Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen
 Honoré de Balzac

Por Octaviano Lozano Tinoco

Ante la caída estrepitosa de la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto, golpeado por la crisis económica, la corrupción, la impunidad y la violencia, así como su lentitud y temor para responder ante las agresiones fascistas que llegan de Estados Unidos con el presidente Donald Trump, tiene que salir a la palestra el dueño real de México, Carlos Slim, para intentar sacar al buey de la barranca.

Con una aprobación de 14 por ciento y ahogado con sus mentiras sobre las razones del nuevo gasolinazo y los que vendrán, Slim tiene que aparecer ante la prensa  y defender a Peña Nieto en una conferencia de prensa para intentar calmar los ánimos y como buen vendedor nos dijo, que el gobierno de Trump representa una oportunidad para el país.

Desde sus fortuna de 72 mil millones de dólares y como saldo negativo 52 millones de mexicanos en la pobreza, el magnate afirmó que Trump no es un "Terminator, sino negotiator”, por lo que propuso al gobierno negociar sin enojarse y sin entregarse.

O sea si Trump nos dice que los mexicanos somos narcotraficantes, violadores y rateros no le hagamos caso, porque el empresario es así y el gobierno debe hacer un buen pacto, propuso Slim.

Habló de que nunca había visto una unidad nacional como la que está viniendo en este momento en el país, solo comparable con los terremotos de 1985

"Esta unidad nacional para mí es la más sorprendente que he visto en mi vida", afirmó el dueño de América Móvil, cuando es una reacción de la gente ante la torpeza del gobierno para enfrentar a los fascistas de Estados Unidos y su orden ejecutiva de construir un muro en la frontera, el cual será pagado por los mexicanos.

Llegó a decir que el presidente Trump  “representa es un gran cambio en la forma de hacer política", con lo que el magnate mexicano demuestra que apoya las  decisiones fascistas que llegan desde la Casa Blanca y minimiza los graves riesgos que enfrentan los pueblos, con el remix de Hitler firmando decretos en su paranoia para gobernar.

No podemos tranquilizarnos, porque por un lado tenemos un gobierno entreguista y por el otro a un presidente fascista, que en carne viva dice lo que piensa, con lo que manifiesta todo el odio que siente por lo mexicano.

Slim en la conferencia de prensa solo dijo que “Trump busca un regreso al pasado. Como diría un amigo, ‘utopías regresivas’ al pasado, a la exitosa sociedad industrial del pasado americano”. Hay que recordarle que así empezó Hitler y dejó un pasado tenebroso en el mundo.

Y luego sacó algo inverosímil “Yo lo conocí más (a Trump) leyendo el libro (Great Again: How to Fix Our Crippled America) y no lo he acabado”. Creo que a Trump no necesitas leerlo para saber cómo es y con sólo escucharlo lo sabes. Los empresarios son como él, aunque algunos lo esconden porque reconocen la importancia de la política y la diplomacia para conseguir sus objetivos.

Slim  así trató de lavar el rostro a Peña Nieto, pero lo que consiguió fue presentarse como un Trump cualquiera, con su máscara de ser mexicano y dispuesto a seguir multiplicando la pobreza. Porque Trump es fascista y de eso don Carlos no dijo nada.

El fascismo es sinónimo de destrucción pura, sin excepción.

Peter Brook

Por Octaviano Lozano

La llegada del fascista Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, como el jefe de estado número 45 de su historia, debe dejar una enseñanza en el olvidadizo pueblo y gobierno de México.

El más claro de todos es que Estados Unidos nuca de los nuca será “nuestro amigo” y estoy hablando de su estructura de gobierno política-militar y empresarial, no su pueblo que su sector más sano y menos imbuido por la propaganda nazi de “América Primero”, intenta luchar contra la casta de perversos que con base en la mentira y el miedo llegó a la Casa Blanca.

