Eustorgio Pérez Becerril, porque se me ordenaba sacar al personal y no lo quise hacer hasta extinguir el incendio.
El personal de PEMEX quería hacer una “explosión controlada”, pero no se podía hacer así, porque se desconocía que cantidad de gas tenían las esferas.
El fuego se extinguió a las 12:00 horas y después se siguió removiendo durante tres días. Sacamos a los lesionados y se contabilizaron los daños:
Oficialmente en la explosión del 19 de noviembre de 1984 murieron 510 personas, pero la Unión de Habitantes de San Juan Ixhuatepec denunció ante la Procuraduría de Justicia del Estado de México que fueron más de dos mil los muertos y miles de damnificados.
En el decreto emitido por de la Madrid Hurtado se daba un plazo de un año a las gaseras para salir de San Juanico, y sólo permitía la apertura de la Planta Satélite Norte, que iba a ser inaugurada el 18 de marzo de 1985, pero por la explosión en la Planta de Gas L.P. de Pemex se aplazo varios años, por las múltiples manifestaciones contra su inauguración.
La población tenía razón. La Planta Satélite Norte también es un peligro para la comunidad y lo demostró al registrarse un incendio, tras su apertura en 1996. Ahí murió el jefe de la Estación San José Ixhuatepec, a quien apodaban El Toro.
Sin embargo, a 25 años de aquélla explosión las gaseras siguen en el mismo lugar, con el riesgo de que en cualquier momento pueda repetirse la tragedia de 1984.
Tras aquella explosión el pueblo de San Juanico sufrió una gran transformación, ya que de no tener servicios públicos y estar a merced de las pandillas que vivían en las partes altas de los cerros, se convirtió en una comunidad con toda la infraestructura urbanística, pero esto arraigo más a los sobrevivientes de aquella tragedia, que casa año recuerdan a sus muertos con una misa en la Iglesia de San Juan Bautista y en el Parque Hidalgo, construido en el terrenos donde se ubicaban dos de las cinco esferas de gas que se incendiaron aquella madrugada del 19 de noviembre.
“La convivencia entre las gaseras y la población es cada vez más peligrosa, porque las gaseras siguen en el mismo lugar e incluso se han ampliado, lo mismo que las zonas habitacionales”, afirmó Palomares Tamayo, al citar que la estación Satélite Norte de Gasolina Nova y extra, que se ubica a las faldas del Cerro La Presa, registró una conflagración, en la que hubo el riesgo de que se rompiera el dique de contención donde se derramo la gasolina y se fuera a la empresa Vela Gas, lo que pudo provocar una gran tragedia, pero al controlarse siguió en operación al igual que todas las gaseras, aunado a que la población sigue en aumento anárquicamente alrededor de estos complejos de peligro.
* Miguel Palomares Tamayo muriò el 5 de marzo de 2010, y tras su muerte todo sigue igual en San Juan Ixhuatepec.
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