En México no estamos seguros de que el futuro exista: cada alegría puede ser la última.
Juan Villoro

Por Octaviano Lozano Tinoco

Este domingo 4 de junio se realizarán en México elecciones importantes, que sin duda marcarán el camino para la justa electoral por la presidencia en el 2018, por ello los  partidos están utilizando todas las argucias ilegales para ganar la contienda.

En la recta final de las campañas con miras a las elecciones, los candidatos a gobernador han intensificado sus recorridos por los estados de México, Nayarit y Coahuila.

Mientras en Veracruz se determinará el destino de 212 ayuntamientos, una entidad que concentra el 6.55 por ciento del padrón electoral.

El Estado de México es la joya de la corona en disputa, la casa del poderoso Grupo Atlacomulco, al que pertenece el presidente Enrique Peña Nieto, que de caer en manos de la oposición, la más factible Morena y su candidata Delfina Gómez, podría ser el trampolín para que Andrés Manuel López Obrador  pueda llegar pon fin a Los Pinos en  la contienda de 2018.

Eso pone a temblar al sector político y empresarial del país, que regresa con la cantaleta de que AMLO es un peligro para México, por ser  autoritario y enemigo de la libre empresa.

Y buscan meterlo en la lógica priísta de que todos somos corruptos  con los videos donde aparece Eva Cadena, candidata de Morena a un puesto de elección popular en Veracruz, recibiendo bajos de dinero con destino “supuestamente” para el tabasqueño.

Eso huele a naftalina, pero la lucha política está empeñada en que el mexicano no sea un verdadero ciudadano, que pueda libremente, presentarse en una urna  electoral y emitir su voto de manera libre.

En el Estado de México hay  8 millones 353 mil 540 mujeres (51.6%);  7 millones 834 mil 68 hombres (48.4%); en total la poblaciones de 16 millones 187 mil 608 habitantes.

En el patrón electoral está inscritos 11 millones 404 mil 743.

La compra y coacción del voto en la elección del Estado de México y la pasividad del Instituto Nacional Electoral sientan un antecedente peligroso para la validez de la elección presidencial de 2018

La intervención de los gobiernos del PRI a nivel federal y estatal a la hora de repartir programas sociales en periodo electoral ha provocado que la oposición haya calificado el proceso como una "elección de Estado".

Una proceso electoral así, cuestionado por las omisiones del INE, la Fiscalía Especializada de Delitos Electorales (Fepade) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), más las impugnaciones de las últimas dos elecciones presidenciales sienta un precedente peligroso en un país como México, donde el descontento de la población puede desencadenar un estallido social.

“La competencia por el poder político en las entidades ha dejado de ser un tema local y se ha convertido en un asunto de trascendencia nacional", reconoció Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, durante la Primera Reunión Nacional de Evaluación y Coordinación con los Institutos y Fiscalías Electorales, celebrada el pasado lunes 24 de abril.

Le haré una oferta que no podrá rechazar”.
Vito Corleone (El Padrino)

Por Octaviano Lozano Tinoco

Mientras uno mira a Brasil y observa como el edificio de corrupción se desmorona y cae como castillo de naipes, donde toda la clase política y empresarial se acusa entre ellos, porque nadie está dispuesto a pagar sólo en prisión una orgia de ilegalidad y delincuencia, desde el presidente hasta el más humilde político, en México está claro que el PRI sabe controlar todo eso y salir airoso de la escenas de  corrupción.

Aquí en el país quien tiene que pagar como cárcel lo hace con la condición del silencio para no involucrar a nadie más y espera seis años de vituperios, pero cuando sale el sexenio regresa su dinero y vuelve a la vida normal, como si no hubiese pasado nada.

Por ejemplo, en México cayó en prisión Elba Esther Gordillo, exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), acusada en febrero de este año de malversar 200 millones de dólares.

Y sigue su proceso en su contra y de su boca no ha salido nada que involucre a ningún político ni empresario que ponga en jaque todo el sistema político mexicana.

Todo indica que sucederá lo mismo con el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, detenido en Guatemala y en proceso de extradición, por cargos de enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal.