De manera torpe los gobiernos mexicanos han enganchado la carreta del seudoprogreso mexicano en el cabús del ferrocarril de las barras y las estrellas. Tratados comerciales como el TLC, negociado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, y pactos contra el narco como la Iniciativa Mérida, en el gobierno de Felipe Calderón, se han firmado, pero ahora el nuevo gobierno de Estados Unidos nos agarra a palos y muestra  todo su desprecio contra México y los mexicanos, casi de igual manera como lo hizo Adolfo Hitler contra los judíos en la Alemania de treinta.

Otra enseñanza es que México debe dejar de mirar sólo hacia el norte del continente y hacer nuevas alianzas con otros países, especialmente los de América Latina, Europa y Asia, pero ahora con ganas de que funcione, porque el país tiene sus acuerdos pero olvidados, al ser su único interés seguir recibiendo las migajas que llegan desde el norte estadounidense.

Una más México debe iniciar un proceso contra la impunidad y la corrupción, que permite asesinatos, robo, narcotráfico y violencia en la nación. Necesitamos vivir en un verdadero estado de derecho, donde cada ciudadano cuente igual ante la ley, sin distingo de parentesco con fulanito de tal o por tener mucho dinero evade la justicia.

Cuarta el gobierno mexicano y el pueblo debe ejercer aquí y allá el poder económico dejando de comprar mercancías o espectáculos provenientes de Estados Unidos.

Por ejemplo este 5 de febrero se jugará en  Super Bowl, el partido estrella del futbol americano, donde uno de los equipos, Los Patriotas de Nueva Inglaterra, es ferviente partidario de Trump, y como medida los mexicanos deberíamos apagar el televisión o ver otra cosa el día de ese cotejo.

México es el país donde hay más aficionados al futbol americano fuera de Estados Unidos,  cerca de 25 millones, y su número crece año con año, porque  hay derechos de televisión vendidos y una tienda oficial en internet, por ser un deporte con arraigo y tradición.

Y después los mexicanos deben ir contra la compra de otros productos referentes en Estados Unidos, como el refresco Coco Cola y cancelar ir a los Wal-Mart para abastecernos de comestibles.

Otro punto importante es combatir con argumentos a los pequeños Trumps que empezarán a aparecer en el país, para que justifiquen la insensatez que se vive en Estados Unidos, argumentando que Trump en su país puede hacer lo que desea y es sólo el pueblo estadounidense quien debe cortarle las garras.

Cuando no es así, porque lo que hace allá repercute en todo el mundo y cada estornudo provoca pulmonía en otras partes.

Y aquellos oportunistas que amanera de chiste dicen que ahora México debe construir su muro en la frontera sur para que los migrantes no crucen el país  con destino a la “pesadilla americana”.

México debe iniciar una nueva reingeniería en lo social, político y económico, para no dejar el país a los nuevos Trump criollos que surgirán en el país, como espejo a la intransigencia que tenemos en Estados Unidos. Enfrentar hoy al nuevo inquilino de la Casa Blanca es un deber de todos los mexicanos.

El fascismo es sinónimo de destrucción pura, sin excepción.

Peter Brook

Por Octaviano Lozano

La llegada del fascista Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, como el jefe de estado número 45 de su historia, debe dejar una enseñanza en el olvidadizo pueblo y gobierno de México.

El más claro de todos es que Estados Unidos nuca de los nuca será “nuestro amigo” y estoy hablando de su estructura de gobierno política-militar y empresarial, no su pueblo que su sector más sano y menos imbuido por la propaganda nazi de “América Primero”, intenta luchar contra la casta de perversos que con base en la mentira y el miedo llegó a la Casa Blanca.

De manera torpe los gobiernos mexicanos han enganchado la carreta del seudoprogreso mexicano en el cabús del ferrocarril de las barras y las estrellas. Tratados comerciales como el TLC, negociado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, y pactos contra el narco como la Iniciativa Mérida, en el gobierno de Felipe Calderón, se han firmado, pero ahora el nuevo gobierno de Estados Unidos nos agarra a palos y muestra  todo su desprecio contra México y los mexicanos, casi de igual manera como lo hizo Adolfo Hitler contra los judíos en la Alemania de treinta.

