Don Gregorio fuma la espuma del tiempo,
gangosas avispas devorando al viento.
Don Gregorio aspira tabaco del Mar
Víctor Toledo
Por Octaviano Lozano Tinoco
Las tragedias de la naturaleza que golpean al país: huracanes, lluvias torrenciales, socavones y terremotos han acaban con el patrimonio de miles de familias mexicanas, pero no logra cimbrar al sistema de corrupción e impunidad que gobierna al país, que sigue de pie y está indemne.
Prueba de que está hecho contra todo tipo de calamidades, sean naturales, económicas o políticas.
El maremágnum de solidaridad que está levantando al país con manos, alimento y cobijo, tras los recientes terremotos que golpearon a gran parte del país, se intenta inocular con la política de los partidos y el gobierno en vistas de las elecciones presidenciales del 2018.
Y llegó la política oficial de partidos y gobiernos para suplantar la organización de la sociedad, con el fin de hacerse del capital político que representa “ayudar” a los que perdieron todo.
Como primera medida, el presidente Enrique Peña Nieto entregó a la iniciativa privada las tareas de reconstrucción y propuso una mesa de coordinación con el sector empresarial con el fin de canalizar los recursos reunidos para la reconstrucción de las zonas afectadas tras los sismos de septiembre.
Dio a conocer que la reconstrucción, de acuerdo con cifras preliminares, superan los 38 mil millones de pesos.
En reunión con miembros de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y del sector empresarial, señaló que el gobierno federal no pretende administrar los recursos que ha reunido la iniciativa privada, pero sí puede orientar hacia dónde llevarlos para no duplicar esfuerzos, porque sabe dónde hay necesidades, casas, escuelas e inmuebles del patrimonio cultural afectados.
Sobre la reconstrucción en Oaxaca y Chiapas, dijo que se contempla un esquema de autoconstrucción. Pero afirmó que los damnificados no reconstruirán solos, tendrán asistencia técnica de Sedatu y del sector privado.
Explicó que se emitirá un bono cupón cero para que los estados puedan potenciar los recursos del Fondo para Atención de Desastres (Fonden) y esos recursos irán a monederos electrónicos que serán entregados a las familias afectadas.
¿Y en ese plan, dónde está la sociedad civil que se organizó para rescatar gente de los escombros, dar un abrazo y alimento caliente a los damnificados?
La han hecho a un lado y ahora los de siempre estarán en la mesa listos para disfrutado las grandes ganancias que dejarán los trabajos de reconstrucción y sobre todo pensando en la elección presidencial de 2018.
Los partidos, por su parte, intentan escapar al bulto de aportar sus grandes recursos para las campañas a quienes lo perdieron todo. Y tratar de que si es así, eso les signifique votos.
La miseria de la política cuando “no es mandar obedeciendo” y se conjuga sólo en las maneras de conservar y tener el poder. |