Duarte guardará silenció y como pide el canon priísta para conservar lo más que pueda y cuando la tormenta allá pasado, quizá dentro de seis años, el olvido hará su parte y todos felices y contentos sin daños mayores para el sistema político priísta, que alguna vez llamó con razón Mario Vargas Llosa, como la “dictadura perfecta”.

La gota que explica el sistema mexicano fue la asistencia de importantes políticos en la boda de la hija de Carlos Romero Deschamps, el senador y líder del sindicato de PEMEX, quien es un personaje cuestionado por sus ocursos manejos de ese gremio.

Romero Deschamps fue acusado de haber desviado recursos del sindicato petrolero, que fueron destinados a la campaña del PRI en las elecciones presidenciales del 2000. Tres años después, el entonces IFE concluyó que sí había existido un desvío de al menos 500 millones de pesos. Sancionó al PRI con una multa de mil millones de pesos.

Su hija Paulina Romero, fue exhibida por las imágenes que subía a su perfil de Facebook en las que presumía sus viajes por todo el mundo, en aviones comerciales y privados, paseos en yates, comidas en restaurantes exclusivos, bolsas de marcas de lujo con valor de más de 200 mil pesos.

En ese paraguas, la clase política se fue a tomar la foto con el líder sindical.

Al enlace matrimonial asistió el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, Enrique Ochoa, líder nacional del PRI, arribó junto a su pareja y el exprocurador Jesús Murillo Karam.

Como parte del grupo cercano al líder petrolero llegaron René Juárez, subsecretario de Gobernación; los exgobernadores Francisco Olvera, de Hidalgo; Carlos Lozano, de Aguascalientes, y Mariano González Zarur, de Tlaxcala, así como Joel Ortega, extitular de la SSP capitalina.

José Antonio González Anaya, director de Pemex; el senador panista y presidente de la Comisión de Energía, Salvador Vega; Pablo Escudero, presidente del Senado, junto a su esposa la diputada del PRI, Sylvana Beltrones, hija del exlíder nacional del PRI.

También asistieron el abogado panista Diego Fernández de Cevallos, el empresario Carlos Peralta y su esposa Mariana Tort.

Pero en México  a diferencia de Brasil, La  Omertá o ley del silencio funciona a la perfección.  Es un código de honor de la mafia siciliana, que impide dar cualquier información sobre las actividades de la organización o personas de la misma a terceros. La violación de este código se castiga con la muerte.

En la definición de Antón Blok, estudioso del fenómeno, La Omertá es: “La prohibición categórica de la cooperación con las autoridades estatales o el empleo de sus servicios, incluso cuando uno ha sido víctima de un crimen.”

Soy muy mexicano, no tiene remedio. En donde he estado, lo que me alimenta es México.
Rufino Tamayo

Octaviano Lozano Tinoco

México es un Estado Fallido, porque no hay gobierno que lo defienda y está merced de la violencia, la desigualdad y el narcotráfico.
Además el presidente estadounidense, Donald Trump, agrede a México y no hay quien defienda a sus ciudadanos.

Eso dijo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien en estos momento vive un fuerte movimiento social, de grupos opositores que buscan por cualquier medio echarlo del poder, pero que sus declaraciones contra el país son más ciertas que las misma revuelta venezolana.

Aquí el mandatario Enrique Peña Nieto sigue al frente del timón y tormenta del país, porque los grandes medios de información continúan avalando y justificando el despiporre e ilegalidad que existe en la nación.

No se investigan los grandes hechos de corrupción y crímenes que ocurren todos los días en el país.

De acuerdo con reportes de prensa, en los primeros cuatro meses del año, se rompió el récord de homicidios dolosos registrados en el país, al alcanzar 7 mil 727 casos entre enero y abril, 392 casos (5.3%) más que en 2011, que había sido el año más violento

De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP),  tan sólo en abril de 2017 hubo mil 948 homicidios dolosos.

Hoy se informa de la muerte de Miguel Vázquez Torres, quien fuera presidente del Comisariado de Bienes Comunales de la comunidad wixárika de San Sebastián Teponahuaxtlán, asesinado junto a su hermano Agustín el sábado alrededor de las 18 horas en el poblado de Kuruxi Manawe en Tuxpan de Bolaños.

