Públicamente y en cadena nacional el presidente Felipe Calderón se los dijo y fue claro como el agua: “Lo que más amenaza la autonomía municipal, no es la creación de una Policía Unica. Se pierde cuando dejan que gobierne el cartel del Golfo, los Zeta, o del Pacífico. Por eso protestan por un programa; piden más dinero, más armas, que no servirán de nada, porque han cedido su autonomía municipal a delincuentes, que son dueños de las plazas. Ellos mandan en sus municipios, no ustedes. Ellos deciden a quien cobrar y a quien no.
“El Ejército, agregó Calderón, los ha escuchado, y lo ha reportado a la Presidencia de la República: los policías municipales y estatales se pelean para encubrir a los delincuentes. En muchos operativos se oye, en sus radiofrecuencias enlazadas a los militares, como se interponen para bloquear el arresto de las bandas de narcotraficantes y del crimen organizado, por eso es mejor que no existan esas corporaciones”.
Así les contestó Calderón a los 18 alcaldes que el 25 de agosto de 2010 se reunieron con él, para dialogar y analizar la creación de la Policía Única en los 32 estados, la cual repudió la mayoría de esos presidentes municipales, que inicialmente se creían importantes políticamente al ser llamados por el Presidente de la República, pero luego se sintieron ultrajados, al ser descubiertos públicamente en una vieja práctica que los municipales y los estatales conocen como “el entre”.
Para nadie es un secreto que los presidentes municipales, de todas las ideologías políticas, ‘se apoyan’, desde hace décadas, en la Policía Municipal y Tránsito, para ‘sangrar’ a la población. Los alcaldes fijan una cuota de “entre” que deben entregarles diariamente los comandantes de los cuerpos policíacos.
Este dinero no entra a la Tesorería Municipal, está libre de impuestos, y va ‘casi directito’ a los bolsillos de los munícipes y de los comandantes, que en reiteradas ocasiones, de norte a sur del país, han sido acusados por sus propios elementos de obligarlos a extorsionar a la población, ‘rentear’ antros de vicio, bandas delictivas, que se dedican a la compra venta de autos robados, secuestro, trata de personas, ‘mercancía caliente’, y distribución de droga, entre otros ilícitos.
El presidente Felipe Calderón fue muy valiente al refutarles cara a cara, el por qué se oponen a la Policía Única, ya que al perder el control de sus corporaciones policíacas dejarán de percibir millones de pesos, especialmente los municipios más grandes de la Zona Metropolitana del Valle de México, cuyas aportaciones, incluso han ayudado a las campañas políticas de sus partidos.
Azucena Olivares, presidenta municipal de Naucalpan, y dirigente de la Asociación de Municipios de México A.C. (AMMAC), que representa a mil 200 de los 2 mil 440 municipios del país, defiende que “están contra la desaparición de los Cuerpos de Seguridad Municipal, porque no resuelve los altos índices de criminalidad, y aunque reconoció que la inseguridad es producto de la pobreza y el desempleo, que convierte a los ‘ninis’, jóvenes que ni trabaja ni estudian en campo fértil del crimen organizado”, pidió más recursos públicos para seguridad, no para crear más empleo”.
También Eruviel Avila Villegas, alcalde de Ecatepec, y presidente de la Federación Nacional de Municipios de México, pide más recursos para Seguridad Pública y esta contra el Mando Unico, por lo que esta semana convenció a los senadores priìstas de rechazar la iniciativa del ‘Señor Guerra’, a quien los americanos acusan de enarbolar una batalla contra el narcotráfico, para favorecer al capo Joaquín 'El Chapo' Guzmán, el narcotraficante más buscado por México y Estados Unidos, a quien este lunes le decomisaron en Tijuana 134 toneladas de marihuana que iban a EEUU.
Este golpe es uno de los más fuertes que se han hecho en el sexenio del conservador Felipe Calderón, quien con ello envía el mensaje de que no apoya al Chapo, y que insistirá en la creación de la Policía Única, “así sea en el último día de mi gobierno, para que el Ejército regrese a sus cuarteles”, sostiene.
VAN CINCO ALCALDES ASESINADOS
La insistencia de Calderón, que ahora propone la Policía Militar, pone nerviosos a los alcaldes, que temen por sus vidas, al verse obligados a suspender la protección al crimen organizado, que de agosto a la fecha ha matado cinco presidentes municipales y mantiene secuestrado desde el 13 de octubre de 2010 al alcalde electo priìsta de Cruillas, Tamaulipas.