Otra enseñanza es que México debe dejar de mirar sólo hacia el norte del continente y hacer nuevas alianzas con otros países, especialmente los de América Latina, Europa y Asia, pero ahora con ganas de que funcione, porque el país tiene sus acuerdos pero olvidados, al ser su único interés seguir recibiendo las migajas que llegan desde el norte estadounidense.

Una más México debe iniciar un proceso contra la impunidad y la corrupción, que permite asesinatos, robo, narcotráfico y violencia en la nación. Necesitamos vivir en un verdadero estado de derecho, donde cada ciudadano cuente igual ante la ley, sin distingo de parentesco con fulanito de tal o por tener mucho dinero evade la justicia.

Cuarta el gobierno mexicano y el pueblo debe ejercer aquí y allá el poder económico dejando de comprar mercancías o espectáculos provenientes de Estados Unidos.

Por ejemplo este 5 de febrero se jugará en  Super Bowl, el partido estrella del futbol americano, donde uno de los equipos, Los Patriotas de Nueva Inglaterra, es ferviente partidario de Trump, y como medida los mexicanos deberíamos apagar el televisión o ver otra cosa el día de ese cotejo.

México es el país donde hay más aficionados al futbol americano fuera de Estados Unidos,  cerca de 25 millones, y su número crece año con año, porque  hay derechos de televisión vendidos y una tienda oficial en internet, por ser un deporte con arraigo y tradición.

Y después los mexicanos deben ir contra la compra de otros productos referentes en Estados Unidos, como el refresco Coco Cola y cancelar ir a los Wal-Mart para abastecernos de comestibles.

Otro punto importante es combatir con argumentos a los pequeños Trumps que empezarán a aparecer en el país, para que justifiquen la insensatez que se vive en Estados Unidos, argumentando que Trump en su país puede hacer lo que desea y es sólo el pueblo estadounidense quien debe cortarle las garras.

Cuando no es así, porque lo que hace allá repercute en todo el mundo y cada estornudo provoca pulmonía en otras partes.

Y aquellos oportunistas que amanera de chiste dicen que ahora México debe construir su muro en la frontera sur para que los migrantes no crucen el país  con destino a la “pesadilla americana”.

México debe iniciar una nueva reingeniería en lo social, político y económico, para no dejar el país a los nuevos Trump criollos que surgirán en el país, como espejo a la intransigencia que tenemos en Estados Unidos. Enfrentar hoy al nuevo inquilino de la Casa Blanca es un deber de todos los mexicanos.

Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe  
es que no ha oído aún la noticia terrible,     
aún no le ha llegado. 

Bertolt Brecht

Por Octaviano Lozano Tinoco

Este viernes en la escalinata del Congreso, el empresario Donald Trump jurará ante la Biblia como el presidente número 45 de Estados Unidos, ante el temor del mundo entero por las locuras de su proceder y echar por tierra la política y la diplomacia como herramientas para el entendimiento entre países, con lo que habla tan claro como un misil disparado por las tropas invasoras de las barras y las estrellas.

Trump, el fascista presidente, ha lanzado obuses para todos lados. México fue su primer objetivo y pronunció graves insultos contra nosotros, llamándonos narcos, violadores y delincuentes, y llegó a la propuesta grotesca de levantar un muro en la frontera común de 3 mil 152 kilómetros y que además México pagaría su costo.

También China, Alemania y la Unión Europea han recibido sus baladronadas, más propias de un emperador que de un político, por lo que gran parte del mundo está en guardia, ante su llegada a la Casa Blanca.

Como dicen bien los historiadores, el magnate es la punta de iceberg de la sociedad estadounidense, por lo que él quizá no sea tan importante, sino la base que cree en su discurso simplista y militarista. Donde los otros son los culpables de la caída de Estados Unidos y ahora deben pagar por ello.