¿Y qué pasará? Nada, todo caerá en el saco de la impunidad, donde todo en México se acumula, porque no hay un Estado justo y creíble que resuelve los conflictos, desde la justicia y la ley.

La razón es clara, el Estado mexicano está controlado por la ilegalidad y el poder oscuro, que genera la economía ilegal, donde el país ha abrevado por mucho tiempo.

Estamos en un callejón sin salida y agarrados económicamente de alfileres, que al quitarlos México caería en un precipicio sin fin.

Todo este panorama se puede complicar, si el próximo 4 de junio el PRI y el gobierno intenta un fraude más y logran  que su candidato Alfredo del Mazo gane le gubernatura del Estado de México.

Ese día se votará por más de 500 cargos públicos en las entidades, donde se renovarán autoridades locales, esas son además del Estado de México, Coahuila  y Nayarit (donde se votará también por gobernador) y Veracruz, donde se sufragará por  212 Ayuntamientos.

La democracia debería ser un asunto de aritmética, pero en México no es así. Los ciudadanos emiten su voto, hay un conteo de los mismos y ganará el candidato que obtenga más boletas a su favor, simple.

Sin embargo, en el país estamos muy lejos de ello y se hacen todo tipo de ilegalidades para que el ciudadano no sea un ciudadano, y se convierta en un aparato más del Estado Fallido y venda su voto en favor de uno de los candidatos.

Fue del sistema social
Que nos mata de a poquito

Óscar Chávez

Por Octaviano Lozano Tinoco

Los mexicanos estamos viviendo en un sistema político-empresarial que nos está matando de a poquito: violencia, contaminación, pésimos servicios públicos, viviendas en malas condiciones y alejadas de los centros de trabajo; comida basura, malos servicios de salud y una educación deficiente.

Es claro que el objetivo del gobierno, que maneja los hilos del Estado, es impulsar las llamadas reformas estructurales y los que caigan durante esa tarea serán “daños colaterales”, porque los cambios van sin importar la pérdida de vidas humanas.

Los periodistas son una de esas víctimas en esta ola de terror que vive el país, donde la vida no vale nada.

En lo que va del año, siete periodistas han sido asesinados en México por llevar a cabo su labor y denunciar al poder que nos está matando de a poquito.

Esto coloca al 2017, como el segundo año, junto con el 2015, en el que más reporteros han sido acribillados en este país durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto. El primer lugar se lo llevó el 2016, con 11 asesinatos.

El lunes 15 de mayo es una fecha particularmente fatídica para el desempeño del trabajo periodístico, porque fueron asesinados ese día Javier Valdez, corresponsal de La Jornada y fundador del semanario RíoDoce, en las calles de Culiacán, Sinaloa, y Jonathan Rodríguez Córdova, reportero del medio local jalisciense El Costeño de Autlán, en ese pueblo, en un operativo criminal donde resultó herida su madre Sonia Córdova, subdirectora comercial del citado medio.

Un reciente estudio de la Encuesta de Conflictos Armados del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), afirmó que por la “guerra contra el narcotráfico”  ha colocado al país  como la segunda zona de conflicto más mortal del mundo después de Siria.

Unas 23 mil personas murieron en México en 2016 durante conflictos entre cárteles y enfrentamientos entre criminales y fuerzas del Estado, solo superada por Siria con 50 mil, pero arriba de Afganistán con 17 mil e Irak con 16 mil.

Por la  violencia 281 mil 400 personas han tenido que abandonar sus comunidades, según un informe publicado en Ginebra por el Centro de Vigilancia de Desplazados Internos (IDMC, por sus siglas en inglés).

Y esto no para, porque existe la impunidad. México es el segundo país de 59 con mayor índice de impunidad, según el Índice Global de Impunidad (IGI), elaborado por la de la Universidad de las Américas Puebla (UdlaP) y Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla (CCSJ).

El sistema de justicia mexicano, según el estudio, enfrenta grandes deficiencias: 46 por ciento de la población detenida carece de una sentencia condenatoria.  El índice estimó una proporción promedio internacional de 17 jueces por cada 100,000 habitantes; México sólo cuenta con 4 por cada 100,000.

