
EL SORTEO DEL BALÓN, LA FIESTA DE
LOS ACARREADOS Y LA ETERNA REALIDAD

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
CIUDAD DE MEXICO, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, México, 08 de diciembre de 2026.- El Zócalo de la Ciudad de México lució pletórico este sábado, una postal perfecta para las cámaras de los drones y la transmisión oficial. Pero a ras de suelo, lejos de la tarima donde la presidenta Claudia Sheinbaum celebraba "7 años de transformación", la historia era otra. No era la de un fervor espontáneo, sino la de un cansancio sistémico.
Lo que el gobierno presume como "pueblo organizado", en las calles aledañas se reveló como una maquinaria de desgaste humano.
Mientras en el micrófono se hablaba de humanismo, en las banquetas de Madero, 5 de Mayo y Tacuba, miles de personas —muchas de la tercera edad— dormitaban sobre cartones o buscaban desesperadamente una sombra, agotados tras jornadas que para ellos comenzaron en la madrugada.
Investigaciones de campo y testimonios recabados durante la jornada dibujan el mapa real de la movilización:
El Cansancio de la "Cuota": Contingentes enteros provenientes del Estado de México, Veracruz, Chiapas y Tabasco llegaron a la capital desde la noche del viernes o la madrugada del sábado. Se estima que más de 4,000 autobuses convirtieron avenidas como Calzada de Tlalpan, Eje Central y Reforma en estacionamientos gigantescos. Los asistentes, muchos de ellos campesinos o beneficiarios de programas sociales, tuvieron que esperar hasta seis o siete horas bajo el sol y el frío matutino antes de que siquiera comenzara el discurso.
La Amenaza Velada: Detrás de las porras hubo pase de lista. Reportes de diversos sindicatos de trabajadores del estado y organizaciones de comerciantes ambulantes señalan la misma directriz: "El que no va, pierde su lugar".
A los comerciantes en vía pública de las alcaldías gobernadas por Morena se les condicionó la renovación de sus permisos decembrinos a cambio de su asistencia y la de "cinco acompañantes".
A los burócratas de confianza, la instrucción fue clara: asistencia obligatoria so pena de actas administrativas o despidos silenciosos
A los beneficiarios de Bienestar, en zonas rurales, los "Servidores de la Nación" les recordaron sutilmente que su presencia era necesaria para "defender los apoyos" que reciben.
El "Pago": ¿Qué recibieron a cambio de su tiempo y dignidad? En la mayoría de los casos, un "kit" básico: una torta, un jugo y, en algunos grupos, un apoyo en efectivo de entre $200 y $500 pesos para "gastos de camino", financiados desde una opacidad presupuestal que nadie audita.
El Contraste Doloroso: Oraciones vs. Acarreo
La insensibilidad del festejo se magnifica al mirar hacia el norte y el campo mexicano.
Mientras en el Zócalo se gastaban millones en logística para simular unidad, en los estados agrícolas del país, los productores han tenido que recurrir a la fe ante la sordera del Estado.
Es desgarrador ver a agricultores hincados en círculos de oración, clamando públicamente a Dios para que "ablande el corazón de las autoridades".
No piden lujos, piden seguridad y agua. Que un ciudadano tenga que rezar porque su gobierno le ha cerrado la puerta en la cara es el síntoma más grave de un autoritarismo que prefiere organizar mítines que resolver crisis.
Dos Gigantes, Un Mismo Miedo
Este escenario de apoyo forzado no es exclusivo de México.
La reciente reunión en Washington entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, aunque vendida como un éxito diplomático gracias al "balón de oxígeno" de la FIFA 2026, esconde una realidad compartida: ambos mandatarios, autodenominados los más poderosos, gobiernan sobre la base de la división y el miedo.
Las cifras desnudan su vulnerabilidad:
Trump enfrenta una desaprobación del 60%, sostenido por una base radicalizada.
Sheinbaum, aunque popular, ve cómo su aprobación se erosiona (4 puntos menos este trimestre) por la inflación y la violencia.
Ambos necesitan el espectáculo. Trump necesita sus mítines de odio y Sheinbaum necesita un Zócalo lleno, aunque sea a costa del sueño y el hambre de quienes son arrastrados a llenarlo. La foto sonriendo juntos es la imagen de dos líderes autoritarios que se validan mutuamente, mientras sus pueblos —uno dividido por el racismo, el otro por la violencia y el acarreo— pagan la factura.
La fiesta del sábado terminó, los autobuses regresaron a sus estados, pero la fatiga de la gente y las demandas del campo siguen ahí, esperando una respuesta que no sea otro mitin.