En las elecciones en Alemania de  1932, el partido nazi ganó con 33 por ciento de los votos, más que cualquier otro organización política, y un año después Adolfo Hitler llegó al poder, apelaban especialmente a los desempleados, los jóvenes y a las personas de la clase media baja (propietarios de pequeñas tiendas, empleados de oficina, artesanos y granjeros).

Fue nombrado canciller y muchos alemanes creyeron que habían encontrado al salvador de la nación.

A comienzos de la década de 1930, el clima en Alemania era oscuro. La depresión económica mundial había golpeado al país y había millones de desocupados. El recuerdo de la derrota humillante de Alemania quince años antes, durante la Primera Guerra Mundial, estaba todavía fresco en la memoria de muchos, y los alemanes no confiaban en su débil gobierno, conocido como la República de Weimar.

Ahora, Trump jurará como presidente de Estados Unidos con una aprobación de 40 por ciento de apoyo popular,  el índice más bajo en una generación, según encuestas del periódico The Wall Street Journal y la cadena NBC.

Su triunfo en los comicios de pasado 8 de noviembre reveló las fisuras que separan tanto por clase, ideología política, estilo de vida y creencias del país.

Su lema “hacer a Estados Unidos grande otra vez” dio en el clavo de muchos votantes, quienes lo apoyan. Su visión populista y seudo-conservadora, especialmente en el sector de los negocios y su filosofía antiinmigrante, socavó el mensaje de su rival, Hillary Clinton.

Sin embargo, su gobierno iniciará justo cuando el país no se ha recuperado del todo de la recesión causada por el desplome de bienes raíces en el 2008, cuando no se llegó a dar una reforma migratoria tras décadas de coqueteos y promesas que se daría de parte tanto de demócratas como algunos republicanos, de una racha de desempleo, que si bien está a la baja, ha afectado primordialmente a los varones de clase trabajadora (que pudo influir el resultado electoral).

Rocky Suhayda, presidente del Partido Nazi de Estados Unidos, aseguró en declaraciones de prensa que la victoria de Trump en las elecciones es “una oportunidad real” para los nacionalistas blancos. Un exmiembro del Ku Klux Klan y aspirante al Senado por Louisiana dice que sus votantes “son los mismos” que los del republicano.

El fascismo ha llegado al poder en la Casa Blanca y es apoyado por sectores de ciudadanos blancos, desempleados y resentidos con la sociedad y el mundo, lo que hará complicado el gobierno de Trump. Los empresarios estadounidenses como siempre están expectantes y si les producen ganancias lo apoyarán, pese a tu arrogancia y posiciones violentas, como lo hicieran las firmas alemanas con Hitler en otros tiempos.

Paz en el mundo y un mundo para todos.

Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo.

Albert Camus

Por Octaviano Lozano Tinoco

Este viernes 20 Donald Trump jurará como el presidente número 45 en la historia de Estados Unidos y propiamente será el pistoletazo para que una nueva era se instale en el mundo entero.

La derecha se quitará su vestimenta democrática y se presentará tal como es, antidemocrática y privatizadora de todo lo que este a su alcance: la tierra, el agua y el aire, como si la naturaleza fuera de su propiedad.

El nuevo fascismo recorrerá el mundo y nuevos personajes llegaran a la presidencia los personajes, como en Filipinas donde ya tenemos a  en la presidencia Rodrigo Duterte, quien simpatiza con Hitler  y apoya en “asesinato” de todos los narcotraficantes.

En Argentina tenemos a Mauricio Macri, quien está involucrado en los Papales de Panamá, el paraíso fiscal con dinero nunca explicado, y adopto medidas privatizados en sus primeros días de gobierno,  y en Brasil, Michel Temer, quien pese a tener graves acusaciones de corrupción en su contra y fue uno de los artífices que sacó de la presidencia a  Dilma Rousseff, ocupa hoy la primera magistratura del país.