A eso hay que sumar, que la ciudad de México está muriendo en contaminación.

El estudio Calidad de Vida Internacional de la consultora en recursos humanos Mercer, arrojó que los índices de polución colocaron a la Ciudad de México en la posición 128, de 231 urbes (uno menos en relación a 2015), y a Monterrey, en el 110 (dos lugares abajo).

De acuerdo con estimaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), en 2015 sólo en el Valle de México murieron mil 823 personas, 4 mil 494 requirieron hospitalización por causas respiratorias y enfermedades cardiovasculares, además, 247 mil 729 acudieron a consultas médicas por infecciones respiratorias, asma y padecimientos isquémicos del corazón.

A todo esto hay que seguir sumando un trabajo precario en México donde   seis de cada 10 personas están en la informalidad, las cuales mantienen salarios bajos y carecen de protección social, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Además los traslados casa-trabajo, que puede superar las cuatro horas, dos de ida y dos de regreso, para llegar a sus hogares que materialmente expulsan a sus habitantes de sus paredes, por ser pequeños y compartes la pared con el vecino.

Era un auténtico maestro, y debe añadirse que tenía todo el derecho del mundo a enseñar porque se pasaba la vida aprendiendo.
Jack Kerouac

Por Octaviano Lozano Tinoco

La única puerta para que México salga de la violencia, la pobreza, la corrupción y la impunidad es por medio de la educación, y para ello los maestros deberán jugar un papel fundamental en esa transformación social.

Sin embargo, agobiados por un sindicalismo rapaz que los mantienen activos en la calle y no en las aulas, los profesores han caído en la aceptación de la población y se les ve como irresponsables y flojos.

Antes eran respetados por la sociedad y los padres delegaban en su autoridad la buena educación de sus hijos. Hoy lamentablemente no es así.

Los maestros viven con arduas horas laborales y salones de 40 alumnos, que vienen con un mundo de problemas, y sin programas de actualización sólidos y que se imbriquen en el contexto de la zona o región donde dan sus clases.

Entre los treinta y cuatro países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México está ubicando en el último lugar en desempeño educativo en ciencias, lectura y matemáticas.

“Menos de uno por ciento de los estudiantes logra niveles de competencia de excelencia”, fue el resultado que arrojó la aplicación de la prueba Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2015.

En ciencias, los alumnos consiguieron una media de 416 puntos mientras que el promedio del organismo fue de 493 puntos.

Mientras que en lectura, obtuvieron 423 puntos; por su parte, el promedio de los miembros de la OCDE fue de 493 puntos.

Los jóvenes de quince años registraron su peor desempeño en matemáticas, al sumar solamente 408 puntos; lo que contrasta con los 490 obtenidos por los del resto de los países.

En el balance de resultados de PISA, México solamente superó a naciones como Montenegro, Georgia, Jordania, Indonesia, Brasil, Perú, El Líbano, Túnez, Macedonia, Kosovo, Argelia y República Dominicana.

Asimismo, México es el cuarto país con el menor porcentaje de profesores certificados de especialidad, de acuerdo con el Panorama de la Educación de la OCDE 2016.

Solo 30 por ciento de los profesores de las áreas de ciencia en las primarias y secundarias está completamente certificado por una autoridad competente, cuando el promedio en la organización es de 84 por ciento.

Además, los maestros de primaria, secundaria y media superior en México trabajan en la enseñanza más horas por año que el promedio de los países de la OCDE.

Por ejemplo, a nivel de secundaria, los maestros en México trabajan 352 horas al año más que la media de la OCDE. Aunque en preescolar dan clases de alrededor de la mitad del tiempo promedio de la organización.

Una reforma educativa donde el maestro sea el centro de todo, es clave para que la educación en México de entrada mejores niveles de progreso y se termine con la violencia.

Amárrenlo y denle algo de beber hasta que se emborrache para que no le duelan los tiros
Juan Rulfo (Diles que no me maten)

Por Octaviano Lozano Tinoco

Dos escenas difundidas por las redes sociales desnudan la realidad del país y confirman que vive una “guerra encubierta”.