El primer alcalde ejecutado fue el de Santiago, Nuevo León, Edelmiro Cavazos, tras ser secuestrado en su domicilio, el 15 de agosto de 2010, por un comando de sicarios, entre los que había policías activos. Su asesinato presidio el Foro Diálogos por la Seguridad entre Calderón y presidentes municipales, y fue como un mensaje para los políticos, mismo que se ha refrendado con los crímenes que le siguieron.
A los 14 días (29 de agosto de 2010) fue ejecutado el presidente municipal de Hidalgo, Tamaulipas, Marco Antonio Leal García, cuando viajaba en su camioneta privada. El murió en el lugar de los hechos e iba acompañado de su hija de 10 años de edad, quien resultó lesionada.
El 8 de septiembre de 2010 fue asesinado en su propia oficina Alexander López García, alcalde de El Naranjo, San Luis Potosí.
Prisciliano Rodríguez Salinas, munícipe de Doctor González, Nuevo León, fue acribillado por pistoleros el 23 de septiembre pasado.
El 26 de septiembre de 2010 el alcalde interino de Tancìtaro, Gustavo Sánchez Cervantes, recibió una muerte poco digna, al ser asesinado a pedradas junto con su secretario particular, Rafael Equihua.
‘YA NO QUIEREN QUESO…’
Estos asesinatos han cimbrado el norte del país, y por ello los alcaldes de esa zona, ya no quieren queso, sino salir de la ratonera, y están de acuerdo en la creación de la Policía Única, y mientras esto se decide muchos munícipes han cambiado sus domicilios y oficinas. Son muchos los que duermen en Estados Unidos y trabajan en México.
Incluso ya nadie quiere ser policía en municipios chicos, al grado que esta semana sorprendió el hecho de que una jovencita universitaria, Marisol Valles García, aceptara ser la directora de Seguridad Pública de Práxedis G. Guerrero, Chihuahua, porque nadie más quería el cargo.
“La realidad es que 400 municipios no tienen policía. Otros, no incluidos en esos 400, han cerrado la comandancia, porque nadie quiere ser policía, más otros que siguen como en Novolato, donde ya no se puede detener a nadie y la otra mitad no quiere entrarle, esa impunidad exacerba, genera una espiral delictiva”, asegura el presidente Calderón.
Fernando Alejandro Larrazábal, alcalde de Monterrey, y presidente de alcaldes de Acción Nacional, agrega que hace 10 años las peticiones de la gente eran:
“la policía no pasa” y ahora piden: “¡¡¡mejor que no pase!!!”.
En el norte, el enfrentamiento de las bandas ha disparado la inseguridad y crimen organizado, y sin las fuerzas federales en las calles fronterizas “quien sabe que estaría pasando”, dijo.
En Monterrey, dice, “un policía gana hasta 12 mil pesos, pero la violencia no ha disminuido. Continúa el ‘levantamiento’ de funcionarios, policías desaparecidos y un alcalde ejecutado. Lo que indica que tenemos que hacer las cosas diferentes”.
Jaime Vals Esponda, alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y presidente de Autoridades Locales de México, esta a favor del Mando Unico al igual que Jorge Ramos Hernández, alcalde de Tijuana y presidente de la Comisión de Seguridad Pública de Municipios de la Frontera Norte; Roberto Sandoval Castañeda, de Tepic, Nayarit, que fue el primero en pedir su creación; Manuel Martínez, de Cuernavaca; Oscar lovier Gutiérrez, de Reinosa, Tamaulipas; Carlos David Ibarra, de Culiacán, Sinaloa, entre otros donde los crímenes del narcotráfico son cada vez más inhumanos y sorprendentes, como esos en los que asaltan fiestas, novenarios, centros de rehabilitación.
En la capital del país, la narcoviolencia también arrecia, por ello el jefe del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubòn, esta de acuerdo en el Mando Unico, pese a que discrepa políticamente del panista Calderón.
Y, claro su adversario político a la Presidencia de la República, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, también se manifestó a favor de la policía única, pero envío a Eruviel Avila, uno de sus tres ‘delfines’ (Alfredo del Mazo y Ernesto Nemer) a sucederlo en la gubernatura, a ir contra la iniciativa del presidente de la República, y evidenciarse al encabezar en el Senado de la República el rechazo a la propuesta presidencial.
Varios ediles coinciden que el proyecto del Ejecutivo convertiría a los gobernadores en caciques y a los ayuntamientos en departamentos de trámite (muchos ya lo son) , y se inconformaron porque el presidente Calderón les dio trato de “delincuentes” al afirmar que están coludidos con la delincuencia organizada.
A sus reclamos, Calderón ya les contesto muy claro, y aunque después se disculpo por su franqueza, lo dicho, dicho esta y se quedo corto.