En México quizás aparezca la réplica Trump para intentar llegar a la presidencia, en las elecciones del 2018. El color del partido no importará.

En Europa, los  líderes de ultraderecha se preparan para realizar su cumbre el sábado 21 en Koblenz, Alemania, con el fin de diseñar su estrategia para llegar al poder.

Al encuentro asistirán líderes de Francia, Alemania, Italia y Holanda, en lo que el partido Alternativa para Alemania (AfD, en alemán) consideró una "Contra Cumbre Europea" que se realizará un día después de la asunción del presidente electo Donald Trump, a quien observan con simpatía.

A ese evento la prensa no está invitada. Marcus Pretzell, miembro de AfD y organizador del evento, explicó que los medios tienen una "parcialidad" contra los partidos que participarán de la cumbre y que entonces no harán "reportes confiables".

A la cumbre de Koblenz se espera la asistencia de unas mil personas, entre estos Marine Le Pen, del Frente Nacional francés y el holandés Geert Wilders, del Partido por la Libertad, así como también representantes de la Liga del Norte italiana y el Partido de la Libertad de Austria.

En los últimos años la ultraderecha europea viene aumentando en los últimos años su influencia con un discurso populista contrario a la migración y a la Unión Europea (UE.)

El año pasado el candidato Norber Hofer resultó segundo en las elecciones en Austria, el AfD logró victorias en comicios regionales y Marine Le Pen aumenta su popularidad en las encuestas de cara a la votación presidencial de 2017 en Francia.

La historia ama las paradojas.
Bertolt Brecht

Por Octaviano Lozano Tinoco

Como aquella frase del Chavo del Ocho de sin “querer queriendo” la historia pone en la mesa del presidente Enrique Peña Nieto la oportunidad  de pasar a los libros escritos de la patria, como ingenuamente pensó que lo haría con sus reformas estructurales (la venta de Pemex y la privatización de lo último que tenía la nación), si sabe enfrentar al fascismo en Estados Unidos, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país.

Resulta osado creer que Peña Nieto podrá hacerlo, pero la oportunidad allí está, si pensamos en los dos primeros movimientos que hizo, la llegada de Luis Videgaray a la secretaría de Relaciones Exteriores en lugar de Claudia Ruiz Massieau, quien por invitar al magnate a México le costó su puesto en Hacienda. Además, no sabe nada de diplomacia y el mismo lo reconoció al ser designado a ese puesto, pues dijo a la prensa que venía a “aprender”.

El segundo fue decir, en el encuentro con diplomáticos en la clausura de la XXVIII Reunión de Embajadores y Cónsules celebrada en el Palacio Nacional, que en “las negociaciones” con el futuro gobierno de Estados Unidos no aceptará nada que vaya en contra de los intereses del país ni de la dignidad de los mexicanos.

Decir que en “las negociaciones” con próximo gobierno de Estados Unidos es una torpeza del presidente, porque si del otro lado Trump asegura que el muro será levantado en la frontera con Estados Unidos y México lo pagará de sí o sí. No hay posibilidad de sentarse a la mesa y hablar. El fascismo en Estados Unidos ha echado de su discurso la diplomacia y la política, dando paso a las órdenes.
No es que antes no lo haya hecho, sino que  edulcoraba las decisiones de tal manera que los pueblos las compraran como algo que  sería bueno para ellos.

Hoy todo eso se ha acabado y de Washington sólo vendrán órdenes, porque todos las sabrán sin distingo, desde el funcionario más poderoso hasta el ciudadano desprotegido.

De ese tamaño será el resto histórico que tendrá Peña Nieto en sus dos últimos años de gobierno, cuando todo se le desmorona entre las manos y el descontento crece en todo el país, su tablita de salvación es Trump.

Corrupción, violencia, impunidad, pobreza y casos político era la estela que dejaba el gobierno peñista, hasta que llegó el magnate  y se presenta al mandatario la opción de unir a los mexicanos para enfrentar el descaro de una potencia que busca humillarnos, como tantas veces lo ha hecho.