La primera es el asesinado a manos de un militar de un presunto huachicolero tras la balacera en Palmarito Tochapan, Puebla, la noche del 3 de mayo, en donde fallecieron 4 militares y 7 presuntos huachicoleros (que roban gasolina de los ductos de Pemex).

La otra escena se ve a presuntos paramilitares, conocidos como el Cartel del Golfo, rezando antes de iniciar sus actos criminales en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, acto similar al que realizan los yihadista del Estado Islámico que se encomienda a Alá para realizar sus operaciones  criminales.

Dos situaciones que provocan una sensación de abandono y desesperanza sobre el destino de México y los mexicanos, donde nada hay más que violencia, impunidad y corrupción.

La democracia y las leyes siguen en “obra negra” porque no amparan al pueblo ni le dan la certeza de una salida dentro de la ley a todos los problemas nacionales.

El reporte Armed Conflict Survey 2017, publicado por el International Institute for Strategic Studies (IISS), con sede en Londres, señala que México  está inmerso en una guerra que se libra con armas de corto alcance.

En el país se cometieron el año pasado  23 mil homicidios dolosos, cifra que se ubica en el segundo lugar de asesinatos después de Siria, nación que vive una guerra civil de más de cinco años, y donde además de los grupos armados locales, participan de manera directa potencias como Estados Unidos, Rusia, Turquía, Israel y aliados de la  Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El reporte del IISS se pregunta “¿Por qué el crimen organizado se ha vuelto tan agresivo y brutal en México?”

Y responde: “Las raíces del conflicto se encuentran dentro de las instituciones débiles de México y el desarrollo socioeconómico insuficiente. Pero la más reciente ola de violencia se remonta a una militarización, una carrera armamentista, por grupos criminales que buscan las herramientas más eficaces de intimidación contra rivales y el Estado. El objetivo de las pandillas es lograr la autonomía - sobre los territorios urbanos y las economías ilícitas como el contrabando de cocaína, la producción de heroína y, cada vez más, los laboratorios de drogas sintéticas”.

La Secretaría de Gobernación (Segob) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en comunicado conjunto rechazaron el reporte sobre muertes en México.

Calificaron como carentes de sustento e “irresponsable” las versiones dadas a conocer por el International Institute for Strategic Studies, (IISS) que adjudica a grupos criminales la violencia que se vive en el país y donde no está registrado oficialmente un conflicto bélico como en otros países donde si lo existe, como es el caso de Siria.

Pero después salen los videos y todos los alegatos se desmoronan, ante una realidad que viven millones de mexicanos de violencia, muerte e impunidad.

Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.
Otto Von Bismarck

Por Octaviano Lozano Tinoco

Mientras los ojos de la gran prensa se va hacia otros puntos de América Latina para horrorizarse de la violencia, se olvida de México que pasa por una “guerra encubierta”, donde la vida no vale nada y la muerte gobierna, al tiempo que las autoridades se culpan unas a otras sobre su incapacidad para brindar al mexicano seguridad en su vida y propiedades.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el sexenio de 2006-2012 se cometieron 120 mil 341 homicidios dolosos, y en lo que va de la presidencia de Enrique Peña Nieto se acumulan 90 mil 573, por lo que de seguir el actual promedio mensual, al terminar sus seis años de gobierno habría más de 130 mil. Lo que sería llenar el Estadio Azteca con 87 mil espectadores y 43 mil gentes más.

México es un país donde supuestamente impera la ley, el respeto a los derechos humanos, donde existe la división de poderes y no sé cuántos artilugios más de democracia, pero a la hora de los “chingadazos”, lo que existe es impunidad y corrupción.

En cada rincón del país hay algún enfrentamiento armado, donde participa el ejército, hoy lo tenemos con los llamados “Huachicoleros” (quienes que roban gasolina en los doctos de Pemex, en Puebla y Veracruz) y en el estado de Tamaulipas donde bandas criminales siembras cadáveres y nadie puede imponer el estado de derecho y la ley.

De acuerdo con datos de prensa, el inicio de este año fue el más violento de los últimos tiempos, al cometerse en enero mil 938 homicidios dolosos.