La imagen del Zócalo capitalino abarrotado este sábado, bajo la premisa de celebrar "7 años de transformación", es un triunfo innegable de la logística política, pero un fracaso de la sensibilidad social.
Llenar la plaza pública más importante del país con dizque 600,000 almas —muchas movilizadas a través de una maquinaria partidista aceitada con recursos públicos y presión sindical— no borra la realidad de un México que se desangra y se empobrece lejos de los reflectores del escenario presidencial.
La concentración masiva encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum no fue un termómetro de popularidad orgánica, sino una demostración de fuerza mecánica.
Fue un acto de autoafirmación necesario para un gobierno que, puertas adentro, enfrenta grietas, y puertas afuera, enfrenta un país en llamas. Mientras en el centro del poder se lanzaban vivas y se hablaba de "humanismo", en la periferia real del país la ciudadanía acumula agravios que son sistemáticamente ignorados.
El contraste es brutal: el gobierno celebra estadísticas macroeconómicas seleccionadas con pinzas, mientras ignora el grito de auxilio de quienes ponen la comida en esas mesas que el gobierno presume defender.
El Pliego Petitorio de la Realidad
Más allá de la retórica festiva, existe una lista de demandas urgentes que la "aplanadora" de la Cuarta Transformación ha decidido no escuchar, optando por la cerrazón y el autoritarismo administrativo:
La Agonía del Campo y la Súplica Final: Quizás la imagen más dolorosa y simbólica de esta desconexión no ocurrió en el Zócalo, sino en las zonas agrícolas del norte y centro del país. Agricultores, abandonados ante la sequía, la extorsión del crimen organizado y el desmantelamiento de los apoyos rurales, han llegado al extremo de la desesperanza.
Al ver cerradas las puertas de las secretarías y recibir desdén en lugar de diálogo, grupos de productores han sido captados en círculos de oración, hincados en la tierra seca, pidiendo intervención divina.
No piden lluvia; piden, textualmente en sus plegarias, que "Dios ablande el corazón de las autoridades". Cuando un ciudadano tiene que recurrir al cielo porque su gobierno terrenal se ha vuelto un muro de piedra autoritario, el contrato social se ha roto.
Seguridad sin Maquillaje: Mientras se festejaba en la CDMX, en Michoacán estallaban coches bomba y en Sinaloa la vida sigue paralizada. La demanda ciudadana es simple: paz real. No la "paz" de los discursos matutinos ni la de los abrazos retóricos, sino el restablecimiento del Estado de Derecho en territorios donde hoy gobierna el narco, cobrando piso y decidiendo quién vive.
Salud y Medicinas: La promesa de un sistema de salud escandinavo sigue siendo una ofensa para las familias que, siete años después, continúan comprando de su bolsillo medicamentos básicos o esperando meses para cirugías, mientras el gobierno inaugura "megafarmacias" que operan más como símbolos propagandísticos que como soluciones logísticas.
Washington: El "balón de oxígeno" de la FIFA
Si el Zócalo fue el escenario para cerrar filas al interior, la reunión en Washington D.C. entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump fue la verdadera bocanada de aire fresco que Morena necesitaba desesperadamente. Para la "Cuarta Transformación", el sorteo del Mundial de la FIFA 2026 no fue solo un evento deportivo, sino un salvavidas diplomático.
La fotografía de Sheinbaum y Trump sonriendo se vendió en los pasillos de Palacio Nacional como la prueba irrefutable de que la tormenta con el vecino del norte está bajo control. Sin embargo, la foto es engañosa. Detrás de las sonrisas protocolarias se esconden dos mandatarios que, aunque ostentan el título de ser los más poderosos de sus respectivas regiones, comparten una vulnerabilidad creciente: el desgaste acelerado de su capital político.
Las cifras no mienten y revelan la paradoja del poder autoritario. Aunque Sheinbaum mantiene una aprobación cercana al 74%, la tendencia muestra una pérdida de puntos en el último trimestre; la "luna de miel" se agrieta frente al costo de la vida. Por su parte, Trump enfrenta niveles de desaprobación del 60%, sosteniendo su mandato más en la polarización que en el consenso.
Ambos líderes se han distinguido por dividir a sus países: Trump estigmatiza a los "enemigos internos" y Sheinbaum etiqueta a la crítica como "traición". La reunión en Washington fue, al final, el encuentro de dos soledades poderosas que se necesitan mutuamente para validar su fuerza, mientras en sus propias casas, el aplauso se vuelve cada vez más forzado (o acarreado) y el descontento, más ruidoso.
La fiesta terminó el sábado; la cruda realidad del domingo sigue ahí, intacta y exigente. Hasta parece eterna.
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