Si Peña lo hace bien, puede dar el brinco a la historia, pero si se arrodilla y busca negociar lo innegociable, perderá el momento histórico que el destino le puso en la puerta para mejorar en algo el caos que su gobierno ha ocasionado en el país.

Ojalá pueda, pero sus dos primeros pasos son nefastos, pero habrá que esperar.

Por lo pronto, el rector de la UNAM, Enrique Graue, propuso el camino: “México debe afrontar al próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con propuestas y valentía”.

En declaraciones desde París, afirmó: “Creo que la actitud que debe tomar México debe ser una actitud propositiva, valiente y alegre", tras ser condecorado por la Academia de Cirugía de Francia.

Ese es sin duda ese el camino a seguir…

No tenía ganas de nada. Sólo de vivir.
Juan Rulfo (!Diles que no me maten!)

Por Octaviano Lozano Tinoco

El tan temido “México Bronco” parece que está despertando, provocado por un gobierno que raya en el cinismo y en su intención de seguir con sus reformas neoliberales, que sólo buscan privatizarlo todo, el aire, el agua, la educación y la tierra, con el único argumento político de que “no hay de otra” y le pide al pueblo apechugar.

La molestia  estalló en todo el país, tras la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de incrementar el precio de la gasolina y su discurso lastimero de que comparto “la molestia y el enojo” de la población, para después preguntar  de manera directa “¿qué hubieran hecho ustedes?” para argumentar que tomó la "difícil" decisión de subir hasta en un 20% el costo local de la gasolina, porque de no hacerlo habría tenido que recortar los programas sociales.

Sin embargo, transportistas, organizaciones campesinas y sociales, y ciudadanos se manifestaron en por lo menos 28 estados, para rechazar el aumento al precio de las gasolinas y el diésel.

Se realizaron bloqueos carreteros y de autopistas, marchas, plantones en instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex), de dependencias como el Sistema de Administración Tributaria.

El malestar de los mexicanosl fue empañado por actos vandálicos y rumores creados desde las redes sociales, para desprestigiar el descontento y enmarcarlo en un acto de vándalos y anarquistas. El rumor y la mentira cabalgaron de nuevo por el país.

Sin embargo, la chispa social está provocando que distintos estratos de la sociedad se unan en un objetivo, dar un giro al programa económico del gobierno que sólo beneficia a los grandes capitales.

Este lunes Peña Nieto presentó (clásico después del niño ahogado) un pacto social, como los que realizaba el presidente Miguel de la Madrid Hurtado en los años ochentas, para calmar el descontento social.

Pero será una manera de dividir a la sociedad y hará creer que con unas medidas hacia lo que llama “clases más desprotegidas” se intente calmar la molestia.

A esta calamidad y descontento social, se suma la llegada a la presidencia de Estados Unidos del fascista Donald Trump, que con un “mejoralito”, poner a Luis Videgaray en la secretaría de Relaciones Exteriores, Peña Nieto piensa que podrá enfrentar el vendaval que vendrá de nuestro vecino del norte.

Pero no es que Estados Unidos sea ahora nuestro “enemigo”, porque de hecho siempre lo ha sido, lo que pasará con Trump es que hará a un lado “la política y la diplomacia” para decir lo que desea de México de manera directa y sin contemplaciones.

Quiere un muro y lo pagará México; no quiere que las empresas automotrices se instalen en nuestro país; quiere expulsar a todos los ilegales, y lo dice sin  mira a los lados.

Para enfrentar eso, Peña instala a Videgaray al frente de la cancillería, pero se inutiliza al decir, en un su primer día, al frente de la dependencia: “vengo a aprender”.

El descontento social en la calle y la llegada de Trump en la presidencia de Estados Unidos, el próximo 20 de enero, es la pesada loza que el gobierno de México tendrá que padecer, en el año en que los mexicanos viviremos en peligro.