Las cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que en 25 de las 32 entidades hubo un incremento de asesinatos en el arranque de este año. Es casi el 80 por ciento del país.

Ante ello, debería las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA) hacer algo por México para que de una vez por todas termine la sangría en el país.

La violencia le cuesta al país el equivalente a 18 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2016, alrededor de 25 mil pesos por habitante, según el Índice de Paz México 2017.

El aumento de los homicidios contribuyó, en gran medida, al retroceso en los niveles de paz del país, señaló la coordinadora del centro de investigación Instituto de Economía y Paz en México Patricia de Obeso, en declaraciones a la prensa.

Se trata de "un impuesto a la seguridad en el país", que pagan los ciudadanos y que, según De Obeso, llega a superar el ingreso del trabajador mexicano promedio, en estados como Colima, donde el costo de la violencia per cápita es de 66 mil 500 pesos o Guerrero, donde es de 53 mil 600 pesos.

Los jóvenes mexicanos representan un poco más del 38 por ciento de las víctimas de homicidios en el país en la última década, según el informe “La violencia juvenil en México”, publicado en junio 2012 por el Banco Mundial.

La tasa de homicidio juvenil triplicó en solamente dos años, de 2008 a 2010, cuando llegó a 25.5 homicidios por 100.000 habitantes.

De acuerdo a estudios citados en el análisis del Banco Mundial, una de las principales causas del aumento de la violencia  han sido las disputas entre organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.

El homicidio de jóvenes se ha concentrado en el norte del país, según el informe. En el 2010, más de la mitad ocurrieron en cinco estados: Chihuahua, Sinaloa, el Estado de México, Baja California y Guerrero. Además, el uso de armas de fuego en homicidios juveniles casi se triplicó entre 2007 y 2010.

Paremos esta guerra, que el pueblo sufre y alguien gana.

—¿ Conoce usted a Pedro Páramo? — le pregunté.
       Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.
      —¿Quién es? —volví a preguntar.
      —Un rencor vivo —me contestó él.
Juan Rulfo
Por Octaviano Lozano Tinoco

El asesinato de cinco periodistas en México en lo que va del año; la violencia descarnada contra una familia que es asaltada en la carretera a Puebla, para robarles una camioneta, lo que ocasiona la muerte de un niño de brazos y la violación de una mujer y su hija; el terror que vive la población en Reynosa, Tamaulipas, por el enfrentamiento entre bandas de criminales; la captura en la Ciudad de México, sin un solo tiro, de Dámaso López, el Licenciado, y supuesto líder del narco que busca ser el jefe del Cartel de Sinaloa, y la campaña electoral del Estado de México, donde hay más dinero que ideas, van diseñando el espectro de lo que será el juego de poder que estaremos viendo en 2018.

Esta hecatombe patriótica que se avecina por la elección presidencial de ese año se complica más porque Estados Unidos y el gobierno fascista de Donald Trump estarán mirando a México y buscará echar un  fósforo para incendiar aún más la pradera.  

El país está en un desfiladero más de su historia, que no sabemos cómo podrá salir de ese gran problema, porque el cambio de poder por medio de voto sigue siendo una cuenta pendiente en el sistema político mexicano.

Además la violencia, el narco, la impunidad, la pobreza y descredito de la política y su clase, así como un sector empresarial cómplice, forman el caldo de cultivo para un escenario donde todo será posible.

Aunque sólo Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena, está en campaña, desde la sombra se empiezan a mover los otros “suspirantes”, tanto del PRI, como del PAN y del PRD.

El problema es que el escenario no es el adecuado  y los niveles de violencia se han desatado.

El mismo Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) ha reconocido, según recortes de prensa, que esos comicios  serán las más complicadas de la historia por dos factores: 1) la magnitud de la elección tras la reforma de 2014; 2) el desencanto en la democracia y la falta de confianza en las instituciones.

La INE estiman que para las elecciones de 2018 habrán 88.7 millones de potenciales electores, 9 millones más en comparación con 2012, lo cual implicará la instalación de 157 mil casillas en todo el país y la capacitación de 1 millón de funcionarios de casilla, lo cual representa 250 mil más en comparación con las elecciones intermedias de 2015.

