TEHERAN, IRAN, 19 de mayo de 2024.- El presidente de Irán, Ebrahi Raisi, murió hoy en un accidente de helicóptero, en el que no hubo sobrevivientes; El hecho ocurre en medio de una gran tensión en Medio Oriente, con una guerra en Franja de Gaza y después de que Irán lanzara un ataque con aviones no tripulados y misiles contra Israel, en respuesta a un ataque mortal a su embajada en Damasco, por lo que no se descarta la posibilidad de un atentado en su contra.
En el accidente aéreo también murió el ministro de Asunt6os Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, por quienes las emisoras estatales iranies transmiten oraciones islámicas tras su muerte.
El gobierno de Irán convocó a una reunión urgente este lunes, en una oficina presidencial donde la silla del presidente esta cubierta con una faja negra, en memoria de Ebrahi Raisi.
El abril pasado, Irán lanzó, por primera vez en la historia, un ataque sin precedentes con drones y misiles contra Israel en respuesta a un aparentemente mortal ataque aéreo israelí contra el consulado de Irán en Damasco que mató a un alto comandante de la Guardia Revolucionaria de élite de Irán (CGRI).
Israel contraatacó una semana después, según funcionarios estadounidenses, atacando objetivos en las afueras de la ciudad iraní de Isfahán con una respuesta mucho más pequeña y calibrada.
Desde entonces, los ataques directos entre los dos han cesado.
Pero la guerra por poderes continúa y las milicias respaldadas por Irán, como Hamas y Hezbollah, siguen luchando contra las fuerzas de Israel.
Mientras tanto, el liderazgo de línea dura de Irán ha resistido una reciente explosión de disidencia popular en las calles del país, donde años de sanciones encabezadas por Estados Unidos han golpeado duramente.
El país se vio convulsionado por manifestaciones lideradas por jóvenes contra el gobierno clerical y el empeoramiento de las condiciones económicas tras la muerte en 2022 de Mahsa Amini bajo custodia de la notoria policía moral de Irán.
Desde entonces, las autoridades iraníes han lanzado una represión cada vez mayor contra la disidencia en respuesta a las protestas.
Esa represión ha dado lugar a violaciones de derechos humanos, algunas de las cuales equivalen a “crímenes contra la humanidad”, según un informe de las Naciones Unidas publicado en marzo.
Y aunque las protestas cesaron en gran medida, la oposición al liderazgo clerical sigue profundamente arraigada entre muchos iraníes, especialmente los jóvenes, que anhelan reformas, empleos y un alejamiento del régimen religioso asfixiante.
Raisi, exjefe del poder judicial de línea dura con su propio historial brutal en materia de derechos humanos, fue elegido presidente en 2021 en una votación fuertemente diseñada por la élite política de la República Islámica para que pudiera postularse prácticamente sin oposición. Raisi derrotó a un candidato más moderado y se consideró que su victoria marcaba el comienzo de una nueva era de línea más dura en Irán.
Pero los poderes del presidente de Irán quedan eclipsados por los del Líder Supremo Ali Khamenei, quien es el árbitro final de los asuntos internos y externos en la República Islámica.
Con Raisi muerto, es probable que haya que celebrar nuevas elecciones.
La Constitución iraní exige que el vicepresidente (actualmente Mohammad Mokhbar) asuma el cargo de presidente interino y que se celebren nuevas elecciones presidenciales en un plazo de 50 días.
Eso significa que el establishment clerical de Irán, encabezado por Jamenei, debe ahora encontrar un nuevo líder al que puedan brindar su apoyo en un contexto de intensa inseguridad regional y descontento interno.
El dictador Raisi tenía 63 años, clérigo islámico de la línea más radical, que fue “elegido” presidente de Irán en 2021.
Durante la presidencia de Raisi, el gobierno enfrentó muchas protestas en su contra, luego de la muerte de la joven mujer kurda, Mahsa Amini, que estaba en custodia policial cuando fue asesinada, lo que movilizó al mundo. Las autoridades respondieron con una brutal represión en Irán, que incluyó asesinatos, encarcelamientos y tortura.
Apoyó a los servicios de seguridad del país en su represión de toda disidencia tras la muerte en 2022, en la prisión, de Mahsa Amini encarcelada por la “policía moral” por no llevar bien puesto el velo y las protestas que siguieron en todo el país.
La represión, que duró un mes, causó más de 500 muertos y más de 22 mil detenidos. En marzo, un grupo de investigación de las Naciones Unidas concluyó que Irán era responsable de la “violencia física” que condujo a la muerte de Amini tras su detención por llevar el hiyab, o pañuelo en la cabeza, mal puesto, según el gusto de sus autoridades.
Raisi es conocido como “El Carnicero de Irán” por asesinar a miles de inocentes.
El presidente Raisi viajaba con el ministro de Asuntos Exteriores iraní en un convoy de tres helicópteros que sobrevolaban la zona.
Ebrahim Raisi entró en sustitución de Hassan Rouhani, un político más moderado, que lo había derrotado en las presidenciales de 2017 y que, tras dos mandatos consecutivos, no pudo volver a presentarse.
¿Quién era?
El hoy presidente iraní es un clérigo ultraconservador y fue jefe judicial de dicha nación. El Centro de Derechos Humanos de Irán, así como organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional lo han acusado de formar parte del “comité de la muerte” un grupo que supervisó la ejecución de, aproximadamente, cinco mil personas en 1988.
El político creció en el seno de una familia de clérigos persas descendiente del imán chií Husein y, por tanto, del profeta Mahoma, de ahí su turbante negro. Fue alumno del líder supremo en uno de los seminarios chííes de Qom y amplió más tarde sus estudios con un máster postgrado en Derecho Privado y con un doctorado en Jurisprudencia y Derecho Privado.
Con esa formación, entró en el mundo de la judicatura en la década de los 80. Primero fue fiscal de la ciudad de Karaj y, posteriormente, en la provincia de Hamedan, hasta que en el año 1985 dio el salto a la capital al ser nombrado sustituto del fiscal de Teherán.
En 1994 llegó a ser Jefe de la Agencia Nacional de Inspección. En lo que respecta al ámbito político, fue nombrado vicepresidente de la Corte Suprema en 2004 y, 15 años más tarde, en 2019, presidente de la misma institución, cargo que ocupó hasta 2021.
Asimismo, en 2016, el guía supremo Ali Jamenei lo colocó al frente de la poderosa fundación benéfica Astan Quds Razavi, que gestiona el santuario del Imán Reza en Mashhad además de un enorme patrimonio industrial e inmobiliario.
Casado con Jamileh Alamolhoda, profesora de Ciencias de la Educación en la Universidad Shahid-Beheshti de Teherán, con quien tuvo dos hijas, Raisi es yerno de Ahmad Alamolhoda, imán de la oración y representante provincial del guía supremo en Mashad, segunda ciudad del país.
Durante su período como jefe de Estado, Raisi trazó su estrategia para expandir la influencia regional de su país, apoyando militantes a lo largo y a lo ancho de Medio Oriente, acelerando el programa nuclear iraní, sospechado de perseguir el desarrollo de una bomba atómica, y llevando a al país al borde de una guerra con Israel
Raisi también apoyó un ataque masivo contra Israel en abril, en el que se dispararon más de 300 aviones no tripulados y misiles contra el país en respuesta a un presunto ataque israelí en el que murieron generales iraníes en el complejo de la embajada del país en Damasco, Siria. La mayor parte de los cuales fueron interceptados con la ayuda de Estados Unidos y de otros países aliados.
Esto supuso un recrudecimiento de la guerra en la sombra que ambos países mantienen desde hace años. |