En algunos lugares donde los grupos del crimen organizado son el verdadero poder, la violencia ha generado ya un número considerable de asesinatos de presidentes municipales, candidatos a gobernador y diputados federales.

El mismo López Obrador por medio de mantas en el municipio de Acolman, en el Estado de México, recibió una amenaza directa en contra de su persona.

Y bueno, se viene a la cabeza el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI, asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana, en la campaña electoral de 1994.

Por todo ello, creo que 2018 será para México el año en que vivirá en peligro.

El pueblo norteamericano no es culpable de la barbarie y de la injusticia de sus gobernantes, sino que también es víctima inocente de la ira de todos los pueblos del mundo, que se confunden a veces sistema social con pueblo.

Che Guevara

Por Octaviano Lozano Tinoco

Este 29 de abril Donald John Trump cumplió 100 días despachando en la Oficina Oval y el mundo ha sabido lo que es lidiar con el imperio “crudo y rudo”, sin el aderezo de política ni diplomacia, que te da el tiempo y la posibilidad de vender sueños a los pueblos.

Del extremo de un presidente afroamericano en Estados Unidos, ese país pasó a un ciudadano blanco, fascistas y racista, que como el personaje de la Chimoltrufia, de Roberto Gómez Bolaños, hoy dice una cosa y mañana otra. Aquí el peligro es que tiene los hilos de la principal potencia económica y militar del mundo.

Nadie creía que iba a llegar a la presidencia, por ser un político atípico. Sin embargo, desde el mundo empresarial y desde el espectáculo, Trump se abrió paso, con su peculiar estilo, en las filas del partido Republicano y  sorpresivamente logró su nominación como candidato. Luego llegó a la Casa Blanca en medio de la expectativa mundial. Las principales ofertas de campaña inquietan. Construir un muro a los mexicanos y que su gobierno debería pagarlo, lo que tensó la relación con un vecino del sur.

Sin embargo, Trump también golpeó otros frentes internacionales. En campaña estableció tensiones con Irán. Prometió destruir al Estado islámico (EI) y ordenó dos ataques a Siria -como respuesta al despliegue de armas químicas- y al terrorista EI en Afganistán.

La arrogante postura de Corea del Norte lo llevó a movilizar fuerzas al Lejano Oriente. Pero Trump ha tenido reveses y ha sido frenado por la institucionalidad de su país. Ha sido noticia cada día de sus primeros 100 y sigue creando expectativa.

Desde las redes sociales, especialmente Twitter, Trump intenta gobernar a la primera potencia del mundo, con sus declaraciones espontáneas.

Sus logros son ínfimos y tiene el menor nivel de aprobación de cualquier nuevo comandante en jefe desde la Segunda Guerra Mundial, que llega apenas a 40 por ciento.

Algunas de sus propuestas claves en cuanto a inmigración han sido frenadas en los tribunales y no ha cumplido con su promesa de revisar el sistema de salud, conocido como Obamacare, propuesto por el ahora expresidente Barack Obama.

El único logro del empresario ha sido la exitosa nominación del juez Neil Gorsuch a la Suprema Corte de Justicia –algo que ningún presidente había logrado en sus primeros 100 días desde hace 136 años.

Sus primeros días en el gobierno han estado plagados de controversia, por nombrar a su hija Ivanka y a su yerno Jared Kuchner en puestos clave de la Casa Blanca o por las acusaciones de posibles nexos de algunos de sus asistentes de campaña con Rusia.

Su promesa de construir un muro en la frontera con México se ha quedado atrapada en un debate sobre los gastos, sin apoyo de los demócratas y poco o nada de avances.

De esta manera Trump sigue gobernado, pero sin la certeza de cómo hará cumplir sus promesas de campaña, por lo que sus cuatro años en la presidencia se EU serán de una total incertidumbre y de sorpresa en sorpresa, que podrá en peligro a la humanidad entera. Ojalá la sociedad más sana de Estados Unidos pueda poner coto a su sinrazón y sólo cumpla un periodo al frente de la Casa Blanca.